Disclaimer: Todos los personajes y situaciones que conozcan pertenecen a Akira Toriyama, el resto simplemente lo imaginé.

PRÓLOGO

Sintió el roce de una mano femenina removiendo levemente las sábanas. Con un rápido y felino movimiento asió la muñeca abriendo repentinamente los ojos para posar la mirada en unas negras y profundas pupilas que se clavaron en él un instante.

Sorprendida por lo repentino de su acción se zafó del agarre y salió corriendo de la habitación al tiempo que gritaba.

-¡Bulma, por fin se ha despertado!

Confuso oyó el sonido de aquella desconocida voz alejándose, no tenía la más remota idea de quién era ella y su presencia resultaba como mínimo desconcertante. Inspeccionó meticulosamente el lugar donde se encontraba, nada le resultaba familiar. La luz se filtraba entre los visillos reflejándose en las paredes color vainilla, aportando calidez a la pequeña y sencilla estancia. Un armario, un pequeño sillón junto a la cama sobre la que se encontraba y una mesita eran las únicas piezas que componían el mobiliario.

Trató de incorporarse, pero un fuerte dolor en su hombro derecho le hizo estremecer, apretando la mandíbula se recostó de nuevo desviando la vista hacia el vendaje. Cerró los ojos intentando recordar qué había pasado, no sabía cómo había llegado hasta allí ni por qué se encontraba tumbado en un lecho desconocido, con el cuerpo dolorido, la cabeza totalmente embotada y una enorme sensación de debilidad.

Una mujer de pelo azul entró en la habitación y aproximándose a la cama posó la mano sobre su frente. La asustada joven que segundos antes había huido despavorida apareció quedándose de pie junto a la puerta.

-Vaya, parece que la fiebre ha bajado, tienes suerte.

Miró directamente aquellos ojos azules tratando de incorporarse de nuevo.

-¡Será mejor que no hagas tonterías!- ordenó retirando la mano bruscamente y dando un paso atrás.

Haciendo caso omiso de sus palabras se incorporó sentándose en el borde de la cama un instante antes de levantarse. Apenas estuvo de pie, su visión se nubló y todo comenzó a moverse a su alrededor, tambaleándose logró sentarse antes de caer al suelo.

–Ya te lo dije. Todavía estásmuy débil, no deberías moverte o tus heridas se abrirán de nuevo- Sin dejar de hablar se inclinó sobre él ayudándolo a recostarse nuevamente – mi nombre es Bulma- desveló con frialdad mientras acomodaba las mantas – y ella es Chichi- dijo desviando la vista a la mujer de ojos negros - Fue ella quién te encontró.

Él clavó los ojos en la inmóvil figura de pie junto a la puerta tratando de reconocer, sin éxito, algún indicio de lo sucedido. Todo continuaba borroso en sus recuerdos.

-¿Dónde estoy?- acertó a preguntar recuperándose un poco del repentino mareo.

-¿Acaso no lo recuerdas? - contestó enojada- Estás en Raise.

Forzó su memoria un poco más, algunas imágenes fueron tomando forma en su hasta ahora dormido cerebro. Raise, el impresionante planeta de cielo azul que le había cautivado nada más salir de su nave. El verde y fértil paisaje, la vida brotando exuberante por doquier. No había visto jamás algo así. Lástima que el ambiente se impregnaría pronto del horrible sonido de la batalla y el olor óxido de la sangre. Nada escapaba al desolador avance del ejército saiyajin.

-Mi unidad, ¿qué ha sido de mi unidad?- interrogó angustiado ante los primeros destellos de lucidez.

-Veo que empiezas a tomar conciencia de la realidad. –La respuesta estaba cargada de resentimiento y no solo en el áspero tono de su voz sino también en sus azules pupilas que refulgieron coléricas -Esos bárbaros han arrasado casi todo el sector oeste del planeta. Nosotras logramos ocultarnos en el sector norte. Es donde vivimos. Nadie viene a este lugar, la vegetación es demasiado frondosa y debes conocer muy bien los caminos para no perderte entre los bosques. Tenemos suerte sino a esta hora estaríamos muertas, al igual que tú- El rencor era evidente en cada una de sus palabras, sustentado además por una gélida mirada -Agradece a Chichi el estar vivo, si por mi fuera, habría dejado que te desangraras en mitad del campo, es lo que mereces tú y el resto de tu raza.

-¡Bulma!- interrumpió la mujer de ojos negros que hasta ese momento se había mantenido en un segundo plano- por favor, está herido, no creo que sea conveniente.

-¡¿Crees que no es conveniente?!- exclamó fuera de sí encarándola- ¡Estos malditos saiyajins han acabado con la mitad del planeta y tú no crees conveniente que les recrimine por ello!- elevó el tono de su voz –No debí hacerte caso, seguramente nos matará apenas se ponga bien, suerte que para entonces ya estaremos lejos de aquí. Cuídale si quieres, yo tengo muchas cosas que hacer- Con una mirada de profundo odio fijó su vista en él antes de marcharse murmurando palabras ininteligibles.

Observó la compungida expresión de la mujer llamada Chichi que se aproximaba a la cama clavándole una dulce mirada. Sonrió.

–No debes hacerle mucho caso a Bulma, está enfadada y nerviosa. Siempre se pone así cuando trabaja demasiado, lleva días intentando reparar la nave para poder marcharnos. – Explicó tranquilamente como si él supiera de que la estaba hablando. Acercándose a la mesa tomó una jarra vertiendo parte del contenido en un vaso - Debes tener sed- dijo ofreciéndoselo.

Hasta ese momento no lo había notado pero su boca reseca y pastosa era prueba suficiente de que tenía razón. Tenía sed, mucha sed. Seguramente provocada por la fiebre. Ingirió por completo el contenido y ella le sirvió más.

–Gracias- murmuró una vez se hubo saciado.

-No hay de qué- respondió meditando sus palabras antes de hablar, como decidiendo si era o no conveniente hacerlo – Yo sé que no es verdad- murmuró suavemente. La miró confundido, sin saber a qué se refería -Sé que no vas a matarnos- continuó - Lo vi todo –pausó mirándolo intensamente mientras se sentaba en el sillón que había junto a la cama. -Vi como aquel saiyajin te hirió por tratar de defender a aquellos hombres…- El silencio se hizo entre ambos mientras la niebla comenzaba a disiparse en su mente, mostrándole por fin la realidad.

"Despertó entre la chatarra, el sol estaba ahora muy alto, no podía calcular con exactitud el tiempo que llevaba inconsciente pero debía ser mucho. Al parecer no había introducido correctamente las coordenadas de aterrizaje en el panel de control, por lo que su nave se estrelló estrepitosamente contra el suelo haciéndole perder el conocimiento debido al fuerte impacto. Miró el destrozado e inservible vehículo, el golpe había sido terrible. Masajeó cuidadosamente su dolorida cabeza, se sentía espantosamente mareado y un poco confuso.

Oteó el horizonte en busca de sus compañeros. Ni rastro de ellos. Esforzándose por localizar sus kis, los percibió al oeste, lejos de él. Rápidamente se elevó en el aire dirigiéndose hacia ellos. El paisaje era hermoso y una brisa suave acariciaba su rostro llenando el ambiente de un agradable olor a tierra mojada. Se sintió muy extraño.

Descendió caminado entre los árboles para reencontrarse con su unidad. Los gritos de desesperación y angustia llegaban hasta sus oídos removiendo sus entrañas. Súbitamente se topó con un grupo de nativos ocultos tras los matorrales. Forzó una malévola sonrisa en sus labios mientras se aproximaba a ellos. El aterrado rostro de aquellas personas se fijó en su mente, temblaban de miedo y sus ojos eran una callada súplica por la vida que en unos momentos les sería arrebatada. De nuevo retumbaron en sus oídos los espantosos lamentos de dolor. Sacudió su cabeza intentando enfocar su pensamiento mientras el olor de la sangre se filtraba en su nariz provocándole arcadas. Caminó hacía las que serían sus víctimas sin poder apartar la vista de aquellos cuerpos agitándose involuntariamente. Levantando uno de ellos por el cuello, intentó cerrar su mano para asfixiarlo y sentir como se esfumaba su último aliento, pero esta no respondía, simplemente no podía hacerlo. Un nudo en la boca del estómago lo paralizó, por primera vez tomó conciencia de lo que significaba matar.

Un rayo de ki atravesó el aire y pasó rozándolo al tiempo que una terrible voz lo sacaba de su ensimismamiento.

-Siempre tengo que ocuparme de todo. Llegas tarde Kakarotto, ¿Se puede saber qué diablos estás haciendo?

El hombre entre sus manos dejó de sacudirse en el aire mientras su cabeza caía muerta y la herida recién abierta en el pecho goteaba tiñendo de rojo el verde de la hierba. El calor que aún emanaba quemó sus palmas. Lo soltó con repulsión mirando con horror las vacías palmas de su mano.

Despacio se giró enfrentando los ojos fieros y satisfechos de su compañero con una expresión de verdadera angustia en su rostro. Horrorizado vio como formaba una nueva bola de energía dispuesto a lanzarla contra aquellas indefensas criaturas. Sin entender el porqué de sus actos se interpuso recibiendo el fuerte impacto. Su cuerpo cayó inerte al suelo grabando en su retina la imagen de toda aquella barbarie."

Ella lo miró adivinando sus recuerdos:

-El otro saiyajin los mató apenas llegaste al suelo- rebeló en apenas un susurro, evocar aquellos sucesos dolía intensamente.

Él hablo susurrando tristemente:

-No sirvió de nada.

Clavó la vista comprensiva en sus apesadumbrados ojos negros llenos de culpa.

-Sirvió para que te liberaras- y dicho esto sonrió de nuevo levantándose – Prepararé algo de comer. Estarás hambriento- anunció sencillamente dándole la espalda y saliendo de la habitación.

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Raise: El mundo o vida siguiente

Nota de la autora: Esté es mi primer fic, un UA con mi pareja de anime preferida Bulma y Vegeta. Ha supuesto un gran esfuerzo, así que espero que haya gente que disfrute leyéndolo igual que yo lo he hecho escribiéndolo. Gracias de corazón a las dos personas que lo betearon y me ayudaron a sacar esta historia adelante sin ellas no hubiera sido posible.