Los personajes no son de mi autoría. Derechos reservados a su autor, el señor Akira Amano.

And they will be loved forever

First Fire

Tsuna cumple con su primer amigo cuando tiene cinco y medio, cuando están visitando Italia. Él está aferrado a la falda de su madre, mirando a su alrededor con curiosidad tímida cuando ve a su padre acercarse con un anciano y algunos muchachos en sus talones. Siente un pequeño hormigueo en su interior pero no entiende exactamente lo que es, salvo que no es algo malo.

— Ella es mi preciosa esposa Nana—Iemitsu la presenta con una sonrisa tan boba como llena de orgullo— y mi pequeño y lindo hijo, Tsuna-atún.

Nana se ríe y se presenta con una sonrisa dulce, empujando suavemente a su hijo para que haga lo mismo. Él chirría un poco al ser blanco de las miradas pero logra un "hola" antes de volver a esconderse detrás de su única fuente de seguridad. Mamá es quien espanta los monstruos por las noches y lo besa después de caerse, así que es obvio que buscase consuelo ante tantos extraños. Con ella todo está bien.

Los adultos se ríen. "Adorable" es lo que dicen, -Iemitsu más que nadie- antes de entrar en una conversación agradable mientras incitan a sus hijos a hablar entre ellos. Enrico, que es el mayor según las presentaciones, hace una mueca desdeñosa y entabla rápidamente una charla con sus otros dos hermanos, todo en italiano. El último de ellos, que parece el más miedo, simplemente resopla y finge que no hay nadie allí.

Hasta que Tsuna se acerca, vacilante y un poco adormecido, como si estuviese siendo empujado hacia el chico por algo más fuerte que sí mismo.

— ¿Qué es lo que quieres, pequeña basura?—Xanxus gruñe, mirando al mocoso esponjoso cada vez más cerca de invadir su espacio personal. Sus manos están picando por sus hermosas armas, principalmente porque no tiene ninguna gana –ni paciencia- para aguantar la maldita reunión. No le importan ni la mujer ni el niño, diablos, ni siquiera Iemitsu o el viejo; no, su problema es con los tres retretes que se hacen llamar medios-hermanos que si no se callan pronto va a pegarles un tiro –o lo más posible: arrojar el florero de mármol a su alcance.

Tsuna parpadea, sobresaltándose ligeramente por la brusquedad. Sin embargo, él persevera— Umm…—mordiéndose el labio, no sabe cómo explicar que algo en su interior le está diciendo a acercarse, a tomar la mano más grande entre las suyas y simplemente… quedarse con ese chico que parece a su mamá cuando papá no vuelve a casa y a Tsuna cuando se sienta en el parque y no tiene a nadie con quien construir castillos de arena. (Un poco de tiempo después aprendería que eso es la soledad.)

Tomando una decisión precipitada –que espera que no le traiga mucho dolor, Tsuna acorta la distancia con valientes pasos y rodea la mano más grande con sus pequeños, cálidos dedos y esboza la misma sonrisa que da a su madre cuando la encuentra limpiándose las lágrimas— T-todo está bien—balbucea al adolescente sorprendido, congelado— Tsuna está para ti.

El mundo parece desdibujarse para Xanxus en el mismo momento que la piel extranjera entra en contacto con la suya. Nadie ha tenido tal atrevimiento como la pequeña basura frente a él y por el más efímero milisegundo siente la necesidad de empujarlo lejos y correr, porque no puede ser real. Pero entonces el calor inunda su cuerpo y se encuentra flotando en un océano intenso y caliente. Sin siquiera pensarlo él estira su otra mano y tira del niño entre sus brazos. Él solo quiere más.

Tsuna sonríe, feliz de que haya funcionado, e ignora el silencio súbito de la sala en favor de devolver el abrazo como puede. Se siente bien poder ayudar al chico –aunque sea un extraño, que en realidad no se siente así-, y espera que pueda sonreír. Su mamá siempre se ve hermosa después de una sesión de mimos, cuando sonríe tan sinceramente y todo está bien en su mundo.

Ambos están demasiado ocupados para notar la llama naranja que se entrelaza entre ellos y mientras la expresión de Iemitsu se abre en el primo horror, los ojos de Nono son demasiados sorprendidos y los tres chicos más grandes no pueden ni siquiera comenzar a creerlo, Nana sonríe.

— Ara~ Tsu-kun es tan dulce—arrulla—, me alegra ver que ya tiene un amigo.

No. No. No. El jefe del CEDEF niega desesperadamente en su mente, porque no hay forma de que su pequeño, inocente Tsuna-atún pueda haber armonizado con el hijo más asesino y violento de Nono— ¡No!—él no puede evitar gritar— ¡Tsuna, apártate!—él va a separarlos rápidamente, antes que el vínculo se haga más fuerte y su hijo esté en peligro si son quitados pero en un movimiento mucho más rápido de lo que habría esperado se encuentra frente a un cañón de un arma apuntado a su pecho.

— Un paso más y te voy a hacer pedazos—Xanxus silba, sosteniendo al niño apretado junto a su pecho. No hay manera en el infierno que va a estar soltándolo en el corto plazo. El mocoso es de él de ahora en más y va a volar la cabeza de quien sea si hace el más mínimo paso equivocado. Se trate de su mismo padre o no, a la mierda.

— Iemitsu, Xanxus, contrólense—tono de voz cálido de Nono es ahora duro, correspondiente a un jefe Vongola en su intento de calmar la situación. Pero como todo parece que va a estallar en cualquier momento, añade—, están asustando a Tsuna-kun—señala, más suavemente, llevando la atención al niño encogido y aferrado ahora en el miedo a la capa negra de su cuarto hijo.

— Querido—Nana llama en voz baja, poniendo una mano sobre el brazo de su esposo con ojos tranquilos pero firmes—, ¿por qué no dejamos a los niños seguir jugando y seguimos en un lugar más tranquilo?—sus dedos finos, frágiles se clavan en su antebrazo—, así podemos hablar sobre esto.

Interiormente, Iemitsu se encoge, sin saber cómo puede desviar la conversación con la mujer que ama -y el jefe de la famiglia que eligió seguir- acerca de lo que realmente acaba de pasar y porqué está tan en contra de ello. Nono asiente a la sugerencia, enviando una mirada a sus tres hijos que rápidamente los hace desaparecer. (En menor medida o no, siguen teniendo intuición. O sentido común.)

Ni lento ni perezoso Xanxus alza al mocoso y se va, Tsuna agitando su mano en dirección a sus padres, la cabeza apoyada sobre el hombro del adolescente. Es un poco extraño, porque recién acaba de conocer al chico –ni eso- y sin embargo, se siente completamente a gusto con él. Acurrucándose, Tsuna cierra los ojos y se deja arrullar por la candidez y la seguridad.

Hermosa llama pura de Tsuna brota como un torrente sobre el mayor, como una manta que cobija a ambos e insta a la llama roja a salir y rodearlos a su vez. Son como un volcán activo, por la forma que el calor emana de ellos, pero ninguno parece molestarle en lo más mínimo. Algunos sirvientes que los ven se asustan -¿secuestro?- antes de sentir la llama más cálida y suave que los dibuja hacia ellos, solo para ser repelidos con fuerza por la más violenta.

Ah, lo que una cosa curiosa que es una llama. Principalmente la más rara de todas: el cielo, que se expande y lo contiene todo, incluso a su mismo elemento. (O no. Un cielo podía tanto amar… como querer despedazar a otro, después de todo.)

Tsuna no pregunta donde lo está llevando y Xanxus no dice nada tampoco, hasta que se da cuenta de que el silencio es porque el niño está dormido. Cualquiera diría que está drogado, y a juzgar por las miradas de los sirvientes eso es justamente lo que están pensando. Basuras de mierda, él se queja en su mente, acomodando mejor a Tsuna entre sus brazos.

La "pequeña basura" es diminuto, incluso más de lo que le podría haber parecido, todo esponjosidad y mejillas regordetas. Xanxus no va a decir que "es lindo" ni "adorable", no, ni en un millón de años. (Ahí que lo piense es otra cosa. Nadie podría saber, ¿cierto? –Aunque hay varios rumores sobre ese Arcobaleno Sol)

Después de atravesar un par de jardines finalmente llegan al lugar, en el tiempo justo para que Tsuna vuelva a la consciencia.

Bostezando, parpadea un poco y mira a su alrededor con confusión— ¿Dónde Tsu-kun está…?

— La Varia Base.


— Es mi hijo—Iemitsu susurra con dureza, los ojos como dardos en la figura del Noveno—, mi pequeño hijo civil. ¿Cómo puede…?

Nono sonríe pero sus ojos son fríos— Y Xanxus también es el mío. Es un chico espinoso pero difícilmente es tan malo como estás queriendo pintarlo, Iemitsu—entonces continúa, señalando que el rubio parece haberse olvidado de la presencia de su esposa en su exaltación, ¿o es Nana realmente tan buena en desaparecer?—. Además, tú y yo sabemos que algo como esto podía pasar. Las llamas de Tsunayoshi tienen una pureza superior y ha estado emanándolas desde que llegó, probablemente desde antes. No es ni culpa suya ni de mi hijo que sus llaman hayan decidido que son las más compatibles.

Murmurando para sí, ojos azules de Iemitsu miran en resignación— Hay que sellarlo entonces. Es la única forma que Tsuna pueda tener una infancia normal.

No es una respuesta que alegre al anciano— Iemitsu, sabes las consecuencias de sellar una llama tan fuerte en una edad tan temprana. Comprendo tus sentimientos como padre pero no me parece una opción que asegure la felicidad del joven Tsunayoshi.

Cruzando los brazos, el hombre gruñe— ¿Entonces qué es lo que sugieres? ¿Dejar a mi hijo aquí, que se contamine con la mafia—con tu mocoso desquiciado—…? ¡He hecho muchos sacrificios para que tanto él como Nana…!—su boca se cierra y muy lentamente se gira hacia su derecha, justo en dirección a su silenciosa esposa— ¿Nana…?

— Iemitsu—son contadas las veces que ella se ha dirigido a su esposo con su nombre y todas son "no-no"—, siempre he respetado tus secretos, a pesar de todas las cosas, porque sé que no tenías más que nuestra seguridad en mente. Pero esto, de "sellar" a Tsu-ku… Nono-san, ¿cuáles son las consecuencias que traería?—pregunta, una seriedad poco habitual en su tono. Se trataba de su bebé, después de todo.

Suspirando, el Noveno explica— Las llamas están intrincadamente relacionadas con el desarrollo de las personas, Nana-san, sobre todo con alguien que tiene la llama activa como su hijo. Si se llegase a sellar las llamas de Tsunayoshi—su ceño se frunce—, no tengo duda de que crecería con el equilibrio mínimo para sobrevivir y la cabeza embotada, impidiendo su correcta educación.

Ojos de Nana crecen anchos como el jefe termina y sin una palabra ella se vuelve hacia su marido— ¡Iemitsu! ¡¿Cómo te atreves a siquiera pensar en hacer eso a Tsuna?—las lágrimas acuden pero la ira y la confusión prevalecen. Su precioso, dulce bebé… ¿en qué está pensando su marido?

— Nana, escúchame, por favor—el rubio alza ambas manos en señal de calma—, solo estoy preocupado por nuestro hijo. Tanto él como tú pueden resultar heridos si no actuamos ahora. Mientras más tiempo pase más fuerte será el vínculo entre Tsuna y Xanxus.

— ¿Y cuál es el problema?—ella interroga— Xanxus no parece un mal chico. Yo lo vi. Sostuvo a mi hijo como una pieza de porcelana china y Tsuna—su expresión se suaviza—, no lo he visto sonreír así desde hace tiempo—admite, sintiéndose culpable por haber visto antes la diferencia entre las sonrisas de su niño.

Haciendo una mueca, Iemitsu envía una mirada suplicante hacia su jefe, quien encuentra repentinamente interesante una de las viejas pinturas. Suspirando, coge la mano de su esposa y mira directamente a sus bellos ojos— Solo quiero que ambos estén protegidos y felices.

Nana sonríe, porque es el hombre al que ama a pesar de todo, y aprieta suavemente devuelta— Lo sé, querido, y te estoy muy agradecida por todo tu esfuerzo. Pero Tsu-kun tiene derecho de crecer en un muchacho impresionante como su padre, sin ningún obstáculo impuesto por su propia familia—recuerdos lejanos arañaron su mente pero los espanta a favor del presente, y del futuro—. Te prometo que estaremos bien.

Su determinación derrumbándose, finalmente asiente a regañadientes— Muy bien—pero él estaría vigilando de cerca al cuarto hijo, muy de cerca. No era el jefe del CEDEF por nada, después de todo. Como Nono termina una repentina llamada, un pensamiento atraviesa su mente entonces—. Nono, ¿a dónde llevó Xanxus a nuestro hijo?—su intuición araña su vientre, como un gato molesto.

Con una mueca, el hombre admite— En la base Varia.

Como Iemitsu retoma y suma puntos a su opinión de que todo era un grave error, -un mocoso asesino es una cosa, una banda de psicópatas es otra- Nana ladea la cabeza y cuestiona— ¿Varia? ¿Es algo relacionado a tu trabajo, querido?—una sonrisa suave se desliza por su rostro—. Ah, sobre eso…

Iemitsu se encoge ante la mirada de su esposa y de un momento a otro se encuentra repentinamente solo.

Nono no ha llegado a ese punto de su vida para no saber cuándo escapar, después de todo.


No pude evitarlo. No después de leerme como dos veces Turning Point, de 27x18, de cual saqué la inspiración de la armonización Xanxus/Tsuna. Está en inglés, y si no la han leído por ahora les recomiendo que vayan y lo hagan. Google traductor existe para algo, después de todo, aún si es algo como una mierda xD

Por supuesto que la historia tendrá mi propio toque personal, mi propio argumento y desarrollo. Meh. Si no, no tendría gracia :/

En fin, díganme que les parece y si hay algo que les gusta más o algo para mejorar. ¡No se corten! ;) Pero obviamente sin olvidarse que somos seres civilizados y el respeto y la educación deben ser la norma. :D

¡Saludos a todos los lectores! Muchas gracias por tomarte el tiempo de llegar hasta aquí. Son lo mejor.