Era un día como cualquier otro para la profesora Matoi, un día en el cual le era muy difícil manejar sus tiempos para lograr revisar todas las evaluaciones, que ya había realizado, en el tiempo estimado.
Era bastante evidente que aun le era demasiado complicado acostumbrarse a todo lo que debía de enfrentar, puesto que, aunque ya llevara algunos meses, aun era la primera vez que efectuaba tal trabajo desde que habría salido egresada de la Universidad.
Era una suerte que su padre le hubiera facilitado de alguna forma encontrar trabajo en aquel sitio, principalmente porque conocía a alguien que ya formaba parte del lugar desde hace bastante tiempo, sino era muy posible que aun estaría sin alguno y debería de haber recurrido a seguir trabajando en la pequeña librería de su padre, no obstante, ahora parecía haber sido una mejor idea haberse decidido por trabajar en la librería que el encontrarse trabajando en la mismísima Academia Hounnoji. Uno de los lugares más exigentes y prestigiosos del país, un lugar donde se impartían clases desde primaria hasta la secundaría e incluso llegaba a impartir bachilleratos para quien lo necesitara, buscando de que esa manera se pudiese lograr que sus alumnos se desarrollaran en el mejor de los ambientes y fueran importantes personas en el futuro, por nada era uno de los centros educativos más prestigiosos de todo el Japón.
Por esas razones era notable que en sí no tenía el permitido mandar todos aquellos papeles a la mierda solo porque si, pues eso significaba que, además de llegar a ser regañada como nunca por su padre, ya no podría tener aquel cheque tan jugoso que terminaba recibiendo al final de cada mes al hacer un buen trabajo y recibiendo un bonus al cumplir todas las metas impuestas. Siendo la razón principal del porque estaba ahí y no se iba, aun con todo lo que podía llegar a quejarse.
Ryuko golpeo su cabeza contra su escritorio, repleto por completo de papeles, para dar un gemido de frustración. Estaba muy estresada, aunque no eran las primeras evaluaciones que había realizado ni tampoco revisado, realmente sentía que no podía con todo aquello, para ella aun era bastante "jodido" tener que revisarlas, puesto que, eran demasiadas como para que pudiera revisarlas dentro de aquel tan poco tiempo que le habían asignado. Posteriormente debía de ya comenzar a desarrollar el siguiente examen que sería efectuado en alrededor de dos meses más, pero ya necesitaba tenerlo casi en su mayoría completo para poder cumplir con los tiempos que le exigían, para que aquel examen pudiera alcanzar a ser revisado por los encargados del tema, luego realizarse los cambios necesarios cuando le fuera devuelta y que finalmente así estuviera en condiciones optimas para su realización. Realmente con todo eso y otras cosas necesarias terminarían pasando los dos meses casi volando, tomaría el examen, debería colocarles una calificación, y así volver a repetir el proceso una y otra vez.
Cerró los ojos por unos momentos, no debía pensar tanto en lo que debía de hacer, verdaderamente le hacía mal darle tantas vueltas al asunto si de igual manera terminaría haciendo todo.
La mujer en el escritorio de al lado no pudo evitar el observarle ante el fuerte ruido que había hecho la cabeza de su colega al golpear la mesa, alzando levemente una de sus espesas cejas, claramente sin comprender el actuar contrario. –Matoi, por favor, puedes controlar tú comportamiento, no es demasiado lo que debes de realizar–Dijo para devolver su mirada a lo que se encontraba revisando, seguramente algún examen de algún alumno, y mientras, de vez en cuando, con sus finos dedos escribía en su computadora portátil.
–Solo cállate, Kiryuin–Ryuko mantuvo su cabeza apoyada en la mesa mientras decía aquello, poco le importaba lo que la otra mujer le dijera, solo era una tipa molesta que no le ayudaba para nada a sentirse mejor. –No todos somos una súper mujer que obtiene sus poderes multitareisticos de sus propias cejas para lograr hacer tanta mie...–Se mordió la lengua, era algo molesto para ella pero debía controlar sus insultos al máximo, al menos dentro de todas las instalaciones que abarcaban la Academia. –Tantas cosas a la vez y además a tiempo–Finalmente levanto su cabeza de la mesa dejando en evidencia aquel ceño fruncido que ahora adornaba su rostro.
–Multitareisticos ni siquiera es una palabra, Matoi–Le dijo Satsuki quien se encontraba más concentrada en ordenar los exámenes que acababa de darles una clasificación.
Ryuko se señalo a sí misma con el pulgar de su mano derecha. –Yo soy profesora de Matemáticas, y deberías de tener claro que eso significa que yo sé de números no de palabras–
–Pues es muy evidente que te sería de gran ayuda si aprendieras un poco acerca de ellas–Deteniéndose a observar la hora en el reloj que tenía en la muñeca para proceder a levantarse de su asiento. –Es posible que con ello pudieras mejorar y volverte una persona más integra–Apagando su portátil para terminar guardándolo, en un bolso blanco, que actualmente reposaba encima de la mesa.
–Pues es muy evidente que no me importa, no deseo ser una barra de cereal integral o a lo que sea que te refieras, así que deja de jo...–Volviendo a morderse la lengua, le era complicado no poder insultarla de "buena manera". –Molestar al respecto cejona–
Satsuki frunció el entrecejo, ante el molesto apodo dado por la otra profesora, prácticamente, desde el primer día en que se conocieron.
–Matoi trata de dejar los molestos apodos de lado y también podrías aunque sea un poco comportarte más conforme a lo que eres, una adulta cuyo deber es enseñar a unos jóvenes, y además dentro de lo posible, debido a tus capacidades, darles un buen ejemplo de cómo una persona se debiese de comportarse de manera correcta dentro de una sociedad–Sin más, tras decir aquello, la profesora Kiryuin procedió a tomar lo necesario para su siguiente clase y salió de esa habitación, donde todos los maestros se reunían a pseudo descansar, pero no por el hecho de que el sitio fuera un lugar incomodo, muy por el contrarío era una habitación bastante amplia con ciertas comodidades, las cuales muy posiblemente que no se encontrasen en ningún otro sitio similar, el estrés colectivo era en definitiva algo que tendía a arruinar el ambiente especialmente cuando las fechas límites establecidas por la directiva se hallaban muy cercanas.
Ryuko la observo irse, para luego seguir con lo que estaba haciendo hasta que ya fuera hora de que su próxima clase comenzara.
No le agradaba para nada la mujer de más edad y con más experiencia como docente, a su parecer era demasiado arrogante y creída pues siempre por la forma en que actuaba era como, al menos a su parecer, "Mírame soy mejor que tú en todos los aspectos posibles". Definitivamente no le agradaba y en él jamás de los jamases le iba a llegar a simpatizar una persona con una personalidad tan de "mierda" como esa.
Por eso mismo agradecía que poseyeran horarios que diferían bastante y le permitían no verle tan seguido, en especial por el hecho de no tener que toparse con ella en la misma entrada de alguna aula de clases, principalmente porque en el último tiempo se estaba volviendo un tanto incomodo, debido al hecho de que en casi todas las aulas en las que había llegado a ocurría tal situación, una gran cantidad de estudiantes se asomaban a mirar por las ventanas, parecía que se encontraban esperando a que sucediera algo pero difícil era especificar el que.
« ¿Acaso esperaban que le diera un golpe en toda la cara? Y aunque eso fuera algo muy tentador de hacer no era posible, lo siento niños pero aun no quiero perder el trabajo a pesar de que lo odie bastante, además que si lo hago ahora mi padre me patearía por eso...», Sacudió la cabeza un poco, queriendo alejar esos pensamientos para intentar volver a concentrarse en lo que se supone que debería de ya tener revisado dentro de unos pocos días más, dio un suspiro al recordarlo.
Dirigió su mirada al reloj que se encontraba en una de las paredes de la habitación.
–¡Demonios!–Estaba casi unos diez minutos tarde. Todo por haberse colocado a pensar en tonterías en lugar de trabajar o de recordar bien cuando era el momento en que comenzaba su clase y debía de levantar su culo de esa silla.
Se levanto de su escritorio, golpeándose en el proceso pero no había tiempo para lamentarse, debía tomar todo lo que consideraba necesario y que además podía llevar en sus brazos para poder partir lo más rápido, que su cuerpo le permitía, al aula correspondiente a tal hora.
Las demás personas en aquella habitación, ni se inmutaron ante el escándalo por parte de la contraría al momento de marcharse pues ya era prácticamente una mala costumbre por su parte.
–Recuerden que ante cualquier duda que tengan pueden preguntarme–Ryuko se sentó tras aquel escritorio frente al aula, tras decir tales palabras.
Tal vez podría terminar finalmente con todo el trabajo que tenía pero aquello sabía que era una situación imposible, ya que, de seguro alguno no habría captado muy bien como realizar aquellas ecuaciones, irían a preguntarle y terminarían consumiendo todo aquel tiempo, aunque realmente no le molestaba es más le agradaba poder ayudarlos en todo lo que podía aunque algunos estudiantes no apreciaran aquella ayuda. Cabía agregar que poseía horas libres en las cuales muy fácilmente podría terminar lo que debía terminar y comenzar con lo otro, también podía usar el tiempo que tenía cuando llegaba a casa, ahí malgastaba más que nada su tiempo, así que no había problema alguno para ayudar a quien lo necesitara.
Pasaron los minutos y ninguno había pedido ayuda, ¿No estarían haciendo los ejercicios? o ¿Los habrían comprendido a la perfección?
No, eso era imposible, a veces incluso el más listo llegaba a tener dudas. No quería tener que verificar aquello pero si después les iba mal por no hacerlos, la culparían a ella por aquel, posible, desastre académico.
Levanto la vista de su escrito para observar a los estudiantes. Estaban haciendo lo de siempre, algunos desarrollando la tarea que les había dado y otros simplemente realizaban cualquier otra actividad que no fuera eso. También era posible que le preguntarán más tarde cuando, si es que, llegaba a realizar algunos en la pizarra, entonces solo se estaba preocupando por nada, por lo menos eso le facilitaba las cosas, podría terminar su trabajo muy pronto y ahorrarse los problemas innecesarios. –Profesora–Haya iban esas esperanzas.
–¿Qué sucede Akemi?–
–Uhm… Esto…–
–Vamos, no tengas miedo, puedes preguntar lo que quieras, yo no muerdo–
–Bueno… ¿Usted sale con alguien?–Varios alumnos del aula parecían haber detenido sus actividades para poder escuchar la respuesta de tan inesperada pregunta, muy fuera de contexto.
¡¿Qué?! Esos jóvenes no tenían acaso nada mejor que preguntarle ese tipo de cosas, sí que lo había, la tarea que les había encomendado no hace mucho. Joder, acaso debía de haber especificado que podía responder cualquier duda pero solo con respecto a la asignatura… A la otra debía ser más específica al respecto.
–No, ¿Por qué la pregunta?–Intentando que su voz sonara lo más neutra posible, estaba un tanto molesta.
–¿Uh? Eh…–Miro por un breve instante a la otra persona que le había acompañado con nerviosismo, como si no supiera muy bien que responder. –¡Por nada, por nada! Solo curiosidad…–La joven rasco su propia mejilla.
–¿Usted y su compañera tienen alguna otra duda que no tenga que ver con mi vida personal?–
–No, lo lamento Profesora Matoi–
–Está bien, pueden volver a sus asientos–Devolvió su vista a los exámenes frente a su persona para intentar seguir revisándolos como si nada de ese incomodo momento, nunca hubiera pasado.
A parte de la extraña pregunta hecha la clase transcurrió con suma normalidad, al final por suerte los próximos quienes fueron a preguntarle solo eran sobre pequeñas dudas que tenían con ciertas partes de un ejercicio en especifico que termino explicando en la pizarra para que hubiera definitivamente una mejor comprensión de la materia.
El tintinear de las campanas resonó dentro de la pequeña tienda y como si de un hechizo se tratase había invocado a un hombre de edad avanzada, al menos así lo parecía por su aspecto, a aparecer velozmente en el mostrador de aquel lugar rebosante de libros. –Oh, eres tú Ryuko, ¿Cómo te fue?–
La susodicha levanto su mano en forma de saludo. –Hola papá, del asco como siempre–Pasando hacia atrás del mostrador, a la parte trasera de la tienda para subir por las escaleras que se encontraban ahí.
–No deberías quejarte tanto, tú y solo tú decidiste ser profesora, así que acepta las consecuencias–Su padre la siguió mientras le hablaba.
Ryuko abrió la puerta al final de las escaleras. –En realidad yo no elegí realmente trabajar en ese lugar de mierda–Dijo para entrar en la modesta casa que en aquel lugar se encontraba. No era una casa muy grande, espaciosa u ostentosa pero para sus habitantes aquello no era una molestia, puesto que, no eran más que dos personas que realmente no necesitaban demasiado para poder llegar a vivir con un cierto bienestar.
–Tú aceptaste cuando te ofrecí aquella opción, así que en teoría si elegiste–
–¡Es que no me diste ninguna otra jodida opción más!–No admitiría nunca que de alguna forma hubiera preferido trabajar en la librería, se adentro en su habitación para dejar sus cosas prácticamente tiradas en el pequeño escritorio que ahí se encontraba, para luego recostarse sobre su cama.
–Joder, eres una malagradecida, tienes un buen sueldo y aun así te quejas, ¿Quién te entiende?–Isshin Matoi negó levemente con la cabeza, a veces le era muy difícil llegar a comprender en que rayos podía llegar a estar pensando su hija. Dio media vuelta y volvió con lo que estaba preparando en la cocina antes de que su hija llegara.
La morena revolvió su cabello para lograr con tal acción que su mechón rojo volviera a ver la luz, no le gustaba nada tener que ocultarlo pero así debían de ser las cosas en el mundo de los adultos, y en definitiva esa era su mejor opción, además de aquella que no le agradaba mucho pues consistía en tener que teñirla del mismo tono que el resto de sus cabellos, de seguro antes terminaría muerta que tener que recurrir a esa medida que le parecía demasiado extrema.
Tomo su teléfono del bolsillo del abrigo que aun llevaba puesto, ni siquiera se había tomado la molestia de quitárselo.
[Hey, Mako]
[Hola Ryuko, ¿Cómo os baila la vida el día de hoy? c:]
[Horrible, ¿Y a ti? :V]
[¡Bien! (ᗒᗜᗕ)՛̵̖ Papá salvo a 2 personas de 5, es un nuevo récord :D ¿Y por que baila horrible? :O]
[Felicitaciones x'D Pues ya sabes lo mismo de siempre]
[¿Mucho trabajo y esa señora cejas que no te agrada? :c]
[Sí, además un alumno se me acerco y me pregunto si tenía pareja. Eso fue jodidamente extraño Mako]
[Σ(゚д゚)¿Acaso será que Ryuko está rompiendo los corazones de sus estudiantes?]
[¿Qué? No x'D]
[Puede ser, ten cuidado podrían encarcelarte por eso :O]
[¡Mako! No creo que sea eso, tal vez solo era curiosidad de mierda]
[Todo puede ser Ryuko, no te confíes y tampoco les des esperanzas :O]
[Joder, Mako…]
[Ryuko, tú sabes que puede ser verdad (っ・Д・ς)]
[Sí, si lo sé pero en serio no lo creo mucho]
Mako está escribiendo…
–¡Ryuko! ¡La cena está lista!–Su Padre habría gritado desde la cocina, que se localizaba al otro extremo de aquella casa.
–¡Voy!–
[Debes creerlo, todo es posible in this world (」゚ペ)」]
[Okey Mako, debo de ir a cenar, nos leemos]
[Bye bye, y ten cuidado con esos alumnos Ryuko ( • ̀ω•́ )]
Se levanto para dejar el teléfono sobre la cama, y mientras caminaba realmente comenzó a considerar que lo que su amiga le decía podía estar verdaderamente en lo cierto.
Aunque en realidad esa no era realmente la verdadera razón de aquella pregunta tan repentina y personal, las cosas eran mucho más complicadas en comparación de algo tan simple como que un estudiante se enamorara de su maestro.
