CRUEL REALITY

PROLOGO.

"¡Joder ciérrate de una maldita vez!" Refunfuñe contra mis maletas. El cierre trono, y por fin pude correrlo. Las manos me sudaban por el esfuerzo, así que las seque en mis jeans.

Azote el par de maletas contra el suelo, y las arrastre. No me moleste en cerrar la puerta del cuarto. De todas formas, en este colegio todos eran unos pijos. Arrastre mis pies con desgane, yo diría que con demasiado desgane. No estaba precisamente emocionado, por levantarme a las 6:00 de la mañana, ni tener que jalar por mi mismo unas pesadas maletas, ni mucho menos tener que salir de vacaciones. Esa parte de la historia es lo que mas me Jode. A mis padres le pico un no se que, y ahora tienen la loca idea de querer ir a Tokio, con unos familiares lejanos.

Jamás salimos de vacaciones, normalmente ellos siempre están en sus propios asuntos. Y eso no me molesto en lo absoluto, al contrario. Odio a los padres metiches. Los que siempre te esperan en casa con una sonrisa y los brazos abiertos, se que eso es todo parte de un plan, para sacarte la sopa. Todo comienza con un ¿Cómo has estado? Me jode que sean asi.

Al contrario de mis padres. Ellos no se preocupan por esas nimiedades. A lo suyo, asi de simple. Me siento libre, siempre haciendo lo que me venga en gana. No hay nadie que me de ordenes, eso es lo que me hace fuerte. Sentimientos como el cariño, el amor, y esas cositas de nada me dan escalofríos.

¡Diablos mi vida es un santuario!

Escuche unos ruidos antes de dar vuelta en un pasillo

Ahora sabré quien se levanta las 6:00 de las mierd…

Unos preciosos cuerpos chocaron contra mi pecho. Sakura Haruno e Ino Yamanaka. Rodee la pequeña cintura de Sakura. Pude sentir sus perfectas curvas atra vez de la delgada tela de su uniforme. Y aunque sus enormes ojos verdes gritaban repugnancia, para mi eran como un elixir. Sus redondos pechos, su estrecha cintura, sus largas piernas, y su indomable carácter. Todo en ella me excitaba. Cuando la sentir removerse inquieta entre mis brazos, decidí soltarla. De un movimiento brusco fue a dar contra el frio piso.

Atrás de mi, Ino gimoteaba bajito. Sabía que se estaba aguantando, entendí perfectamente porque no querían llorar delante de mi. Seria como darme la victoria. Las pobres ilusas creían que podrían más contra mi propio deseo.

Pobres, pobres ingenuas.

Rodee los rectos hombros de Ino, tensándose al instante. La atraje hacia mi pecho, y me agache un poco para quedar a su altura. " ¡Pero que agradable sorpresa!" Musite con la voz cargada del único sentimiento vivo y lívido en mí. Lujuria. Ino tembló un poco entre mis brazos, aunque sus pequeños ojos azules, estaban entre cerrados y agrios. La pobrecita tenía miedo. Todavía no aprendían, que a mi no me podían esconder sus sentimientos. Yo conocía cada rincón de toda la población femenina, cada obscuros y remoto secreto. Cada curva y movimiento. Todo en ellas me pertenecía. "¡Lastima que tengo prisa! Pero descuiden a mi regreso les aseguro que vendré con ganas de divertirme un poco." Apreté más mi abrazo, haciendo que la preciosa rubia soltara un quejido. Frote con aspereza su hombro, desnudando su delgado brazo. Mi otra mano, delineo las curvas de sus pechos. Y la solté dejándola caer a los pies de Sakura.

"Ni hablar otro día será" murmure. Las dos chicas parecieron querer decir algo, pero como siempre sucedía se contuvieron.

Las deje atrás. Y esto era cosa de todos los días, una diferente, una actividad diferente.

Las novatadas, bromas pesadas no eran exactamente lo mío, eso era demasiado infantil para mis gustos. A mi me gustaba irme a los extremos. Usarlos a todos como mis juguetes, los regalos que mis padres jamás me dieron. En realidad me resultaba interesante.

Segui recorriendo mi camino, hasta la salida. El auto de mis padres estaba estacionado pasando la calle. Mi madre me saluda con los lentes de sol puestos, y mi padre sonreía, mientras le daba ordenes al subdirector Matsumoto. Me pregunto donde diablos estaba mi adorable zorrita. Si su padre estaba tan fresquesito por la mañana, ella debia de esta por…

Aja. Justo ahí, la inoscente Tayuya iba cruzando la calle, con lentitud. De acuerdo de inoscente, tenia lo que yo de santo. Pero era mi mayor reto, algo asi como la única coca del decierto. Ella es por decirlo de alguna forma, la afortunada. Mi prometida.

Mis padres, y los padres de Tayuya siempre han sido buenos amigos, además de que los dos proveníamos de familiar con un alto estatud social. Por lo tanto desde antes de nacer, ya habían hecho un acuerdo. Unirian lazos, para hacer del negocio familiar una mayor fortuna. Asi que por eso mi padre al ser director del instuto, le ofreció la pequeña oferta de casar a sus dos minitas de oro. Tayuya y yo.

Y bien, no es como si eso me afectara de algún modo. Una vez casado, podría tener una que otra amante.

Apresure el paso y antes de que mi prometida llegara a su destino, la tome del brazo y la jale hacia mi. "Muy buenos días, cariño"

Ella se jaloneo, pero no logro nada. Alzo la barbilla con gesto altivo. "Eran buenos, hasta que tu apareciste pedazo de imbécil. ¡Sueltame!" Gruño bajito. Los dos sonreíamos como idiotas. Era eso, o que nuestros padres sospecharan de nuestra diminuta rivalidad.

"¿Con esa boquita piensas besarme?. ¡No, no, no. Creo que mi lengua tiene que enseñarte algunos modales!" Tome por detrás su nuca, y la pegue a mi boca. Sus carnosos labios, estaba apretados en una fuerte línea, por lo tanto solo los delinee con mi lengua. La zorrita se aparto despacio de mi, pero sus expresivos ojos color miel, llamearon. Puso su dos manos en mi espalda, y clavo sus uñas. "¡Au!" Me queje.

"La que te va enseñar modales soy yo. ¡Tu que me vuelves a tocar sin mi consentimiento, y yo que desfiguro tu carita de muñequito!."

Sonrei. "No me retes, amor. Sabes de lo que soy capaz" Tayuya apretó mas las uñas en mi espalda y me solto.

"No te tengo miedo" Ella se fue enfurruñada, despotricando algunas cositas que no eran propias de su dulce boquita. Le grito desde lejos a su padre que lo verias mas tarde y la vi entrar al colegio.

La iba a extrañar estas vacaciones, pero ya tendríamos todo el próximo año escolar. Para enseñarle a respetarme. Segui arrastrando mis maletas hacia el auto.

Mi madre ya estaba dentro del auto. Cargue mis maletas y las guarde en la cajuela. " Buenos días padre. Director Matsumoto" Salude,antres de entrar a la parte trasera del auto.

Mi madre sonrio radiante, y me saludo feliz. A pesar de todo, mis padres eran buena personas. Un poco ambiciosas, pero buenas. Les apreciaba, y estaba orgullo de que fueran mis padres. A un que fueramos completamente diferentes, mientras ellos eran felices con su vida, yo estaba conforme.

¿Cómo esque ellos pueden ser mis padres?

Bueno esa pregunta también me la hacia mis "amigos", Kabuto, Gaara y Tobi. Sobre todo Tobi, de alguna forma termine siendo amigo de ese tonto. Pero tenguna buena razón de ser. El era parte del consejo estudiantil, gracias a el cualquier rumor sobre mi, terminaba en nada. Es un buen subordinado. Siempre fiel a su amo.

Mi padre subia al auto, y arranco. Al mismo tiempo que mis padres platicaban sobre cosas sin importancia, yo me puso los audífonos. El manejaba muy rápido, por lo tanto disfrutaba de tener la ventana completamente abierta.

Justo cuando cerraba los ojos, mi padre freno con fuerza. No abri los ojos porque eso ya era costumbre. Pero cuando todo dio vueltas, y mi cuerpo se despego del asiento, me sentí completamente aturdido. Lo único que oia era el rechinido de las llantas

Una vez que mis pensamientos dejaron de flotar, abri mis ojos. Para ver como mis padres colgaban del techo atrapados por los cinturones, que ahora mas que protección eran como una trampa mortal. Mi brazo dolia como el infierno. Queria arrancar mi cabeza, el dolor era insoportable. Lo ultimo que vi fue a mis padres con los ojos cerrados. Y el cansancio invadió mi cuerpo, mis ojos se cerraron por completo.


Espero que les alla gustado el prologo, me ayudo mucho mi hermana con el asi que gracias a ella tambien. Ahora pronto les traeré el segundo

capitulo así que espero sus comentarios.