Crudo invierno.
Capítulo 1:
Adiós.
"No puedo alcanzarte Hatori, eres fuerte".
Esas palabras retumbaban en la mente de un chico.
En la mente de aquel chico que se encontraba tumbado en la cama, con el pelo largo y plateado desparramado sobre esta y una mirada perdida.
"Siempre piensas en los demás y pues yo soy débil hacia esas personas".
—Hatori-chan…
Murmuró débilmente aquél.
Su corazón y su mente se encontraban completamente nublados.
Sentía un tremendo vacío. Un hueco que no podía ser llenado por nada.
Por nada, excepto tal vez por aquella persona. Pero ¿dónde estaba él ahora?
Aquel cabello tan negro como el ébano y esa sonrisa fría, pero que encerraba una gran bondad.
El recuerdo de aquella persona le daba una tristeza profunda.
Una tristeza que sólo se comparaba con el dolor de perder a un ser querido.
Lágrimas tibias resbalaban por sus ojos.
Aquel cuerpo buscaba protegerse del frío con las gruesas sábanas.
Eran los días más fríos del invierno.
—Te extraño…
Murmuró de nuevo completamente invadido por la melancolía.
El chico se limpió las lágrimas con la gruesa manga de su túnica.
¿Qué se puede comparar con el dolor de perder a un ser querido?
El dolor de no volver a ver a esa persona.
El dolor de no volver a hablarle.
Que esa persona se vaya de tu lado.
¿Qué es lo que se compara con ese dolor?
Tal vez nada…
Ni siquiera los ojos de aquel chico brillaban.
Aquellos ojos que siempre reflejaban felicidad.
—Hatori… mi anhelo.
De nuevo, lágrimas resbalaron por sus ojos dorados.
—Tú siempre me cuidabas.
"Lo siento, pero me gusta otra persona".
Un recuerdo invadió su memoria.
"¡Pero yo quiero estar contigo Aya-chan¡Contigo!"
Un chico comenzó a zarandear a un Ayame de preparatoria por los hombros.
"¡Cálmate!".
Le decía la serpiente.
"¡Yo quiero estar contigo!".
El otro chico rodeó el cuello de Ayame con las manos y lo volvió a sacudir.
"¡Qué te pasa?".
Gritaba Ayame con dificultad.
"¡Déjalo en paz!"
Los dos voltearon sorprendidos, Hatori tenía una mirada fría y había llegado con Shigure detrás.
"¡Hatori-chan, Shi-chan!".
Gritó aliviado.
"¡Suéltalo y lárgate de aquí!".
Le dijo Hatori al otro.
El chico asustado se alejó de allí.
"No quiero que te vuelvas a acercar a él".
El chico se fue corriendo invadido por el miedo.
"¿Estás bien?"
Le preguntó Hatori acercándose a Ayame.
"Sí, gracias, me alegro de que hayan venido".
Ayame entonces, le saltó encima a Hatori abrazándolo con gusto.
"¡Gracias Shi-chan!".
Le dijo al otro con una sonrisa.
Ahora no podía volver a sentirse así.
Volver a sentirse feliz.
Volver a sentir esa alegría de ver a la persona más amada.
Aquel silencio era desesperante.
Lo mismo que esa oscuridad, esa oscuridad que devoraba cualquier cosa y que devoraba la luz de la felicidad.
El chico de cabello plateado no quería volver a sonreír, no quería volver a ver la luz del día, no tenía ganas de ver a nadie, ni de charlar con ninguna persona.
—Hatori-chan…
Murmuró con dolor en aquella oscuridad.
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—¿Todavía está mi hermano en el cuarto? —preguntó un chico de cabello plateado, Yuki.
—Sí, no ha salido de allí desde que llegó —le contestó Shigure que estaba sentado leyendo un libro.
—Es que… me preocupa —volvió a decir Yuki agachando la cabeza.
—¡En verdad te preocupa tu hermano? —le preguntó Tooru sorprendida que también estaba allí en la cocina.
Ella se acercó un poco a Yuki mirándolo.
Yuki levantó la mirada y mostraba una expresión triste.
Shigure los observaba a los dos y reflexionaba la situación.
—No es común ver a mi hermano triste y desanimado —dijo—. Él siempre está haciendo ruido, gritándose y haciéndose el importante.
"Yuki en realidad está preocupado por Ayame-san" pensó Tooru.
—Él está muy triste por lo de Hatori —dijo Shigure.
En eso entraba a la cocina Kyo.
—… Porque Aya-chan ama a Hatori.
—¿Ayame¿¡Dijiste Ayame? —preguntó Kyo enfurecido, sosteniéndose de la pared—. ¿Qué hace ese lunático aquí?
Shigure se acercó lentamente a Kyo, con la mirada seria.
Tomó la muñeca de este.
—¡Qué haces? —espetó el gato sin entender lo que sucedía.
—Te voy a pedir que respetes a Aya-chan en estos momentos y que no grites —replicó el perro silenciosamente.
—¡Ah¡Como sea! —repuso Kyo zafándose de Shigure.
Kyo completamente enojado se acercó a la mesa y se sentó en una silla.
Yuki y Tooru aun miraban a Shigure sorprendidos por sus palabras.
—Además si mi hermano sigue así le hará daño —Yuki volvió al tema.
—¡Tienes razón! —gritó Tooru muy animada—. Le prepararé a Ayame-san la cena más deliciosa que jamás haya hecho y luego lo invitaré para que vuelva a sonreír.
A todos pareció haberles gustado la idea de Tooru (bueno, a todos menos a Kyo).
—Espero que funcione —Tooru comenzó a dudar.
—Vas a ver que sí va a funcionar Tooru —agregó Shigure con una sonrisa tratando de animarla.
"Aya-chan" pensó el perro.
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Heridas.
Dolor.
Hatori se fue…
Hatori ya no está conmigo.
Recuerdo el día en que se marchó.
Recuerdo el día en que se despidió de mí.
FLASHBACK
—¡Mine¡Trae el vestido que confeccionamos ayer por la tarde¡El negro!
Yo seguía gritando, en eso Mine corría apurada con un montón de vestidos encima.
Después ella tropezó y cayó al suelo, junto con los vestidos.
—¡Los siento Ayame-san! —gritó Mine—. Pero alguien ha venido a buscarlo.
En eso apareció frente a mí Hatori-chan, con el hermoso cabello cubriéndole el ojo izquierdo y vistiendo un traje negro y corbata.
—Tengo qué hablar contigo Ayame —me dijo seriamente.
—Oh, sí, yo… tengo qué terminar algunas cosas allá —Mine trataba de levantarse lentamente y se sobaba los brazos.
—Pero, tú vienes muy formal y yo en estas fachas —le dije señalando mi abrigo de piel de oso.
—No importa… —repuso.
Fuimos hasta mi oficina y allí nos encerramos.
—¿Qué es lo que me quieres decir Hatori-chan? —le pregunté con una sonrisa.
—Aya… yo… —me dijo despacio, lento y con la cabeza agachada.
—¿Qué es Hatori¡Sácalo ya! —comencé a preocuparme por su cara.
Levantó la cabeza y dijo.
—Me ofrecieron trabajo en Estados Unidos —mi cara de asombro se notó demasiado—. Me voy en cinco días.
—Te vas… pero ¡Cómo? —pregunté sin acabar de entender.
—Así es —continuó el dragón con la misma mirada, una mirada suave.
—¡Tan pronto¿Y Akito¡Tienes qué atenderlo! —buscaba excusas para evitar su partida.
—De eso ya se encargó la familia, les recomendé un compañero de la universidad.
—¿Me vas a dejar aquí Hatori¿Solo? —dos gotas de lágrimas resbalaron por mis mejillas. Con mis manos cubrí mi rostro y caí de rodillas, llorando.
—Lo siento Aya-chan —se acercó a mí y me cubrió con sus brazos.
A Estados Unidos.
Se iba al otro lado del mundo.
Esa vez lloré todo el día.
Mine trató de consolarme.
Pero yo no pude dejar de llorar.
Pasaron cinco días y Hatori se fue…
FIN DEL FLASHBACK
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—Y cuéntanos Shigure… ¿Cómo estuvo todo luego de que Hatori-san se fue? —preguntó Tooru.
Todos se sentaron en la mesa (bueno, otra vez, todos, menos Kyo, porque él ya estaba sentado allí) a escuchar el relato de Shigure.
—El día en que Hatori partió Aya-chan estaba en su cuarto, deprimido —contó el perro—. Él había perdido sus ánimos desde que Hatori le dijo que se iba.
--Hatori se fue al aeropuerto. Los dos nos sorprendimos porque se supone que Aya-chan tenía qué verlo por última vez. Pero a él no le gustan las despedidas y menos si se trataba de esa persona.
--Él no pudo despedirse de Hatori, y creo que Aya-chan se siente aun más mal por eso, por no haberlo visto en la última oportunidad que tenía.
—Oh, ya entiendo —dijo Tooru.
—Pues yo no¿Cómo alguien puede estar triste tantos días por algo así? —espetó Kyo.
—Es porque Hatori es la persona más especial para Aya-chan —explicó Shigure—. Es exactamente lo mismo que sentirías tú si Tooru tuviera que irse de la casa para siempre.
Kyo y Tooru se sonrojaron con el chistecito de Shigure.
—¡Ah¡Ya casi está lista la cena! —gritó Tooru desviando el tema.
—Varias veces fui a visitar a Aya-chan a la casa Souma y lo encontraba cada vez peor.
--Una vez me llamó Hatori: —Y ¿cómo se encuentra Ayame? —me preguntó. —Pues yo lo veo demasiado mal —le contesté. —Tal vez lo mejor sea que se vaya a vivir a tu casa, allí estás tú y allí está su hermano. —Creo que tienes razón —le dije.
--Fue por eso que ayer en la noche fui a ver a Akito, para pedirle permiso y él lo entendió todo. Es por eso que ahora Aya-chan está aquí.
—¡La cena ya está lista! —gritó Tooru emocionada—. ¡Kyo, Yuki, por favor pongan los cubiertos y los platos!
Los dos afirmaron y obedecieron. Shigure seguía muy tranquilo leyendo ese libro y sin mover un dedo.
—Yo iré por Ayame-san —chilló Tooru.
Tooru se aproximó a la habitación de Yuki, donde descansaba Ayame.
La habitación estaba completamente oscura y hacía un frío tremendo.
—A… Ayame-san —habló la chica temerosa.
—Pasa Tooru-chan —dijo una voz débil a lo lejos.
Tooru no podía ver nada.
De repente, ella sintió que pisó algo, algo muy resbaloso, la chica extendió los brazos y cayó encima de la cama de golpe, allí sintió el cuerpo del chico, debajo del suyo.
Luego, pudo oírse un "¡plaff!".
El cuerpo de Ayame se redujo de tamaño hasta transformarse en una cosa alargada, una serpiente.
—¡Lo siento, Ayame-san! —se disculpó Tooru.
—¿Qué era lo que querías decirme pequeña? —dijo con una voz lastimada.
—¡Quiero que bajes a cenar con nosotros! —gritó Tooru para animar a la serpiente.
—Oh, me temo que no tengo hambre…
—Pero lo preparé especialmente para ti, por favor.
—Está bien, si tú me lo pides.
—¡Sí! —vociferó en la oscuridad.
—Pero necesito que me hagas un favor —dijo Ayame.
—Dime —sonrió Tooru.
—Que me lleves hasta la cocina… no tengo ganas de arrastrarme hasta allá ¡Con este frío! —pidió él, mientras Tooru cayó al suelo con las piernas hacia arriba.
Los dos llegaron a la cocina.
Colocó a la serpiente en una silla.
—¡Qué bueno que vas a cenar con nosotros Aya-chan! —le sonrió Shigure.
La serpiente volteó a ver sin ánimos a Yuki, el cual le sonreía.
Sus ánimos mejoraban un poco al ver la cara de su hermano.
—¡Toma! Sopa caliente… ¡Para que te recuperes del frío! —le sonrió Tooru, mientras le servía el plato.
—¡Gracias! En verdad eres la flor de la casa.
Pasó media hora.
—Ayame-san ¡Ya estuviste demasiado tiempo convertido en serpiente¿No crees? —preguntó Tooru.
—Tienes razón… —reconoció él.
Eso era cierto, Ayame ya había estado mucho tiempo como serpiente ¿Qué podría haber pasado?
Fin del capítulo.
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Hola a todos! Ojalá les haya gustado. Nunca pensé que escribiría un fic yaoi, pero bueno, aquí está. Dedicado a mi amiga Naoko Nayamira. Nos vemos pronto!
By: Joe, the time traveler.
