Título: A veces. Sólo a veces.

Fandom: The Office, US

Disclaimer: Si me pertenecieran, The Office habría dado un cambio brusco shipperil hace mucho

Pairing/Pairings: Might. Eh, por si no ha quedado claro. Michael/Dwight. Yeah. Deal with it, people.

Rating: No apto para teletubbies. Pero en absoluto. NC-17 y spoilers de la D.S de chair model que si no la has visto y eres shipper de estos dos PORELAMORDEUNDIOS, ¿qué estás esperando? (exclamación, exclamación, exclamación)

Resumen: Fue ese momento. Esa mirada.

NEGOCIOS

Fue en ese momento. Esa mirada. Justo la que vio a través de sus cristales, dentro de sus ojos cerúleos, cuando empezó a describir lo que ese mes había sido. Su mirada se tornó más turbia, demasiado reveladora para el cámara que reflejaba el momento con pelos y señales. Quiso evitar mirarle directamente a los ojos.

Pero se descubrió sosteniéndole la mirada y la medio sonrisa cómplice. Sabedora. Y sus maletas eran testigos mudos de su conversación interna tanto como lo estaba siendo el chico nuevo que les estaba grabando, probablemente con gesto de no entender tras la lente.

Porque obviamente la cámara no había estado treinta días allí con ellos. La cámara no había reflejado cada una de esas ocasiones que no sabía si atesorar todavía.

Empezó todo con memorias amables y siguió con descubrimientos increíbles.

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Michael Scott se retiró al coche lo antes posible. Suspiró, lanzando una última mirada a la fachada. Después miró a Dwight, quien terminaba de guardar su equipaje.

-¿Sabes que esto…?

-Sí – contestó. Miraba al suelo, algo azorado.

-Vale. Lo has prometido

-Tú también.

Entonces vio la sonrisa amable de su compañero mientras apoyaba con confianza una mano en su hombro y le daba un apretón. Él, sin embargo, no podía contener su mueca aún triste. Sus labios temblaban.

-Gracias por lo de la factura.

Se atropellaba en las palabras porque en realidad tenía más que agradecer que una frase tan vacía, pero esa era su única forma de expresarse. Con él era así tantas veces…pero de algún modo sabía que entendía lo que quería decir. Siempre lo había hecho. Y pocas veces lo había apreciado.

No hay de qué.

Pero lo que en realidad quería decirle era: No puedo decirte que vamos a echarnos de menos.