Esto es un experimento. Tengo muchas ideas y creo que con esta historia podré desarrollarlas. Es la primera vez en mucho tiempo que hago una historia en capítulos y no oneshots así que no sé lo que saldrá de aquí. Espero que os guste.

Demencia; capítulo 1: La mujer

Un haz de luz rojizo surcaba las curvas de la carretera al Monte Paoz. Era el décimo octavo cumpleaños de la pequeña de los Brief y sus padres le habían regalado el último modelo de automóvil, el CC Spyder. Se había jurado desgastar completamente los neumáticos camino a la casa de Pan. Su amiga estaba en el asiento de copiloto con una mano fuera del vehículo agarrando la carrocería para evitar tumbarse en cada giro. Detrás de la conductora estaba Marron, gritando escandalosamente.

- ¡Bra! ¡Por Dende! ¡Nos vamos a matar! -chillaba la rubia.

Duplicando la velocidad límite de la carretera, la piloto manejaba con maestría su primer coche. Ella había aprendido de su padre, uno de los hombres más impacientes del mundo y a la vez uno de los más agresivos a pesar de su educación a esperar por parte de un príncipe bárbaro. Sus capacidades innatas como híbrida sayán le proporcionaban unos reflejos envidiables.

A lo lejos, una mujer desorientada, harapienta y de cabellos alborotados salía del bosque. Desde esa distancia tendría que oír la increíble potencia del vehículo de alta gama. Sonaba como un rugido. Pero no. Sólo oía el silencio. La cabeza le daba vueltas y sentía como el cuerpo le pesaba. Arrastraba ligeramente sus pies desnudos y de planta desgastada. El viento ondeaba su ropa holgada manchada con sangre ya seca.

Avanzó despacio. Le costaba tenerse en pie debido a su estado, de hecho, se tambaleaba a los lados. Se paró en medio del carril, como si esperase su muerte.

- ¡Bra! ¡No te gires para hablar conmigo! -le regaña a gritos Marron- ¡Me pones de los nervios!
- Lo tengo todo controlado, no te preocupes -trata de tranquilizarla la cumpleañera.

Pero la realidad, era otra. No se esperaba encontrar un obstáculo al doblar la curva. Aún así, le dio tiempo a frenar, dejando la mitad del caucho de las ruedas en el asfalto y haciendo saltar los airbags. Del tirón, la rubia se hizo una abrasión con el cinturón y Pan debido al mal ajuste del asiento, se golpeó las rodillas con la guantera.

Bra se incorporó con el cuello dolorido. Sus compañeras estaban paralizadas intercambiándose miradas. La conductora se quitó el cinturón y salió del automóvil. El humo que provenía de los neumáticos impedía ver lo que había delante suya.

A escasos centímetros de la defensa frontal del vehículo había una mujer tirada en el suelo. Miraba asustada el monstruo de metal que tenía enfrente. Sus ojos eran incapaces de estar fijos y temblaban como si también fuesen capaces de sentir miedo.

La joven peliazul se acercó despacio a la desconocida, agachándose ligeramente tratando de ver su rostro cubierto de una maraña de pelo. Era hermosa. Pudo observar su piel blanquecina y los moratones que la cubrían.

- ¿Estás bien? -preguntó tímidamente y preocupada.

Ella respondió cubriéndose la cara con sus brazos magullados. La hija de Bulma se acercó a ella y la agarró de los hombros suavemente.

Fue entonces cuando Pan salió del coche seguida de una Marron que tenía que apoyarse sobre el CC Spyder para poder avanzar.

- ¿Le ha pasado algo? -preguntó Pan refiriéndose a la misteriosa mujer.

No sabía que responder. Siguió atendiendo al obstáculo humano. A medida que pasaba el tiempo, dejaba de temblar y parecía tranquilizarse con el agarre de la que podía haber sido su homicida. Bra quiso separarse de ella, pero no le dejaba. Ambas mujeres acabaron abrazadas.

- No tiene buena pinta, habrá que llamar a emergencias -dijo Marron responsablemente.
- ¡Ni hablar! -salta la peliazul- ¿¡Qué le digo a mis padres!?
- ¿¡Qué demonios hacemos entonces!? ¿No la habrás golpeado?
- No, no le ha pasado nada.
- Pues no tiene buena pinta -afirmó la morena.
- Ya estaba así, mi coche no tiene ningún daño.
- Casi nos matas -sentenció la rubia.
- ¡Ayudadme a subirla al coche!
- ¿¡Pero qué dices!? -le gritó de nuevo.
- Calma -pidió Pan-, nos la llevaremos con nosotros hasta que se tranquilice y hablaremos con ella.
- ¿Vas a llevar a una desconocida en coche a tu casa?
- Por favor, Marron, cállate -se quejó Bra.
- A mi me da igual -le respondió furiosa-, pero a ver si esta vez conduces como una persona normal.
- No soy una persona normal. Por si no lo sabes soy la hija...
- Me da igual quién demonios eres. Vas a conducir como una persona normal o hablaré con tus padres -amenazó.
- Eres odiosa -le insultó la joven Brief.
- Haced lo que os dé la gana -se tocó el cuello y la marca que se hizo por el frenazo.
- Nos tiene que ver un médico -sugirió Pan al ver a su compañera y al ver sus rodillas enrojecidas.

Bra subió a la desconocida al coche. Le colocó el cinturón y le susurró palabras tranquilizadoras. Le acarició el pelo, un poco asqueada por la suciedad, y al hacerlo, pudo ver la raíz rubia de su cabello. Desde tan cerca pudo ver sus ojos verdes, aunque las pupilas dilatadas dificultaron hacerlo.

- ¿Cómo te llamas? -le preguntó cariñosamente, intentando empatizar con ella.
- Ri... Rina -susurró.
- ¿Rina? ¡Qué nombre tan curioso! -dijo sorprendida elevando el tono de voz y haciéndola estremecer-. Perdón, no quería asustarte -se disculpó bajando la voz y acariciando su rostro.
- Tenemos que ver a un médico -exigió Pan-. La chica no tiene buen aspecto.
- No... -volvió a susurrar.
- ¿No quieres ir al médico? -preguntó esta vez Marron.
- No me gustan los médicos.
- A nadie le gustan -bromeó la peliazul arrancándole una sonrisa a sus amigas y a ella.
- ¿Qué haremos entonces con ella? Necesita un médico -insistió.
- La llevaré a casa y nuestro personal se ocupará de ella -explicó la hija de Bulma-. Os dejaré en casa de Pan y que luego te lleve a casa -indicó a la rubia.
- Nada de fiesta, supongo.
- Supones bien, Marron -dijo con algo de tristeza.