Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima.

¿Había sido una explosión? No sabían cómo habían sido separados de tal manera, estaban inconscientes y esparcidos, sin esperar nada de lo ocurrido.

Todo comenzó con una llamada del maestro a su despacho, en el gremio de Fairy Tail.

Allí estaba, sentado y apoyando sus manos sobre la mesa, y frente a él estaban Natsu, Lucy, Gray y Erza sentados ante el escritorio, y Gajeel y Juvia de pie detrás de ellos.

-¿Qué quiere, maestro?- se adelantó Erza.

-Os he llamado porque he recibido una petición para completar una misión un tanto particular.

Todos permanecían callados, a la espera de la información completa.

-El informe ha llegado esta mañana, y creo que vosotros sois los indicados para la misión. Es un caso terrible… Homicidio, múltiple. En menos de 24 horas se han encontrado 15 mujeres y 9 hombres muertos, y les habían amputado las manos, a todos.

Todos estaban horrorizados, Lucy palideció tanto que parecía que iba a caer al suelo de un momento a otro.

-Como veis, he evitado que Wendy participara en esto, no es más que una niña así que creo que comprenderéis que no sería la mejor opción.

Natsu asintió conforme, tampoco quería ver a su pequeña amiga traumatizada pudiéndolo evitar.

-Con nosotros bastará.- dijo entonces.

-Denos los detalles.- intervino Gray.

-Los sucesos se han dado en una ciudad al este de aquí, en Renais. Debéis cruzar el mar, y hay unos dos días de viaje, pero no puedo aseguraros que el culpable siga allí. De todas formas es el único sitio por el que podemos empezar. Siento deciros que no tengo más información… Una vez lleguéis allí poneros en contacto con el alcalde de la ciudad.

Nadie sabía qué decir ni cómo reaccionar, pero desde luego el terror había calado fondo en ellos. El maestro Makarov lo percibió, y lo esperaba.

-Es una misión peligrosa, y egoístamente he pensado que un equipo tan sólido como el vuestro y con tantas posibilidades sería el adecuado… Aún así sigue siendo extremadamente peligroso. Podéis negaros a ir, nadie os reprochará nada.

Y entonces dejó unos minutos de reflexión.

-Lucy, creo que deberías quedarte aquí.-dijo Natsu finalmente.

Ella no se sorprendió ante tal gesto. Sabía que era importante para Natsu, así que quería mantenerla a salvo a toda costa. Pero también era consciente de que posiblemente era la más débil del grupo, la que podría ser eliminada con más facilidad que el resto… Morir la aterraba.

-No estoy preparada para morir…- dijo en voz baja.-Por eso viviré. Iré con vosotros y viviré.

Todos la miraron preocupados pero con una sonrisa, su determinación era admirable.

El resto no tuvo dudas al respecto, estaba claro que irían.

Aunque Gray pensó en ofrecerle a Juvia lo mismo que Natsu le había propuesto a Lucy, podía ser peligroso y él realmente se estaría preocupando por su seguridad durante todo el tiempo que durase la misión. Pero lo que pensaba eran idioteces, claro que Juvia iba a ir, allá donde fuera, ella iría con él sin importar el qué, tanto en las buenas ocasiones como en las malas.

-Bien entonces, preparaos y esta tarde pondréis rumbo a Renais.

Dieron por terminada la reunión y fueros a prepararse, tal y como se les había indicado. Cada uno partió a su perspectiva vivienda, pero Elsa no salió del despacho.

-Maestro, ¿no cree que hubiera sido mejor que fuese yo con Laxus, Mirajane y Guildarts?- le preguntó, una vez solos.

-Erza, puede que lo que diga suene muy egoísta, y lo siento… Es una misión demasiado arriesgada, hay mucho que perder; no puedo poner en peligro a Mira, ahora que ella Lisanna y Elfman vuelven a estar reunidos. Lo mismo con Guildarts, prácticamente acaba de saber que Cana es hija suya, sería cruel hacerles esto… En cuanto a Laxus, bueno… es mi nieto, y no es que no confíe en él, pero solo sabe trabajar por sí mismo o con la Tribu del rayo, y honestamente ellos no dan la talla para esto.

Las palabras del maestro no podían estar más en lo cierto, pero no por ello dejaron de afectarle.

-Nosotros no tenemos a nadie que perder…-murmuró ella.

-Lo siento. Pero sabes de sobra que sois fuertes, tenéis unos lazos entre vosotros que nadie más tiene aquí. Nunca os enviaría a una muerte segura, sois como mis hijos.

-No se preocupe más, tiene razón.- le tranquilizó.- Maestro, haremos todo cuanto esté en nuestras manos.

-Buena suerte, y cuidaros unos a los otros.- se despidió el anciano, alicaído por el peso de sus responsabilidades.

Todos los que participarían en la misión se dirigieron a arreglarlo todo antes de marcharse.

Natsu fue a su cabaña junto con Happy, y le explicó la situación. También le pidió que se quedara. El gato azul se negó con lágrimas en los ojos, que hicieron que Natsu se emocionara y soltara algún que otro grito, pero no podía arriesgar a su compañero de esa forma.

Lucy por su parte comprobaba todas sus llaves y se puso ropa de abrigo para el viaje. No sabía qué hacer ni cómo prepararse en esos momentos, ya que no podía evitar sentirse como si se adentrara en la boca del lobo a ciegas. Se sentó sobre la cama, con las piernas cruzadas a meditar y concentrarse, quería estar al cien por cien y no ser un estorbo. Pero aunque lo fuera, Natsu estaría allí para salvarla las veces que hicieran falta, y no solo él, el resto también lo haría.

Gray no tenía demasiado que preparar, solo se limitaba a dar vueltas por la ciudad, sin rumbo fijo, hasta que pensó que quizás a Juvia le apetecía acompañarle en su desorientado paseo. Era consciente que esas podían ser sus últimas horas por Magnolia, y le fastidiaba no tener nada mejor que hacer en una situación así. Extrañamente iba completamente vestido, no era momento para que sus hábitos predominasen, al igual que debía mantener a raya sus nervios. Se abrochó los botones de su abrigo y se puso la capucha para seguir su camino.

Erza iba de camino a Fairy Hills, allí se ocuparía de almacenar sus mejores armaduras para el viaje y nada más, nada de dudas ni reproches. No tardó mucho en estar lista, así que decidió ver si Juvia necesitaba ayuda, ya que vivían en el mismo pasillo y era la única de los dormitorios que iría con ella.

La maga de agua estaba acostada en su cama, sin siquiera deshacer la cama. Llevaba un sombrero con una gran visera, más como una pamela comparado con los que solía llevar. Su vestido también era distinto, llevaba una blusa de manga corta semitransparente y una falda hasta las rodillas, blanca y con unos pocos volantes. Estaba realmente preocupada, pero más que nada por ella misma. No podía dejarse llevar por la idea de que la muerte podía estar esperándola… Ser apartada así del mundo sin haber hablado apropiadamente con Gray sería lo peor que le podría pasar. Así que intentó vestirse arreglada y guapa, solo quería causar un último buen recuerdo en el peor de los casos… No pudo seguir en la cama, los nervios la removían de dentro a fuera, así que se puso unas botas marrones y se puso a dar vueltas por la habitación.

Y Gajeel se limitaba a pasar el tiempo en la barra de un oscuro y turbio bar. Tenía la determinación necesaria para sobrevivir, estaba convencido de ello, así que estaba relativamente tranquilo.

Gray lanzó varias piedras pequeñas contra la ventana de Juvia, y ella lo notó de inmediato, estaba con los nervios a flor de piel. Imposible ignorar nada.

-¿Gray-sama?

-¿Te apetece dar una vuelta?

Ella sabía muy bien en qué situación estaban, tenían miedo, temor… Estaban asustados de perderlo todo.

-Bajo en un minuto.

Ella salió acelerada de su habitación, sin molestarse siquiera en cerrar la puerta. Erza la vio correr y miró a través de los cristales que Gray la estaba esperando bajo. Cerró la puerta del cuarto de su compañera y se sintió aliviada.

"Parece que no necesita ayuda".

Juvia estaba más seria de lo acostumbrado, no se dejaba llevar por los delirios amorosos ni pensamientos absurdos, ya no había tiempo para tonterías y estupideces, así que se limitó a caminar junto a Gray hacia donde él la guiaba, aunque no era ningún lugar en particular.

Hubo un momento en el que derramó un par de lágrimas entre sollozos. Gray dejó de caminar y volteó hacia ella.

-¿Qué ocurre?

Qué pregunta, ¿acaso no sabía que le ocurría? La presión estaba a punto de quebrarla y él lo sabía de sobra.

-Juvia no quiere morir…

-Quédate aquí.

-¡Quédese usted también, no se ponga en peligro!

-Juvia… Yo debo ir, y me iré más tranquilo sabiendo que te quedarás aquí sana y a salvo.

-Juvia no puede hacer eso, jamás podría… Si Gray-sama va, Juvia también lo hará.

Gray se molestó muchísimo, tanto que se sorprendió.

-¡Deja de ser tan idiota, maldita sea, te vas a quedar!- gritó él desesperado.

Pero ella parecía más calmada que antes y solo negó con la cabeza.

-Olvídese de eso, Gray-sama.

-¿Por qué haces esto? Ya te dije… ¡Ya te dije que no te quería la noche del baile de Los Juegos Mágicos!- eso iba a dolerle más a él decirlo que a ella recordarlo.- Si vienes no solo me mantendré así, sino que dejaré de dirigirte la palabra para siempre.

-A Juvia no le importa que Gray-sama la quiera o la odie.- dijo ella muy serena.

-¿Qué te parece esto? Si te quedas aquí tendremos una cita cuando regrese, una cita como tú quieras. Saldremos juntos… te abrazaré, te besaré, podemos vivir juntos… Lo que sea.- entonces dio un puñetazo a la pared más cercana.- Haré lo que sea, pero quédate aquí.

A Juvia no le podían importar menos las promesas de Gray, ya que si no regresaba no podría hacer no solo lo que le estaba diciendo, sino nada más. O sobrevivían los dos o nada, no había opción alternativa.

-Puede enfadarse si quiere.- dijo ella solamente, dando por terminada la conversación.

Gray supo que no había nada que hacer para convencerla, así que se limitó a callar también. Tenía que prestarle atención, si le ocurría algo malo a Juvia iba a estar culpándose durante toda la vida por no haberla podido convencer. Aún aceptándolo, su enfado no cesó, y menos aún al ver la indiferencia con la que ella ignoraba su petición.

Siguieron con el paseo.

La hora de zarpar llegó, a algunos la espera se les hizo inaguantablemente larga, y a otros demasiado breve. Todos estaban en el puerto a la hora acordada, sin nada de equipaje, como siempre. Eso era lo que menos podía importarles, ya se las apañarían. Incluso Erza había dejado de lado su carro cargado de maletas.

-¿Todos listos?- preguntó Natsu.

Había tanta tensión en el ambiente que podía notarse su peso. Los nubarrones tampoco ayudaban a ver la situación de una forma optimista, pero no podían depender de ese tipo de cosas.

Subieron al barco del gremio y retiraron la rampa de embarque, no había vuelta atrás.

El barco permanecía en silencio y los magos estaban arrinconados cada uno en una parte del la cubierta, aunque no por mucho tiempo.

-¿Cómo te encuentras, Gray?- dijo Erza, acercándose a donde estaba el mago.

Él tardó en contestar.

-Bien.

-El maestro tiene fe en nosotros, está convencido que podemos completar la misión exitosamente.

-Si el maestro sabe lo mismo que nosotros lo ha dicho por decir. ¿En qué nos basamos? Se huele el peligro a kilómetros.

-Aún así estoy convencida que juntos podremos hacerlo, todos nosotros.

-Sí, todos…

Gray seguía sin estar conforme con que Juvia estuviese allí y por el momento no le había vuelto a dirigir la palabra. Se sentía herido por cómo ella actuaba por su cuenta, pero acaso ¿eso no es lo que estaba haciendo él también? Ella tendría entonces el mismo derecho para enfadarse. La preocupación que tenía por ella le enfadaba.

Por otra parte Gajeel había terminado donde estaba Juvia, recostada sobre la barandilla que miraba al océano.

-Procura no hacer idioteces cuando estemos allí.- le dijo a modo de saludo.

-Juvia va totalmente enserio.

-No vaciles en ningún momento.-Gajeel quería asegurarse que no pasara lo de siempre con su compañera.-Nada de distracciones, ni de "el stripper no me quiere" ni nada de eso. ¿¡Me estás escuchando!?

Ella solo asintió. Estaba demasiado ocupado viendo cómo las olas chocaban contra el casco del barco.

Natsu, por su parte, se acercó a donde estaba Lucy en cuclillas, abrazándose a sí misma.

-Estás temblando.

-Tengo miedo, Natsu. Es la vez que siento el peligro más cerca que nunca.

Él se sentó a su lado y la pasó un brazo por los hombros, intentando reconfortarla, y ella apoyó la cabeza en el hombro de Natsu.

-Todo va a salir bien, te lo prometo.

"Después de todo, somos magos de Fairy Tail"