Disclaimer: Vocaloid ni la canción Scissorhands me pertenecen, crédito a sus respectivos dueños.

Advertencia: Rating M por el nivel de dolor (creo que es bastante fuerte y psicológico, así que prefiero asegurar)


Agonía, era lo único que podía sentir, ese dolor tan insoportable jamás se iba ni por un instante, no, al contrario, aumentaba en cada momento. Había días que no soportaba tanta presión y me cortaba un poco, sintiendo cómo la sangre se derramaba, haciendo que me tranquilizara y tuviera un poco de paz por tan sólo unos escasos segundos. Cuando caía la noche, me observaba en el enorme espejo del baño, contemplando los estropicios que le había causado a mi piel recientemente.

Todo es culpa de estas manos.

Si yo no hubiera nacido así, tal vez hubiera tenido la oportunidad de vivir feliz; sin insultos ni burlas... Pero, eso sería algo generoso por parte de esa mujer llamada destino, cosa que no permite ni aunque le supliques o lloriquees, ella siempre hará y actuará como se le antoje. Yo... Lo único que quiero es amor, ¿es eso demasiado pedir? Todos tienen amor ¿por qué yo no puedo? Después de todo, también soy una persona, la cual tiene una muy extraña enfermedad en las manos.

Soy un monstruo.

Es verdad... Debo dejar de anhelar lo que no se me permite, tal vez me parezca injusto, pero, aquí nunca se cuenta mi opinión, cómo si fuera un cero a la izquierda, no... El cero tiene un valor, yo no tengo nada. En ese instante, noto cómo la puerta de la mansión es abierta. El pánico empieza a apoderarse de mí, ¿cómo han logrado entrar? Según yo, esa puerta hace muchos años que no se abre.

Ella me dejó.

Pensaba que ella si permanecería a mi lado para siempre... Fui un idiota al creer que cumpliría su promesa...

Nuevamente, la gente se burló de mí; comentarios cómo "monstruo", "hijo del diablo" o incluso "ser sin corazón" eran frecuentes cuando paseaba por las calles. Esta vez, quería ir al parque, era algo normal puesto que yo todavía soy un niño de nueve años. Cuando entré, miradas de odio se cernían sobre mí, ¿qué les hice? Sólo he entrado al parque ¿qué tiene eso de malo? De repente, dos niños se acercan hasta donde estoy.

—Qué haces aquí, éste es nuestro sitio ¡lárgate!—dijo un niño.

—Pero... Si el parque es de todos—respondí en un susurro.

—¡Aquí no se permiten monstruos!—gritó una niña. ¿Por qué? ¿Por qué me odian? Yo... No merezco ésto. Sentí cómo los niños me daban patadas y puñetazos por todas partes. Inconscientemente, caigo al suelo, con lágrimas en mis ya cristalizados orbes azules. Unas desagradables voces invadieron mi cabeza, diciéndome que era una molestia; algo repugnante que debía morir. Mi resistencia estaba llegando a su límite, rogaba que no se acabara nunca.

—¡Basta, no soy ningún monstruo!—exploté, sin darme cuenta, mis manos se movieron de aquí para haya, me di cuenta de ello cuando oí los ensordecedores chillidos de los niños. Levanté mi vista del suelo y lo primero que vi fue una pierna, espera ¿una pierna? Miré hacia todos lados y mi vista se debuto en los chicos. Quedé paralizado, yo... Había amputado la pierna de aquella chica. El pequeño la sostenía con fuerza mientras sus lágrimas se mezclaban con la sangre de ella. Me levanté del suelo y me acerque a ellos, con la intención de ayudarlos, pero, sólo basto con levantarme para recibir un grito de terror. El pequeño corrió, aún con la muchacha en brazos, dejándome solo en aquel lugar—. ¿Por qué nunca puedo hacer nada bien?—murmuré, apartando mis lágrimas en un inútil intento de secarlas, sin embargo, seguían saliendo como si no hubiese un mañana. Sin previo aviso, salí a gran velocidad de allí, sin tener ningún destino fijo, sólo quería alejarme de la sociedad. Finalmente, llegué a un sitio apartado, un bosque para ser exactos, el cual estaba descuidado en comparación con el resto.

Este lugar es como yo.

Los árboles son mis ojos; feos y desagradables, los troncos representaban lo mal que estaba mi piel, lleno de golpes, arañazos y cortes hechos por mí. Las hojas eran mis lágrimas; debido a la falta de agua, ninguna de las dos puede sobrevivir. Las malas hiervas eran mis manos; dañinas y molestas, ambos escondían lo inexplorado por el ser humano. El simple hecho de estar aquí ya es suficiente para que mis orbes azules estén nuevamente empapados, manchando todo lo que se encuentra a su paso.

Yo... Ya no aguantaba más...

¿Por qué Dios? ¿Por qué me hiciste esto? No le hice nada a nadie, siempre fui amable con el resto, recibiendo a cambio comentarios ofensivos y agresiones tanto físicas como psicológicas. Ya no quería vivir en este cruel mundo... Lo mejor para todos es que desapareciera. Acerqué una de mis manos a mi cuello, empezando a arañarlo con las uñas. La sangre fluía por mi cuello hasta mi ropa, ensuciandola de ese líquido carmín, de todas maneras, pronto dejaré de necesitar ropa. Un rato después de haberme acostumbrado a los arañazos, sentí como me estaba debilitando, decidí profundizar más las cuchillas que tengo por dedos y, debido a la gran hemorragia que estaba teniendo, caí de forma brusca al suelo, quedando incosciente al instante, esperando que llegara lo más rápido posible mi hora.


¡Hola pequeños! Aquí les traigo un three-shot, esta parte es corta porque quiero ver que opinan de ésto :33