[cucu, mag al habla! dejaré de escribir drabbles algún día y me pondré a escribir fanfics largos como dios manda? posiblemente; está ese día cerca? lo dudo (?) espero que os guste, ya sabéis que los comentarios nunca sobran!]


Que nos conociésemos posiblemente fuese una casualidad más, algo que no podría haber ocurrido nunca; supongo que al fin y al cabo estuvimos en el lugar y en el momento oportuno, y sea del modo que sea, nos conocimos.

Robándome la bici, causando una buena primera impresión.

Brock se unió a ti y a tu Pikachu, y poco tardé yo en hacerlo también; todos juntos nos lanzamos a la aventura que Kanto prometía proporcionarnos, y efectivamente, no nos defraudó. Vivimos todo tipo de cosas y acontecimientos, conocimos y atrapamos nuevos compañeros, luchamos y nos hicimos más fuertes – fuiste venciendo en todos los gimnasios que nos cruzábamos y conocimos a gente que vino con nosotros y que se fue. Pero nosotros tres nos mantuvimos juntos.

No veía que llegase el día en el que tendríamos que decirnos adiós.

Pero el roce hace el cariño, ¿te has dado cuenta, Ash? La verdad es que no, lo sé porque te conozco ya, pero no importa. Además, veo en tus ojos las ansias de libertad, el deseo de aventuras, la imposibilidad de retenerte aquí conmigo. Eres un entrenador, después de todo, llevas en la sangre el anhelo de cosas nuevas.

Así pues, los tres viajamos juntos a Johto, donde nos esperaban tantísimas cosas y personas nuevas como ocurrió en Kanto. Las aventuras que anhelabas, Ash, eso nos esperaba. Me pregunto si lo disfrutaste, si esto contribuyó a que cumplieses tu sueño (o parte de él).

Sin quererlo, el día de decir adiós llegó; demasiado pronto para mi gusto, si soy franca. Pero como tú dijiste, rompiéndome un poco el corazón, ya nada te seguía reteniendo aquí, y expresaste tus deseos de ir a Hoenn. Me animaste a acompañarte, mas lo decliné – si amas algo, déjalo ir, ¿no?

Hoy os vais Brock y tú, sin saber cuándo vais a regresar. Nos despedimos antes de que os montéis en el barco; soy incapaz de retener las lágrimas, pero tú me las quitas mientras me sonríes prometiendo que volveremos a vernos pronto. Asiento y te sonrío a través de las lágrimas, que pese a tus esfuerzos por retirarlas, siguen escapando sin descanso.

Porque después de todo, Ash, aquí siempre vas a tener un hogar al que regresar cuando el deseo de aventuras que tu corazón alberga se haya saciado; entonces, cuando vuelvas Kanto, mis brazos serán los primeros en acogerte entre ellos.

Y quizás, en esa ocasión, pueda retenerte entre ellos.