La búsqueda de la serpiente.


Se dice que la última nevada del invierno es la peor, y en la frontera sur de Equestria, cerca de la cordillera de Boreas, tres ponys lo estaban comprobando. Como si de la fundación de Equestria se tratara, un pegaso, un unicornio y un pony terrestre, avanzaban en medio de la tormenta. Los tres usaban las mismas ropas de invierno, chamarras de color azul cielo con gorro, todos con forro de lana y alforjas de un solo bolso.

La pegaso se mantenía volando con aparente facilidad, pero cuando la ventisca comenzó a ser demasiado fuerte, incluso para ella, tuvieron que parar para refugiarse dentro de una cueva cercana. La cueva no era muy grande, de hecho apenas había espacio para las tres ponys y la pequeña fogata que habían improvisado.

La unicornio se quitó el gorro, revelando su pelaje verde pistache y melena gris con blanco, y removiendo la nieve de su cola, completamente indignada, comenzó a quejarse.

-¿Puedes decirme porque no podíamos esperar hasta el amanecer?-. Se dirigió a la pegaso, aparentemente la líder del grupo.

-Esto te conviene también a ti, en cuanto terminemos esta misión, considérate libre "Lyra"-. Dijo la pegaso mientras se quitaba su gorro y revelaba su melena completamente rubia, y su pelaje azul agua marina, aunque parecía que le tuviera algo de repulsión al nombre de la unicornio.

-Bien podrías ser un poco más amable, ¿no lo crees, "Lightning"?-. Decía finalmente la pony terrestre, quitándose su gorro y revelando su melena azul con rosa y pelaje color crema.

-Y tú sabes mucho de eso, verdad Swee…-. Lightning Dust se detuvo en seco en su comentario final, al notar la expresión asesina en la mirada de su compañera terrestre, solo para cambiarlo por algo más razonable. -… Bonbon-.

Lyra miraba en silencio la conversación de sus dos compañeras, hasta que Bonbon le devolvió una sonrisa que la tranquilizo. La cara de Lyra estaba un poco sonrojada, pero no se notaba mucho por la luz tenue de la fogata. Las luces de la misma llamaron la atención de Lightning, quien pudo recordar mirándolas, solo por un momento, a su buena amiga Gilda, alguien muy importante para ella. Gilda no solo era su compañera de misiones, era su mejor amiga, y por azares del destino, la había perdido, cumpliendo con su deber.

Los pensamientos de Lightning desaparecieron de repente, pues una ventisca muy fuerte había apagado la fogata. Lyra usó su magia para cubrir la entrada de la cueva con escarcha, no entraba el viento, pero también las dejaba respirar.

Lightning sacó de uno de sus bolsillos una especie de manta color rojo, tan delgada que parecía seda.

-Tengan, cúbranse con esto-. Al momento de tener la manta sobre de ellas, Lyra y Bonbon comenzaron a sentir bastante calor, parecía que estaba encantada.

-¿Y qué hay de ti?-. pregunto Bonbon con una repentina preocupación por la pegaso.

-No soy como ustedes, a mí me entrenaron para soportar cualquier tipo de clima-. Decía Lightning con un ligero escalofrío en su cuerpo. Lyra nuevamente usó su magia para cubrir el cuerpo de la pegaso y llevarlo a un lado de ella, de ese modo, la manta la cubriría al menos un poco, lo suficiente para poder dormir.

Para estar más cómodas y que hubiera más espacio bajo la manta, Lyra y Bonbon dormían abrazadas; era una imagen que a cualquier pony le hubiera parecido muy tierna, cualquier otro pony que no fuera Lightning Dust. Ella simplemente las veía con algo de indiferencia, y tratando de dejar algunas cosas del pasado atrás, simplemente se quedó dormida.

Entre sueños, Lightning pudo recordar parte del día anterior, especialmente, la razón por la que habían salido tan de improviso.

-¿Me lo puedes explicar otra vez por favor?-. Le decía Lightning un poco desesperada a un unicornio de pelaje y melena blancos, mientras bajaban por una escalera muy larga por un pasadizo secreto en los sótanos de Canterlot.

-Bueno, no te prometo nada, pero podría haber una forma de traerla de vuelta, pero debemos de darnos prisa-. Decía el unicornio mientras buscaba en un enorme baúl color violeta del doble de su tamaño, luego de entrar a un cuarto que parecía sin usarse desde hacía siglos. -Ha! Lo encontré, ¿por qué todo lo que busco está siempre en el fondo de esta cosa? Que raro…-. El unicornio sacó un libro color morado, con una gema parecida a un zafiro en la portada. -Justo debes de comenzar en Grifinston, debes buscar un pony muy importante para esto, pero procura no…-.

Una luz muy brillante segó de repente a la pegaso, obligándola a despertar.

El sol había salido finalmente, y había derretido la escarcha, dejando entrar la brisa congelada de una mañana de invierno.

Luego de incorporarse, las tres ponys salieron de la cueva, para descubrir que finalmente habían llegado a su destino, Grifinston se veía a solo unos cientos de metros, obligando a Lightning a acelerar mientras sus compañeras la seguían.

Al llegar a la entrada, un arco de madera bellamente tallado y pintado a garra de grifin, algo en el pueblo les pareció un poco extraño a las tres ponys. No eran las casas, de barro y paja, y la mayoría sobre los árboles, ni la biblioteca destruida que mostraba aún varios libros desgarrados y deshojados, sino el hecho de que el pueblo estaba completamente vacío.

Lightning avanzó sin miedo, no parecía importarle nada, excepto llegar a su destino, el castillo del rey Grover. Los caminos aún estaban algo cubiertos por la nieve, aunque poco le importó a la pegaso, hasta ese momento, no había dejado de volar.

El castillo parecía más como un cascarón de huevo roto, era casi circular, con un enorme agujero por donde las ponys entraron. El edificio entero estaba cubierto por musgo, plantas trepadoras y se veía muy inestable.

Lightning comenzó a revolotear cerca de las paredes del castillo, revisando cada pintura, donde los grifins habían pintado los acontecimientos más importantes de su historia.

Bombón y Lyra entraron con cuidado al edificio, se veía tan inestable que prefirieron revisar desde el suelo apenas rosando las paredes.

Bombón se detuvo en una pintura en especial, mostraba a un grupo de grifins, reunidos en una especie de ritual alrededor de una fogata, pero una pequeña figura en la pintura era diferente, era muy parecida a la de un pony.

Justo cuando acercaba la mirada para ver mejor la pintura, pudo ver como una sombra pequeña pasaba por detrás de ella y se ocultaba. Preocupada, trato de decírselo a Lightning Dust, pero ella reaccionó antes de su comentario.

-No tienes por qué ocultarte, no te haremos ningún daño-. La voz tan tranquila de la pegaso incito a una figura de su mismo tamaño a avanzar hacia el grupo de ponys, volando de una manera un poco tímida.

Se trataba de una joven grifin de pelaje y plumas grises, con un mechón de plumas amarrado en una coleta. Sus ojos azules se concentraron en Lightning mientras avanzaba.

-Quienes son ustedes?, es obvio que no son de por aquí-. La voz de la grifin confirmó rápidamente su edad, en edad pony no sería más grande que Lightning, pero ya tenían casi la misma altura.

-No queremos lastimar nada de este lugar, solo queremos un poco de información, ¿podrías ayudarnos a encontrar esto?-. Lightning le mostró a la grifin una hoja en el libro morado que le entregó el unicornio, a lo que la grifin contestó solo con la cabeza.

El grupo se trasladó al trono del último rey grifin, el rey Gutto. Detrás de él se encontraba un dibujo, el mismo dibujo que estaba en el libro de Lightning Dust. Debajo había una inscripción, que Lightning comenzó a traducir, el libro parecía servirle también como diccionario.

-¿Cuánto tiempo piensan quedarse aquí? -. La pregunta resonó solamente en las cabezas de Lyra y Bombón, quienes esperaban no tener que seguir a Lightning por no más de un par de días.

- Si no tienen donde quedarse, pueden venir conmigo, mi madre es dueña de una posada, siempre hay lugar para uno más-. Ese último comentario había sonado más como un comercial que como un comentario.

-Me parece buena idea-. Lightning le contestó a la grifin muy tranquilamente, había copiado el grabado en un pergamino, y le pareció buena idea buscar un lugar decente para descansar.

-Entonces síganme. Por cierto, mi nombre es Gabriela, pero pueden llamarme Gaby-.

Gaby llevó al grupo de ponys por un camino largo a las afueras del pueblo, la nieve en esta parte del camino se veía removida, tal parecía la habían quitado hacía muy poco.

Al llegar a la posada, las ponys se sorprendieron por el tamaño y los detalles de la misma.

Estaba hecha prácticamente de madera por donde se le viera, de dos pisos con estatuas de grifins hechas de caoba, adornando los muros como gárgolas. Barandales en las ventanas hechos de palo de rosa, que daban un toque muy elegante. Ventanas con rejas de madera para alejar el frío, y un gran portón de madera de pino negro que hacía alusión a una construcción de la realeza.

Al entrar, la enorme puerta no hizo ni un mínimo ruido, excepto al momento de cerrarse.

El recibidor de la enorme posada estaba prácticamente vacío, las mesas destinadas a los clientes que solo iban de paso estaban limpias y las escaleras que llevaban al segundo piso estaban igualmente vacías. Daba la impresión de que no había ni un solo huésped, o ninguna otra criatura, a excepción del sonido de una escoba barriendo.

-Madre, traje clientes-. El sonido de la escoba seso, dando paso a ligeras pisadas amortiguadas por tal vez las almohadillas en las garras de león de un grifin.

La figura que apareció frente al grupo de ponys las dejo muy sorprendidas, era una grifin adulta del tamaño de Gilda, de un pelaje dorado, que por el efecto de estar barriendo estaba cubierto de pequeñas motas de polvo, que no reducían en lo más mínimo su resplandor.

-Bienvenidos a la posada de madame Grettell-. La forma de hablar de madame Grettell era muy elegante, además de que pasaba una ligera mirada hacia las ponys, muy amable y de complicidad, que provocó que las tres se sonrojaran. -¿Cuánto tiempo piensan quedarse?-. El comentario regresó a la realidad a Lightning Dust, quién al ver que sus compañeras necesitaban un poco de descanso real y al menos un buen baño, pidió una habitación por una noche completa.

Lyra y Bombón regresaron a la realidad con este comentario, pues deseaban descansar más que eso.

-Serán diez bits por pony por favor-. El comentario dejo en silencio a las tres ponys, pues por su parte, Lyra y Bombón se habían hospedado en otras posadas que solo les pedían diez bits, pero por habitación.

-No podría hacernos un descuento, venimos de muy lejos-. Bombón trato de razonar con la grifin, quien con una voz aún más firme, pero igual de elegante, continuó.

-Diez bits por pony por favor-.

Al ver que no tendrían más opción, Lightning se acercó a madame Grettell, rebuscó entre su melena y le entregó un broche con forma de dragón hecho de oro puro.

-Puede revisarlo si gusta, es una reliquia antigua, vale al menos cincuenta bits-.

Madame Grettell tomó con cuidado el broche, le dió la vuelta una y otra vez, hasta darle su visto bueno, con una sonrisa y entregando alegremente a la pegaso las llaves de su cuarto. El número en la llave marcaba "104".

-Su cuarto está en el piso de arriba, siéntase en su casa-. Dicho esto, madame Grettell tomó su escoba y se dispuso a continuar con su labor, no sin antes darle algunas instrucciones a su hija.

-Gaby, lleva esto a casa del señor Gabriel, dile que ya está apuntado en su cuenta-. El paquete era una caja de cartón, sellada con un simple hilo anudado, que parecía algo pesado a pesar del tamaño tan pequeño.

Gaby tomó el paquete, saludó de forma militar y salió como si nada. Madame Grettell se alejó del recibidor y dejó a las tres ponys solas. Ellas seguramente no entendieron a la primera que los grifins esperan que todos sean como ellos, independientes y capacitados desde que nacen.

Al final, las ponys decidieron subir a su habitación para descansar, subieron las escaleras, tanto los peldaños y los barandales eran de pino negro, muy brillante y rígido.

Llegaron al cuarto "104", con el número sobre la puerta tallado sobre una placa de madera amarilla y barnizada, la llave entró un poco forzada, pero abrió al instante al momento del giro.

El cuarto era, en todos los sentidos, enorme en comparación a cualquier otro en el que se hubieran hospedado ninguna de las ponis.

Era un cuarto simple, una cama enorme, una mesa redonda con un par de sillas y una puerta al fondo que llevaba a un baño, pequeño, pero espacioso, todo a medida de un grifin, que son al menos medio cuerpo más grandes que un pony adulto.

Cada pony se separó al momento de entrar. Lyra arrojó su alforja y se dirigió directo al baño, que de forma increíble tenía agua caliente, y no tardó en desnudarse por completo y tomar un baño.

Bonbon se subió a la cama y comenzó a desempacar, si así se le puede decir "desempacar" a sacar y organizar una serie de dulces envueltos en varios colores, con letras en código que aparentemente solo ella entendía.

Lightning se acomodó en la mesa redonda, con el pergamino que había copiado y continuó traduciéndolo en silencio.

No pasó mucho tiempo antes de que, por curiosidad aparente, Bonbon abordará a Lightning con un par de comentarios que parecían venir de la nada.

-Y dime gran líder, que estamos buscando en este lugar exactamente-, Bonbon seguía organizando sus dulces mientras decía esto, y Lightning apenas le dió un poco de importancia a su comentario, pero para no romper la unión del grupo, decidió revelarle un poco más de información.

-A un pony-, esto lo dijo sin siquiera separar su vista del pergamino.

-¿Y qué tipo de pony vale tanto este viaje?-, Bonbon continuó con sus dulces.

-Un pony medium-. El comentario finalmente había hecho reaccionar a Bonbon, dirigiendo la vista hacia Lightning.

El don de ser un médium, llamar a los muertos desde el otro mundo, era uno demasiado inusual, solamente se tiene registro de al menos cien médiums en toda la historia pony y de la mayoría no quedó ni rastro desde la última guerra con los morganos.

-¿Y para qué lo buscamos?-

-Lo necesitan en Cánterlot para un hechizo-

-¿Qué clase de hechizo?-

-No lo se-

Con ese último comentario Bonbon comenzó a pensar el por qué estaban ahí, pero para no obligar a que la conversación terminará, continuó con un comentario un poco más astuto esta vez.

-Espero que no intenten traer nada del otro lado, después de todo, esa clase de prácticas se prohibió desde hace siglos-. Esto último lo dijo mientras regresaba su mirada a sus dulces y de reojo revisaba la reacción de Lightning.

Ella por su parte había cerrado de golpe el libro y lo había guardado en su alforja.

-Iré a buscar algo de comer-. Dicho esto, Lightning se dispuso a salir del cuarto, en silencio y sin dirigirle la mirada a su compañera.

Al abrir la puerta, Lightning casi choca de cara contra una charola, llevada de garras por Gaby.

-Perdon por interrumpirlas, mi madre les manda estos postres de cortesía-. Los postres eran nada menos que bollos de Grifin, algo quemados de las orillas, pero que emanaban un aroma bastante delicioso.

- Se ven deliciosos-. Lyra finalmente había terminado con su ducha y había salido con una enorme toalla enredada en la melena.

Las tres ponys disfrutaron de los bollos, que aún estando un poco secos, tenían un sabor inigualable, dejando de lado la conversación sobre los médiums..

La tarde paso muy rápido, Madame Grettell les preparo una cena algo simple pero que las dejo satisfechas y caída la noche, solo Bonbon y Lyra habían ido a dormir.

Lightning se la paso traduciendo el grabado del castillo bajo la luz tenue de una vela que le había vendido madam Grettell por dos bits.

Fue solo pasada las dos de la madrugada, que Lightning había terminado de traducir el pergamino, y se veía demasiado excitada.

Tomó su chaqueta, algunos bocadillos, y salió lo más silenciosamente posible de la habitación. Ya que podía volar, bajó fácilmente al vestíbulo de la posada sin hacer siquiera un ruido, abriendo lentamente la puerta de la posada.

-¿Y a donde se supone que vas?-

Una voz la interceptó viniendo prácticamente de la nada, revelando al final la figura de Lyra y Bombón en el vestíbulo, Lyra las había transportado hasta ahí.

-¿Piensas dejarnos abandonadas?-, Bonbon parecía más indignada que molesta, le parecía un verdadero fastidio haber seguido a alguien que le parecía tan molesta para que la dejarán a la deriva de repente.

-Ya sé dónde están los ponys médiums, huyeron a la tierra salvaje durante la última guerra-. La tierra salvaje era en donde vivían las cebras, elefantes y muchas otras criaturas de las cuales solo se tenía registro escrito; se encuentra más allá de la frontera sur de Equestria, justo pasando la cordillera de Boreas.

-¿Por qué demonios es tan importante irte ahora…-, Bonbon se detuvo de golpe, finalmente ataba los cabos de la misión, -... Piensas traerla de regreso verdad? ¿A Gilda?-. El comentario logró sacar de foco a Lightning, provocando que se diera la vuelta y enfrentará cara a cara a la pony terrestre, que continuó con su argumento.

-No servirá de nada, un pony no puede volver a la vida sin dar algo a cambio, tú lo sabes.-

Lightning se veía con la cara un poco roja, estaba a punto de llorar, pero en vez de pelear una batalla de por sí pérdida, decidió algo diferente. Lyra estaba parada atrás de Bonbon escuchando toda la conversación, y era a ella a quien se dirigió la pegaso en esta ocasión.

-La misión termina aquí para ti Lyra, yo no te culpo de nada, eres libre de regresar a Equestria o a dónde te plazca-. Lightning le dijo esto a la unicornio con una sonrisa ligera pero reconfortante, dándose una vez más la vuelta para continuar con su camino.

-Espera, yo voy contigo-. Lyra le gritó a la pegaso muy fuertemente, provocando que madame Grettell y Gaby salieran a ver qué pasaba.

-Espera un momento, me dijiste que este viaje era para que te declararan inocente, estás exonerada, ¿por qué quieres ir con ella?- Bonbon ahora sí estaba molesta, pues solo quería tener una razón para regresar a casa y ahora su amiga querida no la quería acompañar.

Lyra ni siquiera contestó, con su magia invoco sus cosas desde su cuarto, se amarró bien la alforja y continuó a seguir a Lightning a la puerta.

-¡Lyra!-. Bonbon exigió la atención de su amiga en esta ocasión, logrando que ella se diera la vuelta para contestar.

-Tal vez ahora no lo entiendas, pero si se tratara de ti, yo haría lo mismo que ella-. Dicho esto, Lyra se le unió a Lightning en la puerta, y está le correspondió con una sonrisa, aceptándola finalmente como una aliada.

Bonbon se quedó en el vestíbulo con la cara toda roja, en silencio, con la mirada fija de las grifins atrás de ella esperando su reacción.

Por fin, Bonbon salió corriendo al cuarto 104, recogió todo lo que pudo, saltó por el barandal hasta el vestíbulo, y salió corriendo para alcanzar a sus compañeras en camino a la tierra salvaje, dejando de paso la llave con el número 104 en las garras de Gaby.

-Supongo no debemos esperar propina extra en esta ocasión-. Madame Grettell ya estaba algo molesta, así que regresó a su cuarto en silencio.

Por su parte, Gaby se quedó en el vestíbulo, tratando de comprender, cómo era que los pony eran capaces de hacer tanto, solo por un amigo.


PUES ASI CONTINUA FINALMENTE, ESTAS HISTORIAS TENDRAN CONTINUIDAD UNA POR UNA, PERO SOLO SI VALEN LA PENA, SON CORTAS, DE TRAMAS ALGO ENRREDADAS, PERO CON UN TONO UN POCO MENOS INTENSO, COMO SEA, ESPERO LAS DISFRUTEN Y SAQUEN LAS CONCLUSIONES QUE LES PLASCA, ES PUNTO ES DIVERTIRSE, LOS VEO EN EL FUTURO.