El rey dice...
Summary: Era un rey literalmente. Todo lo que el decía todo se hacía. Todo lo que quería lo tenía a excepción del corazón de la sirvienta Kagome. InuKag.
Aclaraciones:
PLAYA. PLAYA. SHOT. SHOT!
Nada me pertenece ;(.
Con el rey se refieren a Inuyasha.
"Me conforma decir que se me hizo tarde,
A decir que lo olvidé, cariño"
Orden Uno: Jardín.
Sus amigos le decían que era demasiado afortunada. Y la verdad no les creía, es decir su madre trabajaba en la casa de la familia más poderosa de todo Japón y la verdad no se sentía ni un poco afortunada. Pero la gente tiende a decir que era afortunada con solo encontrarse un par de monedas olvidadas.
Su madre trabajaba en esa mansión y ella iba los sábados a ayudarla. No escuchaba las noticias relacionadas a esa familia, el día que iba se enteraba de todo lo que el hijo menor había hecho durante solo un día. Era sorprendente todas las cosas que el hacía, cada sirvienta tenía historias que contar. Si lo decían al público que admiraba al joven entonces estaban demandados. Así de sencillo era todo.
Como había dicho cada sábado tenía que ir a esa casa, llevaba yendo como dos meses, había visto al muchacho a lo lejos y la verdad no era tan guapo como lo decían esos programas de cotilleo que pasaban en la mañana. Tosió un poco mientras caminaba, era una mañana fresca e iba a llegar tarde. Su madre de seguro estaba esperándola molesta; No se había negado porque le pagaban muy bien, con ese dinero salía y no le pedía a su madre un dinero que su madre podía utilizar en otras cosas, también con ese dinero de vez en cuando se compraba un libro interesante que la llevará a un mundo diferente en el que vivía. De acuerdo estaba mintiendo, si quisiera escapar de la realidad no leería libros, consumiría drogas hasta quedar completamente idiota y tener alucinaciones ya sin la necesidad de consumir esas drogas.
Sí, solían decirle que tenía una forma cruda y agria de ver el mundo. No era su culpa. Y la verdad ella no sentía que era cruda o agria más bien era realista. En la escuela y cuando salía siempre escuchaba decir un "¿Qué pasaría si el rey me viera en la calle?" "¿Le gustaré?" Rolaba sus ojos cada vez que escuchaba algo relacionado con el rey. ¡Ese sujeto jamás se atrevería a caminar con la gente común y corriente! Primero el tendría que mandar a desinfectar la calle y luego usaría a sus guardaespaldas como alfombra y ya si tenía ganas caminaba encima de ellos.
Como un evento desafortunado había tenido la mala suerte de haberse quedado dormida por más tiempo, todo por andar festejando el cumpleaños de uno de sus amigos. Solo por el hecho de que su madre y ella eran sirvientas no era algo que le iba a impedir tener amigos. Iba a llegar tarde, ya podía escuchar la voz de su mamá regañándola por llegar tarde. Entró por la parte trasera, los dos hombres de seguridad ya la conocían así que la dejaron pasar sin hacerle algún problema.
El primer día en que había entrado a esa mansión había quedado anonada por esas hermosas flores que tenían en el grande y hermoso jardín. Había también figuras hechas con las plantas de esos árboles. Ese grande jardín era lo más hermoso que había visto, y lo decía enserio. Solamente esa vez se sintió con suerte de trabajar en ese lugar.
Un lugar hermoso necesitaba personas hermosas ¿No? Falso, por lo que había escuchado de las otras sirvientas el hijo menor de esa familia traía mujeres con el las veinticuatro horas del día. Salía desde la tarde y llegaba hasta altas horas de la noche, con manchas de labial en su ropa y oliendo al perfume de Paris Hilton. Llegaba ebrio. Pero bueno ¿Qué persona no llegaba ebria alguna vez a su casa? Fumaba. Y podría seguir enlistando las cosas malas que el hacía pero era la vida de el y ella no tenía nada que ver en su vida reventada de adolescente empedernido y liberal. Su mamá ya la habría dejado durmiendo en la calle si hacía algo de desastre. Siguió caminando por esa grande mansión, trabajaba por el dinero pero no estaba esperando la oportunidad de lograr ver al hijo de esta familia para enamorarlo de ella y quedarse su dinero. Estaba completamente segura de que aunque el la viera el no sentiría nada por ella.
Siguió caminando por esos hermosos caminos, eran las ocho y media de la mañana iba a ser regañada por su mamá y la encargada de las sirvientas.
Llegó apresurada mientras la cocinera sonreía y comenzaba a mezclar algo.
Toda la cocina trabajaba rápido y en silencio, miles de ayudantes del chef de cinco estrellas que esa cocina poseía. Solo iba por el dinero del sábado. Una trabajadora que estaba descansando le indico donde estaba su mamá, y después de diez minutos logró llegar al cuarto de lavado. Sacando sabanas blancas y grandes, el aroma de detergente le llegó rápido a la nariz y sintió como si estuviera viajando en un lugar desconocido miles de sabanas blancas húmedas, y olorosas colgadas alrededor de ella, por un momento se le había olvidado a quien estaba buscando, hasta que escuchó su nombre ser mencionado un par de veces.
Dejó de pensar cosas estúpidas e infantiles, para ver como su mamá estaba en ese grande cuarto sacando las sabanas con ayuda de dos sirvientas jóvenes.
-Llegas tarde, la señora Kaede esta enfadada-Dijo con su voz amable. Su madre y ella tenían muchas cosas en común pero por un motivo que desconocía no se atrevía a contarle todas las cosas que hacía un viernes por la noche. Eran amigas pero también estaba la línea divisora de madre e hija. Y un hijo jamás sabía cuando tu madre dejaba el rol de amiga para convertirse en la madre que te regaña cuando haces alguna estupidez-Búscala esta en el comedor sirviendo la comida de los señores-Dijo su madre mientras veía como su hija asentía y comenzaba a ir a buscar a la señora Kaede-
La adolescente fue caminando con cuidado por los pasillos de la grande mansión, manteniendo sus manos a los costados. Llegó al comedor, el lugar era más grande que su casa pero eso no le importaba, ahí no estaba Kaede y sin Kaede no tenía idea de que hacer. Salió del lugar procurando de no hacer ningún ruido, no veía a la señora Kaede en ningún lugar, metió sus manos en los bolsillos de su falda de mezclilla, se estaba desesperando. Sus ojos se hicieron grandes al ver a la persona que estaba bajando las escaleras. Muchacho de cabello negro, alto, piel clara con unas mejillas rojas porque posiblemente se había quedado más tiempo en la alberca. Sus ojos eran dorados como los de un leopardo, fijos en cualquier objeto que vieran. Su madre le había dicho que era extremadamente guapo, no había mentido pero no era una maravilla.
Dio media vuelta para así seguir caminando e ir buscando otro camino que la llevará hacia Kaede.
El caminaba siendo un ser superior, tenía actitud, estilo, era guapo y tenía mucho dinero. ¡Todos necesitaban esas cuatro cosas para sobrevivir! Desarregló su cabello según a su moda. Si no tenías la actitud era difícil tener todas las chicas, su estilo daba mucho a que hablar. ¿Guapo? No necesitaba un espejo que le dijera que era guapo, el lo sabía y estaba seguro de eso. Con el dinero puedes tener a todas las chicas, las cosas vienen fáciles hacia ti y las chicas también. Sonrió mientras acomodaba un poco su camisa de marca, y al llegar al último escalón sus ojos captaron a una muchacha que caminaba en dirección contraria de donde el se encontraba.
De una manera que presumía que iba a hacer algo malo. Una muchacha nueva con muy bonitas piernas.
-¡Hey!-La llamó mientras veía como la muchacha se tensaba, tenía cintura pequeña y cuando el dio un par de pasos y esperó con sus brazos cruzados que ella diera la vuelta para encararlo pero eso no sucedió, ella aun continuaba viendo otra dirección. Y el se estaba desesperando-
-¿Sí?-Escucho una voz segura proveniente de esa muchacha, ella se giró con una sonrisa totalmente fingida. La vio mejor, dos pechos que no eran enormes a el le daban asco los pechos enormes, una nariz pequeña. Labios carnosos, y ojos que se veían cansados, su cabello era negro azabache se veía sedoso pero no deseaba tocarlo. Llevaba muy poco maquillaje y jamás la había visto en ese lugar...-¿Haz visto a Kaede?-Preguntó ella mientras el levantaba su ceja-
-¿Quién eres y qué haces en mi casa?-¡Uh! Alguien tenía problemas de actitud por la mañana pensó Kagome. Esa pregunta era un poco retrasada aunque el preguntara su nombre era obvio que lo iba a olvidar, eso hacía la gente importante-
-Kagome y por si no lo sabes hay gente que trabaja en tu casa-Dijo ella de manera tranquila, se sorprendió de que sus rodillas no temblaron o de que su corazón no escapara latidos de manera violenta. Pero el estaba más sorprendido ante el tono de voz que ella utilizaba con el-
-¡Kagome!-Escuchó ser llamada por la mujer que le iba a dar sus deberes, paso por un lado de ese sujeto mientras se acercaba a Kaede, una mujer de edad adulta con cabello gris y ojos pequeños. Era vieja, pero esos años de vejez eran pura experiencia-Joven Inuyasha-Dijo la mujer mientras hacía una reverencia y entonces Kagome continuaba estando erguida, ni siquiera se inclino porque Kaede la miró de manera furiosa-
-Kagome llegas tarde-Dijo Kaede un poco molesta mientras Kagome dejaba de ver a Inuyasha para mirar a Kaede, totalmente salvada. Su madre le dijo que un día esa lengua veloz que tenía iba a causarle problemas, no lo creía. Inuyasha aun se encontraba ahí sonriendo de manera malvada-Joven Inuyasha lo esta buscando su tutor-Lo vio hacer un rostro de desagrado-Me dijo que si lo veía le dijera...Y si me disculpa creo que debes ir a tus clases-Kaede dejo de ver a Inuyasha para ver a Kagome-
-Y no me has visto-Dijo el con una sonrisa mientras comenzaba a irse hacia otro camino, Kagome roló sus ojos era obvio que el no planeaba tener clases. ¿Quién querría tener clases en un sábado?-
Kaede posiblemente era la única sirvienta que el en verdad recordaba. Llevaba tanto tiempo en su mansión, de seguro mucho antes de que el naciera.
-Y tu-Dijo Kaede en susurró mientras la señalaba, ese iba a ser su regaño-No puedes hablar así como así con los Taisho-Volvió a hablar, no tuvo nada que decir ante eso. Cuando Kaede le dijo eso sintió como si le estuviera diciendo que no era lo suficientemente buena para hablar con el-Ve y ayuda en la cocina-Kagome comenzó a irse, dejando a Kaede con un rostro lleno de pensamientos-
Cuando se fue no dejo de pensar en la forma en que Inuyasha estaba sonriendo o la forma en que vio a Kagome. Se fue con pendiente, iba a ponerle deberes a Kagome en los lugares donde Inuyasha no la viera, porque si se acercaba a ella estaba segura de que el iba a querer acostarse con ella. Iba a tratar acostarse con ella, que esa sería su meta. Y conociendo a Kagome ella se iba a negar pero entonces ¿Cuál era el problema? La respuesta era sencilla. Inuyasha siempre estaba rodeado de mujeres que lo aceptaban, y cuando conociera a la primera muchacha que lo rechazará.
El interés iba a crecer más. Y luego, bueno no deseaba imaginar mucho sobre Inuyasha y Kagome así que fue a ver como iban las cosas en la cocina.
Le contó a su mamá que había hablado con Inuyasha, y su mamá la felicitó. No es que estuviera entusiasmada por eso, es solo que si lo decía a otra persona no la iban a ver igual. Continúo acomodando las cosas en la alacena tirando lo que ya no servía. En la cocina estaban los que hacían la comida, había muchas cajas de cerveza y galletas, miró a todos lados y sacó un par de galletas. Se sentó en el banco y dejo de acomodar para servirse un poco de leche.
-¿Quieren? Olvide desayunar-Informó a los de la cocina mientras negaban, normalmente tenían prohibido tomar cosas de la alacena, pero no es como si le estuviera quitando la comida a alguien pobre ¿verdad? Continuo comiendo sus galletas y bebiendo leche, mientras luego iba a tirar la envoltura de las galletas y metía la leche de nuevo en el refrigerador-
-¿Te vas a ir a la misma hora?-Preguntó la cocinera mientras los ayudantes iban de un lado a otro, ella miró a la cocinera confundida-¿No recuerdas?-Intentó recordar lo juraba pero...-
Kagome fue a terminar de arreglar la alacena, y luego fue a buscar a su mamá le habían dicho que su mamá estaba en el jardín limpiando la fuente. ¿Su mamá no se cansaba? O ¿Era un robot? Porque andar caminando por esa casa desde las siete hasta las ocho de la noche, de seguro era cansado.
Fue al jardín. Y antes de ver a su madre vio a Inuyasha encendiendo un cigarrillo lo hizo con elegancia y estilo. Probablemente el hacía que los fumadores se vieran bien, agitó su cabeza mientras veía como el se le quedaba viendo de nuevo.
El tenía el poder en esos momentos. O eso creía el.
-¿Tan rápido te vas?-Preguntó con burla mientras ella se giraba y o veía con un poco de desagrado. Arrogante, arrogante. ¡Odiaba que los hombres se creyeran superiores a las mujeres!-
-¿Miedo a que me extrañes?-Le contestó ella con un poco de burla, el se molestó ya que en cuestión de segundos estuvo a su lado. Tirando el cigarro y pisándolo fuertemente, posiblemente el estaba imaginando que ella era el cigarro-
-Ninguna sirvienta me va a hablar así...La primera vez tuviste suerte por Kaede pero esta... ¡Oh!-El estaba hablando demasiado, el sabía que ella con su lengua filosa estaba tentando su suerte ¿Qué podía hacer un hombre con una muchacha que usaba una falda? Uhm, se le veían sucias ideas a la mente a Inuyasha. Para Kagome solo un niño rico no podía saber que todas las personas eran iguales-
-¿Crees que solo porque eres rico no te puedo hablar así?-Preguntó ella con burla mientras rolaba sus ojos y comenzaba a darle la espalda al caminar hacia otra dirección, eso a el no le gustaba así que rápido se acercó a ella y cuando estuvo detrás de ella la empujo hacia el suelo. Iba a enseñarle quien mandaba a quien en ese momento-
-Eso creo, zorra-Dijo mientras ella intentaba levantarse pero ¡Oh, sorpresa! El ahora estaba encima de ella. Tragó saliva con dificultad mientras intentaba quitárselo de encima pero el era demasiado fuerte-Así que no te voy a castigar si sigues mis ordenes, conviértete en mi propia sirvienta los dos sabemos que te mueres por pasar tiempo conmigo...Por eso me sigues...-Dijo el aumentando su ego con extrañas teorías falsas. La tenía debajo de el, y el se estaba acercando tanto que Kagome tuvo que hacer viscos-
-No me llamo zorra, que tengas un cerebro pequeño como para no recordar mi nombre es otra cosa y ¿Por qué te voy a obedecer?-Preguntó ella aun con descaro, el estaba conteniendo su coraje. Principalmente había perdido a sus dos novias en dos segundos todo porque el estaba encaprichado con algo-Y Einstein no te estoy siguiendo-Dijo ella mientras soltaba una de sus manos y trataba de empujarlo, con una de sus manos tomo las dos manos de Kagome poniéndolas detrás de el, y su otra mano estaba en la pequeña cintura de ella-
Estaba comenzando a tener miedo. El se acercaba un poco, y pudo ver sus ojos dorados brillando de una manera en que solo brillaban cuando...
-¿Te quitas? Comienzo a perder el oxigeno-Dijo mientras el levantaba su ceja y de la nada el se acercaba a besarla. ¡Ugh! Estaba besando a Inuyasha, el soltó un poco su mano, y el no estaba cerrando sus ojos y ella tampoco. Cuando el la soltó un poco de las manos aruñó su espalda, y el dejo de besarla para chillar de dolor, y cuando tuvo la oportunidad comenzó a correr.-
-¡me las pagaras perra!-Escuchó decirlo mientras ella se giraba y le sacaba la lengua para comenzar a irse lejos de el-
Y el se quedo sonriendo. Sonriendo de la manera en que podía congelar el infierno. Esa mujer no entendía que cuando el decía 'me las pagaras' no era con dinero o con besos. El iba a humillarla, iba a hacer que...Su mente estaba teniendo excelentes ideas.
Continuará.
N/A:
"Woah! I'm in love"
"Dude that was a boy with a dress"
"Ugh! I'm gonna puke"
Qué les pareció?
Quieren saber que va a hacer Inuyasha? PORQUE NO LEEN EL SIGUIENTE CAPITULO Y LO AVERIGUAN! : O!
DEJEN REVIEWS!
"Pierde el control, esta noche solo las estrellan lo ven"
BY: WILLNIRA ES BUENA ONDA!
Playing now: on top-the killers!
