Todos los personajes que aparecen en este relato pertenecen a Marvel.
I
Ahora
-¡No puedo creer que ya se estén acabando las vacaciones!- gimoteó Júbilo con el ceño fruncido sobre su tazón de cereales. -¡Si no me ha dado tiempo a hacer nada!
-¿Y qué planes se supone que tenías, cariño? Te has pasado todo el verano tumbada viendo la tele y durmiendo- le contestó Logan desde el mostrador de la cocina. Iba descalzo,en chándal y camiseta de tirantes. Se llenó una taza hasta los bordes de café y se sentó frente a ella estirando las piernas. Sonrió ante la cara de abatimiento de su compañera.
-Bueno, para eso son las vacaciones,¿no?, para no hacer nada. Pero me hubiese gustado hacer algo, no sé, diferente.
-Fuimos unos días a la playa...
-¡No me lo recuerdes! Ya bastante duro es aguantar las estúpidas bromas de Bobby en la escuela como para tener que hacerlo durante cuatro días compartiendo una casa de 100m2.
-¿Alguien ha dicho mi nombre?- Bobby entró alegremente en bermudas en la cocina, cogió una manzana y de un salto se sentó en la encimera a observar a sus dos compañeros.
-¡Mierda!- exclamó Júbilo colocando en su sitio el tirante del peto corto que vestía sobre el biquini.- Ahora tiene otro súper poder, si le nombras tres veces aparece en la habitación.
-¡Venga Jubes! No puedes seguir enfadada por lo de la playa. Sólo era una bola de nieve pequeñita y sabes que no fue aposta...
-¡No sigas por ahí, Trozo de hielo!- le gritó Júbilo levantándose de un salto y señalándolo acusadoramente con la cuchara del desayuno. - Y espero que hoy no me sigas de nuevo.
Con gesto ofendido se volvió y metió todos los cacharros en la pila, cogió una toalla que descansaba en el respaldo de su silla y poniéndose las gafas de sol salió por la cristalera que daba al jardín y la piscina. En seguida Bobby salió tras ella.
-¡Vamos Júbilo! Hasta la semana que viene no vienen todos para el comienzo de las clases. Hagamos algo divertido...
Sosteniendo aún la taza de café caliente entre sus manos Logan rió al oír como Júbilo acababa de empujar a Bobby a la piscina.
-Buenos días Logan.
-Bueno días pelirroja. No tienes buena cara.
Jean contempló su reflejo en la tostadora. Efectivamente tenía ojeras y cara de cansancio. Y la vieja camiseta que llevaba de Scott sobre los pantalones cortos tampoco ayudaba mucho. Tras servirse un poco de fruta se sentó junto a Logan.
-La pequeña Sarah ha estado dando guerra esta noche- comentó Jean acariciando una cada vez más pronunciada barriga. - Ha decidido reposar sobre mi vejiga y me he pasado toda la noche yendo al baño. ¡A parte de este calor!
Logan observó la distraída cara de felicidad de su compañera y no pudo por menos que alegrarse por ella. Instintivamente la abrazó y la besó en la frente.
-Me encanta verte feliz- le susurró al oído. Ella le sonrió agradecida.
-¿Qué tal si dejas de abrazar a mi mujer? -les interrumpió Cíclope acercándose a la cafetera. -¡Y además te has bebido todo el café!
-¡Y yo tengo que ir de nuevo al baño con urgencia! -exclamó Jean levantándose bruscamente. Se acercó a su marido y tras darle un beso añadió: -No quiero peleas mientras estoy fuera, ¿entendido?¡Va por los dos!
Ambos hombres gruñeron a su petición.
Tras dejarles solos Logan se reclinó en su silla descansando los brazos detrás de la cabeza y miró desafiante a Scott. Éste a su vez parecía distraído mirando por la ventana.
-¡Esto es un rollo! Desde que Jean está embarazada es más difícil cabrear a Scott -pensó Logan volviendo a su desayuno.- Aunque aquí llega alguien que puede animar un poco la mañana.
Y efectivamente, en ese momento Ororo entró por la puerta saludando con un discreto buenos días. Llevaba unos pantalones vaqueros cortos y una camiseta rosa de tirantes, y su salvaje melena blanca recogida en una cola de caballo. Sencilla, lo cual indicaba que iba a pasar la mañana trabajando en el invernadero. Logan no pudo por menos que observar sus largas piernas color canela bailando por la cocina mientras se preparaba el desayuno. Entonces el sonido de un motor le distrajo.
-¡La parejita feliz acaba de llegar! -anunció bebiéndose el café de un trago. Estaba dejando su taza en el fregadero cuando la puerta que comunicaba con el garaje se abrió de golpe.
-¡No sé que es lo que entiendes por unas vacaciones románticas, Rata de Pantano, pero desde luego robar en el trascurso de ellas y tener que estar huyendo durante dos días, para mí no lo son!
-¡No te enfades, Cheri! ¡Gámbito simplemente vio la oportunidad! Además, la noche en ese hotel también tuvo su encanto...
Por un momento pareció que Pícara iba a caer bajo los encantos de Remy, pero en el último momento dio un bufido y salió volando por la puerta y escaleras arriba hacía su dormitorio.
-¡Femmes,- suspiró Gámbito sonriendo a sus amigos,- no podemos vivir con ellas ni sin ellas!
-Tú desde luego no, Cajún- rió Logan. Gámbito le respondió con una de sus pícaras sonrisas y un encogimiento de hombros.
-Bienvenido Gámbito, -le sonrió Scott. -Poco a poco volvemos a estar todos en la mansión.
-Y dentro de poco una petite dame aumentará el número. ¿Qué tal están Jean y el bebé?
Henchido de orgullo Scott comenzó a hablar sobre su futura paternidad así como de la elección de llamar a la niña Sarah, como la hermana de Jean. Todo eso Logan ya lo había oido 20 veces, así que decidió volver a prestar atención a la tentación de largas piernas. Pero, tras un rápido vistazo a la cocina, descubrió que con el tumulto de la pelea de Pícara y Gámbito, Ororo había aprovechado para escabullirse por la cristalera a los jardines.
Agradeció el frescor que la recibió al entrar en el enorme invernadero.
-Buenos días queridas, ¿me habéis echado de menos? -saludó a sus amadas plantas paseándose entre ellas, quitando una hoja muerta aquí y oliendo una flor allá. -¿También tenéis calor? Eso tiene fácil solución. -Y alzando una de sus manos llamó a una lluvia ligera que roció toda la vegetación.
Distraída como estaba no notó que alguien más había entrado silenciosamente en el invernadero hasta que unos musculosos brazos la rodearon por la cintura y la atrajeron a un rudo cuerpo. El susto inicial dio paso a una sonrisa y ciertas mariposas en el estómago.
-Me has asustado Logan, -dijo dándose la vuelta y rodeándole el cuello con los brazos.
-¿Cómo sabes que era yo, cariño? Podría ser el Gumbo.
-Remy siempre va afeitado -contestó acariciándole las patillas y la barba de dos días.
-¡Eso es lo que nos diferencia a los hombre de los niños, querida!
-Sí, porque mentalmente no noto la diferencia entre los dos. Sois dos críos de 5 años- rió Ororo. Con gesto fingidamente ofendido Logan la atrajo más hacia él y empezó a besarla el cuello.
-Te puedo mostrar que soy un hombre en muchas otras cosas -susurró. Ororo no pudo evitar cerrar los ojos y un gemido involuntario salió de sus labios cuando los besos subieron hasta el lóbulo de su oreja. Este hombre realmente sabía cómo ponerla a 100 en cuestión de segundos. Pegó su cuerpo más al suyo e inconscientemente le fue dirigiendo hacia una de las mesas de trabajo.
-Se acabó la fiesta, nena -gruñó Logan separándose de golpe de ella. -Por ahí se acerca el Cajún a verte.
Suspirando se volvió y vio a través de la cristalera que efectivamente Remy subía por el paseo fumándose un cigarro.
-Esta casa está llenándose de gente de nuevo -se quejó Logan alejándose en dirección contraria hacia la puerta trasera. -¿Salimos esta noche, los dos solos?
-De acuerdo.
-Pues a las 8 nos vemos en el garaje -y con un guiño desapareció.
-¡Tormentita! -llamó Remy buscándola entre las plantas.
-¡Aquí Remy! -y corrió a fundirse en un abrazo con su querido amigo. -¡Y sabes que no me gusta que me llames así!
-¡Pero si es mi nombre único y amoroso para mi Jinete de los Vientos! -contestó mirándola muy serio a los ojos mientras le apartaba un mechón de la cara.
-¡Anda y deja los nombres "amorosos" para Pícara! -rió Ororo soltándose del abrazo. Él dio un paso atrás ofendido y se tocó el pecho, como si le hubiesen herido.
-¡Pero Cheri, tú sabes que parte de mi corazón es tuyo también!
-¡Adulador!
-¡Gambito se siente apenado de que nunca le creas! ¿O quizás sea que siempre llego en el momento en el que Tormentita tiene a otro homme en su linda cabecita plateada?
Alarmada Ororo miró a su amigo. ¿Qué había querido decir con eso?¿Era posible que supiese algo?
-¿Qué te parece si vamos a la piscina? -comentó de repente Remy, cambiando rápidamente de tema. -Tenemos que aprovechar los días de verano que nos quedan.
-Sí...- contestó aún confusa Ororo. -Puedo continuar con esto mañana. -Y salió por la puerta que galantemente le abrió Remy. Éste salió tras ella, no sin mirar sonriendo durante un momento hacia la puerta trasera por la que Logan había desaparecido minutos antes.
