Disclaimer: todo pertenece a J. K. Rowling. Nada es mío salvo la trama.

Claim: Aberforth/Ariana.

Summary: nunca estarás sola, siempre me tendrás a tu lado.

Rating: K.

Nota: este fic ha sido creado para los "Desafíos" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".

Palabras: poción, amor, dibujo, martirio y trasero.


I

Poción

(Sabes que puedes confiar en mí).


—Aber, por favor —suplicó Ariana por milésima vez—. Sabes que tendré cuidado.

—Y tú sabes que yo ya lo sé, Ariana. Siempre tienes cuidado pero al final algo siempre acaba saliendo mal.

—No es justo —dijo ella frunciendo el ceño—. Lo que pasa es que tienes miedo.

—Sí, Ari —se rió Aberforth—, tengo miedo de que le prendas fuego a toda la casa y luego me eches la culpa a mi. Sabes cómo se pondría Albus.

Ariana se removió sobre la cama y se tumbó boca abajo, con las manos en la barbilla y las piernas entrecruzadas asomando por encima de su cabeza. Aberforth la miró con unos ojos llenos de infinito cariño y esa sonrisa torcida que tanto le desagradaba a Ariana.

—No sonrías así, parece que tramas algo siniestro —se quejó la chica de cabellos dorados—. Tú y Albus no paráis de decir la cantidad de catástrofes que puedo crear en un momento pero he mejorado mucho, de verdad. ¿Cómo voy a aprender a controlarme si nunca me dejáis practicar?

Aberforth abrió la boca para replicar pero Ariana le cortó antes de que pudiera decir nada.

—Además, estamos hablando de aprender pociones. ¿Qué daño puedo hacer con una poción? No es magia de verdad, no es como si lanzara hechizos con una varita —Ariana bajó la vista y fijó la mirada en una florecilla rosa estampada en la colcha de su cama. La miró fijamente apretando los labios como hacía siempre que quería contener las lágrimas y olvidarse de aquello que la afligía—. Ni siquiera tengo varita, no soy una verdadera bruja...

Aberforth se levantó de la silla y dejó el libro que estaba leyendo sobre el escritorio. Fue hacia la cama y se arrodilló, quedando a la altura de su hermana.

—Vamos, Ari, ¿para qué quieres una varita? Tienes más magia dentro de ti de la que ningún gran mago podría desear. Eres especial, Ariana, nunca lo olvides —Aberforth le acarició la mejilla y ella sonrió a la vez que una lágrima se formaba en la comisura de su ojo izquierdo. Él la secó con un dedo antes de que pudiera mojar la piel de porcelana de la chica.

—Gracias, Aber.

Aberforth la miró a los ojos fijamente, suspiró y se levantó rápidamente, dando por zanjada la discusión.

—No sé de qué te quejas, Ariana. Consigues manipular mi mente sin necesidad de hechizos ni brebajes mágicos —la miró con una expresión severa para después dedicarle la más cálida de las sonrisas—. Anda, levántate y coge el libro que he dejado sobre el escritorio. Es mi libro de pociones de primer año.

Ariana corrió hacia su hermano y lo abrazó con fuerza durante largo rato, hasta que le dolieron los brazos. Después fue hasta el escritorio y tomó el libro, mirándolo como si se tratara de su bien más preciado.

—Gracias, Aber. Eres el mejor.

—Sí, sí. Anda, corre. Será mejor que nos demos prisa, antes de que Albus vuelva —se dirigió hacia la puerta y agarró el pomo—. Si se entera de esto estaremos metidos en un buen lío.

Abrió la puerta y salió al pasillo. Ariana le adelantó y comenzó a bajar las escaleras a toda prisa, deseosa de comenzar su primera lección de pociones a escondidas.

Aberforth no pudo sino preguntarse si no estaría siendo demasiado blando con ella. Ariana era su hermana pequeña, sí, pero tan solo por un año. Además, Albus era poco mayor que ellos y, sin embargo, era extremadamente severo con él y con Ari. Aberforth decidió que sus vidas ya eran demasiado complicadas como para detenerse a debatir esas cuestiones mentalmente. Decidió que lo más importante era que Ariana fuese feliz y que para ello los necesitaba a ambos, al severo de Albus y al simpático de Aberforth, para poder seguir sonriendo sin perder del todo la cordura.


¿?