Especial
Petunia no odiaba a su hermana.
La llamaba anormal, pero no la odiaba. Derramaba agua sobre sus ensayos escolares, pero no la odiaba. La despreciaba, pero no la odiaba.
Petunia odiaba lo que su hermana podía hacer. Lo que su hermana era.
Petunia odiaba la magia.
Porque cuando Lily recibió el sobre de esa escuela para raros, los ojos de sus padres brillaron con orgullo. "Tenemos una bruja en la familia" dijeron. "Sabíamos que nuestra hija sería especial".
Claro, ella no era especial. Ella era común, normal. Muggle. Ella no tenía nada diferente al resto.
Petunia no poseía una varita, no sabía cómo hacer para transformar teteras en ratas, no recibía cartas mediante una lechuza y sus fotos eran estáticas. Aunque cantara como los dioses.
Petunia no era querida por sus padres de la misma manera en que Lily lo era.
Ella simplemente ocupaba el rol de intento fallido. La hermana de una bruja. Y por eso debía sentir admiración, respeto, orgullo.
Luego, un día, Lily regresó de las vacaciones con noticias aterradoras. Su mundo estaba en guerra. Un mago muy malo y poderoso pretendía matar a todos los que –como ella- eran sangre sucia. Y eso no podía permitirlo. Lucharía.
"Cariño, eres tan valiente" comentaron sus padres entonces. "Recuerda que te amamos" expresó su madre llorando.
Y Petunia se sintió mal, porque nunca había arrancado de su madre ni una sola lágrima. Porque nunca había compartido un momento tan íntimo con ella. Porque nunca se había sentido tan desorientada. Descolocada. Porque entendió – o creyó entender- que ella ya no era parte de la familia. Que tal vez nunca lo había sido.
Entonces se escudó en su normalidad. "Es injusto" - pensó- "que siendo ella la rara, yo sea la que sobra".
Poco a poco, Petunia fue continuando con su vida, tratando de ignorar
el sentimiento de abandono que se escondía en un rincón de su corazón.
No. Petunia no odiaba a su hermana. La envidiaba.
La envidió incluso después de muerta, por la hermosa familia que había creado.
La envidió después de leer la carta de Dumbledore, porque comprendió que en su mundo Lily era querida, y que sería echada de menos.
La envidió por haber sido capaz de dar algo tan valioso como la vida por el bien común.
La envidió por su manera de proteger a Harry.
La envidió por destacarse y ser especial aún en donde todo era especial.
Porque a Petunia, a pesar de su normalidad, le hubiera gustado sentirse única.
Especial.
