Quien te puso en mi camino, quien te dijo que aún estaba vivo, quien tuvo la brillante idea, y me dijo que también estaba sola y abrí mis brazos y así le entregue mi vida.

CAPITULO N° 1

UNA NOCHE INNOLVIDABLE

Por: Tatita Andrew

La lluvia caía incesante sobre ella, deslizándose desde su cabello hasta llegar a sus pies, a cada paso sus zapatos se sumergían en los charcos de agua de la calzada, el frío empezaba a colarse por sus huesos, y por las calles nadie con buen sentido común, caminaba sin un auto o paraguas para protegerse de la lluvia.

Después de todo no había sido una buena cuando salió corriendo hacia la calle y decidió caminar de regreso a su casa, habían mas de seis kilómetros de donde estaba y no sabía si podría resistir seguir caminando, no pensó en la lluvia que se avecinaba, lo único que deseaba era salir corriendo de la casa de su novio, deseaba olvidar todo, olvidar el dolor que le había causado el verlo era lo que menos se esperaba de todas las personas en el mundo.

Recordaba con la ilusión con que había salido de su casa, las ganas que tenía de verlo, después de todo era un caballero llevaban mas de un año saliendo juntos, y nunca se había atrevido a propasarse con ella, la respetaba le decía y ella le creyó. Tomo un carruaje y decidió darle la sorpresa se había vestido muy sensual, la ocasión lo ameritaba otro grave error, ese vestido de seda que dejaba al desnudo sus hombros, no eran ningún abrigo para el inclemente frío, pero ese día había decidido llevar su relación a otro nivel, después de todo llevaban tiempo saliendo, y se sentía sola, después de morir su padre, Adam era la única persona en la tierra que la quería de verdad o así pensó ella hasta que llego a su casa, después de que el carruaje la dejará en la puerta, a punto de tocar la puerta, escucho ruidos y se asomo por un gran ventanal de vidrio, otro grave error, allí estaba su ex novio en brazos de otra amante, en donde quedaron las promesas de querer darle una vida mejor, en donde sus palabras que la quería seriamente y que por eso no la tocaba porque la respetaba para ser su esposa. Pero tal vez todo eso lo decía, porque no tenía tiempo para ella cuando la pareja se volteo a verla. No se le ocurrió otra cosa que correr, correr con todas sus fuerzas, y escapar, pero al hacerlo jamás pensó, que la lluvia azotaría con tanta fuerza.

A lo lejos diviso un juego de luces, no se si estaba alucinando, pero las vio tan cerca de ella, escucho una voz muy sensual que se paro junto a ella.

-¿Ey muchacha te encuentras bien?

-Sí… eso creo dijo confusa.

Pero al mirar al extraño que se había detenido, se perdió en aquellos ojos tan azules como nunca antes había visto en su vida, su mirada la llenaba de paz, y al mirarlo allí junto a ella y a la lluvia pensó que era un angel que había venido para rescatarla, era mucho más que un ángel, demasiado guapo, parecía casi una alucinación, su cabello rubio dorado empapándose en la lluvia y se dio cuenta que por su culpa el extraño también se estaba mojando pues al mirar su camisa blanca esta se había pegado a su cuerpo tan sensualmente que tembló al mirar esos hermosos pectorales.

-¿Qué haces bajo la lluvia alguien te ha hecho daño?

-No.. no no ha pasado nada de eso.-¿Me podría llevar? Sugirió, esa presencia la llenaba y aunque recién lo conocía se sentía segura a su lado.

-Por supuesto donde vive.

Ella intento responderle pero sus labios empezaron a temblar casi sin poderlos controlar.

-Vamos, camina conmigo no quiero que te desmayes.

Y se acerco junto a ella, coloco un brazo sobre su hombro y la atrajo hacía sí para sostenerla así evitaba que se cayera.

Que sensación tan placentera por primera vez en mucho tiempo se sentía tan bien tan segura, en sus brazos, aquella mano sobre su hombro le producía tanto calor, que se le cruzo un pensamiento en ese momento lo seguiría hasta el fin del mundo.

El le ofreció su mano para ayudarla subir al carruaje, ese simple contacto hizo que suba una corriente eléctrica por todo su cuerpo, debe ser producto del cansancio pensó, tal vez y ya estoy delirando.

El la ayudo a colocarse en el sillón de cuero, y tomo un abrigo que estaba del otro lado.

-Toma esto te calentara- mientras le colocaba su abrigo sobre sus hombros.

Ella subió las dos piernas sobre el sillón y sus manos las coloco en sus rodillas, su abrigo la confortaba igual que lo había hecho su brazo cuando la abrazo para ayudarla, el olor que desprendía el abrigo le inundaba los sentido, así ha de oler a él, a masculinidad a hombre.

-Donde me dijiste que vivías.

-A se..is kilómetros de aquí.

Albert se quedo observando aquella muchacha que temblaba de frío, en su carruaje, el venía de una importante reunión de negocios, pero no paso desapercibida aquella chica que caminaba sin ninguna protección sobre la lluvia pensó que aquella era una chica insensata por caminar así bajo aquel torrencial aguacero, pero al acercarse se percato de que ella iba como en shock seguramente debe de haberle pasado algo muy grave para que haya tomado aquella decisión, pensó con rabia que ojala que nadie le haya hecho daño, porque su sentido de la responsabilidad era tan fuerte que capaz buscaría aquel bastardo para que pagara por ello, igual que ese mismo deber lo hizo detenerse al verla indefensa bajo la lluvia.

Pero en ese momento lo único que pensaba era en lo hermosa que se veía esa chica, a pesar de lo pálida que estaba, a pesar de estar toda mojada por la lluvia pensó para si mismo que jamás había visto a una chica tan hermosa como aquella, se sentía un completo imbécil por tener esos pensamientos pecaminosos, cuando lo único que tenía que hacer era ayudar a esa chica hasta llevarla a su casa.

-¿En su casa hay alguien que pueda ayudarla? Pregunto

-No hace poco murió mi padre.

-Entonces tendré que llevarla hasta mi hotel, no puedo permitir que se queda sola, no en el estado en que se encuentra.

A pesar de no quererse involucrar más de la cuenta con aquella muchacha, al verla tiritar de frío hizo despertar en él un sentimiento protector que no pudo resistirse ayudarla.

-Venga aquí acercarse a mí yo la calentaré.

Candy pensó que estaba en el paraíso, recostada en el hombro de aquel ángel, que había se había detenido para ayudarla, su cercanía, su olor, despertaban en ella necesidades que ni ella misma sabía que tenía, ni siquiera con Adam que llevaban casi un año, se había sentido también que poco a poco cerro los ojos por la seguridad que le brindaba ese calor.

No fue hasta que escucho que la llamaban y la tomaban por los hombros supo que el coche se había detenido.

-¿Cómo te llamas?

-Candy

-¡Candy puedes caminar!

-Creo que sí.

Pero al intentar ponerse de pie, sus piernas flaquearon y estuvo a punto de caerse si no fuera porque aquel caballero la sostuvo entre sus brazos de seguro se iba directo al piso.

Y en ese momento sintió que estaba volando, lo mas seguro era eso, porque se sentía volar en las nubes en los brazos de aquel ángel. Podía sentirlo tan cerca, sus bellos rubios asomándose por los botones de su camisa empapada. Le producía tanto calor su cercanía incluso más que el abrigo que llevaba sobre sus hombros. Al verlo todo empapado le dio un sentimiento de remordimiento por su culpa aquel caballero se había empapado la elegante camisa que llevaba de sus labios tembloroso salió un.

-Lo siento.. no quise empaparte.

-Tranquila Candy todo estará bien.

Al escuchar esas palabras instintivamente lo abrazo por el cuello y recostó su cabeza en su hombro pensó que si estaba muriendo, estaba en el mismísimo cielo.

De pronto todo volvió a la normalidad cuando el la deslizo por su fornido pecho para colocarla en el suelo.

Sus piernas temblaban, sus brazos también. Pero era algo que no podía evitar.

-Crees que puedas darte un baño caliente, eso te sentara bien.

-Sí, muchas gracias por todo disculpa tanta molestia. Intento caminar hacia la bañera pero sus piernas no le respondían.

-No puedes dar ni un solo paso Candy tendré que ayudarte.

El color subió por sus mejillas a pesar de lo sensual que era aquel rubio no podía permitir que nadie la viera desnuda, nadie nunca lo había hecho.

-No pienso desnudarme delante de ti dijo como pudo a pesar de que me has ayudado, eres un completo extraño.

-Puedes estar tranquila, créeme que no me interesa tu cuerpo. Mi nombre es Albert para que tengas mas confianza.

Esas palabras fueron como una balde de agua fría para Candy, claro que eso era seguro, ella siempre había sabido que no era bonita, que tenía un cuerpo muy delgado y sin gracias, lo mismo debió haber pensado Adam para haberse acostada con otra, y lo mismo debía pensar aquel caballero, cuando la condujo hasta el baño, y sin ni siquiera mirar su cuerpo empezó a desabotonarle su vestido, lentamente la hizo levantar los brazos, y este salió por encima de su cabeza, abrió la ducha de agua caliente con el todavía dentro con ella. El agua caliente le estaba devolviendo el alma al cuerpo, se quedo allí mientras el chorro caía por su cuerpo desnudo y la calentaba. Se sintió tan sola cuando el se alejo tomo su vestido y salió de la ducha.

-Trata de reanimarte, iré a calentar tu ropa y traeré algo para que te seques.

Después de varios minutos bajo el agua caliente, Albert había regresado traía una bata de baño y se la puso mientras la conducía hacia la sala.

Se sintió como una chiquilla cuando el tomo otra toalla y le empezó a secar su cabello, pero después de todo era una sensación tan placentera jamás en su vida había tenido esa muestra de afecto por parte de nadie incluso de sus propios padres.

-Ven te secare todo el cabello, no queremos que te vuelva a dar frío.

Después de secar su cabello, incluso se sintió mal cuando el termino aquella sensación tan placentera.

-Ya regreso relájate.

Ella pensó que ni siquiera un extraño la veía sensual y sexy, jamás se sintió tan poca cosa en su vida.

Albert al salir de aquella habitación por fin pudo soltar el suspiro que había estado guardando, de verdad que había tenido que utilizar todo su autocontrol, para no tomar aquella mujer entre sus brazos, pero es que en el estado en que ella se encontraba seguramente estaba consternada todavía y toda decisión que ella tome allí, será producto del stres y del trauma de casi morir de frio en la lluvia. Tuvo que desviar la mirada, para no fijarse en aquellos senos voluptuosos aquellas caderas prominentes, aquel montón de vello rubio que salía de su parte más intima. Todo eso había sido una tortura todo en ella le gritaba que la tomará allí y la hiciera suya, por eso tuvo que salir de la ducha, para poder controlarse y por la misma razón había salido ahora para controlar sus emociones lo que menos deseaba era involucrarse con aquella dulce chica, así había estado por mas de tres años, y así quería permanecer el resto de su vida, sin involucrar de nuevo su corazón, por eso siempre estaba en medio de una aventura tras otra, con mujeres de una sola noche y olvidarlas a la mañana siguiente. Así que Albert tranquilízate contrólate y todo saldrá bien, ayudaré a esta chica, la llevaremos a su casa, y fin del cuento, tu deber de la responsabilidad quedará saldado y podrá seguir tu camino. Con esa determinación volvió aparecer en la sala y se fue a sentar junto a ella.

Pero al verla tan cerca, tan endemoniadamente bella, supo que todo su esfuerzo se iría a la basura al igual que sus buenos deseos de ser un caballero. Y pensó que después de todo llevarla hasta su suite resultaría una mala idea.

CONTINUARÁ….

Un nuevo fic, para todas ustedes espero comentarios y sugerencias.