Disclaimer: Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen. Derechos a Kurumada y Toei.

NdA: Publiqué este fic originalmente el 1 de Marzo del 2012 y básicamente desde ese año no lo volví a actualizar (lol, esa soy yo xd). Ya desde hace rato venía planeando el continuarlo, pero antes me decidí a reeditar los únicos dos capítulos que publiqué por aquel entonces porque daban más risa los horrores ortográficos que la temática del fic en sí. En fin, espero que lo disfruten. xD

Advertencia: Posible OoC. Este fic se desarrolla en un universo donde todos son revividos, son felices y comen perdices. (?)


Confusiones.

Capítulo 1:

Paquete Equivocado

June se encontraba en su habitación dando vueltas como león enjaulado. Estaba por demás desesperada debido a que tan solo tenía un día para comprar un obsequio para Shun.

Así es, ya que al día siguiente sería su aniversario, ¡Ya habían cumplido dos años de novios! Y quería darle algo especial, así como lo era Shun. Por esa razón no había encontrado nada perfecto para él. Durante días estuvo buscando en varias tiendas el regalo perfecto, pero simplemente no encontró nada adecuado para su novio, o al menos, nada que la dejara completamente satisfecha y que mostrara todo el cariño que sentía por él. Estaba tan desesperada que varias veces pensó en no comprarle nada, pues ya no tenía ni una idea de qué darle. Se sentó en su cama, harta de estar caminando en círculos. Prendió la televisión con el control remoto y cambió de canales hasta que se detuvo en uno donde se solicitaba ayuda en la costa de Niigata, en apoyo a las especies marinas se buscaba gente que quisiera ayudar a las pequeñas tortugas marinas próximas a nacer a llegar al mar.

—No suena tan mal —pensó—, seguramente a Shun le encantaría ir, a ambos nos gustan mucho los animales ¡Seguro que sería divertido! —tomó el teléfono y llamó al número que daban en pantalla, asegurando dos lugares, a su vez la organización le indicó cuando debía tomar el tren y cual sería el hotel en donde se hospedarían, pidiéndole que estuvieran listos para la próxima semana.

Ahora June se sentía aliviada, aquel era un regalo el cual ambos podrían disfrutar mucho y así también tendrían oportunidad de conocer más sobre el cuidado de las especies y aprender mejores medidas sobre qué hacer para detener el cambio y la invasión de ecosistemas. Salió de su habitación al centro comercial a comprar algún traje de baño y equipos de buceo para Shun y ella, después se dirigió a una tienda de regalos donde podría pedir que lo envolvieran.

—Disculpe señorita… —llamó tímidamente a la encargada de la tienda—, ¿Me puede envolver este obsequio? —preguntó.

—Claro —respondió la aludida, con una amable sonrisa—, ¿Con cuál envoltura lo quiere? —consultó mientras le mostraba algunas bolsas, cajas y papeles para forrar de diferentes figuras y colores. June no sabía muy bien cual elegir, así que lo dejó al criterio de la señorita, solo indicándole que era un regalo para su novio.

Después se decidió a curiosear por la tienda y ver los distintos obsequios que había, tales como osos de peluche, cajas de chocolates, globos con corazones y un sinfín de cosas rosas. June sintió que toda esa clase de obsequios eran muy empalagosas y cursis, el que hubiera sido criada como un Caballero Femenino y ya habituada a lo que aquella clase de vida conllevaba la hicieron poco adepta a esa clase de detalles. Aunque, finalmente, siguió observando. Y mientras no prestaba atención, entró otra señorita a la tienda y se dirigió a la encargada con una pequeña cajita entre sus manos…

—Disculpa Ryu —dijo la chica a la encargada.

—¡Hola Yumiko! ¡Que gustó que estés por aquí! ¿A qué se debe tu visita? —preguntó la joven, alegre de verla.

—Bueno… vine a pedirte… —titubeó un poco—, ¿Podrías envolverme esto? —consultó algo sonrojada—, es un obsequio para mi novio…

—¡Claro! ¿De qué se trata? —preguntó pícaramente.

—Bueno, tú sabes que pronto nos casaremos y quiero darle algo especial…—respondió roja como un jitomate.

—¡Ah! Ahora comprendo —exclamó, luego le guiñó un ojo —está bien, está bien… ¿Cómo quieres que lo envuelva? —preguntó. La joven que respondía al nombre de Yumiko observó el papel con él que Ryu estaba envolviendo el obsequio de June, era uno rosa y con algunos corazoncitos.

—Quiero ese mismo que tienes ahí —le respondió.

—¡Por supuesto! —dicho eso, la encargada envolvió ambos obsequios y los entregó.

—Aquí tienes, Yumiko —le dijo a la joven dándole uno de los paquetes.

—Gracias —ella lo observó, al principio lo notó un poco más grande, pero pensó que se debía a la caja y las envolturas, así que decidió olvidarlo, pagó y se fue.

—Aquí está el suyo señorita —dijo Ryu a June.

—Muchas gracias —expresó June con una sonrisa, luego pagó el obsequio y también se marchó.

Una vez que llegó a la mansión, se dirigió directo a su habitación y se dedicó a escribir una pequeña carta la cual guardó junto el obsequio en uno de sus muebles y ya completamente satisfecha decidió ir a cenar. Al día siguiente, una vez llegada la hora, June buscó a Shun por todos lados para poder entregarle su obsequio hasta que finalmente lo encontró desayunando en la cocina de la mansión.

—¡Buenos días, Shun! —saludó muy feliz mientras escondía el regalo atrás de su espalda.

—¡Hola June, buenos días! —respondió él, antes de depositar un suave beso en los labios de la joven, también escondiendo algo atrás de su espalda.

—¿Recuerdas que día es hoy? —preguntó June muy emocionada.

—Hmm… ¿24 de marzo? —contestó él como si no supiera nada.

—Sí, pero ¿Qué más? —siguió June.

—No lo sé, tal vez esto me ayude a recordar —dijo mientras la abrazaba para regalarle otro dulce beso —¡Feliz aniversario! —exclamó mientras se separaba un poco de ella para mostrarle la pequeña caja que había estado escondiendo detrás de su espalda.

—Yo no me quedo atrás —afirmó June con una enorme sonrisa, luego le mostró su obsequio. Tomó la cajita que Shun le ofrecía y la abrió, esta guardaba en su interior una cadena de oro que tenía grabado el nombre «June» al reverso de la figura de un camaleón —Shun… es… esto es hermoso —expresó antes de arrojarse a sus brazos y apretarlo en un cálido abrazo —¡Muchas gracias! —exclamó con una enorme sonrisa. En respuesta Shun le besó la rubia cabellera.

—Bueno, es mi turno —comentó el joven Andrómeda, quien estaba a punto de abrir su obsequio, no obstante June lo detuvo.

—Espera un poco —pidió mientras sacaba la pequeña carta del bolsillo de su chaqueta —, también quiero que leas esto —aclaró extendiéndole el sobre—, pero, no ahora, es una sorpresa —afirmó June un tanto sonrojaba pues pensaba que había elegido un mal obsequio.

«Genial June, tú sólo le regalarás un viaje para ayudar a las tortugas… ¡No se supone que eso haga la gente normal! ¿Verdad?» se preguntó a sí misma, desconcertada y abrumada. Finalmente, ella hacía todo lo que podía para ser una chica normal, así como los amigas que Shun y ella tenían en la universidad. Se preguntaba honestamente si era lo correcto, quería que Shun se sintiera a gusto con ella en el ambiente que ahora compartían y demostrarle que era capaz de adaptarse. Sin embargo, admitía que había muchas cosas que ella no entendía de la sociedad japonesa. Para ella prestar su ayuda a los animales era una experiencia agradable, le interesaba todo lo que refería al cuidado del medio ambiente y sabía que a Shun también le encantaba, pero esa clase de regalos para un aniversario parecía no calzar con el ambiente metropolitano de Tokio y June pensó que quizás eso no era lo ideal para la ocasión.

Shun sonrió, pensando en lo tímida que podía llegar a ser su novia y amiga de la infancia, sin llegar a imaginar todo el lío que la chica se estaba haciendo en su cabeza en esos momentos.

—Léela cuando abras el regalo —fue todo lo que pudo decirle June quien depositó un último beso en los labios de Andrómeda y se aproximó a la salida de la cocina—, Shaina me está esperando, nos vemos después.

—¡Vamos June, Marín nos está esperando! —escuchó que le llamaba la susodicha desde otra habitación.

—¡Ya voy! —June le dedicó una última mirada a Shun —, ¡Nos vemos después! —dicho esto se fue con Shaina ya que aquel sería un día solo para Amazonas. Shun simplemente mantuvo su dulce sonrisa extendida sobre su rostro, lo cierto era que, para él, June cada día se veía más bella y radiante.

Apresurado se dirigió a su habitación y ahí abrió el obsequio con curiosidad, pero sin esperar nada de lo que estaba a punto de ver.

—¿Qué se s-supone que e-es esto? —se cuestionó al ver que ahí en la caja había un pequeño bóxer muy entallado, que no dejaría nada a la imaginación de quien lo vistiera, también había un par de esposas, algo de liguero, un látigo, junto con una tira de condones y hasta algo de lubricante… lo cual hizo que se sonrojara en proporciones catastróficas. Después leyó la carta, cuyo contenido rezaba:

«¡Feliz aniversario Shun!

Tal vez te preguntes el porqué de esta prenda, pues es una sorpresa que estoy segura te gustará mucho, ¡Te aseguro que será un día inolvidable! Espero de todo corazón que te guste, no sabía muy bien cuál talla y que color elegir, sabes que yo no soy muy buena para dar regalos, pero a pesar de eso quiero que ese día sea especial para los dos. Creo que este obsequio será algo que ambos disfrutaremos al máximo, será un día único para ambos ya que se tratara de algo que nunca hemos hecho, ¡Estoy segura de que lo disfrutarás!, pronto te diré de qué se trata, aunque creo que con esto, tú ya te imaginarás de que va todo el asunto.

Te amo.

June."

Dobló la nota y guardó el regalo intentando no ver el contenido de la caja ya que este hacía que se le subieran los colores al rostro. No sabía que pensar… tenía que preguntar a alguien con experiencia, pero ese no podría ser a Ikki pues no estaba seguro de cuál sería la reacción de su hermano y no quería causarle molestias innecesarias. Así que Shun optó por la opción más viable en esos momentos…

—¡HYOGA! —gritó mientras tocaba desesperadamente la puerta de su habitación —¡HYOGA, ABRE! —exigió, todavía tocando con impaciencia.

—¿Qué sucede Shun? —preguntó el joven ruso luego de abrir, extrañado por la obvia señal de alarma en el rostro de su amigo —, no me digas que Athena está de nue… —pero antes de que pudiera terminar el enunciado, Shun lo interrumpió.

—¡Ven! —pidió mientras lo tomaba del brazo sin darle tiempo de contestar para llevarlo a su habitación. Tan pronto estuvieron ahí, Shun cerró la puerta con todo y seguro.

—¿Qué te sucede Shun? —preguntó Hyoga, dudoso.

—Ne-necesito… —el joven santo no sabía ni como formular la petición. Tragó duro y luego respiró profundo para retomar la compostura—. Necesito tu consejo en algo —dijo finalmente, con el rostro completamente rojo.

—Claro —aceptó Hyoga sin mayor problema —, ¿De qué se trata? —consultó. Ante eso, Shun sacó el obsequio y le mostró los bóxeres —¡Ni creas que te voy a decir si se te ven bien o no! —exclamó apresurado al ver la prenda.

—¡No! —respondió Shun quien ya hasta sentía sus brazos hormiguear de tanta vergüenza que se le atiborraba en el cuerpo—, es un regalo —aclaró.

—¿Para mí? —Hyoga arqueó una ceja.

—¡Tampoco! —negó Shun de inmediato.

—¿Entonces?

—Bu-bueno… —de nuevo, Shun sentía que se quedaba sin voluntad para continuar. Hizo un esfuerzo titánico para no desmayarse —, l-lo que pasa es que hoy es el aniversario de June y mío.

—¡¿Quieres decir que esto te lo regaló June?! —preguntó el caballero de cisne, completamente intrigado.

—¡Baja la voz! —pidió—, sí… incluso me dio una carta…—respondió con el rostro más rojo que un atardecer. Dicho esto, le extendió la carta, Hyoga la leyó —. Entonces… ¿tú crees que con esto… June… significa…? —no sabía si quiera como decirlo.

—Pues… es lo más probable Shun… —respondió Hyoga—, ¡No! ¡Es completamente seguro! —afirmó.

—¡Hyoga! ¡No sé qué hacer! —le dijo, dando vueltas de acá para allá, tratando de controlar su nerviosismo.

—Tranquilízate, conoces a June y creo que sabes que con ella nada malo puede pasar ¿No?

—Bueno, en eso tienes razón… —dijo Shun, meditando un poco en lo que su amigo le decía.

—Primero que nada, dime… ¿Tú estás de acuerdo? —cuestionó Hyoga con seriedad.

—Pues… —Shun se puso aún más rojo—, no lo sé…

—Tienes que estar seguro de esto, Shun —aconsejó Hyoga con el mismo tono sereno.

—Yo amo a June y se lo demostraría de cualquier forma —respondió seguro de sus sentimientos—, pero de esto no sé nada y… ¿Qué tal si la decepciono? ¿Y qué tal si todavía no es tiempo? ¿Y qué tal si no lo hacemos bien? ¡Sabes que de ahí vienen los bebés…! Y-yo no sé ¡Por Athena, dime que hacer! – gritó desesperado.

—¡Pues primero que nada debes estar seguro de lo que realmente quieres! Dime ¿Amas a June que estarías dispuesto a hacer lo que sea con tal de complacerla? —le consultó Hyoga, tomándole de los hombros.

—¡Claro que sí!

—¿Entonces qué es lo que te detiene?

—¡Nada! ¡Yo sé que puedo hacerlo! —exclamó, ya más decidido—, ¿Entonces qué hago?

—Bueno, antes que nada, debes mostrarle que estás seguro de lo que quieres, tienes que tomar la iniciativa —dijo Hyoga como si fuera muy experto. Le soltó y lo miró pensativo. Luego habló—. ¡Y estás de suerte porque yo te voy a enseñar como hacer sentir a tu chica especial! —expresó muy decidido el joven cisne.

—¿Sabes si quiera lo que les gusta a las chicas? —preguntó algo dudoso.

—¡Claro! No habré tenido muchas chicas en mi vida, pero de lo que sí estoy seguro es que soy un hombre perceptivo y sensible —dijo Hyoga seguro de sí mismo. Shun no sabía si quiera que pensar, muchas cosas rondaban por su cabeza, estaba super nervioso. ¿Fue buena idea que le pidiera ayuda a Hyoga con este asunto? ¿En qué clase de enredos y líos se meterán por pensar cosas que no son? ¿Le interesará a alguien esto? Yo creo que no.

Continuará…