IT'S NOT BABYSITTING
Traducción autorizada por anxioussquirrel
Summary:
AU, tiempo presente. Kurt Hummel tiene 28 años y ha vivido en Nueva York por diez años. Tiene un buen trabajo, un lindo apartamento y los dos mejores amigos que cualquiera pudiera desear: Sebastian, un sarcástico abogado, y Cooper, un especialista en inversiones adicto al trabajo. Lo que no tiene es suerte en las relaciones. Pero entonces Blaine, el hermano de 17 años de Cooper, llega a Nueva York a pasar el verano. Él resulta ser hermoso y rápidamente desarrolla un fuerte enamoramiento hacia Kurt...
Disclaimer:
Ni Glee ni sus personajes me pertenecen. Son propiedad de Ryan Murphy, Ian Brennan, Brad Falchuk y Fox. La historia pertenece a anxioussquirrel.
El tiempo era una locura. Alguien ahí tenía que haber mezclado las tarjetas en el calendario porque 34 grados en Nueva York en una tarde de Junio no era lo que cualquiera consideraría normal. La ciudad irradiaba calor como un horno y Kurt maldecía entre dientes, sintiendo como su camisa se pegaba a su espalda sudorosa mientras se dirigía a su usual cita de los Domingos por la tarde con sus dos mejores amigos. Al menos, no era necesario que fuera al teatro hoy. No quería ni pensar en lo insoportable que debió haber sido el calor al mediodía.
Llegó a la puerta de su cafetería-bar favorito y suspiró con alivio cuando el aire acondicionado lo golpeó. Fresco pero no helado –una razón más para que le agradara el lugar; además del hecho de que estaba muy cerca de su apartamento, y servían tanto un excelente café como licores de calidad. Esto último era de suma importancia, tomando en cuenta la diversidad en sus hábitos de bebida.
Tan pronto como se dirigió hacia la mesa de siempre, un grito fuerte lo recibió, haciendo que otros clientes lo miraran con curiosidad. El barista ni siquiera parpadeó, perfectamente acostumbrado a las travesuras de Sebastián después de tres años de reunirse ahí.
— Sólo veinticinco minutos tarde hoy, muñeca. ¡No está mal! —El hombre alto y delgado, tumbado cómodamente en una silla lujosa levantó su vaso de whiskey -siempre whiskey, el mejor del bar- y sonrió ampliamente.
Kurt rodó los ojos.— Cállate, Seb. Tuve una idea, tenía que tomar notas.
— ¿Otra más? Espero que un día no te quedes sin espacio en esa hermosa cabeza tuya por todas tus ideas. ¿Lo de siempre? —pregunto Sebastián, levantándose y estirándose, dejando al descubierto una franja de vientre plano debajo de la playera azul marino. Kurt negó con la cabeza.
— No con este clima; tomaré un frappé. ¿Dónde está Coop? —Una taza de café medio llena estaba abandonada sobre la mesa, por lo que el último miembro del trío debía estar ahí en algún momento.
Sebastián señaló hacia la puerta del bar mientras caminaba hacia el mostrador. Esta noche era su turno de comprar las bebidas.
— Recibió una llamada de su hermano. —Hizo una mueca como si estuviera estreñido y huyó hacia afuera.
Como si lo invocara, un hombre guapo con un teléfono presionado en su oreja pasó a través de la puerta de vidrio, se dio la vuelta y caminó en dirección opuesta, hablando y gesticulando todo el tiempo. Kurt se instaló en el enorme sillón que siempre dejaban para él y se enfocó en enfríar su cerebro después de la corta caminata.
Apenas le había dado un sorbo a su café cuando Cooper regresó con el cabello desordenado -Kurt sabía que era por estar pasándose los dedos- y con los ojos azules echando chispas.
— Seb, necesito un trago, —Se dejó caer en su silla y alejó su café con disgusto.— Espera, que sea doble.
Sebastian chilló de alegría y se levantó con gracia otra vez.— Finalmente uno de ustedes va a beber conmigo. ¿Vodka con coca otra vez o puedo tentarte con un licor fino por primera vez?
— Lo que sea.
La cabeza de Cooper golpeó contra la mesa y se quedó así hasta que un vaso con una generosa cantidad de líquido ámbar fue empujado contra su mano. Sólo entonces levantó la vista y bebió la mitad del whiskey de un sólo trago, antes de explotar en un violento ataque de tos.
Sebastian negó con la cabeza pero no comentó nada hasta que Cooper pudiera hablar.
— Entonces dinos, querido amigo, ¿qué te tiene tan molesto? ¿El papá más estimado nuevamente?
Kurt hizo una mueca. Los dos sabían que incluso a los 30, la relación de Cooper con su padre era tensa en el mejor de los casos, así que por lo general se mantenían alejados del tema. Pero la percepción habitual de Seb no le falló. El rostro de Coop enrojeció de ira.
— Sí. — Bebió el resto del whiskey, sin toser esta vez.— Atrapó a Blaine con un chico -no conozco todos los detalles, pero al parecer no era apto para menores- Y le dio uno de sus acostumbrados discursos. El niño no quiso decirme todo lo que le dijo, pero me puedo imaginar que fue malo; él estaba muy molesto. Pelearon, y Blaine llamó para pedirme que lo deje venir a quedarse conmigo todo el verano. No tuve más remedio que aceptar.
Kurt sintió la oleada familiar de ira que siempre lo invadía cuando escuchaba acerca de idiotas homofóbicos; una mirada a Sebastian le dijo que él también lo sentía. A los 28, ambos habían aprendido hace mucho tiempo a no dejar que los intolerantes homofóbicos llegaran a ellos, pero eso no significaba que habían olvidado cómo les había dolido cuando eran adolescentes. Kurt sólo podía imaginar cuán peor era cuando se trataba de tu propia familia. Tocó el brazo de Cooper en un gesto reconfortante.
— Pero eso es bueno, ¿no? Digo, seguramente tu hermano estará mejor aquí contigo que en Ohio con tu padre. —No entendía por qué Cooper parecía tan molesto con esta novedad.
— Así es, pero literalmente no tengo tiempo para él -con el ascenso que vendrá la próxima semana, las nuevas responsabilidades, por no hablar de la auditoría que vamos a iniciar en Julio, estaré trabajando hasta altas horas de la noche casi todos los días. Diablos, no puedo ni siquiera recogerlo en el aeropuerto mañana porque tengo una reunión a la que no puedo faltar. No puedo dejarlo andando por Nueva York por su cuenta, ¿o sí? Nunca ha estado aquí antes. Puede ser atropellado por un taxi, secuestrado, asaltado o seducido por un trepador. Y no puede estar encerrado en mi apartamento todo el verano. Necesitará a alguien que le muestre la ciudad, que le enseñe las reglas de seguridad, que le haga compañía...
Sebastian primero tosió, levantando las manos a la defensiva tan pronto como Cooper hizo una pausa para respirar.
— No me veas a mi, trabajo tanto como tú. Si él necesita un abogado, puedo ayudarlo, pero de otra manera no. Intenta con mejillas dulces aquí a mi lado, él es el único con horarios de trabajo extraños.
Coop asintió y dirigió la mirada suplicante hacia Kurt, cuyos ojos se abrieron como platos.
— Espera, ¿qué? No, vamos... Puede que trabaje principalmente desde casa, pero eso no quiere decir que tenga un montón de tiempo libre. Además, no soy una niñera, ¿qué haría yo con un niño?
Cooper puso ojos de cachorro. Demonios, él sabía perfectamente cómo suavizar a Kurt.
— Pero no es un bebé, tiene diecisiete, Kurt. Dieciocho en Agosto. Sólo necesita algo de compañía durante la semana, y alguien que le muestre cómo moverse de manera segura por la ciudad. Oh, y alguien que lo recoga mañana en el aeropuerto.
— Coop...
— Te amaré por siempre y para siempre. Haré tus impuestos por el resto de tu vida. Haré...
Kurt suspiró. Sabía que se arrepentiría pero la verdad era que él haría cualquier cosa por sus amigos, y además no era mucho. Sólo tenía que reorganizar su agenda un poco y refrenar su artística (léase: caótica) actitud los días en que estuviera mostrándole la ciudad al niño.
— Okay. Está bien, lo haré.
Cooper saltó de su asiento y tiró a Kurt en un abrazo.— Eres el mejor, Kurt. ¡Gracias! Y no te aburrirás, te lo prometo, Blaine es...
Kurt no escuchó cómo era Blaine porque en ese momento fue atacado con un abrazo por detrás. La voz entusiasta de Sebastian en su oído.— ¡Abrazo de grupo!
...
Kurt se encontraba en el área de Llegadas en el aeropuerto con una enorme taza de café extra fuerte, sintiéndose irritable y todavía medio adormilado. Se había maldecido a sí mismo -en Inglés, Francés y en un mal Español, por si acaso- por ser tan débil para rechazar la petición de Cooper. En las dos horas que había estado despierto, también maldijo a su iPhone por sonar la alarma a todo volumen a las ocho am, al calor que ya se sentía insoportable, al conductor del taxi por cantar fuertemente con la radio, y al vuelo proveniente de Columbus por llegar quince minutos tarde. La mayoría de sus insultos habían sido murmurados en voz baja, por supuesto. Kurt Hummel podría haber sido la viva imagen de una perra por la mañana, pero todavía tenía clase.
Odiaba las mañanas. Era una típica ave nocturna, algo que descubrió una vez que empezó a trabajar desde casa como diseñador de vestuario teatral, y se dio cuenta que era más creativo y productivo por la noche. Creía firmemente que el rápido ascenso en su carrera había sido sobre todo debido al hecho de que había permitido que su cerebro trabajara en su horario natural. Desde hace años, Kurt había estado pasando sus noches diseñando y cosiendo, raramente yendo a la cama antes de las cinco am. y normalmente levantándose alrededor del medio día. Sus jefes -el teatro en Broadway que prácticamente lo había comprado a su lugar de trabajo anterior- estaban más que felices de acomodar sus necesidades y sólo trabajar con él y los actores en las tardes y noches.
La necesidad de recoger a Blaine a las diez de la mañana significaba que Kurt había tenido menos de tres horas de sueño. Y la falta de sueño siempre lo volvía una criatura evidentemente enérgica, con una tendencia a que su cerebro divagara sin permiso.
Justo ahora, esperando a que los pasajeros de Columbus aparecieran, Kurt estaba bastante seguro que su día sólo podía empeorar. Con su suerte, el hermano pequeño de Cooper sería un mocoso quejumbroso, demandante y ruidoso, sin ningún respeto por el espacio y el tiempo de los demás, y hábitos molestos para empezar. Dios, ¿qué tal si escuchaba música horrible? O, peor aún, ¿qué tal si vestía de una forma que haría que Kurt se avergonzara de ser visto con él? Tenía que haber una razón por la que Cooper nunca antes hubiera invitado a Blaine a venir a Nueva York, y casi no hablaba de él.
De hecho, la única foto que Kurt había visto del hermano menor Anderson era una pequeña impresión de un niño de 12 años con margaritas entrelazadas en su rizado cabello negro. Lucía bastante agradable, pero eso había sido hace más de cinco años. Ahora, en su lugar, Kurt esperaba ver a un desgarbado adolescente con rizos y acné. Cooper no había sido de mucha ayuda. No había visitado la casa de su familia por más de tres años, y cuando le preguntó sobre la apariencia de su hermano, él se encogió de hombros.
— Has visto la foto en mi apartamento. Agrégale un par de años.
Muy útil, por cierto.
Kurt sólo dejaría al niño en el apartamento de Cooper, que quedaba a un bloque de distancia del suyo, y regresaría a casa a dormir un poco más. El tour por la ciudad podía esperar hasta que el clima y la hora fueran más aceptables.
Las puertas se abrieron y los pasajeros empezaron a salir, pero Kurt no podía ver a nadie que concordara con la imagen en su cabeza. Diez minutos después, todavía estaba esperando. De pronto, hubo una agradable voz masculina al lado de Kurt.
— Disculpe... Creo que usted puede estar esperando por mi.
Kurt estaba bastante seguro que no, pero había aprendido tiempo atrás a nunca decir no a algún intento de ligue sin siquiera comprobar si el hombre valía la pena. Esa regla le había dado algunas citas terribles, muchas con sexo fantástico, una corta relación. Así que molesto e impaciente, miró hacia la voz. Y parpadeó sorprendido.
Esta era sin duda una de las veces en que se arrepentiría de decir no. El hombre de pie detrás de él era más bajo y claramente más joven que él, tal vez al rededor de 22, pero increíblemente atractivo, con un bello rostro y cálida mirada. Su negro cabello estaba cuidadosamente estilizado y vestía una pajarita con su camisa tipo polo negra. Eso por sí sólo, fue suficiente para hacer que el pulso de Kurt se acelerara ligeramente. Respondió a la pequeña sonrisa en el rostro del extraño con la suya muy característica.
— Gracias, precioso, pero de hecho estoy esperando a alguien. Sin embargo puedes dejarme tu número. Te llamaré.
La confusión cruzó por las facciones del hombre, haciéndolo lucir de pronto más joven.
— Um, no, digo... Usted es el Sr. Hummel, ¿no es así? Mi hermano me envió su foto anoche. Soy Blaine Anderson.
Kurt sintió que todo el color abandonaba su rostro. ¿Así que este era el hermanito de Coop?
— Oh. Oh mierda, um... Demonios, lo siento. Volvamos a empezar, ¿okay? —Le ofreció su mano al hombre -niño, se corrigió- con una sonrisa encantadora.— Hola, encantado de conocerte. Por favor no me llames Sr. Hummel, ¿okay? Sólo Kurt.
Algo de los nervios se desvanecieron de los hermosos ojos de Blaine. Eran completamente diferentes a los de Cooper, dorados como el terciopelo que había utilizado los últimos restos del otro día. Tomó la mano extendida de Kurt y la sacudió brevemente.
— Hola. Gracias por recogerme. Espero no ser un problema. Le dije a Cooper que podía tomar un taxi pero no quiso escucharme.
¿Guapo y educado? Esto no sucedía muy a menudo.
— Está bien. Cooper quiere que te lleve a su apartamento, así que tomaremos un taxi. Espero que haya dejado algo para comer -no va a regresar hasta tarde. Si no, hay una gran cantidad de menús de comida para llevar en la nevera.
Blaine asintió.— Estaré bien. Estoy acostumbrado a hacerme cargo de mí mismo.
Estaba tranquilo, y Kurt sintió que su empatía despertaba de su letargo y animaba sus oídos. Conocía la soledad -la había estudiado demasiado bien, todos los matices tristes, cuando él llegó por primera vez a Nueva York. Y no tenía duda de que eso era lo que escuchaba en la voz de Blaine. Ahora que el torpe comienzo de su encuentro había pasado, Kurt se tomó un momento para observar realmente al niño. Era algo muy suyo -mientras que Sebastian era brillante al notar detalles y sacar conclusiones, Kurt se destacaba en la lectura de las emociones en el rostro, gestos y comportamiento de la gente. Sólo le llevó segundos darse cuenta de las sombras oscuras bajo los ojos ligeramente enrojecidos del chico, su postura encorvada, la forma en que su sonrisa sólo tocaba sus labios. Kurt sintió que se ablandaba hacia su cargo de forma temporal, lo que era una hazaña tomando en cuenta su mal humor de la mañana. Aún así, se sorprendió cuando escuchó a su boca actuar antes de que su cerebro lo hiciera.
— Te diré algo, Blaine. Podrías esperar a Coop en mi casa, así no tendrás que estar sólo en su apartamento vacío y desordenado -a menos que prefieras ir ahí. Pero estoy bastante seguro que de ayer a hoy, no le dio tiempo de llamarle a la señora del aseo.
Los ojos dorados brillaron con sorpresa.— Pero... no quiero incomodar.
Kurt se encogió de hombros.— No lo harás, —y empezaron a caminar hacia la salida.
Cuando Blaine estuvo a su lado nuevamente, con el estuche de su guitarra al hombro y arrastrando una enorme maleta, Kurt agregó.— Puedo preparar fácilmente el almuerzo para dos en lugar de uno, y cuando vaya al teatro más tarde, puedes quedarte y hacer... no lo sé, lo que sea.
— ¿Un teatro de Broadway? —La curiosidad en la voz del chico fue una agradable sorpresa, y Kurt asintió, sosteniendo la puerta para dejar pasar a Blaine con su equipaje.— ¡Me encanta Broadway! ¿Qué vas a ver?
¿Entusiasmado con el teatro también? ¿Cómo es que Cooper nunca había dicho nada acerca de tener este tesoro de hermano? Kurt sonrió; señaló a un taxi libre y se dirigió hacia él.
— Nada, trabajo ahí... diseñando vestuario. Tengo pruebas de vestuario esta tarde. Podrías venir conmigo si quisieras.
Blaine se paró en seco a la mitad de la acera, abriendo y cerrando su boca con asombro hasta que Kurt lo jaló hacia el taxi. Entraron e iniciaron su camino hacia su apartamento antes de que Blaine hablara.
— Lo siento, es que... estoy en shock. Había esperado ver un teatro de Broadway mientras estuviera aquí, ¡pero nunca había esperado entrar a uno, o de hecho ver una obra! Me encantaría ir, Sr... um, Kurt. Si no es problema.
Kurt rió. Había olvidado lo divertido que fue para él ver todo esto por primera vez, cuando Nueva York era todo fresco y sorprendente. Se sentía bien recordar los ojos abiertos con deleite, experimentarlo nuevamente a través de las reacciones del chico. Tal vez mostrarle los aspectos más destacados de la ciudad no sería una tarea aburrida, después de todo.
— Por supuesto que no es problema, mientras puedas permanecer tranquilo sin ser una distracción. Puedes quedarte al ensayo también.
— ¿En serio? Wow. ¡Gracias!
El resto del camino transcurrió en silencio mientras Blaine asumía la enorme y abarrotada ciudad por la que se estaban conduciendo, con ojos enormes y llenos de fascinación. En muchas maneras, Blaine le recordaba a sí mismo cuando había llegado por primera vez a Nueva York, entusiasmado y con la esperanza de que le sucederían cosas buenas aquí. En ese entonces él era apenas un año mayor que Blaine. Ahora parecía un momento muy lejano.
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Blaine miró nuevamente a Kurt mientras esperaban el ascensor. Él no quería ser grosero, pero tenía grandes dificultades para dejar de mirarlo. Kurt era simplemente... wow. Increíblemente atractivo. Blaine vió la foto que Cooper le envió, pero no era nada comparado con cómo lucía en realidad, con sus gráciles movimientos y su rostro expresivo. Por no mencionar que la foto no mostraba las piernas de Kurt, que eran...
Um, okay. Suficiente.
Además, ni siquiera era el atractivo físico lo que más fascinaba a Blaine. Si no estaba equivocado, el hombre parado frente a él era la prueba viviente de que podías ser abiertamente gay y encontrar tu lugar en el mundo... tener amigos, coquetear con la gente, tener una carrera. Teóricamente, Blaine sabía que eso era posible. Pero con todo lo que tantas veces escuchó de su padre, y las cicatrices que veía en el espejo cada día como recordatorio de lo que la gran mayoría de la sociedad pensaba acerca de gente como él, algunas veces era difícil realmente creer. Y asumiendo que Kurt de verdad era gay, parecía el chico del póster para la campaña "It Gets Better."
Blaine realmente necesitaba una esperanza, especialmente después del infierno del día anterior.
Teniendo a su padre caminando hacia él, con la mano de su novio metida en sus pantalones fue bastante malo. Incluso después de años de ser apenas tolerado, no estaba preparado para la secuencia de insultos que le gritó en su sala de estar. Nathan huyó tan rápido como pudo, dejando a Blaine solo para lidiar con la ira de su padre. Hubo un momento en que estuvo seguro de que el hombre lo golpearía, pero no. Finalmente, se debió haber quedado sin aliento o maldiciones, porque él tomó cualquier cosa por la que había regresado a su casa y se fue. Blaine se encerró en su habitación, donde se acurrucó en la cama para tratar de calmar los violentos temblores.
Pero entonces vino la llamada de Nathan. Y no lo llamó para asegurarse de que Blaine estuviera bien... quería decirle que aunque realmente le gustaba, él no estaba listo para ser parte de tal drama, así que lo mejor para ellos era separarse.
Fue entonces cuando Blaine llamó a Cooper. Fue un impulso, acercarse desesperadamente al hermano con el que no había hablado durante más de un año. Blaine ni siquiera se acordaba de todas las cosas que dijo, era un lío de palabras incoherentes; sólo sabía que le había pedido un lugar donde quedarse, lejos de la casa de sus padres. Fue sólo cuando abrió el correo electrónico de Cooper con los detalles de su vuelo quince minutos después, que sintió que el suelo se asentaba un poco debajo de sus pies.
Había una salida. Era temporal, pero aceptaría cualquier cosa que pudiera conseguir.
...
La voz tranquila de Kurt lo sacó de sus pensamientos.
— ¿Blaine? Hey, ¿todo bien?
Él asintió y siguió al hombre hasta el ascensor. Sin embargo, tan pronto como entraron, Kurt volvió a hablar.
— Puedo ver algo que te molesta. Suéltalo. Digo, si quieres...
Blaine se encogió de hombros; podía decir que no era nada, pero algo en el rostro serio de Kurt le hizo abrir la boca y soltarlo.
— ¿Eres... eres gay? —Kurt lo miró como si le hubieran preguntado si el agua estaba mojada, arqueando su ceja derecha, y Blaine se sonrojó.— Okay, lo siento, yo no quería asumir nada... Y... ¿Cooper lo sabe?
El hombre soltó un bufido de diversión.— Por supuesto que sí. ¿No te lo dijo?
— Yo ni siquiera sabía que Cooper aceptaba...
— ¿Estás bromeando? —El tono de Kurt aún era ligero, pero Blaine no se perdía el brillo de preocupada incredulidad en su rostro.— Sus dos mejores amigos son gays. Incluso pasó por una fase gay durante una semana hace dos años. Estaba tan odioso al respecto que Sebastián se hartó y lo besó, cosa que curó a Coop bastante rápido. Sigo sosteniendo que las cosas pudieron haber sido diferentes si yo lo hubiera besado en su lugar. Los besos de Seb son mas bien como un ejército conquistador, necesitas estar preparado para apreciarlos.
Le hizo un guiño y Blaine no pudo evitar que una enorme sonrisa se desplegara en su rostro. Kurt lo hacía sentir tan cómodo a pesar de las nuevas circunstancias. Él era tan condenadamente agradable.
Kurt inclinó la cabeza.— ¿Entonces Cooper y tú no son muy cercanos?
De repente había algo muy interesante en el suelo.— En realidad no. Apenas lo conozco.
Una cálida mano en su hombro hizo que levantara la vista.— Él es un buen tipo. Un adicto al trabajo y un poco vago, pero confía en mí, es genial.
El ascensor se detuvo y Blaine asintió.— Gracias.— Las palabras de Kurt y su sonrisa tranquilizadora fueron suficientes para disminuir sus preocupaciones.
...
El apartamento de Kurt resultó ser acogedor y ordenado. Un muro había sido derribado entre la sala de estar y la cocina, creando un espacio cómodo con un montón de luz que entraba a través de los grandes ventanales desnudos. Los enormes asientos en las ventanas parecían perfectos para acurrucarse con un libro.
— La prevención de la depresión estacional. —Kurt dijo simplemente cuando se dio cuenta de la expresión asombrada de Blaine.— Cuando trabajas mayormente por la noche y duermes la mitad del día, cada rayo de luz cuenta, sobre todo en invierno. ¿Jugo o café? —Él ya estaba preparando la cafetera.— Necesito más cafeína.
— Café, por favor. No dormí mucho anoche. —Admitió para su propia sorpresa.
Afortunadamente, Kurt no hizo ningún comentario o pregunta.
— Ya somos dos, —murmuró.— ¿Cómo lo tomas?
— Negro y dulce.
Kurt le lanzó una mirada intrigada.— ¿Entonces es una coincidencia que tu café y el de tu hermano sean iguales?
Blaine sintió que se sonrojaba. Era muy personal -y un poco tonto- pero él ya se había abierto un poco acerca de Coop, así que... ¿por qué no?
— En realidad no. Más bien como un recuerdo. Cuando Cooper nos visitó por última vez, yo era todavía muy joven para beber café, pero recordé cómo lo tomaba él. Después, cada vez que realmente lo echaba de menos, me preparaba su café, hasta que empecé a tomarlo todos los días. Ya lo sé, es estúpido. Pero... él era mi héroe, ¿sabes? Antes de que se alejara de mi.
Por un breve momento, su voz tembló un poco, y se sintió agradecido cuando Kurt fingió no haber notado nada.
— No es estúpido, —dijo, entregándole a Blaine una taza verde primavera llena de humeante y caliente líquido aromático.— ¿Pero alguna vez lo has bebido de otra manera?
— En realidad no.
— Vale la pena intentarlo. Averiguarlo por ti mismo... Tal vez eres el tipo de chico que bebe capuccino, o latte. —Kurt levantó su taza y bebió profundamente, la felicidad en su rostro era casi indecente.
Blaine tomó un sorbo de su café. Estaba delicioso.
Después de un momento de silencio Kurt lo miró pensativamente.
— Entonces... no dudes en decirme si no quieres hablar de ello, pero me enteré de que tus padres no son exactamente comprensivos con tu sexualidad.
Blaine resopló sin humor. Esa era una manera de decirlo.
— ¿Qué hay de la escuela?
Blaine negó con la cabeza.— Oh, no, la escuela es genial. Estoy en la Academia Dalton... es una escuela privada, con una política de cero tolerancia al acoso. Estoy a salvo de ser yo mismo ahí.
Kurt sonrió. Tenía una hermosa sonrisa.— Bien. ¿Tu novio también va ahí?
Se sentía como un puñetazo en el plexo solar; probablemente debería empezar a acostumbrarse a hablar de eso, pero todavía no. Y no era ni siquiera que Nathan fuera tan especial para él -habían salido apenas dos meses y si alguien le preguntara a Blaine si estaba enamorada del chico, él no sabría qué decir. Pero Nathan era el primer novio de Blaine, y eso por sí sólo lo hacía especial. Las palabras dolían mientras él las empujaba a través de su garganta apretada.
— Ex-novio ahora. Pero sí. También va ahí.
Un pequeño oh escapó de los labios de Kurt antes de decir en voz baja — Lo siento.
— Está bien.
No lo estaba, pero Kurt no tenía nada que ver con eso. Blaine estaba agradecido de que no dijera que su novio no lo merecía, o cualquiera de esas cosas sin sentido que a los adultos les gustaba decir en situaciones como esa. Racionalmente, sabía que era cierto, pero estaba lejos de estar listo para escucharlo de un completo desconocido. Cambió de tema.
— ¿Cómo fue para ti? ¿En la secundaria?
Kurt se recargó en la encimera y bebió otro sorbo de café.
— Tenía todo el apoyo en casa, pero la escuela era un infierno. Crecí no muy lejos de ti, de hecho. En Lima. No podía esperar a graduarme y alejarme de ese lugar. Y lo hice, en la primera oportunidad que tuve. En mi caso, el dicho de que tu vida empieza en la universidad fue cierto. Aún así, hubiera deseado tener la opción de una escuela con una política de cero tolerancia; podría haberme ahorrado un montón de... problemas. ¿Realmente funciona?
En poco tiempo, Blaine estaba contándole a Kurt todo sobre Dalton y los Warblers con voz animada y entusiasta. Y cuando descubrieron que compartían la experiencia de estar en los clubes Glee y se enteraron de su mutuo amor por la música, la conversación fluyó fácil y participativa hasta que de repente se dieron cuenta de que la hora del almuerzo había llegado y se había ido, y que era casi la hora de ir al teatro.
Ayudando a Kurt a preparar una rápida pasta, Blaine se dio cuenta con una sonrisa asombrada, que aquí, en la forma menos probable que creería posible, había conocido al primer adulto que realmente lo escuchaba, que lo trataba como a un igual, y que verdaderamente entendía su experiencia. Era maravilloso; liberador. Esperaba que no fuera el primer y último día que pasaba con Kurt, pero en acaso de que lo fuera, tenía previsto disfrutar de él lo mejor que pudiera.
