Disclaimer: Ni Hetalia ni sus personajes me pertenecen. Arthur es de Alfred así como Roderich es de Gilbert.
Advertencias: Ninguna.
Como pintar el amor
Capítulo 1: Alfred el pintor
Alfred F. Jones era un joven pintor de 19 años; maestro del pincel, arquitecto de trazos, embajador de colores, artista de carboncillo, representante de las acuarelas, manipulador del lienzo y poeta del óleo. A su corta edad podía plasmar la vida mima en lienzos, podía escribir poesía carente de palabras, y a su corta edad era un chico estadounidense generando un poco de arte en Francia. Cerca del centro de París tenía una pequeña galería donde exhibía, vendía sus creaciones y donde varias personas iban para ser retratadas.
Él simplemente tenía un gran talento, por lo cual no fue sorpresa que fuese invitado con todo y beca a estudiar en el más importante instituto de Artes en Francia, además de que esa escuela era reconocida internacionalmente.
En esa institución le habían comentado que poseía un "don", resultado de años de práctica, y lo que ellos le iban a proporcionar era un certificado de estudios, lo cual en un futuro le podría beneficiar y lo único que él tenía que hacer para ser "aceptado" era entregar un excelente trabajo para fin de año; realmente esa pintura sólo sería papeleo y la justificación de su admisión. A parte a todos los futuros alumnos se les pedían lo mismo, sin excepción.
Así que simplemente lo que tenía que hacer era una simple pintura de temática libre y eso para él era pan comido.
Cuando estaba pensando que tema elegir, se le ocurrió la idea de hacer un retrato, bueno, uno diferente a los que siempre hacia, ya que a este le plasmaría más que realismo, plasmaría los sentimientos de la persona en cuestión.
Si, esa era una increíble idea.
Lo único que tenía que hacer ahora, era buscar a alguien que le quisiera ayudar, y que además tuviese el tiempo necesario, ya que con este proyecto se llevaría varias sesiones. Por otra parte le seducía la idea de que esa persona no fuese modelo, así la pintura tendría un poco más de retos; pero tampoco le molestaría que esa persona tuviera gusto por el arte, al menos de esa manera el trabajo fluiría de mejor manera y las probabilidades de que lo dejaran con el trabajo a medio disminuían.
Con esa idea en la mente, al otro día decidió ir a buscar en galerías, museos y exposiciones a esa persona especial, pero sin mucho éxito, ya que últimamente las personas tenían menos tiempo, es decir estaban demasiado ocupadas.
En ese momento se encontraba sentado en una banca del parque, cuando la lluvia se hizo presente, y buscando refugio de esta, ingresó a una especie de pequeño auditorio, donde era el ensaño de una orquesta. Al ver personas sentadas en los asientos de la audiencia, decidió ir a sentarse en la última fila, donde ya sentado se retiró su chaqueta, esa de aviador, que alguna vez perteneció a su padre; y fue justo a la hora de voltear a su izquierda para acomodarla cuando lo vio…
Continuara.
