N/A:Hola! Esta es la historia que siempre quise escribir un Harry/Luna. No me maten, pero para mí Luna era la chica para Harry y nadie más.
Disclaimer:Harry, Luna y los demás personajes de la saga no me pertenecen, son todos propiedad de J.K Rowling.
Capitulo uno:Hazme salir de la oscuridad.
Vencedor...
¿A quién demonios le importaba?
Sí, había vencido a uno de los magos más oscuros en la Historia de la Magia.
Sí, había sobrevivido dos veces a la maldición imperdonable.
Sí, su nombre se había convertido en una leyenda, dentro de la leyenda que ya era.
Pero nada de eso tenía valor si no estaba ella para verlo, para compartir con él cada momento de gloria. Porque su felicidad murió, fue asesinada junto con ella aquella noche, y nadie podría llenar el enorme vacío que había dejado.
― Harry...
Nada importaba.
― Harry, la cena está preparada.
Nada, ni siquiera seguir con vida... ¿Por qué entonces se molestaba en respirar?
― Harry por favor... - la voz suplicante de Hermione se oía tan lejos, y su interés por responderle era igual de distante – Harry, no nos hagas esto. Te necesitamos.
Lo había perdido todo, su familia, amigos... pero ella, con quien tenía planeado ver correr sus nietos en el jardín, con quien quería... ¿un futuro? ¿Acaso el destino no estaba siendo demasiado cruel con una sola persona?
― ¡Ya basta Harry Potter! No puedes seguir así, todos la extrañamos. Pero debemos salir adelante - le gritó Hermione con desesperación.
― Ni siquiera pude decirle cuanto la amaba... - dijo Harry en un hilo de voz, su vista estaba fija en el vacío.
― Harry... – susurró Hermione, se le partía el corazón al ver a su amigo así y sabía que nada de lo que dijera, sería suficiente – ella lo sabía.
La vida es difícil, pero nadie dijo que sería fácil, nadie dijo que sería miel sobre hojuelas...
― Harry, vamos a comer por favor, haz pasado todo el día encerrado... - comenzó Hermione nuevamente.
― No tengo hambre... - dijo Harry con voz quedada.
― Harry... - repitió la castaña.
― Hermione, no tengo hambre – espetó Harry cortante.
La castaña miró a su amigo con dolor. Habían ganado la guerra contra Voldemort y todo parecía indicar que la felicidad reinaría... pero la muerte de Ginny había dejado a todos muy lastimados sobre todo a Harry.
De eso habían pasado casi tres meses, Hermione estaba decidida a terminar su séptimo curso y a regañadientes, Ron la iba a acompañar. Y Harry... Harry no hacía nada, ni siquiera lloraba...
A pesar del dolor de haber perdido a su pequeña hija, la familia Weasly se encontraba preocupada por el bienestar de Harry, quien "vivía" con ellos desde el fin de la guerra... si a eso se le llamaba vivir.
Harry casi no comía, no hablaba, no miraba... era increíble que aún respirara, solo cuando el Sr y la Sra Weasley le hablaban con desesperación lograban que probara algún bocado. Ni siquiera las bromas de Fred y George tenían el efecto deseado. Es que para Harry la vida ya no tenía razón de ser... su otra mitad había desaparecido y con ella, su alma completa...
Caminó por los pasillos de Hogwarts, era bastante tarde como para ser castigado, pero en realidad poco le importaba si Flitch lo encontraba.
Hermione lo había logrado, aún oía su vocecilla mandona en la cabeza "si no vas con nosotros, te convertiré en una babosa de mar y te llevaré en un frasco". Y ahí estaba contra todo pronóstico, en Hogwarts, terminando su último año.
La soledad era terrible cuando no se quiere, pero gratificante cuando se necesita.
― ¿Harry?
Maldición...
― Oh, lo siento, no quise molestarte. No sabía que te gustaba pasear por este lado del castillo – al no oír respuesta, prosiguió – Lo siento. Nos vemos Harry.
Cuando el joven Potter se volteó a ver a su amiga, solo logró ver la espalda de una rubia que daba saltitos alegres al caminar. Luna no había cambiado en lo absoluto.
Caminar...
Caminar siempre despeja dudas, te ayuda a pensar, resolver problemas. Todo tiene solución. Todo tiene solución... menos la muerte. Entonces, su caso era un caso perdido.
Y aún así la vista del lago lo relajaba, era tan absorbente que todo parecía importar menos, incluso sus problemas...
― Es tonto decir que este lugar es mágico, pero es lo que creo - dijo la voz de Luna sobresaltándolo de pronto – es el lugar más mágico que he conocido. ¿Lo sientes Harry? - le habló la rubia apoyada en un árbol, con las manos en las rodillas, los ojos cerrados, respirando con profundidad... realmente lo estaba disfrutando.
― Sí... - dijo Harry tan despacio que pensó que Luna no lo había oído.
― Ven siéntate un rato conmigo – le invitó la rubia, con una enorme sonrisa. Sus enormes ojos grises lo miraban con simpatía, eso sorprendió a Harry, últimamente todos tenían esa mirada de lástima que poco a poco estaba comenzando a molestarle.
― Creo que debería irme a dormir.
― No dormirás...
― ¿Por qué dices eso? ¿Hablaste con Ron? - preguntó el joven a la defensiva.
― No suelo hablar mucho con Ron, aún cree que estoy algo loca.
― ¿Entonces? - preguntó curioso el pelinegro.
― Tienes ojeras.
― Bien... – se rindió el joven – pero, por favor no comiences como los demás...
― Tranquilo, no pensaba hablarte de Ginny – le cortó la rubia.
- ¿En serio?
― Claro que no, ya tienes suficiente con pensar en ella en todo momento y eso no ayudará a que lo superes.
― Nunca lo superaré
― ¿Entonces continuaras auto-compadeciéndote por toda la eternidad? - la voz de Luna continuaba serena, pero Harry pudo notar algo de molestia en ella.
― ¿Disculpa?
― Me oíste perfectamente Harry Potter.
― Escucha Luna, tú no sabes por lo que estoy pasando – se defendió Harry.
― Bla, bla bla...
Harry se sorprendió, nunca había oído tal hostilidad en su amiga. Bufó con molestia y se levantó rápidamente. Luna estaba loca, y ahora se estaba volviendo más desagradable que nunca, Harry comenzó a caminar a paso rápido al castillo, hasta que Luna le gritó a sus espaldas.
― ¡Ella no querría esto!
El pelinegro se detuvo automáticamente al oír eso.
―- ¿Tú qué sabes? - preguntó el joven sin voltear a verla.
― Es obvio Harry, ella te quería tanto como tú a ella. Y créeme si la situación hubiese sido al revés, si tu hubieses muerto, Ginny habría estado como tú estás ahora...
― ¿Cuál es el punto? - preguntó Harry sin mucha paciencia, pero caminando hacia Luna.
― ¿Querrías verla como tu estas ahora? ¿Querrías que Ginny se pasara como muerta en vida por todo Hogwarts, causando lástima en los demás?
Harry solo la miro con molestia. Lo que causó que Luna le demandara una respuesta con enojo.
― ¿Lo querrías Harry?
― No – respondió secamente.
― ¿Entonces qué crees que siente ella en estos momentos al verte... así?
― Cómo hablas de sentimientos Luna. ¡Ginny está muerta!
― ¿Y por eso no puede verte, no puede sentirte? ¿No la sientes contigo ahora?
Harry recordó la conversación con sus padres, con Sirius, Remus... con Dumbledore. "siempre estaremos contigo"
― Olvídate Hermione, de Ron, de los Weasley, olvídate de todos los que estamos preocupados por ti – continuó Luna - pero hazlo por ella.
― ¿Qué quieres que haga? - Harry continuaba molesto, pero su voz era más baja que la Luna, quién continuaba como una madre regañando a un niño que se ha portado mal.
― Que vivas Harry, y que la dejes morir...
Harry la miró por unos momentos con impotencia, no podía rebatir lo que la rubia decía, y débil, cayó de rodillas, haciendo contacto con el rocío que estaba en el pasto.
Cuando sus lágrimas comenzaron a salir sintió que un perfume a limón lo envolvía, cuando abrió los ojos Luna se encontraba en cuclillas abrazándolo.
― No puedo... - dijo el joven en susurro.
― Claro que si Harry... debes salir de la oscuridad, debes dejarla descansar en paz...
-―No puedo, no puedo solo.
― Harry, tú no estás solo... nosotros estamos contigo, ayudándote. Pero tienes que poner de tu parte – el tono de Luna era maternal, dulce y armonioso.
― Ayúdame... hazme salir de la oscuridad...
