Ella siempre se había descripto así misma como una mujer independiente, alguien quien definitivamente no necesitaba de nadie, siempre…desde pequeña fue capaz de no pedir la más mínima ayuda, ni siquiera en sus estudios, ni mucho menos en su trabajo. Siempre sola.

Hasta que toda, toda su independencia absoluta se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos. En menos de tres días ella cambió totalmente su forma de ser, tirando su vida de mujer independiente, cambiando toda su visión despectiva que poseía hacia los hombres, para descubrir algo que desde hace tiempo ella misma había enterrado en el fondo de su mentalidad. El amor.

No, no es que el sentimiento se encontrara totalmente enterrado, claro, lo compartía con ciertas personas, como sus padres, sus amigos y su amado Radiador Springs, pero, enamorarse de alguien, ese si era otro nivel de amor. Un nivel, que ella misma prometió no volver a experimentarlo. Bah, como si en realidad pudiera hacer algo así.

Ahora, maldecía el momento en el cual convenció a todo el pueblo de dejar a que aquella calle se reparara. "No, definitivamente no fue una de mis mejores ideas" dijo, susurrando en el medio de su habitación esperando a que el cansancio finalmente se apoderara de su cuerpo y ella simplemente cediera. "Porque ya no quiero sentir esto, me atormenta".

Le atormentaba el simple hecho de que después de ser tan estricta con ella misma para nunca más sentir tanto dolor como el que sintió en su pasado le pasara de nuevo, y que todo aquel esfuerzo se haya ido simplemente a la nada.

"Y esto es su culpa" sí, definitivamente él poseía la mayor culpa de esto. En tres días, llegó al pueblo, destruyó una calle…se portó como un total egocéntrico, para finalmente cambiar, agradarle a ella y todo el pueblo, robar su corazón e irse. Todo iba tan bien, de algún modo…ya era surreal-.

Pensó, recordó, rió…hasta que finalmente se rindió ante las redes del cansancio. Y se entregó, sin darse cuenta…con las pocas lágrimas que aún tímidas se atrevían a salir de sus ojos.

Al día siguiente, le pareció extraño dormir hasta tarde, sin nadie quien esté discutiendo afuera de su cono.

"¿A dónde fueron todos?" preguntó.

Los dos únicos habitantes del pueblo, simplemente señalaron la televisión en donde se transmitía la gran carrera de aquel día. No puede ser, ellos fueron a buscarlo… ¿volverá? Porque si es así, ella sería inmensamente feliz, en ese momento todos los sentimientos de anoche pasaron de inmediatamente a un completo segundo plano... inundando una extraña felicidad en su cuerpo. Y ahí fue el exacto momento en donde ella se dio cuenta de que toda su vida había tenido un concepto totalmente equivocado de ella misma. Ella sí, sí dependía de alguien ahora, y justamente dependía del menos indicado –cosa que jamás se hubiese imaginado- y también de que él, solo él, tenía ese horrible efecto en ella. Y que la "señorita independiente" pasó a ser historia, ahora ella era realmente consiente de que: ella ya no podía seguir siendo la misma sin él.

"Solo ha pasado un día, y ya nadie puede vivir sin ti" pensó al verlo en la televisión. "Sí, tal vez tengas razón…causas sensaciones en la gente muy difíciles de entender".