¡Por aquí otra cosa mariposa! corta y fácil de leer. Me gusta mucho escribir cosas así, podéis ir acostumbrándoos porque la mayoría de lo que suba será cortito y sencillo. Pues bien, esto va de Lucius x Narcissa, siempre he pensado en un Malfoy celoso y posesivo, con tendencia a relaciones enfermizas. ¡Podéis dejarme en los reviews todo lo que penséis de esta pareja! muchos dirán que Lucius pasaba de ella, otros no... ¡para gustos los colores!
Lucius caminaba bien erguido, mirando a cada persona que pasaba a su lado por encima del hombro. Y es que al ser el único hijo y heredero de un linaje lleno de bóvedas en Gringotts y la sangre tan pura y limpia como el nacimiento de cualquier río le daba derecho a sentirse ligeramente superior. Acomodó su túnica mientras observaba el pueblo, hacía bastante tiempo que no pasaba por ahí pero su padre le había recomendado que fuese a visitar a su prometida, más que nada para hacer amistad con ella. Todavía no se había acercado lo suficiente como él hubiese querido y, escondiendo un pequeño ramo de violetas en el bolsillo interior de su chaqueta, estaba dispuesto a darle una sorpresa, algo realmente raro en él. La noche anterior había tenido una larga charla con su madre antes de irse a dormir y había llegado al acuerdo de hablar con Narcissa y mostrarle que no era un mal chico. Aunque realmente lo fuese no iba a dejar que los chismes hiciesen de él una persona merecedora de odio para ella. No, él no quería que su futura mujer le odiase, él quería que al menos pudiesen ser algo así como amigos.
El bajo de la túnica revoloteaba al son de sus pasos, se había aparecido unas calles más abajo porque quería salir de la nada y decirle...Hola, cómo estás, soy Lucius...encantado. Rodó los ojos intentando no perder los nervios. Su arrogancia no le dejaba ser agradable con nadie que no fueran amistades o mujeres con las que quería tener algo má imbécil, Lucius. Siguió caminando y antes de doblar la última calle vio cómo la susodicha iba cogida del brazo de un chico. Frunció el ceño y apretó la mandíbula indignado.¿Cómo se atreve a cogerse de alguien que no soy yo? Avanzó sacando la varita, apartó al muchacho con un movimiento seco de muñeca y observó detenidamente la cara de éste. No le bastó decir nada para hacerle ver que sobraba y que si no se iba en ese mismo instante iba a pagar muy caras las consecuencias. Guardó la varita con la misma rapidez con que la había sacado, desvió la mirada hasta su prometida y la siguió mirando con el mismo gesto que le había dedicado al otro chico.
- ¿Quién cojones es ese imbécil y por qué te estabas agarrando a él? — se acercó dos pasos más hacia ella y la llevó hacia un callejón más apartado del bullicio, no quería que nadie viese que le estaba reprochando nada, eso sólo era problema de ellos dos. — Dímelo Narcissa o te juro que voy y le hago hablar a mi manera — recalcó lo último soltándola con demasiada brusquedad, él era así, no sabía lo que era el cariño ni la delicadeza.
Dejó que la muchacha se expresara cuanto quiso y cuando acabó chasqueó la lengua.
- Como vuelva a verte cerca de él... pienso matarlo delante tuyo. Nadie toca lo que es mío, ¿te queda claro?
Era consciente de la magnitud de sus palabras pero más consciente debía ser ella de que Lucius no se andaba con chiquitas. Sacó las flores y se las tiró al suelo de mal humor, había ido para nada, para enfadarse y para querer matar a medio mundo. Había sido un imbécil al pensar que todo podría ser del color de rosa. Se desapareció del lugar sin dejar de mirarla a los ojos, transmitiéndole el odio y la ira que se empezaba a formar dentro de él hacia su supuesto mejor amigo.
