Nota de la Autora: Fic basado en el mundo de Harry Potter. Indispensable que hayan leído Memorias Perdidas y Memorias Perdidas II para poder comprenderlo y no morir en el intento.

Espero que les guste.

CAPITULO 1 UN NUEVO MIEMBRO EN LA FAMILIA

ENERO — 2004

—¡Harryyyy! —exclamó Vanessa con todo lo que le daban los pulmones a pesar de que su respiración con cada segundo se volvía más agitada. Se dobló por la cintura y unos segundos después se sujetó de lo primero que encontró ya que mantenerse en pie era casi imposible. —¡Harry, ayúdame! —gritó de nuevo y con mas desesperación. El dolor no se podía igualar a ningún otro que hubiese experimentado en el pasado, era tan intenso que se sentía desfallecer y por más que intentaba reprimir los gritos, no podía.

La pequeña Melissa, su hija, se encontraba en un rincón observando el dolor de su madre. "Quédate ahí", le había dicho Vanessa, pero, aunque ella intentara hacer algo, estaba paralizada. Le era complicado entender como en cuestión de segundos todo lo que le rodeaba había cambiado de forma tan radical, como las risas habían sido reemplazadas por el sufrimiento…

—¡Harry, ya no puedo más! —Vanessa hizo mil gestos de dolor sin dejar de tocar su vientre como si de esa forma el dolor fuera a esfumarse; sin embargo, no era tan sencillo.

—¡Ya voy! —se escuchó por fin la voz de Harry seguida de algo de vidrio rompiéndose —¡Demonios!

—¡Tu hijo nacerá en la sala si no bajas ahora mismo! —rugió Vanessa.

—Uno de los dos debía empacarte algo de ropa antes de irnos al hospital —le respondió entrando por la puerta que llevaba a esa habitación —Y si estuvieras más calmada, nuestra hija no estaría muriéndose de miedo en ese rincón.

—¡Papi! —dijo Melissa corriendo hasta donde él estaba y estirándose un poco para poder abrazarse a su cintura.

Vanessa gimió nuevamente.

—¡Vámonos ya!

Había pasado poco más de un año desde que Harry y su pequeña familia se habían mudado a las afueras de un pueblo que quedaba cerca de la playa para intentar tener una vida más normal. Aparentemente, lo habían logrado pues estaban en un lugar seguro donde nadie los molestaba a menos que quisieran ser molestados.

La razón que los había llevado hasta aquel lugar, con el paso de los meses se fue olvidando pues misteriosamente Rebeca Bessat y los suyos habían desaparecido por completo. El ojiverde estaba convencido de que ya no corrían peligro y su familia ya tenía la oportunidad de vivir rodeados de amigos y no encerrados en su nueva y amplia casa; por desgracia, Vanessa opinaba todo lo contrario.

Ella está ahí, acechándonos —decía Vanessa todos los días sin despegar la vista de la ventana. —Está esperando a que nos confiemos, y luego… nos quitará a nuestra bebé.

Harry durante un tiempo intentó quitarle aquellos pensamientos de la cabeza y sobre todo, intentó hacerla dormir en la habitación reservada para ambos, en vez de que se quedara en vela cuidando los sueños de Melissa. Lo único que logró fue lo segundo, y eso, hasta después de unos meses y de explicarle hasta el cansancio a Mel que ante cualquier cosa extraña que escuchara en las noches, no debía dudar en gritar. Harry no lograba entender cuál era el miedo de Vanessa aun estando en la seguridad de su hogar. Se lo había preguntado en repetidas ocasiones, pero jamás obtuvo una respuesta que lo convenciera. Al poco tiempo se cansó y dejó de preguntar; era lo más sano para los dos.

Mientras tanto, Melissa continuaba con su crecimiento y sin percatarse en absoluto de los problemas de sus padres. Para Mel todo era maravilloso, desde su habitación adornada a su gusto, hasta las semi—marchitas flores del jardín. Ella era una niña que prefería vivir en su mundo de ilusión y fantasía en donde sus muñecas le hablaban y bailaban (una vez juró haber visto a su peluche con forma de hipogrifo moverse, pero nadie le creyó). "Pelusita", su micropuff era de los pocos seres vivos que consideraba como un amigo; Vanessa había insistido en deshacerse de la criatura, pero en cuanto Melissa amenazó con quemar la casa, no les quedó más remedio que aceptarlo. La niña de ojos verdes era feliz, a su manera, pero feliz. Sobre todo lo fue el día en que sus papás le dieron la noticia de que pronto tendría un hermanito.

Harry también estaba emocionado con la noticia, él podría vivir aquella etapa que no había disfrutado previo al nacimiento de Melissa, pero Vanessa era la más escéptica de todos, por una parte estaba súper contenta, pero por otro, le aterraba que su embarazo fuera igual de terrible y con los mismos altibajos que el de su hija.

Fuera como fuera, aquella fría mañana de enero, el nuevo miembro de la familia por fin llegaría a sus vidas.

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En medio de una abandonada calle, la figura encorvada de una mujer terminaba de acomodar los periódicos y revistas en su pequeño local que se situaba justo frente a una desvencijada tienda con maniquíes en sus escaparates. Desde el mes anterior se ponía en el mismo lugar con la esperanza de vender sus periódicos y ganar algunas monedas. Para su mala fortuna, era rara la ocasión en que pasaba alguien por ahí y los pocos que había, desaparecían misteriosamente poco después de situarse cerca de esa tienda.

—¡Buenos días! ¿Qué nos dicen hoy las noticias? —preguntó un hombre abrigado de pies a cabeza por el intenso frío.

—Brian, llevas haciendo la misma pregunta desde el mes pasado, ¿no se te ocurre nada nuevo?

—Si, Milly —le contestó con la voz amortiguada por la bufanda y tomando uno de los periódicos para aparentar que estaba leyendo. —¿Qué se siente transformarse durante un mes en una vieja 50 años mayor que tu y vistiendo esos harapos tan horribles?

El rostro de la anciana se puso rojo como un tomate, así que muy molesta le arrebató el periódico arrojándolo al suelo.

—Mejor cállate que yo podría regresarte el chistecito de la misma forma, ¿Qué se siente caminar por esta calle cada hora esperando el momento en que los Potter aparezcan de nuevo en San Mungo?

Brian entrecerró los ojos, se soltó de la mujer, pero no dijo nada.

—Todos sabemos que Vanessa Potter está a punto de dar a luz, será un momento vulnerable para ellos. Esta es nuestra oportunidad, para ti, para Valeria y para mí de ser más reconocidos por Rebeca. Sólo imagina lo que diría si logramos conseguir a la niña de los Potter.

—Claro que lo sé. Aunque eso no significa que debo dejar de extrañar lo que los demás hacen ahora mismo. Están en medio de la aventura y de la acción buscando a los Deyant.

—¡Qué maravilla, miren esa revista! ¿El de la portada es Rulo Parkinson? ¡Lo amo, está guapísimo! —los interrumpió la voz de una adolescente que había tomado una revista y ahora saltaba sin cesar.

—Valeria, deja de sobreactuar. —dijo Brian con irritación.

—Estoy aburrida, no arruines lo que me queda de felicidad —rezongó cerciorándose de que ni un solo cabello se saliera de la capucha de su sudadera que además de cubrirla del frio, le protegía su identidad. —¿No ha habido nada nuevo? —quiso saber mientras ojeaba la revista para adolescentes.

—Nada.

—Ya vendrán entonces —afirmó con optimismo.

—Tú ya deberías irte a dar otra vuelta —dijo Milly a Brian con autoridad. —No es normal que un cliente se quede tanto tiempo platicando con el vendedor.

—No seas exagerada, nadie nos está viendo.

—Como sea, ya vete y tu si vas a querer esa revista, págala.

—Obviamente no la quiero, la he leído cincuenta mil veces. —añadió Valeria dando un suspiro.

Para sorpresa de los tres, un destello rojizo en forma de humo giró en torno a ellos para finalmente posarse en la mano de Brian y trazar unas breves palabras: Persecución en el Callejón Diagon, tenemos a los Deyant. ¿Quieren venir?

Se miraron unos a otros con indecisión debatiéndose que hacer.

—La verdad, no creo que vayan a venir hoy… —dijo Valeria volteando hacia el escaparate.

—Yo tampoco lo creo…

Uno a uno, fueron desapareciendo del lugar dejando a medio cerrar el local improvisado de Milly, pero… ¿a quién le importaba?

Si por lo menos el mensaje enviado por John hubiera llegado cinco minutos después, los Bessat se habrían percatado del pequeño grupo de la familia Potter. Un bebé venía en camino y ellos no estarían ahí para verlo pues su deseo de demostrar lo buenos que eran en combate, era mucho más grande…

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Después de muchos, muchos años, vengo de nuevo con la continuación de esta trilogía que por motivos personales tuve que dejar de lado por un tiempo.

Espero que la disfruten y puedan dejar algún comentario. Planeo no tardar mucho en subir las actualizaciones.

Saludos!