Holas!
Sí, comenzando con algo nuevo ;) y que mejor que un reto. Me costó un monton hacer 500 palabras uuf... pero aquí esta.
Creo que escribiré dos mas, así haber que les parece.
Bye.
Adv: Slash, mención solamente.
Este fic participa en el Reto Especial "Toujours pur" del foro First Generation: The story before books.
Disclaimer; los personajes de esta historia pertenecen a J. K. Rowling, excepto los que han sido creados por mí.
Capítulo 1. Fenix
Narcissa entrecerró los ojos cuando vio aquel desastre en la que fue su casa. Las pisadas huecas fueron el único sonido en aquella destruida estancia, ahora solo había polvo, cenizas y escombros.
Nadie podía ayudarla, los elfos habían muerto, lo sabía, no podía sentir su magia.
Tensó la mandíbula cuando se dio cuenta de que no podría recoger sus pertenencias. Era una real suerte que los Aurores no hubiesen irrumpido. La mansión estaba en manos del Ministerio y ella había quedado en la calle. Sola. No merecía eso. Lucius, sí, pero ella no. Su único maldito error había sido seguir a su marido, aquel que había jurado protegerla de todo y todos. No lo cumplió, ahora estaba en Azkaban de por vida pudriéndose más aún de lo que estaba.
Cierto era que le habían ofrecido asilo, pero no quería vivir de la lastima ajena. Los Greengrass, Astoria había sido la prometida de Draco por lo que era obvio el porqué de la invitación: mera cortesía o compromiso. La segunda persona era su hermana Andrómeda, invitación que, de hecho, la había más que sorprendido. No había hablado con ella, pero tampoco estaba muy interesada en tomar lo que le ofrecía.
—Usted no debería estar aquí —dijo alguien a su espalda.
—Tu tampoco deberías estar aquí, Harry.
Ella se giró y lo miró frunciendo el ceño.
—Soy Auror debo estar aquí, además no quiero ver como la sacan de aquí sin miramientos —le dijo fríamente.
—No te preocupes, me voy. Es una lástima ver que no moverías un dedo por mí, a pesar de todo.
—Que me haya salvado la vida no quiere decir que le deb…
—No, tienes razón. No quiere decir que me debas algo, pero pensé ilusamente, como hijo, que todo sería distinto si te ayudábamos.
—Agradezco que no me haya delatado ante él.
Narcissa suspiró —De la misma manera en la que ahora le estas agradeciendo a mi hijo, ¿Verdad?
—Lo que paso con Draco fue un desliz, algo que jamás debería haber ocurrido. Él y yo…
—No digas su nombre, menos cuando su muerte… —parpadeó rápidamente desviando la mirada— es tan reciente.
— ¿Muerte? ¿Draco murió? —preguntó atontado.
Narcissa miró por sobre Harry para cerciorarse de que ningún Auror hubiese llegado. Era cierto, la sacarían sin ningún miramiento —Sí, pensé que lo sabías, pero me doy cuenta de que nunca amaste a mi hijo. Por lo menos el murió pensando lo contrario.
—Yo lo ama…, pero… yo… no —parpadeó aguantando las lágrimas.
—No podías enfrentar el mundo —sonrió un poco—. Lo supe desde que él me dijo que te amaba y que estaban juntos. Curaste su corazón y lo convertiste en cenizas.
—Narcissa…
—Usted no debe estar aquí, señora Malfoy —la potente voz de Kingsley le heló la sangre a ambos.
—Ya me voy —dio un paso atrás, pero fue retenida firmemente por dos Aurores.
—Déjenla ir —susurró el moreno—. Yo le pedí que viniera.
Los hombres la soltaron y Narcissa se alejó, volvería a empezar.
