Hola
Nota: los diálogos estarán entre guiones, y los pensamientos serán escritos entre comillas (")
Declaimer: Descargo toda responsabilidad los personajes utilizados en este Fic son propiedad del gran Akira Toriyama. Ojalá fueran míos, pero tristemente no es así.
Kyabe siempre se sintió en deuda con el que alguna vez fue su maestro. La vida no le dio la oportunidad de regresar todo lo que sintió debía. El destino es cruel y siempre hay algo que se interpone en el camino, años después del torneo universal y con una vida cotidiana por una extraña jugada del destino se encuentra con la que recuerda como la hija menor de su maestro… Extraño tomando en cuenta que está en otro universo, más a un él sabe que la Tierra del universo 7 fue destruida hace varios años.
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Kyabe soldado elite Saiyajin originario del planeta Sadala. En ese momento viajando a un planeta enano de la galaxia roja.
Su misión era simple, nada que antes no hubiera hecho, encontrar a unos bandidos que habían causado problemas en un planeta pacífico y que hasta el momento les había seguido la pista.
Si era sencillo, desde su transformación y con los años que pasaron el planeta Sadala le había reconocido con respeto, pero no era algo que a él le importara mucho, todo lo que había hecho para llegar a ese punto años después del torneo universal donde dió todo por defender lo que amaba. .
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El planeta era pequeño, pero conocido en el universo por categorizarse como nivel uno de evolución. Había tres niveles los cuales se clasificaban entre rangos de promedio en su avance tecnológico.
El nivel uno era para aquellas razas que habían logrado ser autosustentables y lograr utilizar entre el 70 y 100% de los recursos de su planeta. Segundo nivel aquellos medianamente sustentables que lograban utilizar del 40 al 70% de los recursos de su planeta y el nivel tres aquel que se encontraba en evolución o sin avance tecnológico.
Los Saiyajin en el planeta Sadala se categorizan como nivel dos.
A Kyabe se le hacía interesante volver a pisar ese planeta, después de varios años de no estar ahí.
El planeta de nombre Tynan trabajaba en conjunto con los Saiyajin proporcionando tecnología.
Por lo que para el rey de los Saiyajin era muy importante que los bandidos no crearán caos en un planeta hermano, y Kyabe como el mejor soldado era el perfecto para la misión.
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Su aterrizaje fue sencillo, con permisos de la estación de control bajo en los campos de la ciudad principal de Tynan.
Dejo las formalidades a un lado y teniendo información de que aquel grupo de rufianes ya estaba en el planeta inició su búsqueda.
No era difícil tomando en cuenta que los Tynanses tenían un ki muy bajo, bastó inspeccionar los niveles de energía y encontrar en el pequeño planeta 5 que sobresalían del resto.
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Alejados de la civilización adentrados en el bosque de árboles de verde y morado inició su búsqueda sigilosa.
No tardó, en 20 minutos tenía localizado y a la mira al grupo de rufianes más al verlos se dió cuenta que eran 6 y no 5, solo que uno tenía un ki muy bajo que no logro detectar.
Había algo extraño más porqué aquellos pertenecían a la misma raza los Spirens que se caracterizaban por ser altos y de contextura gruesa, pieles escamosas, pero facciones humanas.
Y la persona entre ellos que no podía reconocer por qué se cubría completamente con una capa blanca y capucha que se notaba gastada. Era pequeña y delgada, definitivamente no era un Spirens.
Kyabe pensó tal vez era un prisionero, no sería extraño después de todo.
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Atento escuchó la conversación-Pelea.
–Me tienes arto. Más vale que entiendas que tú no eres nada para nosotros– Gritó uno de los Spirens hacía la persona encapuchada.
–Soy mucho más que tú estúpido mastodonte naranja– Gritó con una voz aguda.
Y Kyabe que escuchaba a la distancia no pudo evitar sorprenderse al notar por el tono de voz que era una mujer.
Aquel Spirens enojado lo golpeó con fuerza logrando que la persona callera.
Esto fue suficiente para Kyabe que se lanzó a detener a los rufianes, segundos en los cuales todos quedaron sorprendidos. Pues de la nada el había aparecido.
El encapuchado se levantó viendo con curiosidad al hombre que estaba frente a ella.
–¿Se encuentra bien?– Preguntó cortésmente.
A la que el encapuchado alzó una ceja intrigado ¿Acaso había sido cortez?
–¿Quién eres?– Vociferó enojado uno de los Spirens
–Soy Kyabe soldado elite de Sadala, están detenidos por sus crímenes en los planetas de la galaxia roja– Volteó ligeramente a ver a la mujer que aún no podía reconocer por estar detrás de la capucha que no dejaba ver bien su rostro.
–Manténgase alejada señora– Dijo con determinación
La aludida dentro de la capa cerró sus puños enojada ¿Acaso le había dicho señora?
Todo pasó muy rápido para que un ojo que no estuviera entrenado viera cómo Kyabe con golpes simples pero precisos inmovilizo a los 5 seres.
Al dar la vuelta se encontró a la que pensó había salvado.
–Está a salvó– Dijo cortésmente, cómo él era –Soy Kyabe es un placer.
Ella no contesto solo lo observó, y Kyabe con disimulo trató de ver más al fondo de la capucha para notar de quién se trataba, pero las sombras de las copas de los árboles no dejaban pasar mucha luz.
Error de novato que por estar más pendiente de la misteriosa mujer no se dió cuenta cuando uno de los Spirens sacó un arma y disparó a las espaldas del Saiyajin.
Kyabe lo sintió, pero cuando estaba por reaccionar el movimiento de la mujer frente a él fue más rápido que lo empujó y con un simple ademán en su mano desvió la energía.
–Estamos a mano Saiyajin Kyabe– Dijo ella y sin entender por qué se sintió rara pronunciando ese nombre –Aunque no tenías que salvarme, yo puedo defenderme sola– Camino. La vio tomar una mochila y caminar despreocupada entre los árboles del tupido bosque.
–¡Oye!– Grito Kyabe –¿A dónde vas?
Ella lo ignoró y siguió caminando, solo hasta que el la alcanzó se detuvo enfadada. ¿Quién se creía para seguirla?
–¿Qué quieres?
El Saiyajin estaba extrañado, tenía curiosidad, pero no entendía por qué –Si me permites puedo llevarte al lugar que necesites ir
–No gracias, no pertenezco a ningún lugar– Retomo su camino y parecía caminaba cómo si supiera por dónde ir.
–Piensas seguirme todo el día Sayajinsito
–Tal vez… ¿Cuál es su nombre?
–No tengo nombre
–Todos tienen nombre– Ahora estaba más intrigado por la mujer.
–Yo no, supongo que alguna vez tuve uno, pero ni siquiera estoy segura
Salieron del bosque a un campo abierto donde la luz dejó ver mejor a la encapuchada. Ahora Kyabe podía notar unos finos rasgos, pero no podía verlos bien pues aún la capucha le cubría con una sombra oscura.
–Insisto en brindarle mi ayuda
–Eres muy insistente, no gracias, no quiero
–Puedo llevarla al planeta de dónde fue secuestrada– Kyabe permaneció estoico, pero sorprendido cuando la mujer se rió.
–Secuestrarme… A mí, que gracioso… Ellos no me secuestraron.
El no entendía nada, era todo muy extraño, pero ante aquella confesión se veía ahora en la necesidad de recabar más información.
–Le pediré atentamente que me acompañe a la capital para un interrogatorio, el grupo que acabo de someter está acusado de varios cargos.
La volvió escuchar reír.
–Eres muy gracioso… Oye sabes ya me voy…– Dió la vuelta.
Kyabe suspiro resignado, no podía dejarla ir, ahora que había confesado ser parte del grupo criminal debía confesar ante las autoridades espaciales.
Decidido la alcanzó y la tomó del brazo izquierdo, logrando que ella se detuviera y se inclinara cómo si le doliera.
–¿Te sucede algo?
–Solo lárgate Saiyajin
–No lo haré, te repito ahora que has confesado tus crímenes debes compadecer ante las autoridades espaciales.
Ella enojada dió la vuelta encarándolo –Por favor déjame sola– Dijo más calmada, aunque siguiendo con el tono frío
El suspiro –No puedo
–Es hora de irme
El al tratar de detenerlo esta vez asegurándose de no tocar el brazo que se dio cuenta le molestaba, ella al sentir el contacto se movió logrando que la capucha callera.
Kyabe vio sorprendido a la persona que se escondía detrás de la túnica blanca. Simplemente no pudo evitar ensanchar los ojos al ver a la niña detrás de las telas. Un reflejo cambiado de algo que hace tiempo había visto, pero simplemente era imposible, no debía ser siquiera lógico.
La chica lo vio seria, pero sorprendida al darse cuenta de la expresión de asombro del hombre.
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Kyabe parpadeo varias veces tratando de encontrar la lógica de todo. Pues la premura situación le presentaba ante él una chica que podía jurar antes haber visto.
Ahí estaba una muchacha que aun no superaba su etapa adolescente, a un tenía rasgos infantiles. Mas lo que su atención robo fue el largo cabello azul, algo revuelto sujeto en una cola baja, unos ojos índigos que recordaba perfectamente. Como en un recuerdo vago vio una perfecta copia de la que conoció como la esposa de su maestro; La humana reina de los saiyajin que por varios meses lo acogió en su casa.
Esa niña frente al tenía rasgos demasiado parecidos, luego al verla fruncir una extraña sensación lo invadió, era tan familiar, tenía una semejanza con su maestro Vegeta. Mas era imposible o una coincidencia muy grande. Una sensación extraña tratando de recordar, buscaba alguna diferencia con la imagen que evoco de la pequeña niña que varias veces durante su estancia en el universo 7 vio correr detrás de su maestro con el entusiasmo único y la sonrisa que podía cautivar a cualquiera.
Se cuestiono y volvió a parpadear, los años habían pasado, pero a un podía verse reflejado en esos ojos con los que por un tiempo convivió. Durante segundos que sintió eternos trato de encontrar la razón lógica detrás de todo, pero le fue imposible. No podía ser la niña que conoció como la pequeña princesa Saiyajin.
–¿Cuál es tu nombre?– Volvió a preguntar
Ella lo vio –Ya te dije que no lo se… Es hora de irme Saiyajin, fue un gusto– Una vez más dio la vuelta y se alejó.
Y mientras la veía caminar el simplemente dejo que las palabras salieran de el.
–Bra
La chica se detuvo, tardo unos segundos, pero finalmente volteo, tenía el ceño ligeramente fruncido como si tratara de recordar algo –¿Tú me conoces?– Preguntó confundida, pues esa palabra desencadenó en ella lagunas mentales que nunca antes había tenido, vagos recuerdos en ideas inconexas. Poco sabía de ella, por no decir casi nada. No sabía su raza, no estaba segura de su edad ¿Por qué? Sencillo cuando tu primer recuerdo es por alrededor de la edad de 10 años y solo es una explosión y luego un desértico planeta, pero algo en ella le decía que "Bra" Esa palabra se relacionaba con ella.
–Es imposible– Dijo en voz baja Kyabe. Cómo era posible que la hija menor del que alguna vez fue su maestro estuviera frente a el en un universo diferente, aún más impresionante sabiendo que el planeta Tierra del universo 7 había sido destruido hace más de 4 años. Y según supo no había sobrevivientes.
–Imposible– Dijo Kyabe a un sin comprender que estaba pasando.
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Gracias por leer.
