HOLA! BUENo es un nuevo fic que está en proceso. Este primer capitulo es el punto de vista de Pansy y el segundo capitulo será de Draco. El foco se me prendió xD espero les guste ^^
bye
nota: no me pertenecen los personajes, solo los tomo por diversion xD
No me miró, de nuevo. Me volteé para seguir viendo el fuego danzar en la gran chimenea color tierra que estaba en la sala común de Slytherin. Dejé un suspiro escapar de mi boca y me acosté en el sillón de cuero negro que adornaba la sala.
Estaba agotada, sin ganas de estudiar. Había un libro abierto en el suelo. Era mi libro de Transfiguraciones. Cuánto adoraba ese curso, en verdad era muy buena. Sé lo que piensan, ¿cómo una fría, materialista e insensible Slytherin va disfrutar de un curso tan Gryffindor?
Bueno, es necesario que sepan lo siguiente: no soy ninguna de las cosas que escribí un par de líneas atrás. No me considero fría: tengo un corazón que palpita por alguien que ni siquiera nota que estoy viva por él; no soy materialista: bueno, tal vez un poco, pero lo normal, total a todas nos gustan los regalos, sobre todo las joyas, pero no soy materialista de por si, porque me gustan los sentimientos de las personas, lo que esa persona importante puede ofrecerte (cariño, amor, afecto, protección, etc.); no soy insensible porque siento muchas cosas y lo malo en verdad me afecta y me importa.
Estoy segura de que no pensaban que yo era así. Siempre he sido descrita por Potter como una arpía, una chica con nariz de pug dog, estúpida, sin cerebro, seguidora de Malfoy. He sido etiquetada de tantas formas que hasta yo me la creo, creo ser una seguidora de Malfoy, porque en verdad, eso es lo que soy: su sombra. No hay día en que no esté pendiente de lo que hace, no hay noche en que no sueñe con sus ojos plomos, no hay día en que no desearía que me hable con su hermosa y fría voz, no hay día en que me niegue a ser besada por sus labios…
Estoy loca. De seguro pensarán que si lo estoy, ¿cómo alguien va estar detrás de una persona que ni caso le hace? O sea, esa persona debe estar demente. Me declaro culpable: sí estoy demente.
En un principio mi adoración (entre comillas) por él empezó como una orden: mis padres todo el verano antes de mi primer año en Hogwarts me metieron en la cabeza que debía servirlo en todo lo que él quisiese, que no debía negarme, que tal vez si Merlín quiere, algún día me podía casar con ese rubio de ojos plomos.
Hice lo que me pidieron y lo que él me ordenaba, no me quejaba, a decir verdad estaba complacida con el rubio, era muy simpático y estaba casi segura que detrás de esa careta de chico malo, se escondía un niño con muchos sentimientos, como los míos, que estaba asustado y amenazado como yo. Somos iguales, Draco y yo, somos del mismo árbol, del mismo fruto, del mismo par de padres: mortífagos. Ambos hemos sido criados para seguir a nuestros mayores, para ser alguien más que los demás, para ser superiores, perfectos: la realeza.
Así me trataban todos: yo era la princesa de hielo y él era mi príncipe, muchas veces mi rey y a mí no me importaba. Él me trataba como a su pareja, siempre íbamos juntos a todos lados, así debían ser las cosas. Era obvio que él no sentía nada por mí, que todo lo que hacía frente al público conmigo (me tomaba de la mano de vez en cuando y se sentaba a mi costado, me abría las puertas como un caballero…) era por obligación, para ganar un título de superioridad, sabía que yo era como él y que nuestro destino era estar juntos. Pero él no me quería, no como yo a él.
Yo lo quiero demasiado. Ni siquiera sé cómo explicarlo, explicar mi inmenso cariño hacia él, simplemente me causa fascinación verlo, estoy enamorada de un imposible. Pero, ¿imposible por qué? Imposible porque nunca tendré su cariño, tal vez lo tenga a él algún día, pero nunca su amor, nunca su corazón y eso es lo único que me importa.
Wow, cuantos pensamientos para unos 5 minutos echada en el sillón de cuero, hasta me siento cansada de contarles todo esto. Me incorporé y cerré mi libro. Es cierto, les conté que me encantaba transfiguración y que de verdad soy muy buena, incluso llevo unas clases con McGonagall a parte para reforzar (en verdad para aprender más). Nadie en mi casa sabe que hago esto, le pedí a la profesora que lo guarde como un secreto y hasta ahora nadie se ha enterado, solo Dumbledor y los demás profesores, pero confío en que mis compañeros no lo saben y así quiero que sea para siempre… si se enteraran…el lio que se armaría.
Me paro del sillón y me despido de las personas que me rodean. Blaise Zabbini se levanta para escoltarme hasta mi habitación y yo acepto gustosa, no me puedo negar, total es un chico muy guapo, pero no me gusta de esa forma.
Hablamos de quiditch (Blaise juega con Draco en el equipo de Slytherin, y yo siempre los voy a ver a los partidos) y de las clases mientras caminamos hacia mi habitación. Se despide con un beso en la mejilla y luego se marcha: me quedo sola de nuevo, sin importar que la habitación esté llena de niñas de mi grado.
-hola Pansy- me saluda una chica de también cuarto año, Millicent. De seguro han escuchado cosas de ella, que es horrible, gorda, torpe. Gorda, sí es, bueno ni tanto, es un poco menos femenina que las demás chicas; horrible no es, en verdad es un encanto de persona; torpe tampoco lo es, aunque su careta le obligue a serlo.
-hola Millie- le saludo con mucho gusto. No es mi mejor amiga, pero es muy buena y siempre me ayuda con Herbología, porque es una materia que no domino mucho.
-¿largo día?- me pregunta. Notó que estaba cansada.
-sí, mucha tarea- le mentí. No estaba cansada por el estudio, estaba cansada de pensar en Draco.
-igual, odio a McGonagall, nos ha dejado un montón de tarea-
-es cierto- dice otra chica, Anna Blogla.
-sí, es una bruja en verdad- dije, mintiendo. Mi careta. Las chicas se rieron ante mi comentario. Les dije que ya iba descansar y que por favor no me molesten. Me hicieron caso, siempre lo hacían, me seguían a todos lados y no me molestaba y a mi careta le encantaba.
Al día siguiente todo ocurrió como siempre, me senté al costado de Draco en el desayuno, en las clases, en el almuerzo, en las clases de la tarde y en la cena. Me disculpé un poco antes y me retiré del comedor porque me sentía un poco mal y quería echarme en mi habitación. Él me dio permiso para irme temprano y lo amé por eso, claro que él no lo supo.
Me estaba quedando dormida, pero Millicent me avisó que era urgente que baje a la sala común, que todos estaban ahí y que no debía faltar. Bajé luego de murmurar algunos hechizos para no verme como recién levantada y me acerqué al tumulto de gente que estaba frente al panel en el que el profesor Snape colgaba avisos importantes.
-¿cuál es el problema?- pregunté inocentemente, no alcanzaba a leer porque había gente muy alta frente a mí.
-habrá un baile por el torneo de los tres magos- me informó un chico de quinto año. Mi corazón saltó de la felicidad ante la noticia pero no dije nada, me emocioné en silencio.
Todas las chicas estaban emocionadas y asustadas a la vez, no sabían quien las iba invitar: era obvio que los chicos debían invitar a las chicas. Yo también me moría de la vergüenza, no sabía si Draco me iba invitar…
Al día siguiente tomé mi asiento al lado de Draco, como es natural. Tomé mi desayuno en silencio y esperé ansiosa su invitación, pero no me dijo nada.
-hola querida- me saluda Blaise, que estaba sentado enfrente de mí.
-hola Blaise, ¿dormiste bien?- le saludé. Draco ni nos miró.
-como una roca- me dijo sonriendo, su sonrisa reluciente como siempre.
-igualmente- mentí. Toda la noche había pensando en el rubio.
-oye Pansy, ¿puedes venir conmigo por un momento?- me preguntó, noté que sus mejillas se sonrojaron un poco al hacerme la pregunta. Miré a Draco esperando su aprobación.
-anda- me ordenó, con su voz fría. Ni me miró, como de costumbre.
Salí del comedor con Blaise y caminamos hasta nuestra primera clase, pero me detuvo antes de llegar a la puerta.
-Pansy, sé que no es un lugar muy romántico, pero quiero pedirte algo y espero no sea muy tarde- su voz temblaba y me daba pena verlo así.
-dime Blaise, pídeme lo que sea- le dije, mi tono de voz era obvio, estaba preocupada.
-yo… no sé si Draco ya te pidió que vayas con él, pero yo quiero pedirte que seas mi pareja para el baile-
Mi corazón empezó a latir. No sé si fue por qué me sentía tan avergonzada y emocionada: un chico me había notado, aunque no era el que yo quería.
-no me lo ha pedido- le dije, tratando de ocultar mi ligera emoción.
-¿en serio? Es que pensé que sí, porque ustedes siempre paran juntos y todo eso…- me dijo un poco apenado.
-en verdad no me lo ha pedido, sino te lo diría- le dije con una sonrisa, entre fingida y sincera. Fingida porque había soñado la noche anterior con la invitación de Draco; sincera por tener por fin una pareja.
-wow, soy afortunado- me dijo, riendo dulcemente. Blaise no era el típico chico Slytherin como Draco, era muy cálido y simpático.
-pues, acepto Blaise- le dije sonriendo. Me sentía feliz de tener pareja, pero me sentía triste de que no sea Draco.
Blaise me agradeció y luego caminamos hasta el salón de clases, para mi gusto nos tocaba transfiguraciones.
******
-Parkinson necesito hablar contigo en privado- su fría voz inundó la habitación. Mi corazón empezó a latir desde que escuché mi nombre.
-dime Draco- le dije tranquilamente. Yo estaba echada en mi cama y las chicas estaban conmigo. Oculté la sonrisa que estaba a punto de dibujarse en mi rostro.
-ustedes cuatro, lárguense- ordenó Draco y mis compañeras no hicieron más que obedecer. Cerraron la puerta detrás de ellas y nos dejaron solos, como él quería y como yo anhelaba.
-¿algo malo?- le pregunté, parecía molesto.
-¿algo malo? ¿Algo malo? ¿Eres tonta?- me preguntó, furia en sus ojos plomos. No sabía qué ocurría.
-Draco ¿qué tienes, qué te he hecho?- le pregunté, luchando para que las lagrimas no salgan de mis ojos azules. Odiaba cuando me gritaba de esa forma.
-le dijiste a Blaise que sí- me dijo, enojado y algo decepcionado.
-pero él me lo pidió- que escusa tan tonta, yo no estaba obligada a decir que sí, pero no quería quedarme sin pareja.
-tú no vas con nadie que no sea yo, ¿entendido?- me dijo, casi gritándome. Estábamos parados a dos metros de distancia, yo quería acercarme pero mis piernas no respondían a mi cerebro. Sus manos formaban un puño.
-si, como usted diga- le dije, bajando mi rostro para que no vea las posibles lagrimas que estaban por salir.
-entonces, está claro que irás conmigo- me repitió. No soy tonta pensé. Era obvio que estaba más que claro que iría con él.
-si Malfoy- dije su apellido con un poco de odio. Me estaba arruinando uno de los momentos más felices de mi vida; el baile es el sueño de toda niña y la invitación también y él lo estaba arruinando. No había duda de que ese chico me odiaba. Una parte de mí se apagó y mi corazón empezó a endurecer.
-me gusta que seas obediente- me dijo, no le vi el rostro, pero lo conocía tan bien que sabía que estaba sonriendo. Empecé a caminar en dirección a la puerta: estaba decidida a hablar con Blaise y pedirle disculpas. Me sentía muy mal.
-¿a dónde vas?- me detuvo con su voz y con su mano (me había agarrado del brazo)
-voy a hablar con Blaise, debo decirle que iré contigo- le informé con miedo a mirarlo pero de todas maneras me armé de valor y me encontré con sus ojos grises.
-no hay necesidad. Ya hablé con él y le dije que irás conmigo, que hubo un malentendido- su voz me hizo sentir muy triste. ¿Por qué me haces esto Draco Malfoy?
-está bien- le dije. No podía decirle nada más. Sorpresivamente su mano tocó mi mejilla y limpió mis lágrimas que ya habían empezado a correr por mis mejillas.
-no llores- me ordenó. No tuve otra opción que obedecer.
Luego me dejó sola, arruinada, rota, triste, como siempre.
