Buenas noticias
Sumire Ryusaki, entrenadora de todos los equipos de tenis de las escuelas Seigaku (media y superior – vamos, de 11 a 18 años) Llegaba con retraso, de nuevo, a recoger a su nieta a la estación. Esta volvía de una estancia en la playa con sus padres. La vio esperándola, con sus mismas dos trenzas que siempre había llevado, y su ropa ingenua y algo infantil. Sonrió, su nieta desde luego era algo despistada, los años no le habían pasado en vano, y ahora lucía un cuerpo seductor y perfecto a muchos ojos masculinos: alta y esbelta, de piernas largas, pechos medianamente grandes y cintura de avispa; con su cabello color granate y sus ojos de fuego. Sin embargo, ella ni caso, no se daba ni cuenta. Ella la vio y frunció el ceño, mientras sus ojos rojizos la miraban enfadada.
Obaa san, hace media hora que espero aquí.
Sí, ya lo sé, Sakuno, lo siento.
Bueno, vámonos.
Qué tal? Estás morena, has estado mucho en la playa?
Sí, me lo he pasado muy bien. He jugado mucho al voleibol.
Y al tenis?
Sakuno suspiró, desde luego su abuela siempre sería la misma. Asintió con la cabeza mientras charloteaba con ella, pero de trayecto hacia su casa, viendo pasar los edificios su mente voló. Hacía ya tres años que Ryoma se había ido, tras ganar los nacionales; y que ella había empezado a tomarse el tenis mucho más en serio. Había descubierto que no se le daba tan mal, y le había empezado a gustar mucho. Se entrenó muy duro y se metió en los titulares femeninos, y el año pasado, la habían elegido capitana de la categoría sub-16 (ella tenía 15). Los sempais la habían ayudado mucho, sonrió recordando como Tezuka, Fuji y Eiji la habían entrenado durante todo un verano para que pudiese entrar en las titulares. Y ahora muchas chicas la envidiaban por la amistad que la unía con los apuestos chicos ya en su último año de escuela (nda: a ver si me explico, en mi historia, Seigaku tiene toda la eso y el bachillerato, es decir, dura hasta los dieciocho aunque están separados en dos bloques)
Pero aquel año iba a ser muy diferente, pensó suspirando con pesadez, su mejor amiga desde primaria, Tomoka, se mudaba con su familia a China, y aquel año no la tendría a su lado con el apoyo incondicional que siempre le había dado. Se habían mudado justo antes de que ella se fuese de vacaciones con sus padres, y ambas habían montado una escena en el aeropuerto llorando como magdalenas, prometiendo escribirse todo lo posible. Y a pesar de que había pasado poco tiempo, ya se habían escrito multitud de veces. Su pensamiento voló, como a menudo, hacia un tenista de cabellos verdosos y ojos de gato que le había robado el corazón, aunque él no fuese consciente de eso, y aunque él no sintiese lo mismo. "Seguro que ya me ha olvidado" pensó "Pero, prometió que volvería" Y si volvía, tendría que cumplir la promesa que le había hecho a Tomoka antes de que se fuera y decirle lo que sentía. Se sintió nerviosa sólo de pensarlo.
Tengo una noticia que te alegrará – dijo su abuela mientras cenaban aquella noche, viéndola algo pensativa.
Sí?
Recuerdas a Tsuki?
Como iba a olvidarla?!! Si fue una de mis mejores amigas; con Tomoka hicimos juntas toda la primaria y el primer año en Seigaku.
Y luego se tuvo que mudar, recuerdas?
Sí – "Y entonces vino Ryoma" pensó la chica soñadora –Y, qué pasa con ella?
Sus padres no se quedan quietos – "qué novedad" musitó la joven, su abuela la miró con reproche – y su abuela tiene que irse de viaje. Hablé con ella y me dijo que la iba a enviar de nuevo aquí a estudiar.
EN SERIO!!! Estupendo!!!! – rió Sakuno – Qué ganas tengo de verla!!!!
Y eso no es todo, - siguió su abuela, contenta ante la alegría de ella – Como pensaba mandarla a vivir sola, le he propuesto que venga aquí, y viva con nosotras.
NO!!! DE VERDAD???!!! Gracias Obaa-san!!!!!
Y con un efusivo abrazo, Sakuno empezó a charlotear de ninguna cosa en concreto muy excitada, y haciendo preguntas que no esperaban respuesta mientras su abuela reía con gozo. Tsuki y ella habían sido amigas desde su más tierna infancia, pues sus padres estaban muy ocupados siempre y pasaban largas temporadas con sus abuelas, que eran íntimas amigas. Siempre se habían llevado muy bien, y luego se les unió Tomoka y ya no se separaban casi. Iban las tres siempre de vacaciones a alguna de las casas de los padres mega ricos de Tsuki con las dos abuelas, y allí pasaban todo el verano entre trastadas. Sakuno siempre había sido la más introvertida y tímida de las tres, siendo Tomoka su contrapunto y Tsuki el equilibrio, muy lanzada para algunas cosas, pero no hasta el extremo de la de las coletas.
A la mañana siguiente, la joven pelirroja preparó un cuarto con su respectivo baño para su amiga, y se esmeró en preparar una comida excelente. Y así, atareada en la cocina, fue como la encontró su abuela volviendo de su carrera matutina; dejándolo todo preparado, las dos mujeres se fueron hacia el aeropuerto.
Una multitud salía del avión, y Sakuno se ponía de puntillas para intentar verla. De pronto, una cabellera negra como el azabache le llamó la atención, y al oír el grito de alegría de la joven, supo de inmediato que era ella. Se lanzaron ambas en brazos de la otra, dando saltitos y gritos de alegría. Tras un rato se separaron y se examinaron mutuamente.
Sigues llevando las trenzas!!!! – exclamó la morena con una radiante sonrisa – Pero has crecido mucho, Estás muy guapa!!!!
Tú también!!! Tienes el pelo larguísimo.
Rieron las dos, y Sakuno examinó mejor a su amiga; siempre había sido guapa, pero ahora más que nunca, parecidas físicamente, ella era un poco más alta, apenas un dedo, y su cabello, oscuro como la noche, y frondoso, caía hasta rozar sus caderas en finos tirabuzones. Sus ojos, escondidos bajo espesas pestañas, eran de ese color azul tan profundo que a la joven tenista siempre le había parecido tan atractivo. Mientras saludaba a su abuela, miró su ropa y se sintió algo incómoda. Iba muy moderna, con unos vaqueros oscuros y unas deportivas rojas, y una camisa blanca con unas cerezas en el costado que hacían juego. En comparación, ella parecía aún más pequeña.
No sabes la ilusión que me hace este curso!! No puedo creer que por fin vuelva a Seigaku!!
Síiii, nos lo vamos a pasar muy bien, aunque este año no está Tomoka.
Y eso?
Se mudó a China
Oh – dijo ella algo triste – Pero, bueno, por lo menos estamos nosotras dos!!
Me tienes que contar qué tal en Francia!!
Mucho francés – rió ella.
Y comenzaron a charlar como cotorras de camino a la casa, Sumire las miraba allí atrás, ambas tan excitadas y contentas por volverse a ver que una sonrisa apareció en sus labios sin más. Cuando entraron, Tsuki vio que las cosas no habían cambiado, la casa seguía más o menos como la recordaba, a pesar de los cuatro o cinco años transcurridos.
Ven, te enseño tu cuarto y te ayudo a subir las cosas.
Vale.
Es aquí.
Es precioso, muchas gracias – dejó las cosas por los suelos y se sentaron ambas en la cama – Y? Qué tal el tenis? Sigues jugando?
Sí, me eligieron capitana el año pasado
Capitana??? Eso es estupendo!!!!! Estoy muy orgullosa! – y limpiándose una lágrima imaginaria dijo – Mi pequeñina ha crecido.
Anda ya!!! Y tú, sigues jugando?
No, ya no.
Vaya... pero si todos decían que tenías potencial
Pfff, ya ves. Pero a ti por qué comenzó a interesarte tanto? Si lo hacías casi por obligación.
Ya, pero... – Sakuno se ruborizó como de costumbre - ...al año siguiente de que tú te fueras, llegó un chico, le llamaban el príncipe del tenis y...
AAAAAAAAAAh! Te has enamorado!! Mira lo que pasa me voy y zas! Es guapo?
Mucho, pero nunca demuestra sus sentimientos, es buenísimo en tenis y ... pues había muchas chicas detrás suyo. Además, me cansé de estar siempre animándole, sin hacer nada, y me centré en el tenis.
Y qué tal? Estáis saliendo?
OH, no! Ni siquiera le he dicho nada! Pero él se marchó hace tres años a EEUU y, bueno, dijo que volvería... Así que me propuse ser titular del equipo femenino. Pero nunca imaginé que me nombrarían capitana.
Cuando vuelva se va a llevar una gran sorpresa.
Eso espero.
Durante la animada cena, en la que abuela y nieta escuchaban muertas de risa las cómicas anécdotas de Tsuki en Francia, Sumire se acordó de algo y miró pícaramente a su nieta.
Por cierto, Sakuno. Ryoma vuelve este año. Ya hemos recibido su matrícula.
Ryoma... vuelve? – dijo ella con los ojos muy abiertos.
Estupendo!!! – exclamó Tsuki, ganándose una mirada asombrada de la abuela, pues se suponía que no le conocía. Sintiendo la mirada de su amiga para que se callase, rectificó – ehhhh, esto... quién es ese Ryoma?
Un tenista – sonrió Sumire, mientras a Sakuno le caía una enorme gota en la cabeza – muy bueno.
Ahh, tenis...
Sigues jugando, Tsuki?
Eh, no... solo por ocio.
Oh, entiendo.
Y aquella noche, después de la cena, ambas en pijama, entre confidencias y anécdotas de todos aquellos años separadas, se quedaron dormidas ambas una al lado de la otra. Sakuno soñando con el regreso de su adorado príncipe, y pensando en que tendría que cumplir la promesa que le hizo a Tomoka.
Bueno, esta es mi primera historia de prince of tennis!!!! Espero que os guste
