Advertencia: Este, a parte de ser mi primer fic, no está hecho con ánimo de ofender a nadie, solo escribo por placer. Habrá Zelink, ya aviso para los que no les gusta esta pareja. He de decir que todos los personajes y algunos paisajes son de la franquicia de "The Legend of Zelda", de la empresa de Nintendo. Disfrutad del fic y no os olvidéis de comentar, encantado responderé.

Capítulo 1: La caída de Hyrule

Hay varios tipos de miradas: las miradas calientes, esas que te inspiran confianza y hacia otra persona, hay las miradas intrigantes, esas que no sabes que responder o preguntar porque básicamente no sabes con que te puede salir y después hay la mirada fría, esa mirada que te inspira temor, impotencia, admitración y sumisión. Esa era la mirada de una chica de unos 19 años de edad, de pelo moreno, muy hermosa y de ojos azules, como si de un zafiro se tratase.

Frente a la chica se encontraba un hombre mas mayor, de unos 60 y pocos años de edad, tenía el pelo canoso y poseía una altura media, ese hombre por ejemplo tenía la mirada caliente: ese tipo de mirada que te inspira amor y protección.

Ambos se encontraban en un reino que parecía estar invadiéndose: el Reino de Hyrule, un reino que había sido próspero durante milenios. Era ese reino en el que las generaciones cuentan a sus futuras susodichas esas famosas historias de fantasía donde un héroe valiente salva el mundo del horror y en donde el final de la historia era feliz o agridulce. Ese no era el caso, pues el Reino Hyliano estaba siendo invadido por hordas de monstruos que solo obedecían una orden: saquear y dejar muerto a su paso a hombres débiles que no sirviesen como esclavos o soldados, mayores, mujeres y niños.

La chica, miraba por un agujero que habían dejado las catapultas, el horror que estaba sucediendo y que había empezado hace aproximadamente unas dos horas, el hombre la miró preocupado y de su caballo sacó una especie de atuendo negro, seguramente para cubrirse:

- Tomad, debeís protegeros, con eso ni descubrirán vuestra identidad, ni os verán - el hombre le entregó a la chica la especie de capa a la chica que, de la manera que le estaba hablando parecía poseer algun alto cargo aristocrático - yo ya no os puedo ayudar más pero sin embargo os debo dar un último consejo: cabalgad recto por las llanuras hasta llegar a la villa más próxima que encontréis, Kakariko ,allí buscareís a una tal Impa, del pueblo Shiekah.

- Pero Auru - así era como se llamaba el hombre- porque me dices todo esto ahora, siempre hemos estado juntos en todo, no me estarás abandonando... ahora más que nunca te necesito a mi lado - dijo la chica a punto del sollozo - porfavor Auru no me dejes.

Auru, con todo el coraje del mundo le dió un fuerte abrazo a la chica, sacó su espada y dijo:

- Cavalgad, cavalgad hasta que las luces del alba iluminen vuestro paso hacia la búsqueda de aquel que portará la luz a este ahora aciago reino, no confieís en nadie, tan solo en los vuestros y aquellos que os quieren bien, recordad que hay mucho traidor por el mundo - fue entonces cuando Auru alzó su espada hacia el cielo cubierto por oscuras nubes y tenebrosos rayos - ¡Por la Princesa, y por las Diosas! - la chica era la heredera y Auru al parecer el consejero - Corred, intentaré ganaros algo de tiempo y distrerlos para que podaís salir, tomad este caballo, se llama Thunder, es rápido como un rayo y fiel como un vasallo - el buen consejero iba a seguir hablando cuando una flecha atreveso su gruesa armadura.

Auru cayó al suelo y le dijo a la Princesa:

- Recordad quien soís, recordad y luchad por lo que por derecho os pertenece, soís la Heredera... soís... la Prince...sa.. si tanto valor tengo para vos... seguid mis pasos y marchad, ya nada.. os retiene aquí... por el momento.

La Princesa armada de valor, no quiso llorar, tal vez por el respeto que le tenía a su fiel y buen consejero. Después le besó la frente y le cerró los ojos. Tras haber subido en el lomo de Thunder, chasqueó las riendas y se fue, dejando atrás la columna de humo que provenía de lo que antaño fue el reino más esplendoroso de todos los tiempos.

Mientras cabalgaba bajo la lluvia en las planícies de Hyrule, no dejaba de pensar en las palabras de su difunto consejero "Recordad quien soís, recordad y luchad por lo que por derecho os pertenece, soís la Heredera soís la Princesa si tanto valor tengo para vos seguid mis pasos y marchad, ya nada os retiene aquí... por el momento " Esas eran las palabras que no dejaban de retumbar en la cabeza de la joven heredera, hasta que una voz a lo lejos gritó:

- ¡ATRAPADLE! Nuestro señor nos dice que no debemos dejar escapar a nadie... y no loo haremos. Vosotros dos - dijo señalando a dos critaturas muy extrañas, pero con un físico aterrador montados los dos en un especie de jabalí gigante y con armadura, uno lo pilotaba, y el otro era el arquero- traédme su cabeza, viva... o muerta.

La joven al oír eso se le congeló sa sangre y lo primero que se le ocurrió para poder evadirlos era cavalgar y perderlos en el bosque:

-¡Rápido Thunder, vamos a desacernos de esos dos bichos!

Thunder, al oír eso, como si de tal rayo se tratase arrancó con fuerza y rapidez hacia los bosques, mientras esos dos monstruos, que se hacían llamar Bokoblins: una especie de criatura con gran parecido a los duendes y armados con porras, espadas, cuchilos y arcos, siempre o, casi siempre acompañados por los los Bulbos, esos jabalíes armados que cabalgaban y uno de los que perseguían ahora mismo la Princesa.

Ella había cabalgado, pero nunca con esta presión ecima suya ya que era perseguida.

Todo parecía ir bien cuando de repente el otro bokoblin empezó a lanzarle flechas a Thunder, errando ya que el caballo era veloz, pero una de las flechas dió en el brazo de la Princesa y cayó desmayada encima del caballo. Los bokoblins dejaron de perseguirla pensando que esa flecha le había abatido.

- Arg... - dijó con mucho dolor la princesa - me duele y me arde le brazo izquierdo - me duele mucho.

Entonces, enmedio del bosque y lejos de los monstruos y de posibles criaturas en el bosque, decidió hacer una pequeña hoguera para entrar en calor. Cuando la terminó, decidió descansar junto a su caballo... hasta que:

- ¿Qué haces, quién eres y qué es lo que quieres en este bosque? suficientes desgracias han ocurrido ya para que un encapuchado ronde por aquí... - dijo un sujeto con arco y flecha en mano, apuntando y listo para disparar a la chica.

Entonces vió que se trataba de un chico de unos 20 años aproximadamente, vestía una túnica verde, tenía el pelo rubio y desordenado, unos ojos azules con una mirada profunda, tierna y a la vez letal, armado con una espada, un carcaj y su respectivo arco. Llevaba también un gorro puntigudo de color verde sobre la cabeza, no era una vestimenta corriente dedujo la princesa.

Volviendo al encuentro:

- Oh, es verdad, la capucha - se retiró la capucha y dijo - me llamo Zelda "oh no, no debería haber dicho eso, ahora me entregará y estará todo perdido...".

El chico dejó de apuntar a la joven y le dijo:

- Bonito nombre... Zelda, mi nombre es Link y soy habitante de un pueblo que está más al Sur de Hyurle, esto... que hace por aquí una chica como tú, huyes de la batalla verdad... - dijo Link con un tono melancólico - la guerra siempre trae estas cosas, lo he deducido por que hace unos días este bosque se infestó de bokoblins y de bulbos, no paran de hacer rondas por este bosque, mato a todos los que puedo con tal de ayudar y desavivar la llegada de tropas oscuras a la Ciudadela. aunque ya es tarde...

La chica parecía estar muy atenta a lo que el joven le estaba contando hasta que hizo una mueca de dolor a causa de la quemadura de la flecha que le lanzó el bokoblin en el brazo. El chico se dió cuenta de ello y de su pequeña alforja que traía en la túnica, sacó unas telas:

- Ten, esto te ayudará... acércate y te lo pondré - dijo Link - almenos para que no te cause más dolor por ahora.

- Dime, por que haces todo esto, no me conces de nada y ya me estas ayudando... - dijo Zelda con algo de desconfianza, era lo normal después de que invadieran su reino y que mataran a la persona que se había encargado de ella desde que nació, ya que él era en la única persona en la que de verdad confiaba.

- Por dos razones: la primera, no quiero que este reino, gobernado por quien sea, pierda los valores de solidaridad con la otra gente, unos valores que han perdurado durante siglos y segunda... - dijo con más frialdad - ya basta de desgracias.

Zelda no sabía por que, pero el modo en que la estaba tratando, solo había una persona que era capaz de hacerlo, Auru.

El chicó le curó la herida y le dijo a la princesa:

- No se cuales son tus motivos para estar en este bosque con lo que ha pasado esta noche, pero tienes cara de no conocer el bosque o de que nunca hayas estado en él- y en verdad, Link dió en el clavo, si no hubiera sido por él se habría perdido - así que mañana te llevaré a Ordon y allí estarás a salvo de la gente que te persigue, pero por ahora, descansa, yo haré guardia.

- Esta bien, gracias por todo Link.

La chica estaba impresioanda, un chico que no conocía de nada, Link, que empezó apuntándole con una fleecha en la cabeza, terminó por acojerla en su pueblo para que estuvise a salvo de los bokoblins y de toda la orda de monstruos que la persguían y lo más impresionante de todo, es que no lo hacía por interés, sino por solidaridad, ya que el desconocía la identidad de la joven por mucho que esta revelase su nombre. Finalmente la chica acabó por intententar cerrar un poco los ojos, esa noche sin duda, había sido las más dura de toda su vida...

Por otra parte en el derrumbado Castillo de Hyrule, el orgullo de la Familia Real, había sido destruido sin más, en una hora había caído un reino que para levantarse necesitaría unos cuantos cientos de años más. Pero el caso es que ahora había un hombre sentado en el trono del rey, un hombre de grandiosa estatura, pelirrojo, con una corona dorada muy fina, una mirada letal, tranquila, pero letal y con una gruesa armadura negra y una espada de un ocre rosado bastante grande. Se llamaba Ganondorf, era el líder de una tribu de ladronas del Desierto de Gerudo, más al oeste de Hyrule. Era un clan compuesto únicamente por mujeres y, cada 100 años nacía un varón, que automáticamente se convertiría en su rey o líder. Ese era Ganondorf, pero las gerudo no lo quisieron como rey por su mala actitud y el aura oscura que desprendía, así que fue desterrado a una tierra lejana. Allí, en el anonimato y olvidado por todos, reunió un ejercito lo suficientemente grande como para invadir Hyrule en un ataque sorpresa. Nadie los vió venir, y quienes los vieron, acabaron muertos.

Entre los escombros de la sala del trono, la sala que estaba en la torre más alta del castillo, Ganondorf hizo llamar con un solo chasquido de dedos, a un sirviente, un bokoblin arquero, pero este parecía físicamente más curtido que los demás.

El bokoblin al ver el chasquido de dedos reaccionó y apareció ante Ganondorf:

- Dime mi señor Ganondorf, que es lo que ordenáis... - dijo el bokoblin arrodillado delante del Gerudo, que lo miraba con superioridad.

- Tráemelos a todos, deben estar esperando - dijo con una sonrisa maliciosa - esto aún no ha acabado...

Entonces el bokoblin, trajó consigo unos cuantos señores, seguramente alidaos suyos que se reunieron para la conquista de Hyurle, entonces Ganondorf, les ofreció asiento en una larga mesa y él, como no, en la silla del rey, entonces se levantó y se dirigió a todos:

- Señores, camaradas, aliados, como queráis llamaros... os he reunido para informaros de que no váis a obtener ninguna recompensa por parte mía hasta que no vea la cabeza de la Princesa Zelda sobre mi escritorio - dijo con un tono autoritario e imponente.

Todos los presentes quedaron anonadados:

- Pero mi señor - dijo un hombre con una larga barba, bajito y canoso, que parecía ser el señor de alguna región, como todos los que asistieron - como vamos a matar a la princesa, no podemos, una cosa es ir a por su castillo y la otra es asesinar a la legítima heredera de la familia Real.

Todos afirmaron:

- Si , el Rey Nohansen está en la prisión, y la princesa Zelda desaparecida, mejor para nosotros, ya tenemos el Reino.

Ganondorf entró en cólera y les grito:

- ¡Acaso creéis que a mi me importan unos cuantos muros de hormigón, eh! - dijo cogiendo por el cuello al primero que habló y que se impuso a él, aprentando cada vez más.

El hombre, que casi no podía respirar cayó al suelo y Ganondorf le clavó un cuchillo en el estómago y le susurró a la oreja:

- No quiero cobardes en mi ejércirto, ni uno solo... - entonces se levantó y se dirigió a los demás - ¡ME HABÉIS OÍDO TODOS, QUIEN OSE INTERPONERSE EN MI CAMINO, LO MATARÉ! -dijo clavando el cuchillo en la mesa impregnado de sangre.

- Mi señor, así lo haremos... - dijo uno más - mis ejercitos estarán a su caudillo una vez más - Ganondorf sonrió, almenos uno de esas alimañas, valga la redundancia, le era leal - pero hay un inconveniente... - dijo algo más penado, con temor a la respuesta de su señor - como la encontraremos, no sabemos nada de su paradero, puede estar en cualquier lugar...

Entonces Ganondorf se quedó pensativo, sin saber que responder porque era verdad, la princesa huyó, enmedio del silencio lo único que se oyó fue un " maldito Auru" un par de veces. Entonces Ganondorf se le ocurrió una idea:

- Xeno - dijo apuntando a uno de los hombres - tu ejército está compuesto por escasos pero muy eficientes soldados - tráeme a los mejores.

Y como si se le hubiran aparecido las mismas Diosas enmedio de la escena, el hombre salió pitando en busca de esos soldados. Pasaron unos pocos minutos y Ganondorf se empezó a impacientarse, hasta que el hombre apareció, haciendo una entrada triumfal con diez de las más poderosas critaturas que se había visto jamás y dada por extinguida, el Ferrus, un soldado con armadura de Acero Negro, extraído del corazón de la Montaña de la Muerte, eran la élite de la élite. Poseían un físico impresionante y estaban todos cubiertos de acero, nunca en su historia se ha sabido si realmente estaban vivos o muertos.

Ganondorf estaba asombrado, que tuviese a su disposición tales criaturas, entonces un ferrus, el líder de los otros nueve, se postró ante él:

- Pongo mi espada - empezó a girarla como si de un malabar se taratase y la clavó en el hormigón - a su servicio, y nos tomamos la molestia de conocer el paradero de la princesa... se encuentra en una villa escondida en el bosque, la vamos a arrasar - Por nuestro nuevo señor... ¡POSTRAOS ANTE ÉL! - y los nueve restantes, se arrodillaron - Adelante, vamos a por la princesa... no dejaremos ni un alma a nuestro paso...

Los diez se subieron a un caballo que daba el mismo miedo que el jinete que lo cabalgaba... y se fueron en busca de la joven. Ordon, esa villa que pasó desapercibido desde que se fundó, pronto iba a sucumbir.

Ganondorf solo reía de la emoción, solo tenía un objetivo, gobernar el mundo y para ello solo tenía que cumplir dos requisitos: el primero, tomar la capital, Hyrule, que lo consiguió y segundo, eliminar al últiimo obstáculo que, si no se controlaba, podría destronarlo en poco tiempo, por eso quería eliminar de raíz a la Dinastía Hyliana de una vez por todas.

Había amanecido, era de día en el Bosque perdido. Una chica, concretamente una princesa, se levantó tras haber dormido bastante y haber pasado una muy mala noche. Frente a ella estaba el joven que le ayudó, Link. El mismo que le ofreció ayuda la misma noche.

- Buenos días, por lo que parece, el bendaje te ha hecho efecto, ya solo queda esperar a que se acabe de curar - dijo Link risueño - cuando estés lista nos marchamos.

- Muchas gracias por todo Link, de verdad que te lo pagaré en cuanto pueda - cuando Link oyó eso se hechó a reír - ¿He dicho algo gracioso acaso?

Link paró de reírse y le dijo:

- Como voy a pedir dinero, ayer estuvimos hablando de solidaridad no - la chica afirmó - pues eso, además - dijo mientras empezaban a recoger las cosas - quiero que conozcas mi pueblo, poca gente lo ha conocido y todos aquellos que lo han hecho les ha encantado.

- Esta bien, vendré.

Los dos subieron a sus respectivos caballos, bueno, en el caso de Link era diferente, llevaba una yegua, que se llamaba Epona, poseía un color caramelo por todo el cuerpo y una crin de clor crema, era hermosa y brava, Link le contó que fue muy dificil domarla ya que de potrilla ya tenía su carácter. Zelda se lo pasó muy bien hablando con Link. Unas dos horas a caballo le costó llegar hasta el pueblo de Ordon.

- Mira - dijo Link sonriente - este es el pueblo del que te hablé.

- Es muy bonito, que pena que casi nadie lo conozca, es muy hermoso.

El pueblo era un pequeño valle, con varias casas hechas de madera la mayoría, las principales, según le dijo Link, eran: la de Moy, el espadachín del pueblo y su esposa, la del molinero, la tienda, la de Link, que estaba más apartada, en un árbol, hasta en el tronco había construido, también tenía una sala de entrenamiento y por último estaban la granja (que Link a veces ayudaba en ella con las cabras) y la casa del alcalde del pueblo, que era muy grande en respecto a las demás.

El alcalde era un hombre rechoncho, con una extraña barba y un muy extraño bigote, en el pasado, según Link, fue ganador de un torneo de sumo y también era el hogar de una de las mejoras amigas de Link, Ilia, una rubia ojiverde de 17 años de edad, a ella le gustaba mucho Link, como a otras chicas del pueblo, pero ella la que más, sin embargo Link nunca tuvo interés en ninguna de ellas.

- Y bueno, no hay mucho más que enseñar, basicamente eso es todo, vivimos con lo ue hacemos, como todos en el mundo básicamente - Link y Zelda asintieron juntos.

Después de dar un paseo y sentarse en una pequeña colina que sobresalía (para poder enseñarle el pueblo mejor según Link) decidieron entrar en el Pueblo. nada más entrar vieron a una niña pequeña rubia con el pelo amarrado en dos pequeñas coletita, de oscuros ojos azabaches con una camiseta con flores, debería tener uno años de edad. Esa niña estaba persiguiendo a un niño de la misma edad aproximadamente con el pelo prácticamente rapado y muy bajito, ese chico llevaba una muñeca, y la niña le perseguía. Link les saludó a los dos y les dijo:

- Hola chicos, dejen de pelear, ya vale Aryll... - hizo una mueca de enfado - y Colin... dale ya la muñequita, que no son horas de ir molestando a la gente - era de noche.

- Esta bien hermanito - dijo la niña -hace casi tres días que no te vemos, nos habíamos preocupado ¿Qué has estado haciendo?

- Se puede decir que he estado trabajando fuera - no quería preocupar a su hermanita con los desatres de la Guerra- Ah , por cierto, me encontre ayer a esta chica en el bosque, se llama Zelda, se había perdido.

Los dos niños miraron impresionados al ver a Zelda, seguramente por su vestimenta, ya que no sabían quien era relamente.

- Aaaala... - la miró Colin impresionado, admirando su belleza - eres muy guapa, acaso eres la novia de Link... -intentó deducir el muchacho.

Los dos se quedaron boquiabiertos:

- Colin mejor cállate, voy a ver a Moy, Zelda, ven conmigo porfavor.

Los dos jóvenes se fueron a casa del Alcalde Bono, en donde estaría seguramente Moy, el espadachín del pueblo, que un día fue nombrado "Cabellero de la Guardia Personal de Su Majestad el Rey Nohansen Hyrule III", pero acabó retirándose 10 años más tarde. Link tocó la puerta y la joven mencionada antes, Ilia, les recibió:

- Hola Liiink - le dió un abrazo que casi le espachurró - donde te habías metido y.. y... - se giró y vió a la joven heredera - ¿Y tu quien eres, qué haces con Link? -le dijo con mucho desagrado y con cierta superioridad, sin saber que era la princesa claro está.

- Oye Ilia, para empezar se llama Zelda, ha hecho un largo viaje desde el desastre de la capital y no esta como para oír tus ñoñerías, ahora tengo que ver a tu padre y a Moy, hay un asunto del que le tengo que hablar -dijo Link bastante molesto, ya que no era una bienvenida especialemente cálida, sobre todo para Zelda.

-Mmmph... y ella tiene que entrar también verdad... -hizo una mueca de desprecio- vale está bien.

Ilia les dejó entrar a los dos y le avisó a su padre y a Moy de que Link había llegado, los dos jóvenes se sentaron en un sofá y empezó la conversación:

- Así que te llamas Zelda... y que han matado a Auru- dijo pensanso en alto Moy - yo conocí a Auru de joven, era un hombre valiente y aunque esté muerto lo sigue siendo -se produjeron unos largos segundos de un incómodo silencio - no es para hacer mella, pero que especto tenía el sujeto que lo asesinó ¿Podrías describíermelo porfavor?

Zelda asintió, aunque le doliera hablar de Auru, si Moy fue su amigo, merecía saber que le ocurrió.

(Zelda lo cuenta delante de todos, incluso revelando las palabras finales de Auru y lo de Impa)

- Así que vos soís la princesa Zelda - dijeron los tres a la vez, postrándose delante de la joven.

- Porfavor, nada de formalidades - entonces se dirigió a Link - siento no habértelo contado antes, pero no podía confiar en nadie... espero que me perdones - dijo bastante do

- No pasa nada, pero solo tendrás mi perdón de una manera- dijo Link, Zelda le miró con una cara que reflejaba la frase "adelante, dímelo", no quería perder una amistad como la de Link, en poco tiempo la había apoyado mucho con todo lo que ocurrió - tendáas que dejar acompañarte en tu viaje, esta odisea la haremos juntos.

Todos los presentes quedaron, boquiabiertos pero, lo peor fue que Ilia estaba espiando la conversación y la joven estalló en llanto en silencio.

- Pero Link, no puedes, tu pueblo, Ordon te necesita... - le suplicó Moy, que, desde que nació lo había acogido.

- Moy amigo, creo que ya nada podemos esconderle a este joven... -dijo Bo en un tono de derrota- adelante, cuéntale la verdad.

Link y Zelda se miraron, en los tiempos que transcurrían, cualquier cosa podría ser. Entonces Moy se levantó y se sentó en frente de Link y de la princesa, pidiendo amáblemente que Bo dejara la estancia para poder hablar con más tranquilidad.

- Verás Link, desde que has nacido, todo este tiempo, te hemos dicho que tus padres murieron en un accidente a caballo, realizando una entrega de materiales y provisiones para la Villa Kakariko, cerca del desfiladero de la Montaña de la muerte, y que mi amada esposa y yo te recogimos- Link asintió, por ahora no pasó nada extraño- el caso es que es mentira - Link iba a hablar, pero el hombre le paró- no Link-... demasiado tiempo he esperado este momento. El caso es que tus padres no eran Ordonianos, eran hylianos, y de muy buena posición social: tu madre Selenia poseía una gran empresa de textiles, pero tu padre León ... oh tu padre que las Diosas bien le han acogido.. -Moy estaba a punto del llanto, y Link al parecer también- tu padre era el guardaespaldas del Gran Rey de Hyrule, Nohansen Hyrule... era un increíble soldado, pero un día, las huestes del Mal comandadas por Ganondorf aparecieron, así que yo y tu padre fuimos con un ejército a la Montaña de la Muerte en nombre del Rey, en donde se libraría la batalla más sangrienta de la historia de nuestro reino, aparte de la de ayer claro está. La batalla duró casi ocho meses. Ganamos la batalla, hubo canciones, libros que hablarían de nuestras hazañas,poemas y fiestas... pero para mi fue el día más oscuro de mi vida... mi mejor amigo, mi hermano, con el que estaría todo mi vida codo con codo, el hombro en el que apoyarme, cayó en combate- Link estaba llorando y Zelda le abrazó como símbolo de condolencia hacia el muchacho- Así que tu padre, como últimas palabras me pidió que cuidara de ti como a un hijo y te entrenará. Un año más tarde tu madre Selenia murió por una enfermedad rar y desconocida en ese momento... incurable. Así que dejé el ejercito para poder darle al hijo de mi mejor amigo, la vida digna que no tuvo su padre, conocí a Bo y fundamos Ordon, los demás habitantes eran viajeros que decidieron quedarse. Pero eso no es todo Link, tu eres especial, tienes una sangre que no es humana, o eso almenos dice la leyenda- Link se sorprendió, jamás Moy le había hablando con tanta sinceridad como en esa noche- ... pero para eso, que yo no estoy muy enterado, deberás ir a la Fuente de Latoan, deberás visitar el espíritu de Latoan, el te contará, por eso no te pondré objección alguna en acompañar a mi Señora Zelda, porque tu tienes un destino que ha sido previsto antes de que nacieras al igual que la princesa... Lo siento Link.

Link se secó las lágrimas y abrazó a su Padre Moy, si, si padre. Padre... porque por mucho que su padre fuese un gran hombre, no lo conoció, a quien conoció, fue a Moy y a su esposa. Entonces Link se dirigió a la princesa:

- Te acompañaré en tu viaje, ya basta de guerras, de batallas sin sentido, por la codicia de un avaro hombre este reino no caerá en la desgracia... no lo ha hecho jamás, no lo hará ahora, Moy...- dijo Link esbozando una pequeña sonrisa - gracias poer todo, de verdad.

Los hombres se dieron un abrazo y cuando estaban a la puerta Moy les advirtió:

- Chicos, debeís partir mañana por la noche, que es cuando la Fuente de Latoan se revela a la superfície. No diagaís nada a nadie de vuestra misión y sobretodo no reveleís vuestra identidad princesa. Les doy el apoyo más grande del Mundo y, cuando termineís de hablar con el Espíritu, deberéis partir al oeste a la Villa Kakariko¿Entendido?- dijo Moy con algo de preocupación.

- Si, por supuesto- entonces Link tomó la palabra- por favor, que no piensen que les abandono. Lo que pasa Moy... es que no se porqué lo hago - dijo Link - solo se que tengo que hacerlo y nada más. Acompañaré a Zelda hasta donde sea.

- Gracias Link- dijo Zelda algo preocupada - de verdad te vuelvo a dar las gracias, me salvaste una vez ya, y creo que lo harás más de una. Hcaer esto sola me hubiese costado lo suyo- afirmó Zelda, y en parte era verdad ya que ella nunca había estado sola en una situación como esta.

"La única forma de sobrevivir a una guerra es amar a quienes te rodean para ver que no estrás nunca solo", eso eran unas palabras que Auru le dijo a Zelda cuando hacían clases de economía y política. Simplemente le vinieron esas palabras a la cabeza, además de que la situación para recordarlas era perfecta. Entonces Zelda se dirigió a una pequeña habitación en la casa de Link para reponer fuerzas y así a la noche siguiente, estar listos para el viaje, pero antes Moy paró a link:

- Link, antes de que te vallas, quiero que ete lleves estos objetos, los necesitarás en momentos cruciales de tu viaje.

Lo que Moy le había dado era: una espada de acero jorjado, con el símobolo de Ordon en las aletas de la espada, una cabra. También le había dado un escudo de madera reforzado en los exteriores y en los bordes con acero y, en el centro el mismo símbolo. Por último había un arco hecho con madera de bambú y con piel de bulbin. También venía con unas 50 flechas en un carcaj para cargarlas, la cuerda era un tendon de bulbin también y de los más reistentes, tenía los bordes decorados con tres triángulos, dos como base y uno apoyado sobre los vértices de los mismos. Link sintió algo de curiosidad, en su mano izquierda, poseía el mismo símbolo, Moy se dió cuenta de ello y se limitó a decirle:

- Lo entenderás todo cuando vayas a ver al espíritu - le dijo Moy apoyando una mano en el hombro de Link.

Él solo afirmó. Se despidieron y Link se fue a descansar. El día siguiente sería un día en el que daría un gran paso en su vida y se conocería como realmente debería ser, pero, demasiada información para un día.

Era de noche, y un extraño sueño apareció en la mente de Link:

Se econtraba en un inmenso lugar verde en forma de remolino ascendente. En el centro había una figura oscura... no podía definir exactamente como era simplemente porque no la veía bien.

También había una hermosa chica rubia tirada en uno de los extremos del lugar, que más tarde fue recogida por otro joven, de pelo rojizo. Tampoco lo vió bien

Lo que si vió bien fueron 4 figuras en forma de bola, de un color dorado brillante, que se iban uniendo a la vez que repetían la misma frase "Oh.. Héroe elegido... vuestro destino está por decidirse...". Cuando se uniron los cuatro, formaron una figura azul. No la veía bien.

De pronto se despertó, mejor dicho, algo lo despertó, así que decidió irse a tomar el aire fuera, ese sueño fue realmente extraño. Se sorprendió Link al ver a la joven princesa también fuera. Link la observó unos instantes: vestía un camisón blanco algo más azulado en las terminaciones del vestido. Estaba hermosa, Link debió reconocerlo, para no seguir pensando en eso, se acercó a la joven y se dispusieron a conversar un poco.

- ¿Hace una bonita noche verdad?

- ¡Oh! - dijo Zelda, que se sobresaltó, parecía muy concentrada en el paisaje - Si, la verdad es que si. Tampoco tu puedes dormir...

- Si te digo la verdad, si que podía dormir, el caso es que algo me ha despertado y he querido ir fuera a ver que ocurr...

De repente Zelda le interrumpió.

- Has soñado lo mismo que yo verdad... - le miró fijamnete a los ojos, que estaban brillando - Has soñado con un lugar extraño y que no podías ver exactamente que era precisamente porque no lo veías bien.

- Así es - dijo Link curioso - lo más raro, no es que hayamos soñado lo mismo, lo más raro es que lo soñemos una noche antes de ir a ver el Espíritu de Latoan - Link iba a continuar hablando hasta que de repente dedujo algo- ¡No!¡No es mañana, es hoy!esta es la noche en la que el Espíritu de Latoan sale a la superficíe, recuerdo que me dijo Moy que los Espíritus de la Luz se muestran la noche antes de que suceda algo malo... es decir...

- Que mañana pasará algo...- dijo Zelda preocupada- ¿Pero qué es lo que puede ocurrir? Rápido, hay que ir a la Fuente.

- Sí.

Ambos chicos, salieron disparados hacia la fuente de la luz. Lo que no sabían, era la desgracia que estaba a punto de ocurrir en ese pueblo. Mientras Link y Zelda iban de camino hacia el Espíritu se oyó la voz de Moy resonar ante todo el pueblo:

-¡NOS ATACAN, ESCONDED A LAS MUJERES Y A LOS NIÑOS BAJO LOS SÓTANOS DE LAS CASAS RÁPIDO, SON FERRUS, SON FERRUS... RÁPIDO, QUE TODO HOMBRE SALGA AQUÍ CONMIGO!

Todo el mundo estaba gritando, correteando por arriba y por abajo, entonces llegaron dos Ferrus delante del pueblo, se dirigiron a Moy:

- O nos entregaís a la chica... o destruiremos vuestra aldea...- dijo en un tono relajado.

- ¿¡De qué estás hablando?! Aquí no hay ninguna chica, y si la hubiera no la entr..

Un ferrus cogió un arco, y le lanzó una flecha envenenada al hombre. Se volvió a dirigir a los demás:

- Decidme donde está la Princesa Zelda.

Nadie respondió, entonces un Ferrus cogió una lámpara que colgaba de un techo, y se construyó varias flechas con fuego envenenado, ya que el humo que desprendía, mataba todo aquel que lo inhalaba en cuestión de segundos. Los ordonianos, al ver tal atrozidad, atacaron al ferrus, pero el otro ferrus los lanzó a todos al suelo de un golpe, como si de una vulgar pluma se tratase. Eso le dió tiempo al otro enemigo a disparar unas cuantas flechas en las casas de Ordon, las casas ardían en llamas negras y humo anaramjado, ya que eran los efectos del veneno. Después el Ferrus se puso en el centro del pueblo y gritó:

- NADIE... REPITO...¡NADIE! SE INTERPONE EN NUESTRO CAMINO O EN DEL NUESTRO SEÑOR GANONDORF... Por cierto, valientes soldados - dijo en tono burlesco a los habitentes, que se tapaban la boca para no inhalar el humo- acaso vuestras mujeres e hijos van a inhalar el humo... que pena. Nos vamos - le dijo al otro Ferrus. Y, por donde llegaron, se marcharon.

Mientras tanto Link y Zelda llegaron a la fuente de Latoan: era una fuente situada en un claro, lleno de agua. Había una luz extraña, la misma bola del sueño de Link... "no es posbile.. "pensaba Link:

- Link... Oh... Héroe elegido por la Diosa... llegó la hora de vuestro despertar- dijo la bola de Luz. Entonces la bola fue brillando cada vez más, hasta coger la figura de lo que sería una especie de mono gigante de Luz- Ambos estaréis impresionados, pero aciagos y oscuros tiempos le llegan a Hyrule... pero aún hay solución... pues llegó la hora de la Revelación: Vos, caballero y valiente Link, sois el elegido que fue designado por la Diosa Hylia para proteger Hyrule junto con vustra arma, un arma que tan solo vuestras manos pueden empuñar, La Espada Maestra, la misma arma que vuestros ancestros forjaron para protger Hyrule del Mal. Vos Link, sois la reencarnación de ese primer héroe que destruyó el Mal junto con la Espada Maestra, siguiendo los pasos de la Diosa Hylia y esa encarnación - se dirigió a Zelda - sois vos princesa, por eso os llamaís Zelda. Zelda es el nombre que tan solo las descendientes de la sangre de la Diosa Hylia llevan. Estabáis destinados a encontraros, durante eras, el espíritu del Héroe, ha reencarnado en un joven de verdes ropajes y en una chica de sangre Real, para combatir a la misma reencarnación del Mal, Ganon, que en ese tiempo se hacía llamar Demise. Pero esta vez algo ha salido mal para la reencarnación, y es que la reencarnación, no se ha producido en forma de bestia como lo ha hecho siempre, sino en forma de humano, un gerudo llamado Ganondorf. Pero no os debeís confiar, Ganondorf ha conquistado el Reino de Hyrule pensando que el poder que le transformaría de nuevo en bestia se encontraba allí. Ese poder es un poder omnímodo conocido como la Trifuerza, la Trifuerza es una reliquia divina de infinito poder que dejaron las diosas Din, Nayru y Farore tras crear nuestro mundo. En un principio la crearon para preservar el equilibrio entre la gente. Pero la avaríacia se apoderó de los hombres y empezaron a luchar entre ellos, de allí salieron Demise y los suyos. La Diosa Hylia, la enviada de las Diosas que dejaorn en el mundo terrenal la Trifuerza, había vencido. Pero Demise estaba a punto de despertar, así que tomó dos medidas: la primera, crear a Fay, el espíritu que late en el interior de la espada Mestra y la encargada de guiar al Héroe en su hazaña. La segunda, para poder velar para siempre la Trifuerza y así evitar que cayera en malas manos, decidió reencarnarse en una mortal, que llevarían el nombre de Zelda. Así que el designio de la Diosa fue que cada vez que la encarnación del Mal renaciese para amenazar Hyurle, el Elegido de la Espada Mestra y la descendiente la Diosa Hylia renaziesen para evitar un mal mayor. Por eso debéis evitar que Ganondorf se haga con la Trifuerza antes que vosotros, porque entonces se tranformará en la Bestia Ganon, y así si que todo estaría perdido... Debéis hacer esto lo más rápido posible, pero antes debéis ir a Ordon, temo que las huestes del Mal os hayan estado persiguiendo sin que os enteráseis... Marchad, Elegidos de la Diosa. Hay otras tres fuentes de la Luz repartidas por todo el Reino, encontradlas y despertad a los otros tres Espíritus de la Luz, solo así, podremos derrotar a Ganondorf...

El espíritu desapareció. Los chicos se quedaron pensando hasta que Link dijo:

- Ordon... no... - Y arrancaron a correr hacia su pueblo.

Lo que no sabían, era que ya era demasiado tarde..

Cuando los jóvenes llegaron, no había nada, ni nadie, gente muerta. Parecía mentira el poder de Ganondorf hasta a donde podía llegar, parecía mentira la avaricia de ese hombre hasta donde podía llegar, parecía mentira la cantidad de vidas peridas por tan solo un mortal. Link no daba crédito a lo que veía: aldeanos muertos, gente que conocía desde niño, pero no había nada más, todo estaba arrasado por la llamas oscuras que lanzaron los ferrus de Xeno. Link se acercó a alguien que podía estar pidíendo ayuda al parecer: era Moy. Link rápidamente se acercó a él:

- Moy... - suspiró - no... - dijo Link - ¿Qué es lo que ha pasado aquí?¿Y la gente, dónde está?

- Las mujeres y los niños estan escondidos en los sótanos de las casas... - dijo Moy con la respiración entrecortada- por ahhora no pueden salir de ahí, ni tu entrar. AL parecer este fuego, que se hace llamar fuego oscuro: es un tipo de magia negra que ataca solamente a quien lo huele... - dijo Moy.

Pero eso no tenía sentido, porque ni Link ni Zelda, que se encontraban en Ordon arrasado, no les había ocurrido nada. Entonces Zelda dijo:

- y porqué nosotros... - iba a continuar cuando Moy la interrumpió.

- Porque vosotros, sois los enviados de la Diosa, ese tipo de magia negra no afecta a seres de luz como vosotros, sois los Elegidos de la Trifuerza...

- Así que tu ya lo sabías - dijo Link.

- Así es, pero era el designio de las Diosas que fuesen los Espíritus de la Luz que os lo comunicasen, es parte de la Leyenda.

Entonces Link entró en cólera y empezó a romper las cosas mñas cercanas a él como trozos de madera, vasijas rotas durante el sauqeo u otros objetos inútiles. Estaba realmente enfadado: que hubiesen saqueado la Ciudadela y matar a más de trescientos mil habitantes, eso ya era pasarse, pero ir a su pueblo y matar a gente porque si... eso ya era DEMASIADO, pensó Link.

Zelda le puso la mano en el homnro a su compañero intentando calmarle:

- Link.. no es tu culpa... en todo caso es culpa mía- dijo Zelda apenada.

- Esto no es culpa de nadie ¿Me habéis oido los dos? Eso es el destino. -dijo Moy.

- ¡Ya, pero podrísmos haberlo evitado!¡No pararé hasta ver a Ganondorf muerto!- dijo Link con un alzado tono de voz.

- Tal vez tengas razón- dijo Moy muy serio - tal vez esto se podría haber evitado... Pero las cosas pasan por algo y... - dijo esta vez con una mirada fulminante a Link- si emprendes esta mision que se te ha encomendado por venganza a tu gente... mejor no lo hagas. Si lo haces por esa vía solo demostrarás una cosa.

- ¿El qué?- dijo Link.

- Que tu no eres el Elegido de la Diosas. Las Diosas elgien a su Héroe slolo cuando este lo requiere, la Espada Mestra Link, no es una simple arma hecha de acero: es una barrera, una barrera que solo la puede activar aquel que posea el suficiente poder para empuñarla, eso para empezar y segundo: si de verdad haces esto, haz para salvar a tu gente, no para vengarla- Moy empezó a retorcerse del dolor y se miró la herida- no se puede evitar lo inevitable, mi destino ya está escrito. Link, Zelda, acercaos los dos - los chicos se acercaron- prometedme, que viajaréis hasta el fin del mundo juntos, que no os separaréis bajo ningún concepto y que derrotaréis al Rey del Mal y que no se haga con la Trifuerza.- los dos asintieron- Entonces toma esto.

Lo que Moy le pasó a Link era una piedra de color verde, una especie de esmeralda con la forma del símbolo de los Deku grabados en oro. Los jóvenes se quedaron mirando la joya, era muy bonita:

- Lo que os he dado, es la Esmeralda de los Kokiri, también conocida como la Piedra Espiritual del Bosque y, lo más importante, es una de las tres Llaves del Tiempo, necesarias para abrir la Puerta, hacia el Templo del Tiempo, y recoger allí el arma más legendaria y poderosa que jamás se ha visto, la Espada Maestra... Tenéis que iros a la Villa Kakariko ya... no perdáis más... Tiempo...- Moy, el espadachín de Ordon, el hermano, no, hermano no, padre de Link, había muerto.

Zelda miró con tristeza a Link, pero sin embargo este miraba al caído Moy con una mirada firme y serna, pero triste, muy triste, entonces, Link cogio la espada de la espalda de Moy y la clavó en el suelo, a su lado, junto con su arco y sus flechas. Entonces Link miró a Zelda y le dijo:

- Nos tenemos que ir Princesa.

Fin

Notas: Siento dejarlo aquí, pero recordad que es el primer capítulo, es como una introducción por así decirlo, por eso es tan corto. Los siguientes capítulos serán muchísimo más extensos. Puede que haya algunos que los voy a tener que dividir en partes. La cosa es que nos veremos el 1 de Enero con el primer capítulo de larga extensión. Aviso también, que habrá un ShadxAshei y algún que otro romance más. Comentad cosas sobre el capítulo o cosas que os gustaría bque se cmabiran. ¡Feliz Navidad, nos vemos el més que viene!