Hola, bienvenidas/os a mi fic. Con mi mejor amiga (Chibii Neko Kuroi), estoy escribiendo este fic, que ya está algo adelantado, asi que tratare de subir lo más rápido posible.
La Rose que describo aquí, es algo distinta a las Roses que encontre po FanFiction, asi que no esperes encontrar a la rata de biblioteca super valiente y gentil, porque me harte un poco de ese tipo de personajes.
Mis agradecimientos a Fatty L, quien de tan buena manera me ayudo a betear mi fic. Muchas Gracias Fatty!(Te dedico el primer capitulo, gracias por el nombre!)
N/A: Los pensamientos van en cursiva y entre comillas, y los hechizos en cursiva.
2N/A: Los personajes que reconozcas no son mios, se los robe un ratito a J.K Rowlin, para que puedan jugar con mis los míos propios. Prometo devolverlos sanos y salvos a su lugar
Todo lo aquí escrito es producto de nuestra inestable mente, y no consientimos que plagien nuestra historia.
Ahora si, las dejo en paz, disfruten, y nos vemos abajo;)
-%Pequinessa%-
Rose viró a su derecha para dirigirse a la clase de encantamientos que compartía con Gryffindor. Iba acompañada de su mejor amiga, Circe Nott. Ambas caminaban con un andar suave y grácil por el pasillo, con la cabeza ligeramente levantada y con una mirada retadora en sus ojos.
Al verla andar con su caminar digno de una bailarina, nadie pensaría que la pelirroja de Slytherin es aún más ponzoñosa que el veneno de Basilisco.
Ambas llegaron a su clase 7 minutos después de que esta hubo comenzado. El profesor de encantamientos miró por el rabillo de sus pequeños anteojos entrar a sus alumnas y no pudo hacer nada más que suspirar: - Siempre lo mismo-. Nott y Weasley siempre llegaban tarde. Siete minutos. Siempre 7. Era una tomadura de pelo tremenda.
Ambas Slytherins se sentaron en el tercer banco del lado de la ventana. Como siempre.
-Señorita Weasley, señorita Nott, ya habíamos hablado sobre sus llegadas tarde - comentó un poco irritado el pequeño profesor de cabello blanquecino.
-Así es profesor, ya habíamos hablado. Continúe su clase.- respondió mordazmente Rose.
El Sr. Podrey, sucesor del pequeño señor Flitwick, la miró con desaprobación y continúo con su clase.
Del otro lado del aula, Albus miraba con una mueca a su prima favorita. Ella lo interceptó y le sonrío burlonamente. El le guiñó un ojo y Rose cerró los ojos mientras negaba con la cabeza y dibujaba su habitual sonrisa socarrona.
Ella adoraba a su primo Albus. Aquel muchacho que le sacaba casi una cabeza de alto, con sus ojos increíblemente esmeraldas y su cabello azabache siempre despeinado. Era uno de los pocos Gryffindors que soportaba. ¡Bah!, que quería. El encabezaba su lista junto a su pequeño hermano Hugo, su primo James, Lily, Lucy y algún que otro Gryffindor. Esa era su pequeña lista. Y no pensaba expandirla. Por mucho que sus primos intentaran.
Rose sacó su pergamino y con una envidiable destreza anotó todo lo que el profesor había escrito en la pizarra agregando lo que estaba diciendo. Su mejor amiga la imitó, pero con un poco de vagancia. Circe miró hacia la ventana y se perdió en algún punto del horizonte.
- Bien, ¿Quién puede explicarme de que se trata el hechizo Piertotum Locomotor? -preguntó de repente el profesor.
Dos manos se levantaron en el aire al mismo tiempo. Scorpius Malfoy y Rose Weasley se dirigieron una mirada cargada de superioridad y odio. Parecían totalmente centrados en una batalla mental invisible. El profesor carraspeó ligeramente para obtener la atención de los alumnos que presumían de saber la respuesta. Los miro a los dos, y señalo con la cabeza a Scorpius:
- Adelante señor Malfoy - indicó.
El Gryffindor esbozó una mueca de triunfo y abrió la boca para hablar, pero una voz mas aguda y risueña que la de él habló.
-El encantamiento Piertotum Locomotorhace que las estatuas cobren vida, siendo manipuladas por el usuario.- Rose sonrío ante la cara de disgusto de Scorpius.
- Eso es correcto señorita Weasley, pero yo indiqué al señor Malfoy para…
- Profesor, usted hizo una pregunta y luego dijo: "Adelante señor Malfoy". Nunca mencionó que fuera él quien debía contestar su pregunta. Si no, hubiera elegido una palabras más adecuadas, como: "Señor Malfoy usted responda la pregunta que he formulado con anterioridad". Por lo tanto realmente no dijo que yo no podía contestar la pregunta - Rose miró al profesor y habló con la voz calma, como si estuviera explicándole un Alohomora a un pequeño.
- Weasley, queda más que sobreentendido que por "Adelante señor Malfoy" indicaba que respondiera la pregunta. No es culpa del profesor, o mía, que seas tan idiota como para no entenderlo - murmuró Scorpius con una mueca de socarronería en su marmolado rostro.
- Por más que quede sobreentendido que le tocaba a usted señor Malfoy – contraatacó la pelirroja dando un tinte de superioridad, burla y altanería a las ultimas 2 palabras - Yo soy perfectamente capaz de dar una respuesta competente y correctamente expresada, ¿no es así profesor? - miró a su profesor en busca de aprobación, pero el pobre Podrey se quedo estático y decidió no intervenir en la disputa de sus alumnos. La cara de Scorpius, eternamente inalterable, se transformó en la de alguien dispuesto a matar al primero que viera pasar.
- No pensé que fueras tan imbécil Weasley, deben ser los genes - y sonrío torcidamente al ver como Rose se paraba de su asiento y apretaba los puños.
- Hablando de genes Malfoy, tú precisamente que provienes de un gran linaje de Slytherins: Black, Greengrass y Malfoy; quedaste en Gryffindor, convirtiéndote en la ovejita negra que mancha su pulcro árbol genealógico - comentó venenosamente.
- Pues lamento ser más valiente que egoísta, Weasley. Quien lo diría, la hija de los mismísimos héroes de guerra: Hermione Jean Granger y Ronald Weasley siendo seleccionada en la casa de los crueles Slytherins. Debe ser un fastidio ser tú, la hija de héroes que decepcionó a sus padres - respondió el rubio levantándose violentamente de su asiento.
- Cierra la boca Malfoy y no te metas en lo que no te incumbe - vociferó ella, claramente enojada y con gran turbación en los ojos.
- Debo recordarte que tú fuiste la que se metió en territorio privado, señorita soy-una-decepción-para-mis-padres.
- ¡OH! Realmente no debiste decir eso, ¡RETRÁCTATE! - gritó a la vez que sacaba su varita y lo apuntaba. Todos los alumnos presentes giraban la cabeza de Scorpius a Rose, y de Rose a Scorpius, como si fuera un partido de tenis. Circe tiró de la túnica de su mejor amiga suplicándole con la mirada, pero Rose apartó su brazo de un manotazo sin siquiera molestarse en mirarla. Mientras tanto Albus le susurró un "Ya déjalo Scorpius", a su compañero de casa consiguiéndose también un empujón por parte del rubio, que contestó sacando su propia varita:
- ¿Por qué debería? Solo digo la verdad – le escupió mientras la apuntaba con su varita. Rose apretó más los puños, haciendo que sus pulcras uñas se hundieran en la palma de sus manos haciéndole daño. Con un gesto rápido exclamo:
- Expulso – pero Scorpius, igualmente rápido, lanzó un Expelliarmus. El profesor, que se había mantenido al margen de la disputa, no tardó en reaccionar y pronunció un Finite Incantantem que logró disipar los encantamientos lanzados.
- Accio varitas - pronunció, y las varitas de Scorpius y Rose volaron hasta su mano. Rose lo miro perpleja y se lanzó hacia Scorpius con las manos sangrándole por la presión con la que se había clavado sus uñas en las palmas. Circe la tomo rápidamente por la túnica y la retuvo.
- Eres un cretino Malfoy - vociferó ella, gelidamente.
- Tú no eres mejor - contesto él, conteniéndose de ir y golpearla allí mismo. Menos mal que Astoria, su madre, le había enseñado a portarse bien con las "señoritas"; aunque definitivamente, para él, Rose no entraba en esa categoría.
- A dirección, los dos - ordenó el profesor. Circe soltó a Rose y ella se dirigió a la salida, seguida de Scorpius.
- Señorita Weasley, Señor Malfoy, es la tercera vez que los recibo en mi despacho - Minerva McGonagall se acomodó en su silla y miró fijamente a los jóvenes que estaban sentados frente a ella. Ambos chicos, solo la miraban en silencio. - Sabiéndose prefectos de sus respectivas casas, esperaba más de ustedes, señores. Su…- La directora de Hogwarts carraspeó levemente - situación, está impidiendo que los profesores puedan dictar sus clases como deberían ser, por lo tanto me veo obligada a tomar medidas mas serias. Al principio de curso charlé con ustedes, con la esperanza de que su… situación cambiara. Me han decepcionado notablemente. Veo en ustedes mucho potencial, y no voy a dejar que lo desperdicien en tontas riñas de niños pequeños. A partir de mañana, usted señorita Rose Weasley, y usted, Señor Scorpius Malfoy, deberán vivir juntos en la sala de premios anuales. No consiento que jóvenes maduros como ustedes se comporten tan infantilmente.- McGonagall, los miró seriamente.
Rose miró a su directora como si la viera por primera vez. Scorpius la miró otro tanto.
- ¿Premios Anuales? - logró articular la Slytherin.- Ese es un privilegio para los de séptimo año, no los de sexto como nosotros.
- Así es, los premios anuales generalmente son dados a chicos de séptimo año, pero este año, tras un par de juntas con la Dirección Comitiva de Escuelas de Magia y Hechicería, logre cambiar la norma. Desde que ingresaron a Hogwarts en primer año, me llamó mucho la atención que hayan sido seleccionados para sus actuales casas, por ello nunca les quité un ojo de encima. Me sorprendió que ambos poseyeran un desarrollo académico impecable, su disciplina es de la mejor, aunque en su caso – observó con seriedad a Rose - podría mejorar, me sorprende su ridícula rutina de llegar siete minutos tarde a todas las clases. Tampoco he pasado por alto que ha reñido con bastantes estudiantes y que no respeta del todo las reglas impuestas, sin embargo su ingenio y sentido de justicia - Rose empalideció y Scorpius la miró con escepticismo ¿Ella? ¿Sentido de Justicia? ¿Pero qué rayos? - me demuestra - prosiguió la directora - que todavía tengo motivos para creer en usted. Volviendo al tema, iba a informarles de sus respectivos cargos a fin del semestre, pero debido a sus constantes peleas me veo obligada a comentárselo ahora. Espero que la convivencia en la torre ayude para que su desprecio se disipe. También quiero aprovechar la oportunidad para advertirles que si los vuelvo a ver una vez más en mi despacho por un motivo como el de hoy, serán castigados severamente por su comportamiento.
Con esto la directora dió por terminada la charla e instó a los jóvenes a que se retiraran. Rose y Scorpius quedaron mudos de la desagradable sorpresa que McGonagall acababa de darles. Se miraron, solo por un segundo, y con la cabeza en alto, se dirigieron a sus respectivas salas comunes.
- ¿Puedes creerlo? ¡Rose compartirá el resto del año una sala con Scorpius! ¡Tiene tanta suerte! - soltó Lily cuando terminó de acomodarse al lado de su hermano Albus y de su prima Lucy en el Gran Comedor.
- No puedo creer que digas eso Lily. ¿Suerte? Pobre Rose, no estoy segura de si Malfoy es mala persona, pero no lo soporta. Debe ser feo estar con alguien que no te cae muy bien...- replicó Lucy.
- Cállate Lucy, no sabes lo que dices, ¡Malfoy es genial! Aunque un poco…presuntuoso… - Lily miró a su hermano y continuó- ¿Tu qué piensas? Después de todo es tu mejor amigo.
-Yo solo espero que nadie muera - anunció con un suspiro, provocando las risas de su hermana y prima.
- Buenos días leoncitos – saludaron dos voces a la vez. Albus, Lily y Lucy se voltearon para ver a sus rubios favoritos. Bueno, los de Lucy y Albus.
- Scamanders - saludó fríamente Lily - ¿Se perdieron en el trayecto a su mesa? No puedo creer que hayan quedado en Ravenclaw, pero bueno, uno nunca sabe. Su mesa es la contigua a Hufflepuff, ahora piérdanse.
- Lily… - la reprendió Albus.
- ¿Qué? – respondió mirando a su hermano desafiante. Él solo se limitó a observarla.
- Buenos días a ustedes también, Lorcan, Lyssander - dijo Lucy.
- ¡Wow! Parece que la pequeña gatita se levantó con la patita izquierda - Lorcan sonrió burlonamente antes de hacerse un espacio entre Albus y la pelinaranja.
- Cierra la boca Lorcan- respondió ella.
- Amo la forma en que pronuncias mi nombre, Lily - enarcó las cejas mirándola de lleno a los ojos.
- AHH - bufó ella llena de indignación. Se levantó de su mesa y le indicó con la mirada a Lucy que la siguiera. Esta se despidió de los gemelos y se fue tras su prima.
- Cuidado Lorcan, si aprecias tu vida deja de molestarla. No dudo ni un segundo que Lily sea capaz de matarte. Si la conoces, mejor abstente de tus típicos comentarios - Albus miró preocupado a su amigo.
- No te preocupes Albus, sé que tu hermana me ama. Además creo que ni siquiera tú, la conoces tanto como yo - un brillo malvado cruzó por sus ojos. A Albus no le agradó el comentario y se dedicó a mirar con cara de pocos amigos a los chicos de su mesa que miraban con reprobación a los Ravenclaw.
- Déjalos Albus, después de todo, por mas que nos miren no nos vamos a mover – comentó Lyssander con indiferencia.
- Sí, creo que es hora de que se acostumbren que los Scamanders tienen amigos, casi primos, en Gryffindor - dijo una voz cantarina detrás de ellos.
- Dominique - saludó un poco nervioso Lyssander.
- Hola - dijo ella alegremente y lo besó en la mejilla provocando una mal disimulada sonrisa en el rostro de Lorcan.
- ¿No hay uno para mí? - preguntó él con burla.
- Claro que si, celoso - se acerco al rubio y le plantó un beso en la mejilla.
- Así me gusta - dijo él riéndose.
- ¿Dónde están Lily y Lucy? - preguntó la rubia al tiempo que tomaba una porción del pastel de melaza.
- Lorcan - respondió Albus, como si la simple mención de su nombre explicara todo, mientras tanto intentaba luchar contra su tostada cargada de mermelada.
- No seas bruto Albus, ponle menos mermelada, así vas a terminar de ensuciarte la túnica - Lo regañó su prima.
Era inaudito. Totalmente inaudito. McGonagall estaba loca. Al diablo Dumbledore y su aparente locura, McGonagall estaba peor de la cabeza. ¿Él? ¿Con Weasley en una torre el resto del año? Ni hablar, o es que la directora deseaba que el numeroso clan Weasley dejara de ser tan numeroso o definitivamente había perdido la cabeza. Se encontraba demasiado a gusto en su sala común como para trasladarse, dejando de lado que le había costado bastante lograr ser aceptado. No le iban a sacar de allí en un abrir y cerrar de ojos, y todo por la culpa de la estupida de Weasley. No señora, el no iba a ninguna parte. – "McGonagall puede meterse sus ideas por el c… "-
El avistamiento de Albus lo saco del hilo de sus pensamientos. Si bien Albus Potter era su mejor amigo, Scorpius pensaba que tenía un defecto lamentable. Uno genético y de cabello rojo ensortijado. Un horrible defecto. Estaba emparentado con Weasley, y no con cualquier Weasley, sino con Rose Weasley. Pobre Albus, después de todo nadie elige a su familia. Mientras se dirigía hacia el primo de la "asquerosa serpiente" no pudo obviar el hecho de que sus mejillas estaban rojas y movía sus manos con nerviosismo, eso solo podía significar una cosa:
"Serpiente asquerosa nº 2". Sí, Circe Nott, la mejor amiga de la querida amiga de Scorpius (Nótese el sarcasmo), estaba allí parada con su larga cabellera negra carbón y sus ojos claros casi trasparentes. Parecía una dama de aspecto frágil. Pero el heredero Malfoy pensaba que de dama y frágil no tenia una mierda. Su lengua viperina y sus comentarios mordaces la convertían en toda una Slytherin. Y al muy tarado de Albus le gustaba. "Patético" -
Caminó hacia ellos con la intención de separarlos, pero lamentablemente no era el único buscando a San Potter. Casi danzando Rose se acercaba hacia la feliz pareja con una sonrisa burlona. Así es, danzando. Es que Rose no caminaba, flotaba. Sus movimientos eran correctos y calculados, se movía con gracia… Pero se paró en seco cuando lo vió. Su sonrisa se borró para morderse un labio con la fuerza suficiente como para lastimárselo. Le sacó el dedo del medio y echó a correr hacia Albus "Siempre tan sutil" -
No esperó mucho, y llevado por un tonto impulso también empezó a correr. Si bien ella corría con gran velocidad a través del patio, Scorpius eras más veloz debido a que sus largas piernas lo hacían poder moverse a gran distancia. De repente perdió de vista a la pelirroja y dándose cuenta de lo estúpido que se veía corriendo, se paró en seco. Un repentino peso se hizo presente en su espalda.
– "¿Pero qué mierda?" - Rose Weasley se había colgado a su espalda, como si fuera un maldito caballo de carga. Y sin previo aviso empezó a ahorcarlo. Así es. ¡A ahorcarlo! Y diablos que sus finas manos apretaban con fuerza.
- Rose… ¡Déjalo! - ordenó Albus. Este se había acercado cuando desde lejos, distinguió como su mejor amigo era asesinado por su prima. – "Él y su eterno heredado maldito complejo de heroísmo" - pensó un poco molesto Scorpius. Después de todo, aquel chico de ojos esmeralda siempre lo sacaba de aprietos. Las manos de Rose aflojaron un poco pero su peso seguía presente en la espalda del Gryffindor… que a decir verdad no era mucho. Rose era sorprendentemente ligera. Se sacudió con fuerza para sacarse a Rose de encima. Pero tuvo un pequeño inconveniente. Weasley era resistente.
- Rose bájate - espetó bruscamente Albus a su prima. El rubio sintió como su espalda quedaba liberada al acto, dejando una rara sensación de cosquilleo.
-Te salvaste solo porque mi primo se las da de héroe - murmuró venenosamente en su oído. Para luego irse con su amiga, que se estaba riendo disimuladamente.
- Maldición Weasley, estas como una cabra - bufó él irritado.
- Eso Malfoy, es por creerte con todo el derecho de estar con MI primo - respondió ella molesta.
- Será tú primo, pero es MI mejor amigo – le soltó con una mirada asesina. Antes de lanzarle una ingeniosa respuesta, oyó como su amiga se reía más fuerte.
- ¿Y tú de qué te ríes? - le espetó de mala manera.
- Es que nunca creí que ustedes podrían hacer una pareja tan mona - respondió con un brillo malicioso en sus ojos. Albus solo sonrió – "Estúpido Albus".
-No digas mona, Circe, queda horrible y solo te pones en un papel de tonta fácil - la retó su amiga.
- ¡Rose! - la reprendió Albus, viendo que Circe bajaba la mirada hacia el suelo.
- ¿Qué? Solo digo lo que veo - espetó ella en un tono que no admitía contradicciones.
- Rose, no seas así. - siguió Albus. Ella lo miró con una ceja levantada y luego le echó una mirada a Circe. La chica levantó la mirada, como atraída por la de Weasley y sonrió torcidamente. -"Cabronas"- se dijo el rubio para sí mismo.
- Disculpa Circe - dijo ella en tono neutro.
-No pasa nada Rose - Circe enarcó las cejas y le guiñó el ojo. "¿Pero a que rayos jugaban? Malditas serpientes…"
- Ven Albus, quiero contarte algo… - Rose tomó a su primo por el brazo y tiró de él. Pero este ultimo ni se movió. Ella se volvió con expresión molesta y tiró más fuerte.
- Déjame Rose. Scorpius y yo tenemos tarea de pociones - Albus parecía molesto de que su prima tratara así a su "amor" "Repulsivo" – no entendía como su mejor amigo podía creer que una serpiente sea atractiva.
- Pero Albus…- murmuró ella.
- Pero nada, ¿Nos vamos Scorpius? - El susodicho sonrió complacido ante la cara de furia de la prima de su mejor amigo. "Genial", no había nada que le gustara mas a Scorpius que verla perder. Automáticamente Circe se fue del lado de Albus y se posó a la izquierda de Weasley. "Traidora" Albus abrió los ojos y miró a su derecha, donde ya no estaba ella. La miró furtivamente y se dirigió hacia el rubio, algo herido por la reacción de la morena.
- Esta bien… Lo entiendo Albus, lo quieres mas a él. Siento molestarte. Yo… no te molestaré nunca más. Vamos Circe - Malfoy nieto se dió la vuelta perplejo. Weasley estaba hablando con la voz rota, como si fuera a llorar en cualquier momento.
- Rose…No es así - intentó aclarar Albus.
- No, déjalo. Ya entendí – susurró ella con la voz aun más quebrada. "Imposible." Potter se dió media vuelta hacia el otro Gryffindor y lo miró con ojos suplicantes.
- No. Está actuando, déjala. Vámonos - dijo firmemente el rubio. "Esa embustera de Weasley solo busca salirse con la suya. Su actuación puede ser impecable, pero a mí no me engaña. O tal vez no esté actuando pero a mí…me importa…una mierda." pensó Scorpius con molestia. Él oji-verde solo lo miró con desaprobación y su mirada se dirigió hacia las delgadas siluetas que se iban alejando y corrió detrás de ellas.
- Rose - la llamó.
- Dije que ya no te molestaría Albus, no te preocupes…- dijo ella sin mirarlos, pero con su voz de llorona.
- No…Perdón Rose, no quise que te enojaras conmigo- se disculpó él.
- Lo entiendo - dijo secamente ella.
- ¿Qué querías contarme? - preguntó rendido finalmente. Su prima se dió vuelta en una acto reflejo con una sonrisa burlona y se abalanzó hacia él. Observó detenidamente a su enemigo y luego sonrió triunfal. "Maldita seas Weasley." Scorpius los observó mientras se alejaban… No podía creer que tan manipuladora podía llegar a ser ella, incluso con su primo. No cabía ninguna duda, era una serpiente de pies a cabeza. Una sensación de ira se coló en su pecho. La odiaba. Odiaba esa clase de personas: mentirosas y capaces de hacer lo que fuera con tal de conseguir lo que desean. Cuando perdió de vista las siluetas se dio la vuelta y se dirigió a su sala común. El no iba a vivir con se alejó del patio, con las miradas de los estudiantes cargadas de desaprobación y odio puestas en el.
Y es que Scorpius llevaba el apellido Malfoy. Uno de los tantos apellidos que estuvieron alineados en las filas del señor tenebroso. Sus padres le habían advertido que aunque lo insultaran, el no debería dejar de sentirse orgulloso de su apellido. Le habían dicho que a pesar de sus errores, no tenían nada que reprocharle a él, ya que él no estuvo en la guerra mágica. No fue él quien eligió luchar junto a Lord Voldemort. No fue él quien discriminó a los hijos de muggles. Tampoco fue él quien se dedicó a lanzar Cruciatus y Avada Kedavras por doquier. Diablos, a él eso ni siquiera le importaba. Justamente, era eso lo que estaba pensando cuando el sombrero seleccionador lo declaró un Gryffindor.
Un silencio sepulcral se apodero del comedor. Él se bajó del taburete y caminó a paso decidido y con el cabeza en alto hacia su mesa, un poco abrumado porque nadie había aplaudido. Solo un par de manos aplaudieron. Cuando giró la cabeza, se encontró con una niña de cabellos rojos aplaudiendo desde la multitud de chicos de primero que no habían sido seleccionados. Él le agradeció con la mirada y ella solo se encogió de hombros y desvío su mirada hacia el próximo estudiante de Hogwarts. Scorpius nunca hubiera imaginado, que ese mismo año, esa misma niña se convertiría en su Némesis.
Bueno, ¿que les pareció? Haber si nos dejan un Review diciéndome como estuvimos;)
Recuerden, los reviews hacen que las autoras se apresuren a subir los capitulos-
-%Pequinessa%-
