Hola chicas!
Aquí estoy con una nueva historia...Esta dedicada a todas esas personas que les gusta soñar y creer que siempre se puede ser feliz a pesar de todo,que aunque parezca obscuro el camino siempre al final existe una luz que no nos deja darnos por vencidas pero sobre todo para todas aquellas que creen que el amor todo lo puede lograr...Es una historia alterna y diferente...Gracias por leer!
Los personajes de Candy Candy no me pertenecen son propiedad de Kyoko Misuki y/o Yumiko Iragashi
La luz de tu mirada Capitulo
1.-Consecuencias
Estaba nerviosa aunque no era la primera vez que estaba en ese lugar, sentía que esa vez si la había jodido en serio, eso poco me importo, al menos eso era lo que tanto trataba de aparentar. No sé porque siempre encontraba la manera de meterme en problemas pero creo que eso era una forma fácil de llamar su atención, solo así podía verme aunque fuera por unos minutos…Al menos cuando estaba en dificultades el fingía ser un buen padre, muchas veces llegue a pensar que tal vez era su conciencia pero su arrepentimiento solo duraba unos segundos, en cuanto estaba con su demasiado joven esposa, se olvidaba por completo de mi, en ese instante yo volvía a desaparecer.
Mi mejor amiga Annie me sonreía desde afuera de aquella sucia oficina, al menos en esa ocasión no la había arrastrado a mis locuras, ella era buena siempre se lo decía si seguía siendo mi amiga terminaría con el alma tan podrida como yo, pero eso a ella no le importaba, solía seguirme a todas partes, decía que éramos hermanas y que las hermanas se apoyaban hasta la muerte. No sé si estaba muy de acuerdo en eso, yo no era precisamente una buena amiga, le había hecho daño más de una vez, pero supongo que eso es solo la consecuencia de esperar algo de una persona como yo, he sido egoísta, entonces pensé en cuestionarme muy seriamente en mi forma de actuar.
Cuando veo aparecer al alguacil en compañía de mi padre finjo que veo hacia el suelo, su rostro está lleno de vergüenza el alguacil Stevens era su amigo desde la preparatoria debió ser difícil para ambos llegar a un acuerdo menos penoso, él me conocia desde niña, meneo la cabeza murmurando algo que hizo que mi corazón se sacudiera con fuerza "¿En qué momento la tierna niñita de coletas se convirtió en esta joven rebelde?" Bueno creo que yo misma me lo pregunte en infinidad de ocasiones, la verdad es que no lo sabía, muchas veces intente ser diferente pero algo estaba roto dentro de mí, al menos así me sentía diariamente como si estuviera rota y no hubiera nada de sentimientos buenos en mi.
Mi madre murió cuando era muy pequeña a penas y puedo recordarla, pero cuando estaba encerrada en las cuatro frías paredes de mi habitación puede percibir su perfume en el aire es como si me mandara un claro mensaje de que no importa en donde este ella siempre estará junto a mí. Me sentía sola muchas veces a pesar de que siempre estaba rodeada de gente, era una chica popular los chicos de mi colegio morían por pertenecer a mi selecto grupo de amistades, después de todo ¿Quién no querría ser amigo de la hija del hombre más poderoso de la ciudad? Pero al final cuando las fiestas y el bullicio se habían ido, cuándo las falsas sonrisas y los vanos halagos se esfumaban…Al final solo quedaba yo…Sumergida en la más profunda de las soledades, eso a nadie le importaba.
Después de unos minutos de ver a mi padre intercambiar palabras con Stevens, lo vi salir y dirigirse hacia donde yo estaba, ni siquiera me miro solo me dijo que lo siguiera al auto. No estaba nada orgullosa con lo que había hecho, dañe la propiedad de alguien más, pero mis alcoholizados amigos me desafiaron a hacerlo, me pregunte dentro de mi ¿Qué sería de mi si en aquella humilde vivienda hubiera estado alguna persona? Me habría convertido en una asesina, la sola idea de que algo así hubiera pasado hizo que mi piel se erizara. Definitivamente no era una buena persona. Mi padre me abrió la puerta de su mercedes para que yo pudiera subir, le dio las llaves de mi auto al chofer para que llevara a Annie a su casa, él me sonrió con amabilidad, Fred era un buen hombre cuando era niña fue lo más cercano a una tío que pude tener, eso sí que era irónico…Tenia mejores recuerdos de mi chofer que de mi propio padre, tenía que reconocerlo éramos dos extraños habitando la misma mansión.
Se puso al volante con el ceño fruncido, sabía que estaba molesto no comprendí el porqué había salido bien librada de la situación, pero bueno la verdad es que para nada me sorprendió el dinero de mi padre siempre lo resolvía todo, dinero eso era lo que me rodeaba desde que tenía uso de razón pero ¿De qué me servía el dinero si jamás pude comprar un solo día para compartir con mi padre? Me miro después de unos instantes, entonces comprendí que su silencio se debía a que tal vez estaba procesando todo lo ocurrido. Cuándo finalmente pudo articular palabra su voz sonaba lejana y llena de tristeza.
-¿Desde cuándo bebes Candy?-el dolor en su voz era evidente
-Papá-le dije sintiendo que los colores se me subían al rostro-Yo…lo siento..Quiero que sepas que…
-¿Desde cuándo?-volvió a preguntar sin apartar su mirada del camino
-Solo fueron unas cervezas…
-Alguien pudo morir…Y entonces…¡Dios Candy! No puedo ni siquiera pensarlo
-Te prometo que intentaré ser diferente-dije pero mi voz sonó vacía
-Ambos sabemos cuántas veces has prometido eso-me reprocho-¿Consumes drogas?
-¡Papá !-Proteste con vergüenza, pero bueno era lógico que el pensara que si lo hacía, su mirada se volvió a fijar en mi y supe que esperaba una respuesta-No…jamás he consumido drogas
-Mañana iremos al Laboratorio de Smith, necesito hacerte unos análisis
-¿En serio?-dije mirándolo incrédula-¡Te estoy diciendo la verdad!
-Escúchame bien Candice-dijo molesto deteniendo el auto-De ahora en adelante harás lo que yo te diga…Las cosas serán diferentes…
No pude decir nada, en cierta forma sabia que merecía aquella desconfianza de su parte y comprendía por todo aquello que estaba pasando, aún no sabía lo que había acordado el alguacil Stevens, miles de ideas pasaron por mi mente, seguramente me recluiría en algún centro de rehabilitación o en su defecto en un internado, cualquiera de las opciones me llenaba de terror, en ese entonces pensé que yo no podía irme de Riverside no podía dejar a mis amigos, sobre todo a Annie ¿Qué haría ella sin mi?
Annie y yo éramos amigas desde niñas, siempre solía seguirme a cualquier parte que yo fuera, ella parecía débil ante los demás a veces aun pienso que lo es, pero eso no era del todo verdad. Ella tenía mucho más fuerza de la que yo solía tener, cuando todo iba mal en mi vida Annie era quien me sostenía, mis cambiantes estados de ánimo…Mis depresiones, ella fue testigo de todo eso…Ella fue quien me dio valor de seguir adelante, a veces no necesitaba decir nada solo me abrazaba con fuerza. Pero no lo merecía…Yo no merecía su cariño desmesurado, ella estaba enterada de lo que había hecho y aun así nunca me dijo nada, aún así sigue teniendo fe en mi, esa fe que ni yo misma me tenia.
Cuando llegamos a casa me baje del auto a toda prisa, solo quería refugiarme en mi habitación y abrazar con fuerza el suéter color lavanda de mamá que guardaba bajo mi cama, en una caja de madera que Stear había hecho para mi, él era otro buen amigo. Stear era el único chico con el que tenía una relación completamente sana, era el único que jamás quiso propasarse conmigo, más bien era como un hermano mayor que nos protegía a Annie y a mí. Aún no subía ni la mitad de las escaleras cuando sentí los pasos de mi padre tras de mí, pensé que nuestra conversación estaba finalizada pero por lo visto mi padre no pensaba lo mismo, agradecí en silencio que mi madrastra no se encontrara Daisy era una tipa que se creía perfecta y siempre estaba molestando con las buenas costumbre y la educación, sobre todo siempre criticaba mi forma de vestir ,decía que usaba ropa de muchacho y que era muy poco femenina ¿A quién rayos le importaba eso?
Me detuve antes de tomar el picaporte de la puerta y gire para encontrarme con el rostro severo de mi padre, no sabía que decir así que solo sonreí con sarcasmo y dije una estupidez."¿En mi recamara sin salir por una semana?"Mi padre no respondió a mi estúpida pregunta, solo me tomo del brazo y me arrastro hasta el estudio que estaba justo al lado de su habitación, era curioso que quisiera hablar conmigo en ese lugar; ese era un lugar prohibido para todos en la mansión, era el lugar en donde se encerraba por horas según él para relajarse, bueno al menos sabia que allí no habría manera de que su querida esposa nos interrumpiera y agradecí por eso.
Me indico que me sentara en un lindo asiento de cuero, no podía apartar mi mirada de aquello tan maravilloso que estaba ante mis ojos ¡Eran pinturas! Mi padre pintaba en secreto y fue inevitable que una lagrima rodara por mis mejillas al ver la infinidad de retratos de mi madre, pintados por mi padre por supuesto, eso lo hizo más significativo, él la seguía amando eso no era un secreto para mí. En ese momento comprendí el porque esa habitación permanecía cerrada la mayor parte del tiempo, era un santuario para mi madre, al amor que aun le profesaba, ése amor que ni la muerte había podido extinguir.
-¿Estas sorprendida Candy?-dijo sentándose frente a mi-Este lugar es algo sagrado para mí. Necesitamos hablar…Hija se que no he sido el mejor padre pero me es difícil acercarme a ti…Quizá nunca lo has notado pero has puesto una enorme barrera entre ambos
Lo mire incrédula ¿Realmente ese era mi padre? Nunca antes se había tomado unos minutos para mi, la mayor parte del tiempo solo gritaba y daba órdenes otras tantas veces simplemente me ignoraba por completo, eso me dolía pero siempre fingía que me daba igual, lo cierto era que en ese momento me sentí extraña, era como si eso no me estuviera pasando a mí, como si estuviera en otra de mis fantasías infantiles. Lo cierto era que ese hombre que se decía mi padre era un completo extraño, lo observe sin decir palabras..¿Yo había puesto una barrera? Eso no era verdad, la realidad era que verme le hacía mucho daño, mi enorme parecido con mi madre lo enfadaba porque gracias a eso no podía olvidarla, eso lo descubrí mas tarde.
-Mañana iremos a con Smith-continuo hablando ante mi silencio-No ha sido fácil tomar una decisión, pero créeme esto que te diré en seguida es lo mejor para ti
Silencio…Una vez caímos en ese incomodo silencio, baje la mirada y mordí mi labio inferior, me estaba preparando para escuchar que esta vez me iría a ese internado que desde niña me prometió, la verdad es que sentía dificultad para respirar, el solo pensar en estar encerrada me daba horror, yo no podía irme a un lugar como ese. Mi padre se puso de pie y suspiro profundamente tal vez no le era fácil tomar aquella decisión, lo mire con los ojos vidriosos pero sabía que de nada me serviría suplicar, ni yo misma creía mi arrepentimiento, si él era blando conmigo en unas semanas más me volvería a meter en más problemas.
-Stevens cree que debes de hacer una clase de servicio social-dijo al fin posando su ojos grises en mi
-¿Servicio social?-repetí en forma de pregunta
-Así es-dijo afirmando con la cabeza-Hay un centro comunitario muy cerca de aquí…Deberás ayudar un poco a personas que no cuentan con tantos privilegios como nosotros
-¿Cómo?-pregunte, no tenía ni idea de a qué se refería
-Un centro comunitario Candy, de personas que no cuentan con servicios médicos, que no tiene lo suficiente para comer en algunas ocasiones
¿Yo en un centro comunitario? Eso era algo peor de lo que imaginaba ¿En qué manera podría ayudar yo a esa personas? Moví mi cabeza negando, pensé en suplicarle que lo pensara mejor pero en eso siguió con su discurso.
-Se que no es algo muy común, pero de verdad era eso o ir a una correccional para menores, es por eso que necesito que seas una persona sana, es por eso que necesito saber que no consumes drogas
-Pero papá -dije con voz entrecortada
-Solo serán dos meses Candy, solo ayudaras en lo que te sea solicitado
-¿Cuándo debo ir a ese lugar?-cuestione a punto de llorar
-Mañana mismo en cuanto tenga en mis manos la prueba de que no eres una adicta
Aquella palabra me sacudió con fuerza, claro que no era una adicta quise gritárselo pero ¿Cómo hacerlo? Era obvio que nadie podía creer en nada de lo que dijera, yo me había ganado esa desconfianza. Nunca antes había escuchado hablar de un lugar como ese ¿Qué se suponía que haría en ese lugar? Necesitaba saber más sobre eso, pero tenía temor de hablar.
-Rose y George son amigos de Jack-prosiguió mi padre-Ellos son los encargados del lugar, te quedaras todo ese tiempo a su cargo, aceptaron gustosos recibirte en su hogar, debo advertirte que allí no tendrás los lujos ni privilegios a los que estas acostumbrada
-Eso es lo peor que has podido hacerme
-Ni lo digas, da gracias a Dios que Stevens tenía esa opción de lo contrario en estos momentos estarías recluida en una correccional…Candy-me llamo con una dulzura y mi corazón se encogió-Solo quiero que seas una mujer de provecho
-¿Eso es todo lo que tenias que decirme?-dije molesta
-Prepara tu equipaje…
Fue lo último que escuche antes de cerrar la puerta tras de mi ¡Eso era inaudito! Esas personas me daban pavor, ni siquiera sabia de donde venían ¿Y si eran delincuentes? Dios que mal estaba y ni siquiera notaba que la única que era un peligro para la sociedad era yo. Entre a mi recamara y me arrodille junto a la cama, tomé rápidamente la caja de madera, saqué con rapidez el suéter de mi madre, lo abrace con fuerza a mi pecho mientras las lagrimas caían en mis mejillas, mi padre ni siquiera me abrazo…mi padre ni siquiera me dijo te quiero…mi padre ni siquiera converso conmigo…Solo me hablo pero nunca me escucho…
O o O
No supe en qué momento me quede dormida pero lo que si sabía es que habían sido demasiadas horas, el cansancio me había vencido, pero más que el cansancio físico era el cansancio mental, la noche anterior había estado investigando un poco sobre ese lugar al que iría pero la verdad es que no pude obtener mayor información, sólo sabía que estaría en una casa extraña, con personas extrañas. Cuando baje con mi maleta mi padre ya me esperaba en el auto Fred me ayudo a subir y me regalo una sonrisa "Todo saldrá bien, mi pequeña guerrera" Me dijo en voz baja regalándome un guiño, ése gesto me hizo sonreír.
Durante el trayecto nos mantuvimos callados, mi padre estaba un poco más tranquilo cuando salimos con los resultados de mis análisis ,al menos no era una adicta y eso le alivio, no podía hablar con él estaba molesta, me sentía terriblemente mal, ni siquiera pude despedirme de Annie, estaría lejos de su vida por dos meses y ni siquiera le había dado un abrazo, lo peor era que mi padre me dejo sin móvil. Me perdería las parrilladas de verano,me perdería las impresionantes fiestas de mis amigos, me perdería un verano de ensueño por estar con desconocidos, ése pensamiento estuvo en mi mente, eso era lógico era una chica egoísta y mimada, creí que el mundo giraba en torno a mí, nunca antes me preocupe por los demás.
En cuanto llegamos pude ver a una mujer rubia que sonreía con amabilidad, saludo con la mano y su rostro era agradable, al menos parecía una buena persona. Mi padre detuvo el auto e inmediatamente la mujer se acerco sin dejar de sonreír, ella me lleno de paz, no se pero había en ella una mirada casi maternal, descendí del coche casi al mismo tiempo que mi padre y entonces escuche la melodiosa voz de la rubia, no era mayor pude darme cuenta que era demasiado joven en cuanto me saludo con un abrazo y un beso en la mejilla.
-Tú debes de ser Candy ¿Cierto?-dijo en tono amigable
-Hola Rose-saludo mi padre
No pude seguir escuchando lo que conversaban amenamente, mi mirada se desvió hacia un grupo de niños que corría con entusiasmo tras una pelota, sus risas movieron en mis grandes cosas, pero eso no fue lo único que capturo mi atención. Un joven rubio de hermosa sonrisa estaba jugueteando con esos chiquillos, sonreí pensando en que quizá estar en ese lugar no sería tan aburrido, lejos estaba de imaginar que ese chico cambiaría mi vida por completo.
Continuara…
Espero sus comentarios ya saben que cualquiera que sea su opinión sera muy bien recibida
Saludos y Bendiciones
