¡Lo encontré! Yeah...

Es un drabble de Halloween, iba a publicarlo en esa fecha el año pasado, pero había perdido el documento donde lo había escrito y ahora por fin lo encontré mientras ordenaba y borraba otras cosas.

Como no quiero esperar Halloween para publicarlo. Y para no ir con la corriente (?)

Lo público ahora. Espero que les guste.

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1...

¡A leer!


— Cuando me dijiste emocionado que vayamos a pedir caramelos, espere que te disfrazaras con un traje elaborado, no que tomaras las sabanas de tu cama y te las pusiera en la cabeza.

Repuso con los brazos cruzados.

— No tuve tiempo —Explicó— ¿Y porque no estas disfrazada?

— Porque no voy a pedir caramelos —Al decir eso, Chat Noir se horrorizo como si ella le hubiera dicho que golpea niños —No me mires así, ya estamos grandes para eso.

— Nunca es demasiado grande para dejar de ser niño.

— Dulces palabras, minino. Pero no voy a ir. No voy a pasar vergüenza.

— Si te asusto... ¿Iras?

— ¿Con ese disfraz me vas a asustar?—Apuntándolo despectivamente mientras alzaba una ceja. Él asintió—Trato hecho.

Luego de eso. Ella se quedó mirando un buen rato la sábana blanca cubriendo el cuerpo del felino como los ojos y los labios que sobresalían de los agujeros que había hecho con una tijera.

Más risa le daba que miedo. Una sonrisa se le dibujo al saber que no tendría que ir. Al rato sorpresivamente el gato actuó.

— ¡Boo! —Gritó— ¿Te asuste? —Ladybug emitió un gritito para luego quedarse sin respiración.

Pasmada, colorada y con los pelos de punta al ver que Adrien se encontraba debajo de la sabana. Ya que este la había alzado.

— ¡Te asuste! ¡Gane! —Exclamó con una gran sonrisa— Vamos a pedir caramelos.

Ella comenzó a atragantarse con sus propias palabras al verlo en su forma civil, ya que mirarlo de ese modo era muy duro para su corazón que quería estallar.

— ¡Eso es injusto!

— Nop no lo es... no pusimos reglas Mi Lady —Mientras la agarraba del brazo y la arrastraba.

— ¡No tengo disfraz! —Espetó para salir de la situación —Agarra una sábana, ya te alcanzo las tijeras —Le dijo soltándola para buscarlas en su escritorio— Seremos una pareja de fantasmas —Y rió ante eso.

— Yo de verdad no quiero ir —Roja de la futura vergüenza y sonrojada solo por verlo a él.

— Te divertirás, confía en mí —Ella negó con la cabeza. Adrien la miro de una forma tierna. Al rato dijo: No te voy a obligar a ir sino quieres.

Ladybug sintió que podía volver a respirar.

— Y en cierta forma tienes razón de que somos demasiados grandes para pedir caramelos, mejor hagamos algo de adultos.

Al decir eso, sonrió seductoramente como mirándola picaronamente. El bichito sentía que desfallecía y sus piernas ya eran de gelatina.

— Con esta sabana, debajo de ella, vamos a hacer algo muy dulce.

Dijo con voz ronca y tan de forma irresistible que Ladybug pensó que lo estaba imaginando.

— Si no quieres que pidamos caramelos, eso es lo que haremos esta noche. Te gustara Mi Lady —Sonriendo.

Ladybug que sentía que su corazón se saltaba latidos y su pulmón dejaba de funcionar. Negó con la cabeza que estaba roja e hirviente como una pava.

— Mejor vayamos a pedir caramelos —Anunció con la voz ahogada.

Adrien sonrió y comenzó a cortar los agujeros de la sabana, quien al terminar se la puso en la cabeza de su Lady.

—Vamos— Y tomados de la mano salieron hacia el balcón. Adrien, feliz porque había funcionado y Ladybug aun roja y muy arrepentida por haber perdido la oportunidad.

¡Pero bueno! Eso le daba más vergüenza que pedir caramelos.