No sé de dónde salió esto, porque la verdad no soy muy fan del Jaime/Brienne. Aún así me gustó este pequeñito drabble de su despedida :D
Para el calendario de parejas y personajes del foro "Alas Negras, Palabras Negras". Los personajes pertenecen a George Martin.
Cuando la mira, Jaime piensa que la espada le queda. Guardajuramentos brilla de rojo contrastando con la armadura azul, con el cabello amarillo y opaco de ella, pero no le roba el protagonismo.
"Eres fea, moza," le dice con su habitual burla hacia ella. "Pero si fueras hombre serías un gran caballero."
Sus ojos azules brillan ante sus palabras. Jaime la conoce bien después de lo que pasaron juntos, y sabe que nada la haría más feliz que haber nacido varón. Esas palabras son un cumplido para ella, la que desea un honor como el que Jaime un día quiso.
La mira irse en silencio, sin más palabras necesarias entre ellos. Los une el pasado, las burlas y su necesidad de encontrar honor en el mundo. Jaime sabe que si se mira en el espejo, Brienne verá a la persona con más honor, a la que de verdad merece ser llamada caballero, la que protege al desvalido y al huérfano; la que no regodea de su espada ni presume su armamento. Ella es lo que Arthur Dayne un día fue para él: el símbolo de un verdadero caballero.
Pero sobre todo es la mujer que lo obligó a vivir, la que lo confrontó con su pasado y estuvo ahí para decirle que ahora sigue el futuro. Es la mujer que lo salvó y a la que él salvó. La mujer que lo inspira a perseguir el honor. La mujer que ama, pero que por más que intenta no puede desear.
-.-
Él no es una persona cualquiera. No es un Guardia Real honorable como los que Brienne soñó conocer, ni tampoco es el caballero ideal que sigue sus votos y mantiene sus juramentos desde que se arrodilla como escudero y se levanta con título propio, hasta la muerte. Él es el Matarreyes.
Toca la espada que le dio y pasa los dedos callosos por el filo. Una espada hermosa para una mujer fea. Moza, le dice él, e incluso ahora, durmiendo en la oscuridad de una senda olvidada en un bosque, Brienne jura que lo escucha murmurando burlas para ella. No quiere sonreir, pero recuerda los ojos verdes encendidos de Jaime y lo hace.
Le gustan sus ojos, no puede mentir. Al conocerlo piensa que es un arrogante caballero, como muchos que conoce. Después, cuando en realidad lo llega a conocer, cuando escucha su historia y ve en sus ojos el miedo a convertirse en el monstruo que lo pintan, su opinión se transforma. Atrás queda el infame Matarreyes, y de ahí en adelante es solo Jaime, sin apellido. Jaime de la Guardia Real.
El caballero que se redime con cada nuevo día, con cada amanecer. El caballero que después de ser enemigo se convierte en aliado. Jaime, el que logra reunir las piezas del honor que rompió con una espada de oro, y las toma para construir su futuro.
Brienne se pregunta si lo volverá a ver. Claro que lo hará: tiene que devolverle su espada. Guardajuramentos se siente ligera en su mano, como si fuera de ella.
Pero le pertenece a Jaime, como su corazón.
