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Scopaesthesia I

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Era inevitable, la conciencia de Frank se debatía entre mirarla o no hacerlo, ¿por qué Hazel lo torturaba de esa manera?

Habían pasado ya 3 años desde que iniciaron aquella relación y justo ahora es que notaba los cambios en ella. Ahora entendía porque cada vez con mayor frecuencia la volteaban a ver todos en el campamento. Sus rizos habían crecido hasta llegarle al inicio del muslo, las caderas se habían ensanchado y los pechos le habían crecido lo suficiente como para notarse en la toga, las piernas se le veían más largas y torneadas, y tenía una cintura pequeña. Pero a pesar de ello seguía conservando esa mirada de ternura e inocencia, la misma que tenía desde que la primera vez que la vio.

Y ahora verla ahí acostada, el cabello era una maraña desperdigada por las sábanas color champagne, su pijama de satén color morado con encaje dorado contrastaban con su piel morena, usaba un solo tin con figuras de ranas en el pie derecho, el otro por alguna razón inexplicable yacía en la cabecera de la cama… la luz que entraba por la mañana le daba un aspecto mágico a la escena. Entonces Hazel soltó un pequeño gemido, pestañeo lentamente, trató de quitarse los rizos de la cara, pero aun así algunos le cubrían, se recargó en su antebrazo y posó sus ojos dorados en él.

-¿Frank..?

Un cosquilleo inició en la parte baja del abdomen de Frank, fue creciendo a tal grado que tuvo que poner su escudo frente a él.

-Y-yo…ehh… ¡Te veo en el Campo de Marte!

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Chins up. Smiles on.