Declaimer:Si Soul Eater me perteneciera, Black Star dominaría el mundo y Excalibur saldría en más capítulos. Además de que habría mucho SoulxMaka y locura a gogó. La frase del comienzo de los capítulos, tampoco me pertenece. Es de John Lennon.
Advertencia: La idea de este fic le pertenece a mi hermano. Yo sólo he escrito la historia a partir de la idea que me propuso. ^^
¡Nuevo fic!Ahora que he acabado Gusto por lo Diferente, me propongo traerles este nuevo fic, que espero que les guste. Además, ¡ya soy libre~!Mañana es mi último día de instituto, ya que no vamos a hacer nada más en clases y los profesores nos han dicho que les da igual lo que hagamos, mientras vengamos el día 14 para recoger las notas. Así que...mis compañeros y yo faltaremos, alargando nuestras vagaciones, ¡viva~!
Disfruten de la lectura~
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~Soñadores~
Cap. 1:Vacaciones, ¡yupi...!
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"Dirás que soy un soñador, pero no soy el único."
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Maka abrió los ojos de nuevo y el sol la cegó por completo. De forma automática, llevó sus manos a los ojos y un gruñido de molestia escapó de sus labios. La brisa veraniega era refrescante en aquella zona marítima y, con el coche en marcha y las ventanillas bajadas, resultaba agradable pasar por ahí. Su pelo rizado por la humedad del aire, se ondeaba de un lado a otro y ella sonreía divertida al ver que algunos de sus rizos chocaban contra la cara de su padre.
Él hizo una mueca y alargó la mano hacia la radio, subiendo el volumen de la música que estaba sonando en aquellos momentos. Era suave y, en algunos partes de la canción, el estridente sonido del piano hacía que el corazón de Maka tamborileara contra su pecho, nervioso. A Maka no le gustaba la música clásica, el no tener ninguna letra la desmotivaba demasiado. Por el contrario, a su padre le encantaba de sobremanera oír el sonido de los violines entremezclado con el del piano y, ¿por qué no?,con el del clarinete. Le gustaba demasiado.
Maka estuvo tentada,-de nuevo,-de apagar la radio y terminar con aquella música tan angustiosa,-para ella,-pero sí lo hacía, su padre acabaría enfadándose y despotricando. Y no había persona en el mundo que aguantara al padre de Maka así.
Suspiro con pesadumbre y empezó a jugar con uno de sus rizos, distrayéndose e intentando olvidar que pasaría las vacaciones con su padre y el mejor amigo de éste. Debería haberse ido con su madre,-Kami,- ella iría a aquel balneario que estaba cerca de las montañas y, así, podría irse a esquiar y, ya puestos, podría ver a Héctor, aquel chico que las solía atender a su madre y a ella cuando iban al balneario. Una pícara sonrisa se formo en los labios de Maka.
Pero su madre había insistido tanto en que fuera con su padre de viaje...
Su padre carraspeó y eso la hizo volver a la realidad.
—Ejem...Stein nos esperará en su casa. —Susurró en voz baja. Maka asintió levemente.—Nos alojaremos en ella durante las vacaciones.
—¿En la misma casa? —Maka le miró perpleja. Su padre paró el coche, el semáforo se había puesto en rojo y varios niños cruzaban la calle riendo a carcajadas. La escuela estaba a las a fueras del pueblo. —Quieres decir...¿qué vamos a alojarnos sólo con Stein?
Su padre meditó la pregunta por unos segundos, hasta que entendió el significado de las palabras de su hija.
—Con toda su familia. —Concretó su padre. Sonrió melancólicamente y pasó una mano por su pelo rojizo. Maka pudo distinguir alguna cana en su pelo. Los estragos de la edad estaban haciendo mella en él, pensó para sus adentros Maka.—Es mejor así.
—¿Y no podíamos alojarnos en un motel?
Su padre meneó la cabeza negativamente. Ella frunció el entrecejo ligeramente disgustada. Sabía que si tenía que alojarse en la casa de Stein,-el mejor amigo de su padre,-tendría que compartir habitación con una de sus adorables, maravillosas y perfectas hijas. Liz y Patty.
¿Cuándo fue la última vez que las vio?No lo recordaba muy bien, tampoco importaba. De lo único que se acordaba bien era de lo insoportable que se ponían las dos hermanas cuando la veían y de lo mucho que a las dos les gustaba fardar sobre sus logros.
No es que a Maka le molestara que a ellas les fuera bien en el instituto, que tuvieran a varios chicos rendidos a sus pies y que, fueran, "espectacularmente"preciosas. No, que va, eso no la molestaba. Lo que le enfadaba era en lo repelentes que podían llegar a ser.
"—Mi padre me compró un coche el otro día, Maka. Ya tengo el carnet de conducir, ¿lo tienes tú?Oh, perdona, Maka, ahora recuerdo que no lo tienes. Que pena..."
A Maka se le hizo un nudo en la garganta sólo de pensar en ello. Quizás su madre acabe teniendo razón y sí que tenga un poco de envidia...
Sacudió la cabeza. Idioteces, ¿por qué iba a tener ella envidia de dos pazguatas?Menuda tontería.
—Mira, Maka, ya estamos llegando. —La voz de su padre la sacó de sus pensamientos y ella se sentó al borde del asiento, para mirar a donde su padre señalaba.
El pueblo empezó a visualizarse ante sus ojos: las casas blancas que brillaban resplandecientes por la luz del sol; el puerto a lo lejos, con el mar reluciendo como si tuviera centeneras de estrellas en su interior; la iglesia, que parecía que en algún momento se acabaría cayendo por la antigüedad que ésta tenía y...el bosque de robles.
Maka entrecerró los ojos y miró atentamente el bosque. No lo recordaba muy bien, pero estaba segura de que hubo una vez en la que ella se adentró en aquel bosque. Se mordió el labio e intentó imaginarse a ella entrando en aquel bosque de nuevo. Pero desechó la idea al ver lo oscuro que era y el pánico que tenía ella a la oscuridad.
"Da igual, —pensó—, ahora no tengo tiempo para jugar a los investigadores."
Volvió la vista al pueblo. Ahora pasaría el resto del verano en aquel pueblo alejado de la mano de Dios, en el que aguantaría a aquellas arpías y viviría en la casa de un, prácticamente, desconocido.
Unas muy buenas vacaciones, sí señor...debería haberse ido con su madre.
El cartel que anunciaba la entrada del pueblo apareció ante sus ojos: Death City. A Maka ese nombre nunca le había dado buena espina, pero debía de admitirlo: al paisaje lúgubre de ese pueblo le venía como anillo al dedo ese nombre.
Rió quedamente y apoyo su mejilla en la palma de su mano. Tenía ganas de salir del coche, puesto que llevaba como tres horas sin despegar el culo del asiento, salvo cuando pararon en una gasolinera para almorzar algo.
—Spirit, por favor...¿no podemos alojarnos en un motel?¿Aunque sea cutre?
Su padre arrugo el ceño y Maka sabía perfectamente porque: Odiaba que su hija lo llamara por su nombre.
Pero Maka lo hacía a propósito. Le llamaba "Spirit"cuando ella estaba realmente enfadada o agobiada por su culpa.
En este caso, ahora que sabía que pasaría sus vacaciones en casa de Liz y Patty, estaba tanto enfadada como agobiada.
—No.
—Vamos...por favor. Preferiría quedarme un año entero sin ordenador a estar con ellas.
—Un no es un no.
Maka irritada, desvió la mirada, maldiciendo por lo bajo. Ya habían dejado atrás la plaza y los bares de Death City, estaban llegando a la casa de Stein.
"Oh, no...ojalá el coche se averié y así no lleguemos a esa casa"Pensó, mordiéndose las uñas.
Y sus plegarias fueron escuchadas.
El coche empezó a pararse poco a poco, emitiendo un sonido parecido a un ronroneo muy grave. Spirit soltó una palabrota al ver que el coche se paraba en medio de la carretera, al lado de la biblioteca.
Finalmente el coche paro, oyéndose un chasquido. Spirit maldijo por lo bajo.
—Mierda...
—¿Qué ocurre?—Pregunto Maka, ocultando su regocijo.
Spirit se sonrojó avergonzado.
—Nos...hemos quedado sin gasolina.
—¿Cómo?Pero...
Spirit la interrumpió antes de que su hija siguiera hablando:
—¡Vale!¡Lo admito!Se me olvido echar gasolina. —Abrió la puerta del coche y salió fuera, estirándose.—Soy un despistado.
"Y tanto."
Maka salió del coche y, al igual que su padre, se estiró levemente. Tenía el cuerpo entumecido del viaje y tenía la cabeza ida, estaba algo mareada...
Spirit sacó las maletas del coche y se puso unas gafas de sol. Se había recogido del pelo en una coleta, haciéndole parecer más joven de lo que era.
—Bien, no queda otro remedio. Iremos a pie hasta la casa de Stein.
Maka miró boquiabierta a su padre, quien empezaba a caminar hacia delante, sin esperar a que ella le dijera si le parecía buena su idea.
—¿Andando?
Su padre asintió con ánimo. Ya la llevaba algo de ventaja.
—¿Estás de coña?
—Esa boca, Maka.—Le regaño su padre. Maka hizo una mueca.—No te va a pasar nada porque andes un poco.
—Pero...
—Menos quejas y, ¡andando!
Maka bufó molesta y cogió su mochila del suelo, siguiendo a grandes zancadas a su padre. Ahora, Spirit estaba silbando una canción de Coldplay para hacer más entretenido el viaje a la casa de Stein.
Maka tuvo ganas de darse la vuelta, salir corriendo y hacer autostop, para irse cuanto antes a casa. A casa, con su madre, para irse de viaje al balneario, para ver a Héctor. Para tener unas buenas vacaciones.
Pero no lo hizo. Siguió andando. Y ella no sabía porque había querido ir a Death City ese verano, quizás porque su madre le había insistido tanto en que fuera o porque hacía dos años que no pasaba por allí...
Stein y Spirit se fundieron en un amistoso abrazo al verse. La mujer de Stein,-Marie-, también abrazaba a Spirit, mientras le decía lo mucho que hacía que no se veían.
Patty, Liz y Maka, en cambio, sólo se miraban. Se habían dicho un "hola"y poco más. Se notaba la tensión que se había formado entre las tres al verse las caras.
Liz carraspeó y sonrió con mofa a Maka. Ella miró a Liz atenta, esperando que Liz dijera cualquier estúpido comentario, como hacía siempre.
—Bueno, Maka...veo que no has cambiado mucho desde la última vez que nos vimos.—Rió.
Maka esbozó otra sonrisa igual de falsa que la de Liz.
—Tú tampoco has cambiado... sigues teniendo pechos de silicona.
La sonrisa de Liz se borró de sus labios. Patty se llevo una mano a la boca, conteniendo una carcajada.
Maka disfrutó por unos segundos de la cara agobiada de Liz. Pero sólo por unos segundos, ya que Liz no tardó en contraatacar:
—Al menos tengo pechos, no como otras.
"Imbécil."Maka apretó los labios, intentando controlarse.
Su padre le había dicho que se comportara y que fuera amable con Liz y Patty. Pero era tan difícil ser amable con esas dos brujas...
Stein se acerco a Maka y únicamente la sonrió. Era su forma de saludarla y decirla "bienvenida a mi casa". Maka le devolvió la sonrisa y, pocos segundos después, sintió los brazos de Marie envolviéndola en un dulce abrazo:
—Ay, Maka, me alegro tanto de verte.—La dijo alegre. Se separo un poco y la miro de arriba a abajo, incomodando un poco a Maka.—Has crecido mucho desde la última vez, ahora eres toda una chica de quince años.
—Dieciséis.—Corrigió Maka.
Marie sonrió tímidamente.
—Eso, eso.—Paso una mano por su pelo.—Te pareces mucho a tu madre, los mismos ojos verdes, el mismo color de pelo...¡ah!¡por cierto!¿cómo está tu madre?
"De maravilla, en un balneario, relajándose y disfrutando del verano, sin pensar que su hija está en el mismísimo Infierno."Pensó irritada.
—Está bien.
Marie suspiro y se tomo unos instantes de silencio, antes de hacer la pregunta clave:
—¿Qué tal...lo lleva?
—¿Hmm?—Dijo Maka sin entender.
Marie apartó la mirada, algo nerviosa.
—Tu madre, ¿qué tal lleva el divorcio?
Maka bajó un poco la mirada. Le pareció oír la risa de Liz muy cerca de ella, pero al levantar la vista vio que estaba hablando con Spirit.
—Lo lleva bien.
La madre de Maka era una persona muy fuerte. Cuando Spirit y ella se divorciaron, Maka apenas noto que ella estuviera triste, apenas la vio llorar por Spirit. Además, Spirit y Kami seguían viéndose muy a menudo, quizás por reuniones de la empresa en la que trabajaban o para salir con sus amigos.
Ahora eran buenos amigos. Pero sólo eso.
—Y tú...¿lo llevas bien, Maka?
Maka se encogió de hombros.
—Claro, ¿por qué no iba a llevarlo bien?
—Bueno...—Marie volvió a suspirar y tomó una de las maletas. Se dio la vuelta y fue a entrar en casa, cuando noto que se le olvidaba algo.—Maka, ¿te importa si duermes en el cuarto de invitados?
Los ojos de Maka relucieron llenos de una felicidad que no pudo ocultar.
—¿Tenéis un cuarto de invitados?—Eso era una novedad...y una salvación, sin duda.
Marie asintió, sonriente.
—Sí, Stein y yo estuvimos haciendo reformas en la casa. Cambiamos el cuarto de la limpieza y uno de los baños por dos habitaciones de invitados. Así, tu padre y tú podréis dormir tranquilos y tener algo de intimidad.
—Genial.
Liz y Patty se apartaron de Stein y Spirit, yendo con su madre al interior de la casa. Aunque, más que una casa, era una mansión.
La familia Thompson era la familia más adinerada de toda Death City. Tenían una fábrica a las afueras del pueblo. Era una fábrica de productos lácteos que estaba ligada a una granja, que también pertenecía a la familia Thompson.
Maka recordaba haber ido alguna vez que otra a esa granja,-cuando era niña,- y haberse entretenido con algún ternero, al que había que darle de comer con un biberón relleno de leche de su madre. Maka reía cada vez que el ternero le lamía la palma de su mano, como muestra de cariño.
Suspiro. Aquellos recuerdos quedaban ahora muy lejos de ella. Ahora que ella vivía en la ciudad y que se había acostumbrado a ella, el pueblo de Death City le espantaba. No le gustaba estar ahí...
El móvil vibró varias veces en el bolsillo de su pantalón. Maka lo sacó de su pantalón y aceptó la llamada.
—¿Diga?
—¿Maka?
Era la voz de su mejor amiga, Kim.
—¡Oh, Kim!¡Me alegro de oír tu voz!
Kim rió al otro lado de la señal.
—¿Tan mal lo estás pasando allí, Maka?—Dijo su amiga, riendo.
—Si. Esto da asco...
—Maka, pero sino llevas ni un día allí...
Maka soltó una carcajada irónica.
—Claro, claro...lo dice la chica que está pasando el verano en Francia.—Dijo Maka, molesta.
La oyó suspirar. Alguien estaba hablando con Kim, ya que ella soltó un risita nerviosa y un "calla".
—Si te sirve de consuelo, yo también lo estoy pasando mal, Maka.
—¿Así...?—Dijo, no muy convencida de ello.
Otra risita y, esta vez, oyó la voz de un chico.
—Si, esto es horrible, Maka. No paran de agobiarme aquí en Francia.
—¿Quién?
—¿Eh?
—Qué quien te agobia, Kim.
Kim se tardó un poco en contestar a la pregunta de su amiga.
—Em, Maka, luego hablamos. Ahora tengo unos asuntos que resolver.
—Ya, claro...—Murmuró Maka, apenada de que su amiga iba a colgar.—Muy agobiada, ¿eh...?
—Si, muy agobiada.—Se aclaro la voz antes de decir nada más.—Cuidate, Makita¿va?Mañana te llamo, un beso.
—Adiós.
Y colgó.
Se sintió algo estúpida por haber cogido la llamada de Kim, al fin y al acabo, ella tenía mejores cosas que hacer que hablar con su mejor amiga.
Se guardo el móvil en el bolsillo del pantalón y respiro el aire puro de Death City. Pudo oír el mar muy cerca de ella y tuvo la tentación de ir allí. Una gran tentación que animaba el calor irritante del sol a cada minuto que pasaba.
Se tocó la frente y la sintió pegajosa bajo la palma de su mano.
Miró la casa. Las puertas estaban abiertas,invitándola a entrar, pero ella no quería hacerlo...se giro para mirar a su padre, quien seguía charlando con Stein. Los dos reían.
—Spirit.
Spirit dejo de reír y miró por encima del hombro de Stein a su hija.
—¿Si, Makita?—Maka no pudo reprimir una mueca.
—Voy...a dar una vuelta por la playa.
—Hmm, vale. Pero no vengas muy tarde, ¿si?
—Ok.
Maka se encaminó hacia el sendero que la sacaría de la casa de la familia Thompson, cuando noto la fría mirada de Stein sobre ella.
Sintió un escalofrío y se giro en redondo para encararle. Stein siempre había sido para ella una persona misteriosa, pero sobre todo, una persona espeluznante. A Maka le daba algo de miedo Stein, pero sólo "algo".
—Ven sobre las nueve, Maka. Solemos cenar a esas horas.—Dijo Stein, mirándola fijamente.
Maka, dubitativa aún, asintió y se volvió a dar la vuelta, retomando su camino hacia la playa.
El agua del mar le acariciaba sus pies desnudos, provocándola varios escalofríos y una que otra sonrisa de satisfacción. El sol resplandecía y hacia brillar el agua, como si miles y miles de luciérnagas vivieran dentro del agua.
Maka se adentró un poco más en el mar, sintiendo la frialdad que la cubría a cada paso que daba. Pero era una sensación tan maravillosa, sentir el agua cubriéndola y la arena bajo sus pies, suave al tacto. Bajo la mirada y se encontró con algunos peces, que la rodeaban. Eran muy pequeños.
Llevaba ya un rato paseando por la playa, descubriendo algunos lugares que no recordaba.
Había mucha gente en la playa, bañándose o tomando el sol. La mayoría eran chicos de su edad que disfrutaban de un día de verano, sin obligaciones.
Maka deseó estar con su amiga Kim, bañándose en la playa y riendo. Pensó en aquel verano en el que la madre de Kim las llevo a las dos a las playas de Miami. Fue un verano increíble, exceptuando cuando Kim empezó a salir con el chico de la piscina, el socorrista. Entonces, Maka se sintió algo sola, apartada.
Fuera de lugar, como se estaba sintiendo en aquellos momentos, estando en un lugar al que no pertenece.
Salió del mar y busco con la mirada sus zapatillas. Cuando las encontró, algo incómoda por la tierra, se las puso, mientras sentía la mirada de algunos de los chicos que estaban sentados a escasos metros de ella.
Uno de ellos, tenía unas curiosas líneas blancas en su pelo y unos ojos ámbar increíblemente engatusadores. Otro, un chico más bajo que él, tenía su pelo azul revuelto por la brisa y sonreía divertido, mientras sostenía la mano de la que debía ser su novia.
La novia del peliazul, tenía un rubor, apenas perceptible, en las mejillas y miraba su mano y la de él, las cuales estaban entrelazadas. Tenía el pelo negro y largo, recogido en una coleta.
Maka se sonrojo levemente al ver que los tres no paraban de mirarla, incomodándola. Se levanto de la arena y se dio la vuelta, yendo en dirección a la casa de Stein, pronto sería la hora de cenar.
Pero al levantarse, chocó contra alguien, tirándola al suelo de nuevo. Se quejó al sentir un leve dolor en su espalda. Oyó también un gemido de dolor y al abrir los ojos, vio a un chico peliblanco tirado en el suelo, a escasos centímetros de ella.
Otro sonrojo involuntario apareció en sus mejillas, cuando los ojos carmesís de él se posaron en ella.
—Perdón.—Dijo él, avergonzado.—No te había visto.
—Nada.—Dijo restándole importancia.
Él se levantó rápidamente y la tendió una mano, sin perder aquella sonrisa tímida. Ella no tardó en aceptar su ayuda y levantarse. Se limpio la arena de la ropa, dirigiendo una mirada sagaz al chico que tenía delante.
—¿Estás bien...?—La consultó.
Asintió.
—Sí, tranquilo.
Él la observó atento, escrutándola con sus brillantes ojos rojizos. Con los reflejos del sol, parecían dos rubíes en bruto, inquietantes a los ojos de la joven.
En un instante, los ojos del chico se oscurecieron, pero otra sonrisa apocada apareció en sus labios.
"Que bonitos...que ojos más intensos."Pensó Maka.
—Bueno, yo...me tengo que ir.—Dijo ella.
El chico ladeó la cabeza pensativo, haciendo que algunos mechones de su pelo blanco le cubrieran el rostro.
—Claro. —Se giro y empezó a andar hacia delante. Maka le observó alejarse en silencio, mordiéndose el labio y deseando que él se diera la vuelta para ver sus ojos una vez más. Y como si hubiera leído su mente, él se dio la vuelta y sonrió.—Nos vemos.
—Si..si. Cla-claro.
El chico amplió un poco su sonrisa modesta y se alejo de la playa, con las manos en los bolsillos de su pantalón. Los chicos que habían estado mirando a Maka antes, se volvieron para mirar al chico albino. Algunas risas de burla escaparon de sus bocas al verlo, haciendo que el chico se girara para mirarles desafiante. Aunque no estuvo mucho rato mirándolos, ya que uno de ellos,-el de pelo azul,-le miró de una forma un tanto amenazante, haciendo que a Maka se le congelara la sangre.
El albino suspiró vencido y siguió su camino, apresurando el paso, mientras los tres se reían de él.
Maka los miro enfadada. No entendía porque se burlaban de él. Le desagradaba que fueran así con aquel chico.
"Parecía tan amable..."
Resignada, suspiro. Dejo de mirar el lugar por el que se había ido aquel chico y se volvió para irse a la casa de la familia Thompson. Estaba oscureciendo un poco y le había prometido a su padre que no llegaría tarde.
Aunque, ella prefería haberse quedado un rato más en la playa. Quizás, con un poco de suerte, pudiera haber estado con ese chico un rato más...
Sacudió la cabeza, evitando seguir pensando en ello. ¿En qué estaba pensando?Él era un desconocido para ella, no podía ponerse a pensar por un desconocido. Ni si quiera sabía su nombre...
"—Nos vemos."
Volvió a retomar su camino, decidiendo olvidarse de lo que había pasado. O intentándolo, sin mucho éxito.
Pero, antes de abandonar la playa, volvió a mirar a los chicos que se habían burlado del albino: los tres tenían la mirada fija por donde había desaparecido él. Sintió un escalofrío cuando los tres esbozaron a la vez una sonrisa divertida, un tanto siniestra. Una sonrisa tan extraña, tan...
No llego a terminar aquella última frase. Se dio la vuelta y apresuro el paso, tal y como lo había hecho el albino. Quería salir corriendo de la playa.
Al entrar en la cocina de la familia Thompson, el olor agradable de la carne asada llego hasta ella. La familia, sentada al rededor de una amplia mesa de cristal, la esperaban con impaciencia.
Cuando Maka se sentó al lado de su padre, advirtió que éste le miraba con reproche, exigiendo una respuesta ante su tardanza.
Ella se encogió de hombros, con aire desinteresado.
—Sólo me he retrasado cinco minutos de nada.
—Ya, claro. —Spirit dirigió una fugaz mirada al reloj. Las agujas marcaban las nueve y media de la noche.—Me tenías preocupado, estaba pensando en ir a buscarte y...
—...no soy una niña pequeña, Spirit. —Interrumpió Maka, empezando a comer.
Stein y Marie intercambiaron una mirada rápida mirada, notando el ambiente tenso que se había formado entre Spirit y Maka.
Stein se levanto de la mesa y con un "me disculpáis, tengo cosas que hacer", se fue de la cocina. Se puso una chaqueta y cogió las llaves de la casa, saliendo en un silencio espectral bajo la curiosa mirada de Maka.
Spirit también miraba a su amigo con interés y cuando oyó que la puerta se cerraba, se giró para mirar a Marie:
—¿A dónde va?
—Supongo...que a la granja. Ya sabes como es mi marido, Spirit:siempre pensando en su trabajo.
Spirit sonrió y siguió comiendo como si nada.
Liz y Patty estaban hablando sobre una fiesta que se celebraría mañana, en el puerto de Death City. Maka, interesada por el tema, agudizó su oído para escuchar la conversación de las dos hermanas. Pero Marie, al notar que Maka quería enterarse de la conversación, sonrió dulcemente y dijo:
—Mañana es la fiesta de los fuegos fatuos. —Liz y Patty dejaron de hablar.—Se celebra cada verano, como conmemoración a unos soldados que murieron en la guerra. Se dice...—Marie se mantuvo meditabundo unos instantes, antes de continuar,—...que los soldados murieron luchando valerosamente. Pero perdieron la oportunidad de volver a ver a sus mujeres. Pero un día,-el primer día de verano-, ellos aparecían bajo la forma de espíritus para ver a sus mujeres y decirlas cuanto las querían...o algo así nos contaban los ancianos de Death City.
—Que interesante.— Dijo sin mucha convicción, Maka.
Liz sonrió de medio lado.
—Es una fiesta muy divertida, podrías venirte, ¿no, Maka?— Propuso Patty, a pesar de que su hermana la decía que "no"con la cabeza.
Maka miró de reojo a Liz, quien la idea de que Maka fuera a la fiesta le resultaba de lo más odiosa. Maka sonrió por la expresión de Liz.
Y aunque a Maka no le hacía gracia ir a una fiesta con Liz, no iba a quedarse encerrada en la casa todo el día.
—Iré.
—No...—Susurró Liz disgustada, aunque nadie la oyó.
Maka se levantó, alegando que había terminado de cenar. Recogió sus platos y se propuso fregarlos. Pero, mientras fregaba los platos, su vista se perdía por el paisaje que le mostraba su ventana.
La noche se cernía sobre Death City y en la oscuridad, Stein caminaba arrastrando algo con dificultad. Maka se concentró en Stein, curiosa al verle aparecer de repente en la oscuridad y, entonces, lo vio.
Stein arrastraba un saco. Un saco que parecía pesar demasiado, ya que las mejillas de Stein estaban algo enrojecidas por el esfuerzo.
Maka dejo de fregar cuando se dio cuenta de que algo había caído del saco. Una bota.
Una bota manchada de barro y sangre había caído del saco que arrastraba Stein...
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~Primer Indicio~
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Nota de la Autora:
¡Hey, mortales!¿Cómo les va?
Como ven, traigo un nuevo fic que espero que guste a la gente(nah y, si no, yo ya sé bastante bien donde está la ventana). Ya saben mi mala costumbre de prometerme a mí misma no subir ningún fic hasta acabar el resto y luego, saltarme esa promesa U-U soy idiota.
Como ya he dicho al comienzo del fic, la idea de esta historia la sugirió mi hermano un día, pero quedó en el aire y ninguno de los dos volvimos a hablar sobre este fic, hasta que hice un blog con el mismo nombre de la historia. Y, bueno...empecé a escribir ¡et voilà!
Cabe añadir que será narrada en General. Pov, ¿por qué?Porque me da la gana, así de clara soy XD
Fuera de mi soez, faltaría decir que continuaré Soul of Darkness; aunque me está costando bastante seguir Inaudito, debido a algunas escenas que me cuesta escribir. Necesito tener un poco de tiempo para seguirlo, así que pido paciencia.
Sé que el comienzo de este fic por ahora ha quedado ¿extraño?por el final un tanto fail. Pero, eso es parte de la historia :p
Bueno, nada más que decir. ^^
¡Qué tengan un buen día!:D ¡Nos vemos mortales!
PD: Ya tengo listo el penúltimo drabble de Discordia, mañana lo subiré.
Escuchando Sometimes, Skillet.
