Hora del té
—Buenas tardes mi lady— saludó Alucard entrando al salón destinado para la hora del té.
—Hola Conde… ¿qué haces a estas horas despierto?— preguntó Integra mientras comía un pastelito cubierto de crema Chantilly.
— Sólo vine a acompañarla en su tradicional hora del té— dijo él acercándose a ella, y cuando estuvo a una distancia poco prudente, el vampiro tuvo el atrevimiento de tomarla por la cintura para luego alzarla y sentarla sobre sus piernas. Además rodeó con sus fornidos brazos la fina cintura de la chica evitando que se moviera. Íntegra quedó estupefacta, quiso protestar, pero pensó rápidamente que si se resistía estaría entrando en el juego que quería comenzar su atractivo sirviente (vaya que si era demasiado atractivo, tanto que ella creía que el maldito tomaba esa forma de hombre encantador para provocarla) .
— ¿Qué demonios quieres Alucard? — habló de manera fría la dama fingiendo como si no le incomodara estar sentada sobre las piernas del él.
—Quiero un poco de la crema de ese pastelito Ama— le susurró al oído de forma lasciva.
Íntegra se estremeció y casi se derrite con ese gesto.
—No me creas estúpida Alucard, en primer lugar tú no comes algo diferente a la sangre y en segundo lugar, suéltame antes de que te llene la boca con balas de plata bendecida — expresó de manera tosca la dama ocultando lo más posible el nerviosismo que sentía al estar tan cerca de su vampiro…
*Continuará*
