Hola.. Este es mi segundo fic.. espero que les guste. .

La serie Hakushaku to Yousei y sus personajes no me pertenecen (por ahora :3)

El joven Conde Edgar era claramente un hombre codiciado. No sólo por su enorme fortuna sino por su admirable belleza. Cualquier mujer que lo mirase quedaría embelesada por su rostro y su porte de caballero.

A pesar de recibir halagos de parte de muchas damas de alta sociedad, el solo quería conquistar a su Doctora de Hadas. No se bien si porque realmente le gustara la jovencita de cabello caramelo o simplemente era un juego para el.

La pequeña Lydia rechazaba todos los avances del Conde Caballero Azul, mas se sentia halagada aunque ese interes romántico fuera fingido por el rubio. Ella se mostraba enfadada por las insinuaciones de éste pero por dentro se sentía feliz dede que un hombre creyera que ella era linda. Ella pensaba que nadie podría verla como una mujer hermosa, ya que, quien la conocía pensaba que si cabello era extraño y su actuar también. Al Conde le parecia de lo más linda y no perdia oportunidad de dárselo a conocer.

"Lydia, buen día. Parece que el sol siente envidia de tu luz"-dijo Edgar mirándola alegremente

"Oye, Edgar, me gustaría que dejarás de jugar conmigo"-seriamente contestó ella

"¿Porque? -se acercó a ella, limitando el espacio que había entre ellos- ¿Tengo prohibido decirle a mi futura esposa lo radiante que es?"

"Te lo he dicho mil veces, si acepte el anillo sólo fue para alejar a Kelpie. No soy tu novia ni nada de eso"

"Eso puede arreglarse"-le susurro al oido seductoramente

"Alejate de mi"-exclamó ella mientras lo empujaba para alejarlo de ella.

El la acorralo contra la pared. Y se acercó más a ella.

"¿Cómo es posible que con tus ojos hermosos no veas cuanto me gustas? - se acercó a su boca- me vuelves loco"

Ella sólo cerro los ojos al ver que el acercaba sus labios.

"Lord Edgar". Una voz femenina y suave pronunció aquellas palabras.

"¿Ermine?". Edgar libero a Lydia y se dio la vuelta. La esbelta Ermine corrió a los brazos de su amo. Lydia miraba atónita y decidió que era momento de irse.

"¿Lydia?"-dijo Edgar al ver que ella salía de la habitación con prisa.

"Señorita Lydia, ¿se encuentra bien?"-pregunto un joven de ojos verde profundo.

"Si, Raven, solo necesito un poco de aire"- contestó tratando de ocultar una pequeña lágrima que se escapó de sus cristalinos ojos. Salió por la puerta principal y se dirigió al patio. Quizas algun hada podría necesitarla.

Camino por el lado sur del patio tratando de distraer su mente.

"Raven, ¿donde esta Lydia?"-pregunto con prisa.

" Salio al patio, Lord Edgar"

"Gracias, Raven"

Salio con premura y al cabo de algunos minutos encontró a Lydia sentada en una banca.

"Lydia, escucha- dijo agitado- no es lo que parece"

" ¿A que te refieres?"-dijo con indiferencia

"A lo que sucedió recién, en la habitación, es un malentendido" explicó él mientras se sentaba a su lado.

"No me expliques nada, Edgar. Si tenías a quien darle el anillo de la Luna, lo hubieras dicho. No es que yo esperara que me lo dieras, simplemente soy tu prometida en este teatro que armaste". Su voz sonaba entrecortada y apresurada

Edgar tomó a Lydia entre sus brazos y la abrazo suavemente colocando la cara de ella contra su pecho.

"¿Que haces? Sueltame"-exclamaba la joven mientras grandes gotas emergían de sus ojos

"¿Pensaste que entre Ermine y yo pasaba algo?- sonrió levemente mientras limpiaba las lagrimas del rostro de porcelana de Lydia- ¿Eso quiere decir que algo sientes por mi?"

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