** ELIGEME **

Por: JulietaG.28

Disclaimer: Los personajesde Captain Tsubasa, son completa propiedad de Yoichi Takahashi y SHEI-SHUA, no me pertenecen en lo más mínimo. Esta historia, es solo con el fin de entretener y no tiene ningún fin de lucro.

= 1. Así empezamos… =

=Años atrás. Suecia=

=Aeropuerto de la ciudad=

Passagerare som reser till Peking, vänligen adress rummet (Pasajeros con Destino a Pekín, favor de abordar por la sala)…— la voz en el fondo del lugar dirigía a las personas de un lugar a otro anunciando salidas, llegadas, nuevos viajes y demás cosas que parecían insignificantes para cierto joven que aguardaba indicaciones para abordar su propio vuelo. Sus cabellos rubios eran un tanto cenizos pero brillaban con claridad cuando eran alumbrados por la luz del sol. Su piel blanca se miraba algo enferma, quizás porque no había comido bien desde hacía semanas. Sus ojos azul cielo, claros y profundos, se mostraban cerrados, pero al abrirlos, era obvio lo hinchados que estaban, lo rojos que permanecían a causa del insomnio. Y es que era eso, Stephan Levin apenas y había dormido en lo que iba de las últimas tres semanas.

Passagerare som reser till Munich, börjar ta itu med rummet (Pasajeros con destino a Munich, comienza el abordaje por la sala)…— la voz habló de nuevo y aunque se había esforzado en no prestarle atención, supo que tenía que ponerse de pie y dirigirse a su avión, ahí quizás, albergaba la esperanza, de poder relajarse y dormir un rato. Su cuerpo completo, sentía una especie de ansia por estar en el avión y no tanto por pensar que en viaje podría dormir, sino más bien porque una voz muy profunda le decía que cuando saliera de Suecia, podría tener una nueva esperanza.

Caminó con pesadez y lentitud, hasta que llegó a la sala donde debería abordar su vuelo. Se dirigió en solitario a su asiento a penas le dejaron subir, guardó su maleta de mano en el compartimiento asignado y se acomodó al lado de la ventanilla como indicaba el número de lugar. Mientras los demás abordaban y guardaban sus equipajes, el miraba la ventanilla sintiendo algo que no le había pasado antes por la cabeza: que la estaba abandonando.

¿Pero que acaso, ella no había hecho lo mismo? Ella había sido la primera en irse y dejarlo como estaba. Por culpa de ella… —no, no de ella— estaba ahí. Tan pronto como el avión se llenó, el capitán y las azafatas extendieron las indicaciones necesarias y el viaje comenzó. Pronto dejó abajo la ciudad y los alrededores que había conocido desde el día en que había nacido. Ahí, en Suecia, dejaba más que un lugar en un equipo de futbol, dejaba sus recuerdos y también, la mitad su vida.

En Suecia había nacido y había crecido, había estudiado y hecho amigos. También, la había conocido. A ella… A Karen. ¿Y no había sido también en Suecia, donde se había enamorado? El jardín Botánico había sido el escenario de su tan especial pedida de noviazgo… La ciudad entera había estado a su disposición para enamorar a la mujer que tanto lo había atontado y que tantos bellos momentos le había regalado. Suspiró, a pesar de que la mujer a su lado lo mirara como si estuviera loco. Alzó la vista, ni siquiera en el avión podría dormir, sus pensamientos seguían traicionándolo y para acabar…

Justo una fila delante de él, una enamorada pareja, reía y se besaba sin ninguna pena. ¿Por qué a quién le apena demostrar que está enamorado? ¿Por qué quién podría sentirse mal si esta con la persona que ama? No pudo más, miró hacia la ventana queriendo seguirse conteniendo, queriendo pensar que pronto todo pasaría… Pero el dolor seguía ahí y oprimía su pecho, cerró los ojos y los presionó fuertemente, porque sentía, lo sentía venir, el llanto, el desgarrador símbolo de todo su dolor. Y como invocando dicho mal, un recuerdo vino a su mente….

Flash-Back

El cielo estaba nublado. Los pronósticos anunciaban una fuerte tormenta para esa tarde y sugerían usar ropa abrigadora y llevar paraguas, en esos momentos, claro que todos llevaban paraguas.

La gente presente, se había reunido con los ánimos por los suelos y todos completamente vestidos de negro, en sus manos, llevaban paraguas preparados para el diluvio o simplemente esperaban poder resguardarse en sus autos cuando la lluvia cayera. Todos, excepto él. Levin estaba visiblemente muerto en vida. Habían pasado solo dos días desde el accidente de tránsito que había conseguido arrebatarle lo que más quería en el mundo y solo en 48 horas, se había notado un cambio en el sueco.

Su piel estaba pálida y le costaba mantenerse en pie, presa del dolor y la angustia. Sus ojos rojos e hinchados, estaban inundados en llanto que aunque él deseaba, no cesaba en ningún momento. Su corazón, ahora roto y vuelto cenizas, solo auguraba un cambio totalmente drástico en su ser. La semilla de la desdicha y de la frialdad se había plantado ya en su ser y solo esperaba el momento justo para florecer con todo su éxtasis para mostrarse al mundo. En esos momentos, lo único que se mostraba, era el dolor.

-Descansa en paz, querida Karen— dijo el padre que oficiaba la ceremonia en la que estaba. Y momentos después, con agua bendita, el ataúd que contenía el cuerpo de Karen, era sepultado metros bajo tierra para guardar para siempre a la mujer que Levin amaba. Las lágrimas brotaron de los ojos de todos, los padres de Karen se abrazaban y lloraban sin control, tíos, tías, primos, primas, amigos, amigas y Levin, todos padeciendo la tragedia y siendo presas del desgarrador sentimiento que la pérdida provoca.

Pero a pesar del dolor, nadie se quedó cuando las gotas comenzaron a caer. Fuertes, pesadas, como si el mismo cielo sufriera la pérdida de una persona especial, como si el firmamento, también padeciera los males que se vivían en la Tierra. Cherry jaló a Stephan, los tiró del saco, le acarició la mejilla, pero el chico no se movió. Ni siquiera se inmutó cuando su mejor amiga decidió dejarle y marcharse corriendo, dejando en sus manos un paraguas que pronto cayó inerte sobre su hombro. Estaba solo. No solo en el cementerio, sino también en la vida. La persona que creyó, estaría con él por siempre y hasta el final de los tiempos, ya se había ido y lo abandonaba.

No pudo más, el paraguas que solo se apoyaba en su hombro cayó al suelo y se estrelló justo en el momento en que sus rodillas también tocaban fondo. En que su corazón pro fin había quedado enterrado ahí, al lado de Karen. Lloró, de dolor, porque como sufría al estar sin ella. De pánico, porque no sabía cómo demonios iba a continuar. De coraje, porque odiaba que Karen pensara que no la necesitaba, cuando era lo único que le daba sentido a su vida. Y de desamor, porque ella había sido la única persona a la que había amado y la única que lo había amado en el mundo, más que nada.

Prométemelo Stephan, prométeme que serás el número uno en todo el mundo. El mejor jugador de todos…— sin saber por qué, las palabras que Karen le había dicho, una noche antes de su muerte, le llegaron a la mente, calándolo hasta lo más profundo del cuerpo.

—Si querías que fuera el mejor, debiste quedarte conmigo. Debiste estar aquí y verlo. Apoyarme, celebrar a mi lado. Si quería que fuera el mejor debiste estar aquí… ¿Por qué me dejas? ¿Por qué me haces pasar por esto? ¡Karen!— sin más, gritó y lloró y dejó que el viento se llevara las palabras y que el agua de la lluvia resbalara por su cuerpo, quería dejar de sentirse así, quería dejar de sufrir, quería que Karen volviera.

Fin del Flash-Back

Por eso había decidido irse, por no estar más en un lugar que le recordara tanto. Por eso había hablado con Cherry, ella lo había convencido de que tenía una promesa que cumplir y le había hablado infinidad de veces de lo feliz que Karen quería que fuera, con o sin ella, siempre y para siempre. Por eso estaba ahí, asfixiándose en ese avión, con tanta gente alrededor y esperando que al llegar a su destino, pudiera sentirse un poco mejor, Munich. Alemania, jamás había estado ahí con Karen, ni con nadie, era la primera vez que iría y solo porque uno de los equipos había pedido demasiado su fichaje, dándole una excusa y una oportunidad.

Cerró los ojos, faltaban horas para aterrizar, quería dejar de pensar por un momento y se le ocurrió algo perfecto: música. Algo de música serviría para que dejara de escucharse a sí mismo lamentando o recordando. Sacó su iPod del bolsillo del pantalón, donde siempre lo llevaba y lo encendió, pulso "reproducir" sin ver y encendió el aleatorio. "Tick, Tick, Boom" comenzó a sonar y para su fortuna le produjo una buena sensación, era rock y era algo más o menos prendido, la banda "The Hives" era así, por ello, no tardó en sentirse cómodo, pues como por arte de magia, todas las canciones de la banda se acomodaron seguidas y las letras le permitían concentrarse en el significado y no en sus pensamientos. El tiempo transcurrió con velocidad entonces, hasta que pronto faltó, solo una hora para aterrizar, entonces las letras de rock cesaron y "Season in the sun" comenzó con su melodía, las letras llegándole a lo más profundo del corazón. Una vez más, se transportó a sus recuerdos y el dolor afloró en su pecho, escuchó la canción rememorando todo lo que había vivido en compañía de Karen, cada buen momento, cada sonrisa y cada palabra de amor que había susurrado. Tenía solo 19 años, pero había amado como ama un hombre de verdad.

But the hills that we climbed were just seasons
Out of time…

Con la última línea terminada, abrió la lista de canciones y encontró el título de esa misma, pulsó "eliminar" y suspiró por última vez. Las azafatas pedían que los pasajeros se prepararan para el aterrizaje, indicaban que se guardaran las mesas de los asientos y que los aparatos fueran apagados, pronto estarían en la ciudad de Munich.

Tengo que seguir, para cumplir mi promesa… No será igual, lo sé. Pero tengo que seguir, tengo que se distinto si quiero poder cumplirte. Te amo Karen…— fue lo último que pensó, antes de bajar del avión y poner un pie en el aeropuerto de Munich, donde el Bayern Munich, aguardaba por él.

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=Los Ángeles, California. Estados Unidos=

Passengers traveling to Munich, please address the room (Pasajeros con destino a Munich, favor de abordar por la sala)…— no necesito más. La voz que sonaba por los altavoces era su señal. El primer indicador de que su destino, cambiaría radicalmente.

—Bueno, llegó la hora— dijo sin más. Sus padres, presentes en el suceso que iba a acontecer, la miraron entristecidos de ver a su única hija partir, pero bien sabían que no podría retenerla, era su destino, su vida, su carrera, su sueño y a donde fuera que ese sueño la llevará, con ellos o sin ellos, tendrían que apoyarla y mostrarse alegres, porque ella estaría feliz.

—Estás…— comenzó su madre, con la voz un poco quebrada— ¿Estás lista Anne…?— preguntó sin más

—Lo estoy mamá, no estés triste, vendré siempre que pueda y cuando sea famosa, yo misma los llevaré a ver mi gran mansión— comentó ensoñada. Estaba feliz, feliz y dichosa, porque por fin, sus sueños y aspiraciones empezaban a tener un rumbo fijo.

Arianne Clark o Anne para sus padres y amigos de California, era una chica alta, hasta el 1.70. Su piel blanca y rojiza cuando se aceleraba era un perfecto contraste con sus ojos miel y su cabello castaño oscuro. A tan solo 19 años de edad, la chica era aparte de una hermosura una estrella en ascenso, pues después de haber conocido a Louis Lewis, la joven americana luchaba día a día por abrirse paso con su talento en el mundo de la actuación. Sus papeles hasta el momento, habían sido totalmente extras en series de televisión y una película donde solo grabó un par de escenas. Hasta que esa oportunidad llegó.

Con la película que había filmado, el director reconoció su talento y contrató a su manager para llevarla a Alemania a grabar la primera temporada de una serie que de convertirse en éxito, le abriría las puertas de todo el mundo artístico del que deseaba formar parte.

—Es una promesa nena, cuídate mucho por favor. No andes en malos pasos y sigue siempre tus sueños. Sé que triunfarás, mi amor— dijo su madre, en un último sollozo, antes de abrazarla fuertemente y tratar de contener ese momento para que le durara una eternidad, al menos, hasta que volviera a ver a su hija

—Querida, deja que se marché, Anne tiene que abordar o perderá todo lo que ha conseguido hasta ahora. Claro que triunfará, pero para eso, debe llegar a Alemania y temo que con tu abrazo la vayas a asfixiar— habló entonces el padre de la chica. La madre soltó a Arianne de repente y golpeó en plan de broma a su marido, entonces, solo entonces, besó la mejilla de su hija, seguida de su padre y la dejó marchar.

A Arianne, claro que le dolía partir. Nunca había estado separada de sus padres, pero es que por más que había deseado, ellos no cabían en la maleta y la carrera de su padre, como abogado defensor, estaba en el buffet done trabajaba, en California, no en Alemania. Ese era su sueño y no podía arrastrar a sus padres con ella, pues como en todo cabía la posibilidad de ascender o caer al precipicio.

Caminó un poco apresurada a la sala de abordaje y entrego con igual apuro el boleto de viaje, pues temía arrepentirse a dos pasos y volver corriendo a brazos de su madre. Nadie podía culparla, viajaría sola hasta Alemania, para buscar sus sueños. Una vez en el avión, tomó asiento junto a la ventanilla en el lugar indicado y suspiró, mientras esperaba a que todos los demás pasajeros tomaran su lugar para iniciar el viaje.

Cuando el avión se alzó por los aires, Arianne miró por la ventana con los ojos vidriosos. En California se quedaba su vida, su niñez, sus recuerdos, su primer amor Jamie Sparks y su mejor amiga Tessa O'Brian, también dejaba a sus padres y a sus familiares, los más cercanos. ¡Dios! Dejaba todo lo que alguna vez había conocido y apreciado, lo dejaba por encontrar su propio lugar, su estatus y su tan anhelada fama.

Sonrió. Quizás eran sueños infantiles, quizás estaba alucinando. Pero es que siempre lo había querido… Ser reconocida en las calles, ser perseguida por la prensa, actuar y tener más de una vida con cada papel. Conocer a los mejores actores, quien sabe, tal vez hasta acabara casado con el hijo de Brad Pitt o con el mismísimo Chris Evans, nadie podía asegurar que era totalmente una fantasía, si se unía a ese mundo.

Con esa clase de pensamientos, rebuscó su iPod en la bolsa de mano con la que le habían permitido subir y lo encendió, busco su banda favorita de rock Linkin Park y pulsó reproducir cuando encontró alguna canción, colocó en encendido su aleatorio y dejó que la música guiara sus sonrisas y su cabecita que no paraba de moverse. El hombre junto a ella, se preguntaba en que iría pensando o porqué estaría tan feliz, pero no se atrevió a preguntar. A medio viaje, Arianne se propuso leer un rato y sacó también el cuadernillo estilo francés que su mejor amiga le había preparado, con todo lo necesario, que según la chica debía saber de Alemania.

Encontró lugares turísticos, un mapa de Munich, noticias de actores alemanes como Nick Romeo Reimann, un chiquillo demasiado guapo para su mejor amiga que gritaba como loca al verle o Michael Fassbender quién sin duda la había asombrado en varias películas. También encontró una foto del capitán del equipo de futbol nacional, Karl Heinz Schneider que no podía parecerle más feo, pero pues bueno… Cuando el viaje comenzó a volverse algo tedioso, sacó su diccionario inglés-alemán y comenzó a leerlo, tenía que dominar bien el idioma si quería poder comunicarse con alguien que no fuera Louis.

Finalmente, el capitán y las azafatas comenzaron a indicar que pronto llegarían a su destino y pidieron que las mesas se replegaran y los aparatos electrónicos quedaran apagados, cuando todos estuvieron listos y sin ningún percance, el avión comenzó el descenso y pronto se halló aterrizado con perfección. Los pasajeros fueron poco a poco bajando y recogiendo su equipaje en la barra donde debían. Así y consciente de que le había pedido a Louis que no fuera a recogerla al aeropuerto, pues ya tenía ella su dirección (del departamento donde viviría) y queriendo hacerse responsable de ella misma, comenzó a dirigirse con las dos maletas que llevaba —y su bolsa de mano— a la salida del aeropuerto, donde emprendería la búsqueda de un taxi.

Antes de salir y sin darse cuenta, ella y otro chico a su lado, se detuvo en la entrada del aeropuerto, o más bien la salida. Ambos tenían nuevas esperanzas en el país alemán, ambos estaban convencidos de que el siguiente paso en sus vidas, estaba ahí. Y quizás a ambos les costara trabajo aprender seguir y quizás ambos les resultara difícil la estancia en Alemania, pero era seguro que cuando cruzaran esas puertas, algo nuevo, algo, algo, les estaría dando la bienvenida.

Sin percatarse de la presencia del otro. Sin mirarse, pero llegando el mismo día, a la misma hora y al mismo lugar, Arianne y Stephan, dieron dos pasos para salir del aeropuerto y buscar sus caminos, que pronto, se unirían.

Continuará…

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NOTAS:

*Stephan Levin es un personaje de Yoichi Takahashi y SheiShua

*Arianne Clark es un personaje de mi completa propiedad

*Louis Lewis, Jamie Sparks, Tessa O'Brian, son OC's propiedad de JulietaG.28

*Si bien los personajes de CT son de Yoichi Takahashi, la historia es mía, por lo que estoy segura que la historia que yo tengo para Levin, no es 100 % como la que su creador le hizo, sucede que carezco un poco de información del personaje, así que mil disculpas si llego a errar o rellenar algunos espacios.

*Elígeme, es la segunda estrega de la sub-colección Europa de Amor, que inició con "Jeté, Grand Jeté, I Love You." ¡Te invito a leerla!

*Elígeme también es parte del proyecto: MUNDIAL DE LOCOS (para más detalles consulta mi perfil)

*Season in the sun, es una canción de Westlife

*Michael Fassbender lo han de reconocer, aquellos que hayan visto la película de X-Men: primera generación y X-Men: días del futuro pasado ya que el actor interpretó a Magneto.

*Las voces de aeropuerto, son primeramente en sueco y en inglés, por los países origen de los personajes.

¡Muy buenas noches a todos! Me es un placer, llegar finalmente con esta entrega que si bien, es de mis proyectos favoritos, también es de los más complicados para mí. Esperando que como las historias anteriores, esta les apasione y las atrape, les dejo el primer capítulo y las invito a comentar. ¡Saludos a todas y gracias por leer!

Con Cariño.

JulietaG.28

¡El balón es nuestro amigo!