Se que no he de caer, no he de hacerlo una vez mas y a ciencia cierta se que volveré. Como cada día me digo a mi mismo que no he de verlo, no he de ceder ante la tentación que supone para mi aquello, que es pecado desear ser uno de ellos tener aquello que poseen y yo jamás podré tener, no he de codiciar sus cortas vidas.

Avaricia

Envidia

Ya son dos de los siete pecados capitales.

¡Por los demonios, soy un Ángel, tendría que estar por encima de todo esto!

Soberbia. Tercero.

Sin embargo... lo hago de nuevo, bajo al mundo que una vez mi padre creo y camino entre los pobres mortales que allí viven. Ando despacio perdiéndome entre la multitud, absorbiendo cada sensación que hay a mi alrededor, empapándome de una humanidad que hace mucho tiempo se nos condenó a no saborear, ansío cada vez mas, no estoy saciado.

Gula

Mis hermanos no comprenden mi insana obsesión con los humanos, no llegan a entender mis razones de querer estar aquí. Ni yo mismo las entiendo, siempre me han inculcado que he de proteger a los humanos y respetarlos, pero jamás entrar en contacto con ellos.

No deben vernos.

No deben saber que existimos.

Quizás seamos los seres mas poderosos de la creación, pero estamos solos, abandonados a una vida de altruismo y servidumbre a la raza humana. No es que me queje de mi trabajo, amo ayudar a las almas descarriadas a encontrar una luz de esperanza, adoro observar la excelente creación de mi padre. Como cada ser, por muy pequeño que sea lucha contra viento y marea por sobrevivir, por encontrar un lugar en el milagro de la existencia. Pero estoy cansado de ver como la misma humanidad se consume...

Pereza. Solo quedan dos.

Algo sin duda maravilloso. Pero ... ¿porque los mayores placeres de la existencia se niegan a los Ángeles? ¿porque nos condenan a jamás sentir amor? ¡¿porque?

Noto un escozor en el pecho y se que he de esconderme, cuando estoy a oscuras en un callejon compruebo que algo sangra dentro de mi, noto como se desgarra mi espalda, notando mis alas tratando de salir, concentro todo mi poder y guardo bajo mil escudos la maravillosa energía que forma mis extremidades extras. He perdido el control y lo se... cada día soy diferente.

Lo noto.

No se cuanto tiempo he de poder esconder ante mis hermanos esto que me esta ocurriendo.

Ha de ser de estar con los humanos, estoy seguro que es eso lo que me ocurre. Y no me arrepiento, pero se que cuando ellos me encuentren en este estado me llevarán con el creador para que me cure y no quiero eso, quiero simplemente sentir.

Quiero amar...

... ¡¿Porque no se me esta permitido?

Ira... a un solo paso del abismo.

Tomo una decisión al ver como una corriente eléctrica me recorre por completo al ver un simple mortal como Dean sonriendo de aquella manera que le he visto hacer a los amantes. Se lo que significa cada escalofrío, los demás angeles me hablaron de ello, la tirantez en los músculos, el calor sofocante que sale de mi interior. Las ansias por devorar una boca que se que jamás ha de ser mia... Solo tiene un nombre.

Lujuria.

Me quito la ropa y con un cuchillo poco afilado destrozo mi cuerpo arrancándome mi condición de Ángel. Mi gracia. El sucio callejón queda lleno de sangre y plumas. No volveré a ser una marioneta de un ser sin rostro al que me dijeron que debía servir. He dudado y finalmente me he marchado.

Sonrío por primera vez en miles de años.

Hasta hoy he sentido los siete pecados capitales, ahora me toca como buen mortal, vivirlos.

Castiel salió del callejón con una sonrisa en los labios, miró hacía arriba y se maravilló de sentir por primera vez la calidez del sol en su cuerpo.

Hoy iba a ser un maravilloso día.