Caso uno: De cómo Harry y Draco acabaron con un problema entre los pantalones
Parte uno
Todo empezó aquella noche cuando la "serpiente" de Draco Malfoy se atoró en la cremallera de "Harry Potter". Admitiremos que el "Harry Potter" quede entrecomillado, porque muchas veces en estas historias de magos con tanta poción multijugos y demás, uno ya no sabe quién es quién. También es menester aclarar que muchas de las situaciones en las que Draco Malfoy y Harry Potter aparecen juntos, suelen ser, en general, imaginadas por el primero e ignoradas por el segundo; no porque el autor quiera de pronto juntarlos a la fuerza así porque sí.
Sin embargo, ésta era una de esas contadas ocasiones en que nada era producto de la imaginación, pero sí de un par de manos torpes que habían terminado dejando a "la serpiente" de Draco Malfoy atrapada en un lugar tan poco apropiado. Era una lástima que justo cuando el chico tenía la oportunidad de "irse de pesca" se le estropeaba la caña.
¡Y en serio que lo lamentaba! Tantas buenas fantasías que terminaban en escenas para adultos, y justo venía a suceder la más estúpida de todas.
Al menos ambos estaban en el baño de Prefectos donde, gracias a su acceso VIP, nadie los vería en tal apuro, a menos que al estúpido de Wesley o a la sabelotodo Sangre Sucia de Granger se les ocurriera venir a "enjabonarse la espalda" a tan altas horas de la noche.
—Mira Potter, sé que esto no te gusta más que a mí —Comenzó a hablar viéndose interrumpido, como siempre, por el cara rajada.
—No, que si yo la estoy pasando de maravilla.
—Estúpido.
—Imbécil.
Potter bien podría ser sumiso como en las fantasías del Slytherin, pero no, tenía que ser un maldito cabrón que se burlaba en su cara, y que a leguas demostraba lo mucho que disfrutaba con el sufrimiento del rubio.
Draco suspiró y se armó de toda la paciencia posible. ¡Qué horror pensar que la realidad superaba a la ficción, y que la realidad mágica superaba a la muggle, y que Potter fuera un pervertido de pies a cabeza! Mira que aprovechar que el otro no pudiera alejarse para acariciarle el trasero… Eso era jugar sucio. Tanto en el sentido bueno como en el malo.
—Vale, admito que a mi tampoco me gusta mucho la idea, Malfoy —dijo san Potter, que a estas alturas, nada tenía de santo—. Se supone que yo solo venía a darme un baño, no a terminar contigo entre mis pantalones. Por más mal que suene lo que acabo de decir. Lo peor es que no se me ocurre nada para salir de este apuro, y por lo que veo, a ti tampoco. A este paso, y con tan mala suerte, terminaremos con Madam Pomfrey tratando de acomodarnos las "varitas" (en realidad sólo la tuya) mientras nos pregunta qué demonios hacíamos. No creo que se crea que no estábamos haciendo nada.
—Siempre tan positivo, ¿eh, Potter?... ¡Quieres dejar de tocarme el maldito trasero!
—En algo tenía que ocupar mis manos… Y no te pongas así. Yo sé que te gusta.
Diablos, ¿así o más ridícula la situación? En serio, Draco no terminaba de creerse su mala suerte ¿y Harry?, éste ya estaba curado de espanto; lo que no le alegraba tanto era que el retrato de la sirena los viera con una mirada llena de deseo y morbo. Cómo era pervertida, la condenada.
Si seguían así, Pomfrey pasaría a segunda base, porque para como iban, seguro que Snape, McGonagall y hasta Dumbledore (léase entre líneas: todo Hogwarts, Colegio de Magia y Hechicería), se verían envueltos en ese chiste de mal gusto.
Continuará…
No sé, probablemente no haya continuación. Ni siquiera yo sé como aquel par de jovencitos saldrán de esta terrible situación. ¿Que es un fic de mal gusto? Eso ya lo sabía.
