(Un pequeño drabble acerca de mi pareja favorita de videojuegos.
Los personajes no me pertenecen, sino que pertenecen a sus respectivos autores, de Capcom y Marvel)

Dante se incorporó del todo adolorido en su cama, miró su reflejo en la ventana a su costado derecho y vio un moretón en su mejilla derecha; también una venda alrededor de su frente y una bandita en la zona de su pecho descubierto, pero no se preocupó:

"Aún sigo siendo hermoso."

Pensó para sus adentros, recordando luego que las tontas de Felicia, Morrigan y Lei-Lei fueron las que le dieron paliza en una batalla pasada, y maldijo a aquel inepto al que le entregó su voluntad una vez la consola se encendió para la diversión de sus espectadores. Pero lo único que esperaba ahora, era ver a la dulce Diosa del Sol, a la cual sintió llegar a lo lejos, sin embargo, descubrió que no venía sola. No hizo más que alzar su mirada al notar que ella se detuvo en seco y una molesta voz masculina le hablaba con melosidad y sin parar desde hacía eternos minutos:

-Hoy te ves más preciosa que nunca, Amy. -Ay, no. Era el molesto mercenario bocazas.
-¡Gracias, Deadpool! -La oyó exclamar con una voz igual de dulce.
-¿Haces algo después, querida? -Deadpool habló nuevamente.

Dante no hizo más que apretar las sábanas con furia y miraba con notorio enojo a la puerta, aquel maldito obstáculo de madera le impedía observar la situación y solo ayudaba a alimentar su ya torturada imaginación:

-Lo siento, estaré ocupada. -Dijo la joven de pálidas hebras abriendo la puerta y entrando a su habitación, a lo que Wade la despidió con un guiño de ojo y una sonrisa.

El hijo de Sparda estuvo a punto de reprimirla por su supuesto coqueteo con el mutante, cuando Amaterasu se sentó a su lado para luego dejar una caja pequeña de pizza sobre sus piernas y se apoyó posteriormente en su pecho, exhalando un prolongado suspiro de alivio:

-¡Qué pesado! ¡Creí que nunca se iría! -Exclamó cerrando sus ojos y depositando un corto beso en sus labios. -Lo único que quería era estar sola contigo.

El demonio la miró con sus ojos abiertos y luego observó nuevamente la puerta mientras abrazaba a su amada Diosa:

"¡Jackpot! ¡Rechazado!"

Pensó Dante, para luego sonreír nuevamente de forma burlona, como era su costumbre.

FIN