Nota de la traductora: La autora me pidio traducir la nota que veran a contuacion para que tengan una idea de como sera su trabajo y lo que esta haciendo. No quise dejar esto como continuacion de ACITW porque ese espacio esta reservado para cuando Cacophony haga su actualizacion. Abri un blog en tumblr donde tambien estoy colocando mis traducciones y recomendaciones de fic en español y de otras traducciones. Búsquenme por leby-traducciones.(tumblr).(c)om / Link Original (http)(:)(/)(/)(fmhartz91).(tumblr).co(m)/post/77634008056/acitw-au-ch-23a


Nota de la autora: ¡He escrito y reescrito los primeros tres capítulos 3 veces! Así que sigue leyendo para entender cómo va a ir esto.

Desde que Cacophony menciono que continuaría con la historia en algún momento, lo que leerán de mi parte será algo COMPLETAMENTE AU. Sé cómo supuestamente ella iba a hacer el capítulo 23 y tengo (como también ustedes) las 100 palabras de ese capítulo. Pensé que sería tonto de mi parte seguir eso al pie de la letra cuando ella tiene planeado escribirlo. Lo único que estoy tomando de ella es el arco de la historia. Ella tenía dos arcos de historia planeadas. La primera termino en el capítulo 21. Esa parte de la historia era 'falta de comunicación'. La segunda parte que tendría la misma cantidad de capítulos será 'comunicación'. Y luego el epilogo.

Así que lo que pueden esperar de mi serán alrededor de 21 capítulos basados en la parte de la 'comunicación'. ¿Qué significa eso? Básicamente, significa, que este es el punto en donde las preguntas serán respondidas y los secretos/intenciones/motivaciones serán revelados. Tendremos la confrontación con Blaine en algún punto. Les estoy dando a Kurt y Sebastian una semana en la casa en la playa para trabajar en su relación antes de que empiecen los problemas.

Sobre el final, no diré nada excepto que la intención de Cacophony era que esta fuera una historia Kurtbastian. La mía también. Así que incluso si las cosas se ponen complicadas, a eso nos guiamos. Como llegamos a eso, es otra historia.

También, si tienen una cuenta en LJ, por favor háganme el favor y ayúdenme promocionar mis links. Mi cuenta es nueva, así que si alguien busca en el tag de ACITW, no encontrarán mis post. O simplemente señálenle a la gente mi dirección. Esto también sirve.

Finalmente, sé y reconozco que esta no es mi historia y ninguno de estos personajes son míos. Solo soy propiedad de lo que escribo. Nuestros estilos de escritura son diferentes. Elegí seguir mi propio estilo en vez de adoptar el de ella porque se me hace más fácil.

También, para aquellos que fueron lo suficientemente amables de enviarme ideas para one shots, les prometo que estoy trabajando en ellas. Literalmente tengo cerca de un centenar. Las escribo durante los espacios entre mis historias donde me empiezo a tirarme de las mechas y necesito un descanso, así que sí, aparecerán en algún punto

Gracias de nuevo a todos y si quieren su nombre en la lista para leer el capítulo antes, déjenme un mensaje.


ACITW 23ª


El sonido sordo de las olas golpeando invadía los sueños de Kurt. Empezó como una suave sinfonía que acentuaba los tranquilos momentos entre los besos de Sebastian, y siguió su ritmo después que sus parpados se cerraron y sucumbió al sueño. Pero la constante marea, las olas siguiéndose en una constante danza, culminando con un choque en la costa que era casi demasiado fuerte como para descansar. Pero el cansancio gana y te encuentras transportado a un lugar donde puedes revisar los acontecimientos del día desde una distancia segura, con una pizca de algo surreal y extraño.

Durante toda la noche, Kurt tuvo sueños poderosos, muy vividos y con una completa sensación que incluso con los ojos abiertos y entre el velo de estar despierto o durmiendo era difícil descifrar la vida real de la fantasía. Una o dos veces en sus sueños, el tiempo volvía atrás y en vez de ver a Sebastian recostado a su lado, Blaine estaba ahí, durmiendo profundamente, con sus ojos color avellana ocultos detrás de unos parpados bronceados, una mata de rulos oscuros arrastrándose en su frente. No es que sienta el deseo en ese momento de volver atrás para poder estar con Blaine, pero ese pasado parecía ser más simple en ese momento, su futuro parecía más seguro.

En un horrible sueño, despertaba solo – completa y absolutamente solo. En ese sueño no tenía futuro.

Mientras la noche se acercaba al amanecer, los parpados de Kurt comenzaron a abrirse en intervalos de media hora. Observaron la habitación, sobre los muebles desconocidos, enfocándose en la larga ventana con vista al mar turbulento, luego al cielo mientras pasaba de los descendientes colores oscuros a la luz en pequeños incrementos, finalmente se centró en Sebastian, solo para asegurarse que lo de ayer era real, y que este increíble chico era parte de eso.

Kurt sonrió mientras se daba cuenta que Sebastian era mucho más que solo una parte; era más bien la pieza clave. Le había dado a Kurt esta oportunidad, no solo de pasar algo de tiempo alejado de sus problemas y esta maravillosa casa en la playa, sino que también la oportunidad de probar algo excitante y nuevo; la oportunidad de perder su corazón otra vez – esta vez por Sebastian.

Algo acerca del sonido de las olas golpeando fuera de la ventana de la habitación lo llamaba. Evaluó su actual situación mientras la niebla en su mente se evaporaba y el último resto de sueños se disipaban. Se había quedado dormido parcialmente sobre el cuerpo de Sebastian. En un punto se habían separado, pero sus manos se habían encontrado y se aferraban fuertemente, con sus dedos entrelazados bajo la gruesa colcha de plumas. Kurt se encontró con una pequeña parte del rostro durmiente de Sebastian y sonrió. El hermoso rostro del cínico durmiente lucía joven, inesperadamente inocente, con solo una pequeña parte de su verdadera naturaleza escondida en la curvatura de sus labios, incluso mientras dormía. Kurt felizmente hubiera pasado la mañana en la cama con Sebastian, pero el empuje y arrastre del agua, en su incesante movimiento, y el rugido sordo de la marea lo impulsaba a moverse.

Kurt cuidadosamente extendió sus miembros adoloridos, temblando un poco cuando sus brazos se expusieron fuera del calor de las mantas e inmediatamente fueron expuestas al frio aire. Con un gruñido interno ante su propia maldita testarudez, se deslizo de entre sus mantas, centímetro a centímetro, tratando con esfuerzo de no molestar a Sebastian mientras dormía. Kurt chilló cuando su pie tuvo contacto con el frio suelo. Golpeó una mano contra su boca, observando el rostro de Sebastian por alguna señal de que hubiera despertado. Sebastian respiró profundamente, murmurando algo ininteligible de lo cual Kurt no pudo ni descifrar una silaba. Luego su rostro se relajó, y Sebastian cayó de nuevo en su ruidoso sueño.

Kurt camino con paso silencioso hacia la ventana y miró hacia el agua. La niebla de la mañana se había instalado, una franja de color gris obscurecía el horizonte, filtrándose una luz naranja brillante que prometía un caluroso día de verano. Consideró por un momento sentarse en el columpio del patio privado, balanceándose entre la brisa proveniente del agua. Evocaba ensoñaciones de estar sentado ahí con una humeante taza de café caliente en sus frías manos, una nueva revista Vogue en su regazo mientras daba un perfecto primer sorbo y suspiraba, una pequeña nube de vapor escapaba de sus labios cuando su aliento cálido se encontraba con el frio aire a su alrededor. Sonaba tan atractivo que casi se rindió, pero no.

Era el sonido de las olas que lo habían despertado.

Rápidamente cambio los pantalones de su pijama por un par de apretados jeans, sonrió ante el recuerdo de la última vez que se había desnudado frente a Sebastian. Sebastian dormía ahora, así que quizás esta vez no contaba. Kurt iba a encontrar la manera de decirlo más tarde, para bromear con Sebastian sobre lo que se había perdido, solo para ver su reacción. Kurt evito usar su par Doc Martens en favor de sentir la fría y suelta arena deslizarse en sus pies. Además la arena le proporcionara el toque de exfoliación natural a sus descuidados pies, lo cual no le hace daño a nadie. La última cosa que tomo fue la sudadera con capucha que Sebastian le había prestado, la cual Kurt convenientemente había olvidado de devolver, relegándolo a su lista de 'cosas que debe hacer' antes de graduarse de NYADA y convertirse en una estrella de Broadway. Esta vez, con solo él mismo de testigo de su debilidad, acercó la tela de la manga a su nariz y respiro profundamente, cerrando sus ojos para apreciar mejor el aroma que claramente pertenecía a Sebastian – un desvanecido rastro de detergente con esencia de lila, un poco del toque picante de la colonia de Sebastian, y un pequeño toque de cloro. Kurt se había negado a lavarlo. No quería borrar esos aromas, que tan fuertemente lo conectaban con recuerdo; recuerdos de los ojos negros de Sebastian mientras observaba a Kurt lamer tequila de su cuerpo, de hablarle suciamente en su oído y escuchar sus deliciosos gemidos, de Sebastian admitiendo que quería cuidar de Kurt, y de ambos abrazados en la cama mientras el sueño los llevaba.

Kurt miró a Sebastian por última vez, acurrucado a un lado con un brazo extendido, su mano cubría el lugar donde Kurt se había acostado. Kurt resistió la urgencia de cepillar su pelo de sus ojos y darle un pequeño beso en su dorada frente. Otra urgencia crecía dentro de él, la urgencia de despertar a Sebastian y pedirle que lo acompañe a la playa. Pero Kurt necesitaba este tiempo; necesitaba un poco de perspectiva.

El primer paso fuera de la casa y el primer aire del océano golpeó a Kurt en el rostro, despertándolo inmediatamente. Volvió a pensar en su decisión con solo un segundo de vacilación antes de empezar a avanzar, volviendo a trazar de regreso los pasos de la noche pasada hasta alcanzar el camino de arena y seguirlo hasta una pequeña subida que llevaba al agua. Y de repente, ahí estaba. Kurt no había esperado que fuera a tomar tanto aire la primera vez, pero lo hizo. El viento lo rodeaba, y se sentía cada vez más fuerte mientras más se acercaba, hasta que se inclinó hacia el viento para no caer. La arena bajo sus pies se volvía más gruesa y fría. Pequeñas gotas de rocío salado se aferraban a su ropa tanto como a su piel expuesta en sus manos y rostro. Decidió detenerse lo suficientemente lejos del agua para evitar alguna sorpresiva ola o un inesperado aumento de marea. Plantó sus pies en el suelo, enterrando sus dedos bajo la arena húmeda, y observó en silencio el asombroso espectáculo frente él.

Kurt observó el agua moverse, abriéndose ridículamente con todo su poder, balanceándose ligeramente mientras la espuma lo alcanzaba. Perderse entre el movimiento de las olas era tan cliché. Se negó a transformarlo en una metáfora, se negó a hacerlo algo más de lo que era. Pero observar el océano parecía ser algo extraño, con un efecto calmante en él, como si el ir y venir del mar estuviera dentro de él, ayudando al latido de su corazón, incluso manteniendo su respiración. Sus pensamientos se volvían claros, y examinó su vida desde este nuevo punto de vista.

Se imaginó una pizarra blanca contra la luz del suelo e intentó encajar las piezas de su vida cada una en su lugar, moviéndolas hasta que tuvieran sentido. Antes de la gala y la confesión en mal momento de Cooper, Kurt había estado marcando el momento por lo que quedaba del verano y la llegada de Blaine, lo cual Kurt había soñado como un momento lleno de lágrimas y besos, confesiones de un amor eterno, y largos periodos de tiempo solos donde 'ponerse al día'. Ahora que todo ese plan y deseo era discutible. Su nueva línea de tiempo lo llevaba al final de verano, y cuando llegará ahí, una nueva cantidad de preguntas y problemas lo confrontarán. NYADA era una grande, por supuesto. No había manera que pudiera recibir $10.000 de Sebastian… no ahora. No importaría si es el pago por ser su novio falso, o un préstamo (si Sebastian o su familia lo ofrecen). Kurt definitiva y cortésmente diría que no, incluso si su corazón se rompe en mil pedazos y se desvanece en polvo.

¿Y qué pasa con Sebastian? Kurt repentinamente se sintió como una mierda al darse cuenta que a través de todo - mientras su relación cruzaba puentes desde casuales archienemigos, a amigos/enemigos, a amigos, hasta esto que aún no tiene nombre, Kurt nunca pensó en preguntar. Había tenido muchas oportunidades, pero la pregunta simplemente no salía de él. Un hombre joven e inteligente como Sebastian – buen estudiante, atlético, con una familia acomodada – seguramente tenía planes, probablemente de alguna cara y prestigiosa universidad. Harvard, Stanford… ¿Qué pasa si decide por una universidad en el extranjero? Kurt podía imaginar a Sebastian caminando por las instalaciones de un pintoresco campus establecido entre la romántica Meca de Paris y las laderas francesas, estudiando en un singular café hablando fluidamente en francés con un casi intimidantemente guapo y escultural hombre con un nombre como Pierre o François…

Kurt jadeó, aspirando una bocanada de aire, aire fresco de la mañana, sin haberse percatado hasta ese momento que había estado aguantando la respiración cuando la duda ingresó en su cerebro y soltó la más dolorosa historia que pudo tejer, tensando hilos de su propio miedo al fracaso, conectándolos con su persistente duda sobre sí mismo, y envolviéndolo con su ocasional cuestionamiento sobre su propio atractivo.

Kurt Hummel sabía que era una estrella. Solo quería la oportunidad de convencer a los otros de igual manera.

Suspiró, sin querer pensar en la perspectiva de tener que pasar un año entero solo en Lima – sin NYADA; con sus amigos lejos, siguiendo sus propios senderos; y sin Sebastian.

Lo que había empezado para Kurt como una mañana de calmada reflexión rápidamente se había convertido en una patética fiesta de autocompasión para Kurt Hummel, y si había algo que detestaba, era la autocompasión. Quería olvidar su vida y su futuro por un rato. Anhelaba subir a la casa, enterrarse entre las mantas con Sebastian, acurrucarse en la seguridad de sus brazos, y apegarse contra él. Finalmente sintió que pertenecía ahí. Pero con un ligero roce de sus dedos bajo sus ojos para alejar algunos molestos granos de arena, Kurt se dio cuenta con disgusto que había estado llorando. No podía darse el gusto de volver a la casa y tener que explicar porque se había levantado temprano para explorar la playa solo para volver lleno de lágrimas. Sebastian quizás se reiría de eso y normalmente a Kurt no le molestaría. De hecho, cualquier otro día, abatido por cualquier problema, Kurt hubiera estado agradecido de la distracción ante una buena pelea.

Pero no hoy. No con este problema en particular.

Kurt sabía que no podía esquivar esto por siempre. Sebastian podía enviarlo de vuelta y volver en su sexy Mustang rojo, pero tarde o temprano, tendrá que ponerse al día con él. Kurt necesita discutirlo, necesita confiar en Sebastian, decirle la integra historia con Blaine y NYADA y su futuro.

Kurt llegó a la decisión – probablemente una decisión muy egoísta, pero estaba satisfecho con ella. Lo hacía sentirse mejor, con esperanza; como una clásica tarjeta de felicitaciones con frases pre-hechas, finalmente creyó que todo al final iba a estar bien.

Se concedió una semana de indulto – una semana para enfocarse en mucho más que en darle una oportunidad a una relación con Sebastian. Kurt Hummel estaba de vacaciones – sus primeras verdaderas vacaciones de todo el verano. Todo había sido hasta ahora una tarea – llorar y dormir y actuar como un novio obediente – se sentía como un trabajo.

Cambio su foco y ahora respirar era más fácil, sus hombros se sentían menos pesados. La luz del sol estaba más alta en el cielo, quemando la niebla y alejando el gris. Kurt respiró profundamente otra vez, una respiración que dolió menos, dejando que llene todo el vacío y derrumbe todas las grietas de sus pulmones hasta que todo su cuerpo se sienta limpio. Limpió sus ojos una última vez, declarando que esta lágrima de congoja iba a ser la última que arrojaría esta semana, y deslizó sus manos en los bolsillos de su sudadera, sorprendido al encontrar otro par de manos llenando el espacio, se sentían cálidas contra la piel fría de Kurt.

La sonrisa de Kurt fue automática, arraigada en su sangre, como los escalofríos en respuesta al frio, o el llorar ante la belleza agridulce de The Notebook. Kurt conocía esas manos – las había tomado mientras bailaba, y durante toda la noche en la oscuridad mientras dormían. El simple acto de sostenerse las manos siempre iba a estar en la cima de la lista de Kurt como los actos más íntimos, y el sostener las manos dentro de los bolsillos de una sudadera se estaba convirtiendo rápidamente en su favorita.

"Pensé que habías cambiado de idea y te habías marchado," una voz áspera y ronca confeso, y juro por Dios en los cielos que la voz de Sebastian sonaba corrompida en las mañanas. Kurt podía escuchar la patentada sonrisa de Sebastian en el color de su voz, pero Kurt podía detectar otro tono también. Una pequeña capa de ansiedad, como si Sebastian de verdad creyó que Kurt se había ido y lo había abandonado.

"¿En serio?" Kurt giro su palma para tomar las manos de Sebastian, Sebastian entrelazó sus dedos.

"A-ha," Respondió Sebastian, todos los restos de ansiedad desaparecieron de su voz cuando se acercó a Kurt a él, dándole calor. "Pero dejaste tu teléfono en la cama, y toda tu ropa, y dado que esas son dos cosas con las que no podrías vivir, pensé que estabas aquí o habías sido secuestrado."

"No parece como si te hubieras preocupado," Kurt resopló, levantando su barbilla desafiante, sin intención de querer alargar la columna de su cuello.

Sebastian tomó eso como una invitación para presionar un suave beso en la delicada piel bajo la mandíbula de Kurt, justo donde su pulso palpitaba invisible a través de su pálida piel. El beso fue tentativo al principio mientras Sebastian esperaba que Kurt se alejara, pero Kurt no lo hizo. De hecho, se inclinó ante el beso, como una petición en silencio por más, y mientras Sebastian continuaba hablando, recorrió una línea hacía el hombro de Kurt. Esos besos (Kurt contó catorce en total) no era ardientes, ni demasiado atrevidos. Solo pequeños roces de piel contra piel, inocentes y poco exigentes, pero que aun así hacían a Kurt temblar, a veces podían pasar como una reacción ante el frio pero Kurt estaba seguro que Sebastian se daba cuenta.

"He visto músculos en ti, Kurt. Estoy bastante seguro que puedes defenderte," Sebastian murmuró contra el cuello de Kurt entre besos, y podía sentir el cambio en la piel de Kurt mientras temblaba entre cada toque, observaba con los ojos oscurecidos la piel de gallina, pero no dijo nada, optando por guardar la información para más tarde. "Además, me imagine que cualquier movimiento erróneo que arruine tu cabello y acabas con ellos."

Kurt se rió, tratando de no moverse mucho, no quería desalentar a Sebastian de seguir el camino de besos que estaba creando. Sebastian volvió a subir en su cuello, y Kurt no pudo evitar moverse para acomodarse, su cuerpo se movió involuntariamente para alcanzar los labios de Sebastian, ni tampoco pudo evitar el pequeño jadeo que provocaba el tacto en ciertos puntos sensibles, y Sebastian volvía a recorrerlos. Sebastian besó suavemente camino a la boca de Kurt, con los labios abiertos, esperando, pero en el último segundo Kurt se retiró, colocando una mano en su boca para detenerlo. Sebastian se alejó, sorprendido ante el gesto, y observó acusadoramente a Kurt dentro de sus grandes ojos azules.

"¿Qué… no quieres que te bese?"

Kurt escuchó la duda en la pregunta de Sebastian, un delgado hilo de debilidad tiro del pecho de Kurt, enredándose en su corazón, apretándolo.

"¡No!" Kurt dijo rápidamente, su voz ahogada bajo la presión de su mano en sus labios. Sebastian soltó la mano de Kurt y dio un paso atrás, claramente herido. Kurt le dio la espalda al mar, atrapando los brazos de Sebastian en su intento de volverlos a colocar alrededor de su cintura. "Quiero decir, sí, Sebastian. Si, por supuesto que quiero que me beses, es solo que…"

"¿Solo qué, Kurt?" Sebastian demandó un poco más duro, su mandíbula estaba tensa, su espalda rígida y firme, sus ojos fijos sobre la cabeza de Kurt hacia las olas. Kurt suspiró y finalmente miró fijamente al hombre joven frente a él, de pie descalzo en la arena, aún vestido con los pantalones de pijama pero con una sudadera de Dalton sobre su torso. La gorra estaba abajo, y su cabello no estaba cepillado – probablemente solo lo arreglo un poco con sus dedos – pero tenía ese atractivo despreocupado en él. Se veía tan informal, tan cómodo, y calentaba el corazón de Kurt tener la posibilidad de ver a Sebastian así, incluso aunque es este preciso momento este con el ceño tan fruncido que parece que quisiera hervir el mar. Kurt se mordió la urgencia de llamar a Sebastian la reina del drama, dándose cuenta que quizás no tenga ganas de bromas.

"Yo… no me he lavado los dientes aun esta mañana," Kurt tartamudeo, esperando que sonara tan arrepentido como se sentía. La admisión rompió el acero en la mueca de Sebastian, y se trasformó en una ligera sonrisa, moviéndose para encontrar los ojos de Kurt, entrando en su espacio personal y apretando en círculo en su brazos.

"No hay problema," Sebastian murmuró, acercándose a los labios de Kurt, sus ojos se fijaron en el lugar donde Kurt se había estado mordiendo su labio. "Me cepille antes de bajar…"

"Espera," Kurt lo interrumpió, mirando a Sebastian, su voz de repente sonó molesta. "¿Tu pensaste que me había arrancado o había sido secuestrado y te lavaste los dientes antes de venir a buscarme?"

Sebastian giró los ojos con cariño, mordiendo la punta de la nariz de Kurt.

"Te vi desde la ventana, tonto," Sebastian se rió, "así que ya estaba seguro de que no estabas bajo ningún peligro. De todas maneras… me lave los dientes, y tomé de ese asqueroso antiséptico que quema dentro de tu boca y cada terminación nerviosa de tu lengua. Es decir, a través de la propiedad transitiva de la higiene oral, creo que nos cubrí a ambos."

Sebastian sonrió triunfante mientras se acercaba, confiando que había aplastado todas las objeciones de Kurt. Kurt aguanto la respiración, esperando que la boca de Sebastian se acercara lo suficiente como para sentir la frescura de su aliento en su piel.

"Pero, no estoy seguro si así funcionan las propiedades transitivas," Kurt murmuró en voz baja, las palabras eran soplos que cruzaban los labios de Sebastian.

"Hummel," Sebastian dijo firmemente, haciendo que su punto fuera muy claro. "Cállate de una puta vez y bésame."

Sebastian esta vez no dejó que Kurt objetara más, y Kurt tampoco intentó hacerlo, porque este beso era perfecto. No había otra manera de describirlo. Los labios de Sebastian aún estaban cálidos, sin haber estado demasiado tiempo expuestos como los de Kurt, y ellos se movían impecablemente contra los de Kurt. No hubo que ajustarse torpemente, no hubo contratiempos cómicos donde las narices chocan. Encajaban perfectamente, como si estuvieran hechos para besarse entre ellos, como si estos momentos ya estuvieran escritos para ellos, esperando ser interpretados en playas, parques, entre árboles y lluvia. Solo esperando ser encontrados.

Y luego la mano de Sebastian se movió – una dejándose caer en el bolsillo de atrás del jeans de Kurt, apenas siendo capaz de colarse entre el ajustado material; la otra viajo a través de la espalda de Kurt hasta su cuello. Con fuertes y seguros dedos, Sebastian masajeo ahí, masajeando en círculos y ¿Por qué? ¿Por qué Sebastian no había hecho esto antes?

Porque, Kurt se dio cuenta, esta experiencia es nueva para Sebastian. Estaba experimentando, descubriendo lo que es leer el cuerpo de una manera diferente a la que estaba acostumbrado. Las manos de Kurt se movieron también, no contentas con quedarse en las caderas de Sebastian. Se deslizaron bajo la sudadera de Sebastian, jugando con el dobladillo de la camiseta. Sebastian no rompió el beso pero asintió sutilmente contra la frente de Kurt. Las yemas de los dedos apenas rozaron la piel, y sintió como la respiración de Sebastian se trabó en su garganta. En su mente, Kurt podía aislar el exacto momento cuando le robo todo el aire de los pulmones a Sebastian con un simple toque de sus dedos. El conocimiento de este nuevo poder hacía a Kurt sentirse embriagado, sus mejillas se enrojecieron cuando deslizo sus manos por las líneas musculares de la espalda de Sebastian y éste gimió dentro de la boca de Kurt.

Kurt estaba más que nervioso, inseguro de que hacer o que tan lejos ir, solo vagamente consiente que Sebastian tenía una mano en el bolsillo de atrás de su pantalón, al aire libre, a plena luz del día, pero Kurt no podía sentirse menos preocupado.

"Entonces," Sebastian suspiró entre los labios de Kurt, sin intenciones de alejarse mucho, "¿Esto es algo que hacemos ahora?"

"¿Qué cosa?" Kurt preguntó, feliz de mantener la cercanía de la talentosa boca de Sebastian.

"Besarnos en público," Sebastian murmuró, como si la respuesta fuera obvia.

"Difícilmente podría decir que nos estamos besando en público," Kurt argumento. "No hay nadie." Los ojos de Kurt miraron a la derecha y a la izquierda lo máximo que pudo sin alejarse del rostro de Sebastian. "Uh… ¿Por qué no hay nadie aquí?"

"Bueno, bebe, primero, apenas son las seis de la mañana. Y lo otro es que esta es una playa privada."

"¿Pla-playa privada?" Kurt tartamudeo. Apenas podía comprender en su mente toda la riqueza que ha visto de la familia Smythe, pero esto… nunca pensó que alguien podría poseer una playa, excepto esas islas del pacifico que siempre parecen estar en venta, pero incluso con eso, ni aunque seas Tom Hanks. Kurt no estaba tan asombrado como para no apreciar el atractivo de una playa privada, y repentinamente un número de su lista de asuntos pendientes vino a su mente –#71 'Sexo en la playa'.

"Si," Sebastian rió gentilmente, esa risa genuina que Kurt tanto amaba. "Bueno, casi privada, por un par de millas al menos hasta que un banco de arena choca con la costa Crystal. La playa Atlantic es separada de nosotros por una corta valla de metal y una señal. La gente la salta de vez en cuando."

Sebastian levantó su cabeza ante el irregular sonido de algo golpeando la superficie, y levantó una ceja desviando su mirada hacia un punto detrás de la cabeza de Kurt.

"Como, aparentemente, esas chicas Amish lo hacen." Sebastian hizo un gesto con la barbilla hacia donde Kurt no había mirado. Un pequeño sonido de confusión hizo que Sebastian girara el cuerpo de Kurt suavemente. Kurt vio a dos chicas, de no más de dieciséis años, saludando como locas hacia la dirección de los chicos, vestían trágicamente el más apagado verde militar que Kurt haya visto. Bailaban descalzas en la arena húmeda, dejando que las olas las alcancen, y luego corriendo para seguirlas de vuelta. Kurt se encogió cuando se dio cuenta que sus vestidos rápidamente se estaban mojando con el agua salada, sabiendo que la tela estará arruinada cuando se seque, aunque quizás eso sea algo positivo. Pero a pesar de lo horrible de su elección en moda (y sí, Kurt se dio cuenta que básicamente no tenían que decir sobre eso), lucían felices, libres, encantando a Kurt con una risa contagiosa.

"Rumspringa," Sebastian dijo, presionando la espalda de Kurt de nuevo con su pecho mientras lo rodeaba con sus brazos.

"Gesundheit," Kurt respondió.

"No. Ellos están aquí por rumspringa." Sebastian le dio un breve beso en el pelo a Kurt, y Kurt se recostó para amoldarse al cuerpo de Sebastian. "Si te molestan, podemos decirles que vuelvan al otro lado de la valla, pero probablemente no que queden por mucho."

"Está bien," Kurt dijo. "¿Qué es eso?"

"¿Qué cosa? ¿La valla?"

"No." Kurt se giró y golpeo a Sebastian en el brazo, sonriendo cuando escucho el quejido petulante, "¡Ow!"

"Rumspringa," Kurt repitió. "¿Qué es eso?"

"Es una cosa de los Amish al llegar a la mayoría de edad," Sebastian explicó. Intentó soltarse de Kurt para sobar su brazo adolorido, pero Kurt no lo dejo, agarrándolo de las muñecas firmemente y encerrándolas de nuevo alrededor de su cintura. Kurt podía sentir la risa de Sebastian resonar en todo su cuerpo. "Estos chicos Amish abandonan sus granjas y experimentan vivir en la ciudad. Ya sabes, ver de primera mano los peligros de nuestra malvado y corrupto estilo de vida, y luego regresan a arar los campos y a construir graneros."

"¿Cómo sabes todo eso?" Kurt dijo, preguntándose si algunos de los chicos Amish había aprendido algo de 'el corrupto estilo de vida' gracias a Sebastian mientras vacacionaba.

"Julian conoció a una par de ellos hace un tiempo. Me dijo que habían dos cosas que los chicos Amish hacían cuando venían a la costa."

"¿Y eso era?" Kurt sintió como si le estuvieran tirando un diente, obteniendo las respuestas de Sebastian poco a poco.

"Bueno, lo primero obviamente es ver el océano." Kurt podía escuchar a Sebastian girar los ojos.

"¿Y lo segundo?"

"Fiestas… sexo… drogas y alcohol."

Kurt asintió.

"Esas son cuatro cosas," dijo, contándolas con los dedos para que Sebastian pudiera verlo.

"Si, pero, como que vienen todas juntas." Sebastian mordisqueó la oreja de Kurt, encantando cuando Kurt saltó un poco hacia sus brazos.

Kurt observó a las chicas agitar sus brazos de nuevo, esta vez despidiéndose, caminando hacia la valla que conducía al lado público de la playa. A Kurt no le importó que esas chicas inocentes y de grandes ojos pronto estarían a la caza de drogas y sexo. Se están independizando, yendo contra las tradiciones, liberándose de las ataduras de la sociedad opresiva y controlada por la religión, y esperando que encuentren el coraje para explorar un nuevo estilo de moda. Kurt sintió un inesperado sentido de camaradería con ellas. Kurt las observó alejarse, con un último aleteo de sus faldas azotando mientras se perdían de vista.

Un cómodo silencio cayo entre ellos, y Kurt se hundió en el, feliz de saber que aun podía compartir esos momentos, que aún podían ser ellos mismos, cuando podían conversar y coquetearse y molestarse y a veces solo disfrutar el silencio.

Pero Kurt también ya estaba listo para independizarse.

"¿Así que, que quieres hacer hoy?" Kurt preguntó, saltando con entusiasmo sobre la punta de sus pies ante la idea del principio de sus vacaciones.

"Bueno, necesitamos ir por comida porque estuve revisando y todo lo comestible que tenemos es una bolsa de galletas a medio comer y una lata de queso."

"Suena maravilloso," Kurt se burló juguetón.

"Aparte de eso, estaba esperando que me dejaras jugar a ser capitán del crucero." Sebastian se balanceo lentamente al ritmo de las olas, el agua chocaba más sutil mientras el tiempo pasaba y mucho más lejos de la costa. Kurt cerró sus ojos y se movió con él, dejando que Sebastian lo guie, incluso aunque se trate de un marco pequeño en la arena. "Hay un par de cosas que absolutamente no podemos hacer hasta que todos estén aquí, pero si no te molesta seguirme la corriente, tuve un repentino golpe de inspiración mientras tú estabas aquí jugando en la arena…"

"Oh por favor dime que eso no es un código para decir que 'tuviste una idea mientras te estabas masturbando'" Kurt gruñó.

Sebastian se rió, sus hombros temblaban, su cuerpo entero vibraba, y Kurt sintió orgullo de ser el causante de provocar eso en él.

"Aun con lo sexi que suena… no." Sebastian volvió a girar a Kurt para atraparlo entre sus brazos. "Solo confía en mí. ¿okay?"

Los ojos verdes de él eran suaves, su rostro casi suplicante, pidiéndole a Kurt sin palabras que lo dejara hacer esto a su manera, dándole la oportunidad de intentarlo y hacerlo bien.

Kurt suspiró dramáticamente, girando el cuello en sus hombros.

"Oh, está bien," Kurt gimió. "Si es tan importante para ti… especialmente dado que todos sabemos que tengo un amplio y profundo conocimiento de todas las cosas que pueden suceder aquí."

Aunque para ser totalmente honestos, Kurt sí tenía algo en mente, e incluso aunque su rostro estaba entumecido por el frio, pudo sentir como sus mejillas se volvían más rojas que un cartel de 'pare'. Sebastian se di cuenta del sonrojo, viendo inmediatamente como avanzaba hacia su cuello hasta las raíces de su cabellera. Ladeo su cabeza curiosamente, esperando a que Kurt siguiera hablando, pero los labios de Kurt permanecieron cerrados.

Sebastian empezó a caminar hacia atrás, guiando a Kurt a lo largo del sendero de vuelta a la casa.

"Entonces arreglémonos para salir a la carretera. Tenemos aproximadamente una hora de viaje al interior, y sería buena idea empezar antes que haga demasiada calor."

Kurt asintió, enfriando un poco el color de sus mejillas mientras intentaba adivinar que tendría planeado Sebastian. Hicieron su camino de regreso en silencio mientras la mente de Kurt se llenaba de posibilidades. Justo antes de alcanzar la habitación, Sebastian se giró y se topó con Kurt nariz con nariz.

"Oh, y Kurt…" Sebastian susurró, su voz era casi un ronroneo. "Vístete para ponerte sucio."

Kurt quería oponerse a la idea de ponerse sucio, pero las palabras no tenían sentido, se alojaron en la garganta y se detuvieron al sur de sus cuerdas vocales ante la sutil ardiente mirada de Sebastian.

Repentinamente, ponerse sucio no sonaba como una cosa tan indeseable.