¡Hola!

Bueno, esto es solo un two-shot que escribí para navidad. La idea estuvo dando vueltas en mi cabeza durante una semana y después de preguntar en un capitulo de Murder House si les gustaría que publicara algo decidí hacerlo xD Sí, lo sé, tanto el titulo como el summary son un asco :P pero no se me ocurrió nada mejor c:

Está escrito desde el punto de vista de Bonnie para no sé... darle mas emoción (? También hay un muy leve FreddyxChica.

Creo que está de mas decir que los personajes no son míos, sino de Scott Cawthon.

¡Espero que les guste!


Hago una mueca mientras permanezco de pie en el umbral de la puerta de la habitación de mis padres; mamá está haciendo las maletas mientras papá llama al aeropuerto.

— ¿Enserio tienen que ir? —Pregunto, aunque ya sé la respuesta.

—Sabes que sí, Bon. —Me responde ella mientras cierra la maleta.

Me doy la vuelta y voy a mi habitación. Acabo de llegar del instituto y me dan la noticia de que tendrán que viajar por trabajo y que no regresaran hasta nochebuena. No es que me moleste demasiado que tengan que irse, pero ¿por qué precisamente en esta época? Admito que mi espíritu navideño no es el mejor, pero de verdad me habría gustado que se quedaran aquí.

Entro a mi habitación y dejo caer mi mochila sin cuidado; camino un poco y me doy cuenta de que sobre mi cama hay una maleta. ¿Quién la ha puesto ahí? Me acerco y veo que dentro hay ropa mía.

— ¡Mamá! —Grito y segundos después ella se asoma por la puerta.

— ¿Qué pasa?

— ¿Qué hay con esa maleta? —Digo mientras señalo el objeto. Ella me sonríe.

—No pensaste que íbamos a dejarte solo, ¿cierto?

¡Si! ¡Sabía que no podían ser tan malos padres! Van a llevarme con ellos.

— ¡Genial! Porque a pesar de que tengo dieciocho no creo poder quedarme solo. —Digo, siguiéndole la corriente a mi madre.

—Empaca lo que te falte. Pasaremos a dejarte antes de ir al aeropuerto.

Mi sonrisa se desvanece. ¿Qué mierda acaba de decir? ¿No van a llevarme con ellos? Doy un respingo y corro detrás de ella.

— ¡No necesito una niñera! —Exclamó entrando a su habitación.

—No vas a quedarte solo, Bonnie. —Dice mi padre.

—Además acabas de decir que no crees poder quedarte solo. —Añade mi madre.

Mierda.

Bufo y les lanzo a mis padres un par de miradas suplicantes, pero ellos ni siquiera me miran.

Regreso a mi habitación resignado a no viajar hoy. Arrojo algunas cosas dentro de la maleta de mala gana y la cierro con fuerza.

Bajo las escaleras lentamente con la maleta a rastras. Mis padres me esperan en la puerta.

Subimos al auto y mientras mi padre conduce, mamá se pone a recordarme las reglas básicas de comportamiento.

— ¿Con quién voy a quedarme? —La interrumpo, cayendo en cuenta de que no tengo idea de con quien voy a pasar las siguientes dos semanas.

—Con Lauren Olsen. —Me responde. Sé quién es, ha sido amiga de mi madre durante mucho tiempo, puedo decir que desde antes de que yo naciera. De pronto, recuerdo el pequeño detalle que hace que odie ir a visitarla junto a mi madre: el hijo de la agradable Lauren Olsen, Foxy.

No es que él no me agrade, de hecho es todo lo contrario. ¿Cómo se supone que viva bajo el mismo techo que mi amor platónico?

Oh, mierda, no puedo quedarme ahí. Tengo que hacer algo.

— ¡Puedo quedarme en casa de Freddy! ¡Estoy seguro que no le molestara! —Prácticamente grito, atrayendo la atención de mis padres.

—No. Ya la llamé y ella dice que estará esperando a que lleguemos.

— ¡No quiero quedarme en la casa de alguien a quien no conozco! —Técnicamente, sí que les conozco, por lo menos a Foxy, ¡y no tiene nada que ver con que haya estado enamorado de él desde hace dos años!

—Bonnie, ya te lo dijimos, no vas a quedarte solo y no vas a irte con Freddy. —Dice mi padre con tono molesto y decido que es mejor que me calle de una vez.

Resopló y regreso a mi lugar mientras recuerdo como empezó mi pequeño enamoramiento por Foxy Olsen.

.

.

.

Fue poco antes de cumplir dieciséis. Ese día hacia demasiado frio y había como unos diez centímetros de nieve en el patio del instituto. Freddy había estado quejándose toda la mañana sin parar de que podría haberse quedado en su casa a dormir en lugar de ir a congelarse.

Nos habían dicho durante el transcurso de la primera hora que los profesores no iban a dar clase ese día ya que tenían una junta, pero que no podíamos irnos por políticas de no sé qué.

—Ahora debería estar en mi cama viendo una película en vez de estar muriendo de frio en este horrible lugar. —Se quejó.

—Te entiendo Freddy, lo hice desde que lo dijiste la primera vez hace tres horas. —Respondí sentándome en una de las bancas, estremeciéndome al sentir el frio del metal traspasar la tela del uniforme y golpear contra mi piel.

Freddy se quedó de pie mientras le daba un sorbo al café que había comprado minutos antes en la cafetería.

Una persona llamó mi atención, voltee a ver a mi amigo y al darme cuenta de que no se había percatado de la presencia detrás de él, decidí decírselo yo.

—Date la vuelta. —Le dije y el obedeció, aunque lentamente. Al ver a la persona que estaba detrás de él regresó a su antigua posición.

— ¡Idiota! —Me reí ante el comentario. Chica es rubia, bajita, de ojos violetas, muy amable y además, la persona que logró conquistar el amargado corazón de mi amigo con complejo de oso en plena hibernación. —Algún día, cuando te enamores de alguien voy a hacerte la vida imposible.

Me encogí de hombros ante su amenaza, sin dejar de reír, ganándome un golpe en el brazo.

Un par de horas después, estábamos en el aula de química haciendo lo mismo que el resto del día: nada.

El ambiente estaba muy animado a pesar del frio que se sentía en el lugar. Gracias al movimiento de mis compañeros el aire se había calentado un poco y ya no estaba temblando.

Freddy estaba durmiendo en su pupitre, delante de mí. Se había cubierto con una de las chaquetas perdidas que el profesor de química guardaba en una caja al lado de su escritorio, para que así el dueño pudiera reclamarla.

Estaba seguro de que tenía los audífonos puestos, porque ni siguiera los golpes de los libros contra los pupitres o la voz de algunos de nuestros compañeros gritando lo hacía despertar.

Mi teoría de que Freddy es la reencarnación de un oso cada vez se volvía más creíble. Es decir, toma diez horas del día para dormir, come de una forma que no es normal –aunque no sube de peso- y apenas comienza el otoño sus energías desaparecen.

Yo estaba jugando con mi celular cuando la puerta del salón se abrió y entró un chico de cabello rojizo que, obviamente, no pertenecía a nuestro grupo.

No pude apartar mi mirada de él desde que vi su rostro. Un par de chicas lo saludaron y el respondió con amabilidad. Sin darme cuenta comencé a jalonear a Freddy para que despertara.

— ¡Freddy! Despierta. —Dije mientras lo movía. Él se dio la vuelta y me dirigió una mirada molesta mientras colocaba la chamarra que había estado cubriéndolo entre nosotros dos.

— ¿Qué? ¡Estaba muy cómodo! —Respondió con tono adormilado.

— ¿Quién es él? —Pregunté señalando con la cabeza al chico pelirrojo. Freddy se dio la vuelta para poder verlo.

— ¿No lo conoces? Es Foxy Olsen, es un año mayor que nosotros, es bastante popular.

Desvié mi mirada hasta él en el momento en que el volteaba en nuestra dirección. Le dijo algo a una chica y después de eso bajé la mirada a mi celular. Freddy fijó su vista en mi rostro.

—Ah, disculpen. —Escuché una voz femenina. Volteé a verla, dándome cuenta de que era la chica con la que Foxy había estado hablando segundos antes y que, para mí –maldita- suerte, él estaba detrás de ella. — ¿Podrías darme esa chaqueta? El dueño ha venido a buscarla.

Freddy me miró y yo no pude evitar reírme. Joder, iba a tener con que molestarlo por semanas.

—Cierra la boca. —Me regañó, haciendo que mi risa aumentara un poco más.

Mi amigo le extendió la prenda, algo molesto y murmuró un leve 'lo siento, no pensé que fueran a buscarla tan pronto'.

—No importa. —Le respondió el sonriendo amablemente y se fue.

—'No pensé que fueran a buscarla tan pronto' —Imité el tono de Freddy con burla y el, en forma de respuesta, me dio un golpe en el brazo.

Después de eso se volvió normal para mí ver a Foxy en los pasillos, pero nunca le saludé ni nada de eso. Todo en él me era atractivo, y tuve que convencerme de que la atención que le ponía era gracias a la fascinación de su aspecto.

Meses después acepté que la 'fascinación' del principio se había convertido en un terrible enamoramiento. No sé cómo, pero Freddy se enteró de eso y fue el infierno mismo.

Fue una gran sorpresa cuando, obligado por mi madre, durante una visita a la casa de Lauren Olsen lo vi. Recuerdo que casi me desmayo al ser presentado animadamente por su madre como 'El adorable hijo de los Winston'

Cuando Foxy se graduó tuve que aceptar que mi amor no pasaría de algo unilateral de lo que él nunca se enteraría.

.

.

.

—Llegamos. —La voz de mi madre me despierta de mi ensueño. Bajo del auto y la sigo después de despedirme de mi padre.

Se detiene frente a la puerta, toca el timbre y esperamos unos segundos.

— ¡Hola! Me alegra que hayan llegado, pasen. —Nos invita la señora Olsen.

—Te agradezco que hagas esto, Lauren. No queremos que Bonnie se quede solo durante esta época.

—Oh, no te preocupes. —Sonríe. —Estará bien con nosotros.

—Te veo en dos semanas, Bonnie. —Dice abrazándome. Yo me rio y le correspondo.

—Está bien. Tengan cuidado. —Le digo cuando nos separamos.

—Hasta luego, Lauren. —Se despide y se va. La señora Olsen cierra la puerta y me sonríe.

—Bueno, ¿te parece si te muestro tu habitación? —Pregunta y yo asiento. —Ven.

Me lleva al segundo piso y pasamos un par de puertas hasta que ella se detiene.

—Es aquí. Ponte cómodo, mi hijo llegará en un rato. —Añade sonriendo para después irse. Suspiro y dejo mi maleta en el suelo. La cama es grande y las paredes son de color crema, cubriendo el piso completamente se encuentra una alfombra marrón oscuro, y los muebles que hay son casi del mismo color que la alfombra. Hay algunos cuadros en la pared, también hay un espejo, una televisión de pantalla plana y un escritorio.

Recojo mi maleta y la llevo a la cama, para sacar todo y guardarlo en el armario.

Paso un rato acomodando mis cosas hasta que mi celular comienza a sonar, indicando que tengo una llamada. Es Freddy.

— ¿Hola? —Respondo.

Tengo un problema. —Dice algo preocupado. —Invité a Chica a salir.

El tono de voz con que lo dice, y el solo imaginarme la cara que tiene me hace reír; escucho su voz riñéndome.

— ¿Qué tiene eso de malo?

¡¿Cómo que qué tiene de malo?! ¡La invité a salir!

— ¿Acepto?

¡Si! —Vuelvo a reírme y el suspira.

—Solo llévala a algún lugar… el cine, un restaurante, lo que sea.

Oye, gracias. Nunca se me hubiera ocurrido. —Dice con sarcasmo.

—Escucha, yo si tengo un gran problema.

¿Qué?

—Mis padres se fueron de viaje y regresarán hasta Nochebuena, y como creen que no puedo cuidarme solo me dejaron con una amiga de mi madre… a ver si captas, su apellido es Olsen.

Joder… ¿Vas a dormir bajo el mismo techo que tu platónico? —Se ríe.

Me alejo un poco el celular del rostro y suspiro.

—Es serio, Fazbear. ¿Cómo voy a sobrevivir?

Solo pórtate normal, no hagas chistes idiotas y cómete todo lo que te den para cenar.

—Ah, deberías cobrar por dar consejos, Freddy, eres realmente bueno en esto. —Digo con sarcasmo y él dice que todo estará bien antes de colgar diciendo que tiene otra llamada.

Suspiro y me recuesto en la cama. ¿Qué voy a hacer? ¡Ni siquiera podré hablar con normalidad! Tengo que tranquilizarme, no quiero parecer un idiota.

Escuchó como alguien toca la puerta y voy a abrir. Es la señora Olsen.

—La comida está lista. Baja cuando termines.

—Claro, gracias.

Voy al comedor un par de minutos más tarde y el olor de lo que sea que estén cocinando es delicioso.

—Ah, Bonnie. Siéntate, solo falta Foxy.

Asiento y mis nervios aumentan. Escojo un lugar y me siento, todo con movimientos torpes.

La señora Olsen lleva los platos a la mesa y al ver que su hijo no ha llegado va a buscarlo. Se escuchan un par de pisadas fuertes y después una voz masculina diciendo 'ya voy, deja de apresurarme'

Bajo la mirada hasta el plato que está frente a mí y espero.

— ¿Qué hay para comer?

—Está en la mesa, date prisa.

Escucho un gruñido y después alguien entra en la habitación. Quiero girarme y saludar, pero se quién es, y no quiero parecer un idiota.

Foxy se sienta frente a mí y me mira fijamente.

—Hola… —Saludo.

El asiente como respuesta y me sonríe. Juro que casi me derrito en la silla.

Su madre aparece y se sienta con nosotros.

— ¿Tus padres dijeron porque tenían que viajar? —Pregunta después de un rato de silencio en el que los tres hemos estado comiendo silenciosamente.

—Dijeron que tenían que ir a supervisar un plantel en Florida que está produciendo menos que los otros. —Explico sencillamente tratando de disimular mis nervios al tener la mirada de Foxy sobre mí.

—Oh, entiendo. ¿Viajan mucho?

—Normalmente una vez al mes, pero sus viajes duran dos o tres semanas.

— ¿Qué tal tú? ¿Qué estás estudiando?

—Oh, aun me falta un año para graduarme. —Sonrío. —Pero me gustaría estudiar administración de empresas.

— Que bien. —Responde sonriendo y nos quedamos en silencio de nuevo.

En la habitación solo se escuchan los golpes de los cubiertos contra la porcelana de los platos.

Mi celular comienza a sonar y yo lo tomo para ver quién es, encontrándome con el nombre de mi amigo. Joder, ¿Qué mierda le pasa a Freddy hoy? Bueno, supongo que son sus nervios por tener que salir con Chica.

Rechazo la llamada y vuelvo a mi plato.

— ¿No vas a contestar? —Me pregunta la señora Olsen.

—No, es solo mi amigo, pero no creo que sea importante.

Ella asiente y después voltea con su hijo.

— ¿Qué tal tu día, Foxy?

—Bien. —Responde, pero con su mirada clavada sobre mí. —Aunque tengo que terminar un proyecto para mañana.

—Oh, está bien, avísame si necesitas algo.

Después de eso volvemos al silencio, que dura hasta que todos terminamos de comer. La señora Olsen recoge los platos y yo me ofrezco a lavarlos, cosa a la que ella se niega. Foxy sube a su habitación y yo decido regresarle la llamada a Freddy.

—Muchas gracias por la comida, estaré arriba por si necesita algo. —Ella asiente sin dejar de sonreír.

Mientras subo las escaleras llamo a Freddy, y él me contesta un par de tonos después.

¡Te necesito! —Dice algo preocupado del otro lado de la línea, cosa que no es nada común.

—Estaba comiendo. —Respondo con simpleza. — ¿Qué quieres?

¿Qué me pongo? —Dice bajito y sin poder evitarlo me rio.

—Ponte cualquier cosa.

¡No puedo! ¡Tengo que verme bien!

— ¡Cualquier cosa te quedará bien! Solo piensa que vas a verte conmigo. —Digo riendo mientras paso frente a una habitación, cuya puerta se abre.

Subo la mirada avergonzado. Por no poner atención he terminado frente a mi maldito amor platónico.

Me hago hacía atrás para dejar que él pase, pero al parecer piensa en lo mismo y retrocede. Aun con Freddy en la llamada doy un paso hacia el frente para seguir caminando, cosa que se ve interrumpida cuando él hace lo mismo y nos chocamos.

No puedo ver mi rostro, pero sé que estoy sonrojándome y eso no significa nada bueno. En mi defensa puedo decir que nunca había estado tan cerca de él y mi comportamiento es totalmente normal… Joder, ¡Incluso puedo olerlo!

Se ríe y retrocede de nuevo, dejándome pasar. Le sonrío y sigo caminando.

Entro a la que será mi habitación por las próximas dos semanas y después de ponerle seguro a la puerta me lanzo en la cama, cubriéndome el rostro con los brazos. ¿Cómo pasó eso? ¡El pasillo ni siquiera es estrecho, podríamos haber pasado los dos sin problemas!

— ¡Bonnie! —La voz de Freddy proviniendo de mi celular me regresa al mundo real.

—L-lo siento… ¿Qué…?

¿Qué te pasó?

—Ah… yo creo que…. ¡No puede ser!

¿Qué?

— ¡Tropecé con ya sabes quién en el pasillo!

Escucho su molesta risa y me siento en la cama, molesto.

— ¡Que te den!

Oye, tranquilo… Por lo menos ya lo tocaste, ¿no?

No le respondo porque me quedo reflexionando lo que dice.

¡Lo toqué!

Ah, coloco una de mis manos sobre mi boca para contener mi sonrisa y me dejo caer de nuevo en la cama.

—Hablamos luego, Freddy. —Digo por último y cuelgo.

Gracias a Freddy pude llegar a la conclusión de que tal vez no sea tan malo tener que vivir dos semanas bajo el mismo techo que Foxy.

.

.

.

Mis padres me han llamado hace rato. Mamá me pidió que fuera amable y cuidadoso con todo lo que digo para evitar problemas, y que además debo ayudar con los deberes. Después de un rato de estar diciendo cosas a las que sencillamente no puse atención, mi madre me pidió que le llevara el celular a la señora Olsen, quien estaba en la cocina.

Ahora estoy sentado en la escalera, esperando a que termine de usar mi teléfono.

No me molesta que esté usándolo, pero lo necesito para llamar a Freddy y poder preguntarle qué pasó con Chica, por eso terminé sentado en la alfombra que cubre la escalera, jugando con mis dedos y contando los cuadros que hay en la pared.

Escucho pasos detrás de mí y enfoco mi vista en mis manos. Siento la presencia de Foxy sentarse a mi lado.

Ay, no. ¡No estoy preparado mentalmente para una conversación con él!

— ¿Qué haces? —Pregunta cuándo se encuentra al mismo nivel que yo. Ah, su voz es tan atrayente.

—Ah… estoy esperando a que tu madre termine una llamada. —Digo con un tono un poco más frio de lo que me proponía.

— ¿No tienes nada mejor que hacer?

—Tengo que usar mi teléfono. —Volteo a verlo y el sigue hablando, pero no me entero de lo que dice porque no puedo evitar que en mi mente lo que domine sea pensamientos acerca de su embriagante olor.

Él ha terminado de decir lo que sea que haya sido y espera mi respuesta.

— ¿D-disculpa? —Pregunto y él se ríe.

—Te pregunte que si te sientes incomodo por estar aquí, ya sabes… una casa que no conoces…

—Ah… si, a decir verdad me siento muy extraño. —Digo sonriendo.

—Es normal. —Suspira, y parece que va a decir algo más, pero su madre aparece y me entrega mi celular.

—Gracias, Bonnie. Lamento la tardanza.

—No importa. —Sonrío y me levanto para regresar a mi habitación.

—Si quieres tomar un baño puedes hacerlo. —Añade ella y yo asiento, dándole las gracias.

Suspiro y llamo a Freddy, que me dice que las cosas con su cita han ido bastante bien y que quedaron el domingo de nuevo. Honestamente me alegro por él; ha estado enamorado de Chica desde hace unos cuatro años y al fin pudo hablarle.

Después de tomar una ducha rápida voy a dormir, aun pensando en que después de todo, tendré que agradecerles a mis padres que me hayan traído aquí.

.

.

.

Han pasado cuatro días desde que mis padres me trajeron a casa de los Olsen. Debo admitir que las cosas han ido mucho mejor de lo que me esperaba.

Han suspendido las clases hasta nuevo aviso gracias a la nieve que ha estado cayendo cada noche desde hace un par de días y que se ha acumulado en las calles.

Ahora me encuentro ayudando a la señora Olsen a decorar el árbol de navidad, y en general, todo el lugar.

Su casa me parece muy bonita, no es que la mía esté mal, pero esta en particular es más cálida. La sala de estar tiene piso de madera y las paredes están pintadas de color crema. Hay una chimenea enorme frente a la entrada y una alfombra cubre el área donde se encuentran los sofás; también hay una ventana grande cubierta por unas cortinas, también está un asiento donde hay algunos cojines, y por último, sobre la chimenea hay una televisión.

El pino que la señora Olsen ha comprado es natural, más alto de lo que me parece normal y ha llenado la habitación con su particular olor.

Dice que falta poco para que Foxy llegue y que debe ir a preparar la comida. Reviso mi celular para ver la hora y continúo colocando las esferas en el pino. Hemos terminado llenando casi toda la casa de escarcha para 'entrar en el papel'

Mis padres me llaman una vez al día para asegurarse de que estoy comportándome correctamente y mi madre aprovecha esto para hablar con la señora Olsen un rato.

No he hablado mucho con Foxy porque siempre que estamos a solas termino diciendo una estupidez. Lo último que me dijo fue ayer durante la comida y fue solo un decepcionante 'pásame el aderezo, por favor' Joder, y yo que me había convencido de que podría hablar con él normalmente antes de tener que irme; ahora no creo que eso sea posible.

Escucho la puerta abrirse después de un rato después de que la señora Olsen se fue a la cocina y lo que sigue es la voz de Foxy gritando que está en casa.

Se asoma a la sala de estar y me saluda como cada día, a lo que yo respondo con una sonrisa. Va a sentarse en el sofá más grande y saca un libro de su mochila, comenzando a pasar las paginas lentamente.

Me doy la vuelta y sigo con lo que estaba haciendo antes, que es intentar colocar la escarcha en la parte superior de la chimenea. Mi pobre estatura no me deja llegar a la altura y tengo que estirarme para alcanzarla, cosa que tampoco sirve de mucho. ¡Incluso estoy sobre un banquillo!

— ¿Necesitas ayuda? —Pregunta mi amor platónico desde el sofá, con voz burlona.

—Estoy bien. —Respondo sin detener mis intentos por llegar a la altura.

Escucho como se levanta y se acerca a mí después de dar un suspiro. Giro la cabeza para verlo y decirle que puedo hacerlo solo, pero él me toma por el brazo, jalándome hacia abajo, después me aparta un poco y me quita la escarcha de las manos.

— ¡O-oye!

—Déjame hacerlo.

Bufo y me mantengo atrás. ¡El maldito pudo ponerla en el primer intento! ¡Y ni siquiera tuvo que estirarse!

Se gira y me observa con una expresión burlona mientras regresa a su antiguo puesto en el sofá y vuelve a tomar el libro.

La señora Olsen se asoma y nos dice que pronto estará la comida, pero que debemos terminar de decorar mientras ella se encarga de los detalles faltantes.

—Bien, ¿Qué quieres hacer primero? —Pregunta Foxy, mirando la caja llena de adornos.

— ¿Colocar la alfombra? —Digo, más como una sugerencia que como afirmación.

El asiente y toma la alfombra que su madre ha traído antes. Yo levanto la que estaba cubriendo el piso y el extiende la nueva, que en comparación con la otra, de color marrón, esta es mucho más alegre.

—No está mal. —Murmura mientras la mueve un poco con el pie. La alfombra es roja con algunos detalles en dorado y cubre un poco más de la superficie de madera que la otra.

Seguimos acomodando algunas cosas hasta que acabamos con todo lo que había en la caja que, por cierto, la señora Olsen bajó del ático. Foxy exhala pesadamente.

—Ven, vamos a la cocina. —Dice mientras comienza a caminar conmigo detrás.

Entramos a la cocina cuando la señora Olsen termina de llevar los platos al comedor.

—Vayan a lavarse antes de comer. —Ordena dándose la vuelta para dirigirse al comedor.

Tanto Foxy como yo obedecemos. Caminamos por el pasillo que conduce al baño y el entra primero, por lo que permanezco afuera.

— ¿Qué haces?

—Voy a esperar a que termines.

— ¿Qué? Solo hay que lavarnos las manos. —Ríe. —Ven.

Obedezco y entro algo inseguro. Mientras él está concentrado en el agua yo no puedo evitar fijar mi vista en él, ayudándome del reflejo en el espejo frente a nosotros. El voltea antes de que yo aparte la mirada, por lo que nos quedamos quietos viéndonos fijamente por unos segundos que me parecen eternos.

Oh, sus ojos de verdad son lindos. No es común ver a personas con los ojos color ocre.

Aparto la vista para secarme las manos y salgo antes que él.

Voy al comedor y me siento en el mismo lugar en el que he estado haciéndolo desde que llegué a esta casa.

Comenzamos a comer mientras la señora Olsen nos habla de los planes que tiene para la nochebuena y navidad. Un rato después suena el teléfono y Foxy se levanta para contestar, no sin antes soltar un gruñido.

—Mamá, es para ti. —Aparece después de unos segundos.

La señora Olsen se levanta y va a tomar la llamada, dejándonos solos en el comedor.

Minutos más tarde ella aparece, su expresión denota que está preocupada. Nos mira por un par de segundos y se dirige a Foxy.

—Al parecer tu tío empeoró. —Dice con la voz apagada. —Tengo que ir a verlo.

Él se levanta y asiente.

—Bonnie, ¿podrías llamar a tu madre? —Dice, girándose a verme.

.

.

.

Llamé a mi madre y la señora Olsen ha estado veinte minutos explicándole que ha surgido un improvisto y que tendrá que viajar. No creo que mi madre le dé problemas, ella mejor que nadie sabe que ese tipo de cosas pueden pasar.

Foxy y yo estamos en la sala esperando a que ella termine la llamada.

— ¿No tienes problema quedándote solo conmigo? —Pregunta el, clavando su mirada en mí.

No puede ser… ¿Qué hice para merecer esto? ¿Es el karma por haberme reído de Freddy todos estos años? Me recompongo rápidamente y tratando de verme normal le respondo lo más desinteresadamente que me es posible.

—Ah, no, no me importa.

El asiente y se gira al ver a su madre entrar en la habitación.

—Bonnie, lamento tener que irme, pero esto es importante. —Comenta mientras lleva sus manos a su pecho y me mira, algo afligida. —Tendrás que quedarte con Foxy hasta que regrese.

—No se preocupe, estaremos bien. —Le digo con tranquilidad, pero por dentro estoy hecho un manojo de nervios. ¿Qué mierda voy a hacer a solas con él?

.

.

.

Han pasado solo cinco horas desde la llamada que le hicieron a la señora Olsen. Justo ahora estamos en la puerta de la casa despidiéndonos de ella.

Ha conseguido un boleto para el próximo vuelo a Pensilvania, que sale en un par de horas. Prometió llamarnos apenas llegue al lugar en donde va a hospedarse. Foxy no parece muy afectado por el repentino viaje de su madre y entra en la casa apenas ella se marcha en el taxi.

Entro a la casa y puedo escuchar el portazo que ha dado Foxy al entrar en su habitación. Bueno, tal vez lo esto lo ha afectado un poco más de lo que yo creía.

Pienso en que debería ir a consolarlo, o algo así, pero no creo que me tenga la suficiente confianza para hacer eso, así que deshecho la idea.

Suspiro y voy a cumplir con la tarea que la señora Olsen le encargó a su hijo: limpiar la cocina.

Después de acomodar todo recibo una llamada de Freddy. Le contesto y le pido que espere un poco; corro hasta mi habitación y cierro la puerta.

—Listo.

¡Chica me llamó!

— ¿Enserio? ¡¿Y qué pasó?!

Dijo que solo quería hablar conmigo y terminé invitándola a salir de nuevo.

—Bueno, ya saliste con ella dos veces, ¿Cuál es el problema?

Terminamos arreglando una cita doble, ya sabes, Chica y yo, su amiga y tú.

Tardo un poco en procesar lo que acaba de decirme, y cuando lo entiendo bien, replico.

— ¿Qué? ¡¿Qué mierda, Fazbear?!

¡Lo siento! Solo lo dije así…

—No puedo… lo siento, tengo un problema mayor justo ahora.

¡Por favor, Bon!

—Escucha, la señora Olsen tuvo que viajar y ahora estoy solo con ya sabes quién.

La risa de Freddy resuena casi inmediatamente y yo bufo por la actitud infantil de mi amigo.

Bueno, por lo menos puedes aprovechar la privacidad con él, ¿no? —Pregunta con su típico tono burlón y yo me avergüenzo por su comentario.

—No es gracioso, idiota.

Ven a la cita, por favor. —Dice cambiando de tema y yo suspiro.

¿Está bien que vaya? Es decir, no creo que haya mucho problema en andar por ahí en una cita doble, pero ¿Cómo voy a decirle a Foxy que voy a irme apenas se fue su madre?

—Bien. Iré.

Eres el mejor, ¿lo sabias?

—Me debes una grande, idiota.

Mi amigo me dice donde tengo que verlo y a qué hora. Reviso el reloj, aún faltan cuatro horas para la jodida cita y tengo que ir a avisarle a Foxy.

Salgo al pasillo y toco la puerta de su habitación. Pasan unos segundos hasta que la puerta se abre.

—Hola, uh… lamento molestarte, solo quería decirte que voy a salir en un rato.

El me mira fijamente con una expresión seria y siento como si me encogiera.

—No puedes. —Dice serio después de unos eternos segundos.

— ¿P-por qué?

—Tu madre pidió que no salieras.

—No soy un niño, puedo cuidarme... Además voy a estar con mis amigos.

Sin apartar su mirada de mí, el da un paso y sale completamente de su habitación, quedando más cerca de mí.

— ¿A qué hora saldrás?

—A las seis.

—Bien, tienes que regresar antes de las diez.

— ¿Disculpa?

—Escucha, mi madre me pidió que te cuidara y por ende, quien manda aquí soy yo. —Dice mientras su voz se vuelve unas pocas octavas más grave. —Tienes dos opciones, irte a las seis y regresar a las diez, o no salir y quedarte a hacerme la cena. ¿Qué eliges?

Joder, joder. ¡Nunca me habría imaginado que tiene este tipo de faceta! Se ve tan… espera, ¿acaba de decir que debo prepararle la cena?

— ¿A las diez? —Pregunto estúpidamente, el asiente. —Bien.

Me doy la vuelta para regresar a mi habitación y antes de que él entre de nuevo a la suya, me giro y añado un comentario un poco idiota si lo piensas bien.

—Ni pienses que voy a hacerte la comida mientras tu madre no está.

Se ríe roncamente y entra a su habitación, no sin antes agregar un 'Lo que tú digas'.

.

.

.

Me encuentro caminando con Freddy mientras nos acercamos al lugar donde ha quedado con Chica. Antes de salir Foxy me ha recordado que debo llegar a las diez.

Nos quedamos quietos frente a una fuente y continúo hablándole a mi amigo sobre mi estancia en casa de los Olsen.

— ¡Y entonces dijo que tenía que regresar antes de las diez, e incluso tuve que darle mi número de teléfono y el de mis padres!

— ¿Y qué va a hacerte si no lo obedeces?

—Ah… no lo sé. ¡Pero no quiero comprobarlo! El da miedo, Freddy.

Se ríe, haciendo una mueca que me indica que no cree lo que le estoy diciendo y después revisa la hora en su celular.

Esperamos un par de minutos y ellas aparecen. A Chica la acompaña una castaña un poco más baja que ella; ambas llevan vestido y tacones. Debo ser honesto, Chica se ve genial y su amiga… bueno, ella está bien.

—Se llama Tiffany. —Me susurra Freddy segundos antes de que ellas lleguen con nosotros.

— ¡Hola! —Saluda Chica animadamente mientras se acomoda el flequillo detrás de la oreja.

Después de los saludos y presentaciones comenzamos a caminar con dirección al cine.

— ¿Está bien si vamos primero al cine? —Pregunta Freddy. Chica y Tiffany asienten.

Después de la película que, en mi opinión, ha sido una total pérdida de tiempo y dinero vamos a comer a un restaurante que Freddy dice que es bastante bueno, aunque termino comiendo menos de lo normal al ver los precios.

Casi no he hablado con Tiffany porque apenas le dije una palabra pude notar que es del tipo de personas que no son… ¿Cómo decirlo? ¿Compatibles conmigo? sí, eso.

Ni siquiera es de nuestra edad; ha dicho que tiene catorce años, casi quince, según sus palabras. ¿Cómo terminé saliendo con una niña de catorce años? No es que tener dieciocho sea mucha diferencia, pero es extraño, sobre todo porque tengo que explicarle los chistes que cuenta Freddy. Joder, tampoco es que sean muy difíciles de entender.

Además, ¿Cómo es que me conoce? Ni siquiera va en el instituto.

Después de ir al restaurante caminamos un poco por la plaza totalmente decorada para navidad y me incomoda la forma en que Tiffany se pega a mí y me impide caminar correctamente.

—Tus ojos son muy bonitos, Bonnie. —Dice aferrándose a mi brazo. — ¿Qué te parece si salimos de nuevo mañana?

— ¿Eh? Me encantaría, pero…

—Oye, Bon. ¿A qué hora tenías que regresar a casa?

—A las diez, —Respondo algo avergonzado. — ¿Por qué?

Freddy me muestra la pantalla de su celular, que indica que son las diez con treinta minutos. Me separo de Tiffany de golpe y me despido rápidamente de todos, disculpándome por tener que irme tan temprano.

Bueno, por lo menos me he librado de una segunda 'cita' con Tiffany. Solo espero que al idiota de Freddy no se le ocurra la grandiosa idea de darle mi número de teléfono.

.

.

.

Llego a la casa y al ver que la luz está encendida me preocupo un poco por el posible regaño que voy a recibir.

Mientras camino hasta la puerta comienza a nevar y reflexiono sobre lo que me espera apenas toque el timbre. Un momento… ¡él no tiene derecho a decirme nada! Apenas es un año mayor que yo y tampoco voy a permitir que me grite como si fuera mi padre.

Llamo a la puerta, decidido a no permitir que mi amor platónico me riña y tras unos minutos en completo silencio comienzo a desesperarme. ¿Ese maldito va a dejarme afuera toda la noche? ¡Pero está nevando!

Me quedo un rato pensando en lo que debo hacer, ¿Llamar a Freddy e ir a su casa a dormir? No, no quiero tener que aguantar sus burlas toda la noche. ¿Llamar a la señora Olsen? No, seguro está ocupada. ¿La policía? ¡No! Si hiciera eso probablemente a quien se llevarían sería a mí. ¿A mis padres? ¡Ja! Seguro dirán que me lo merezco por no obedecer.

Oh si, recuerdo la puerta del patio trasero, esa que Foxy siempre se olvida de cerrar con seguro y que en más de una ocasión se ha quedado abierta durante toda la noche.

Asegurándome de que ningún vecino me vea y pueda confundirme con un ladrón, corro hacia el patio trasero y para mi grandiosa suerte, la puerta está abierta.

Entro, sacudiéndome la nieve que ha comenzado a humedecer mi ropa y dirigiéndome a la escalera. Me asomo a la cocina para buscar algo de comida –porque la cena en el restaurante no ha sido suficiente- y veo algo en la mesa que me llama la atención. Es un plato con una rebanada pizza, al lado hay una nota que dice que mañana tendré que cocinar como castigo por llegar tarde.

No puedo contener mi emoción por el detalle de Foxy y comienzo a dar saltitos mientras tomo la rebanada de pizza. En realidad es algo bastante simple y que probablemente no tenga importancia, pero me alegra saber que ha pensado en mí.

Cuando termino con mi inesperada, pero agradable cena, me dirijo al segundo piso y al pasar frente a la habitación de mi amor platónico me detengo; la puerta esta entreabierta y puedo ver el interior.

La mínima iluminación no me permite apreciar los detalles del lugar, pero si puedo ver a Foxy sobre su escritorio, al parecer está dormido.

Abro la puerta con cuidado y camino sobre la alfombra gris hasta llegar a él.

Joder, todo el lugar está impregnado con su olor.

Permanezco de pie observando sus facciones relajadas. Acaricio su cabello sin pensar bien en lo que hago; ah, entiendo perfectamente porqué me enamore de él en primer lugar. Busco algo para poder cubrirlo y evitar que le dé frio durante la noche.

Sobre su cama hay un edredón que parece ser lo indicado para este momento. Con cuidado lo acomodo sobre él, intentando no hacer movimientos bruscos y cuando finalmente todo queda como yo quiero me alejo para seguir apreciando su rostro.

Algo se me ocurre y muevo mis manos nerviosamente, pensando en la extraña y descabellada idea que acaba de surcar mi mente.

Tal vez sea la única oportunidad que tenga en la vida. ¡Tengo que hacerlo! Vamos Bonnie, tu puedes hacerlo. Ha sido tu sueño desde hace dos años. ¡Solo será una vez!

Me inclino hasta estar a su altura y doy un rápido y corto beso sobre su mejilla, procurando no acercarme mucho a sus labios. Me incorporo microsegundos después, sin mucha delicadeza y salgo lo más rápido que puedo de la habitación, tropezando con una lámpara en el camino.

Entro en mi habitación a toda velocidad, aun sintiendo mis mejillas arder y me posiciono frente al espejo, avergonzándome cada vez más. ¿Cómo se supone que voy a verlo mañana a la cara?

Después de meditarlo un rato y conseguir tranquilizar los fuertes latidos de mi corazón voy a acostarme, sin poder borrar la sonrisa que se me ha formado desde que mis labios hicieron contacto con su piel.


¿Que les pareció?

Honestamente no creo que la trama tenga mucho sentido porque lo único que importa es el lemon xD pero quería darle un poco de profundidad a la relación de Foxy y Bonnie antes de ya saben qué 7u7. No desesperen, el porno viene en el segundo cap :D

Hasta ahora tengo escrita solo la mitad del segundo capitulo y espero poder terminarla antes del viernes ;) Si les gustó, por favor dejen sus reviews, si tienen alguna pregunta o comentario con respecto a la historia con gusto les responderé.

¡Muchas gracias por leer!

¡Nos leemos en un par de días!