Prólogo


- "Entre las principales tradiciones de las familias de sangre pura se encuentran los matrimonios concertados, es decir, acordados entre los progenitores de los involucrados. Inicialmente utilizados para asegurar la continuidad de la pureza de la sangre, tienden a desaparecer, si bien las familias más rígidas todavía los mantienen. Además de la descendencia, los padres buscan un compañero ideal para sus hijos, por lo que muchos matrimonios se acuerdan cuando se manifiestan los primeros vestigios de personalidad, es decir, en la pubertad, o incluso antes. Los partidarios de este régimen sostienen que el fin último es la preocupación por el bienestar de los involucrados y su felicidad futura".

¡PAF!

Alyssa cerró el libro de golpe y lo tiró sobre el escritorio, con un ademán de enojo poco usual en ella.

Preocupación por el bienestar de los involucrados y su felicidad futura… Que gran cantidad de excremento, por decirlo de alguna manera sutil. Si sus padres se preocuparan por su felicidad no hubieran acordado ninguna idiotez con los Flint. Y si quisieran que ella fuera realmente feliz, le darían su parte de la herencia y hasta luego, si te he visto no me acuerdo, muchas gracias.

Pero si había algo que había aprendido era que el mundo era injusto. De no ser así, existiría una poción alisadora inagotable, Potter no vendría en el paquete de ser amiga de Scorpius y el marrón no sería el color de la temporada, porque no resalta su cabello. Punto final. Ah, y Potter no tendría el pelo verde y no llamaría la atención más que ella. Y no, no son celos, por si estabas por preguntarlo. Ahora sí, punto final.

Un suave ¡Plop! interrumpió sus pensamientos.

- Ama… -comenzó la elfina doméstica tímidamente.

- Señorita, Dipsy, señorita. –la corrigió la chica, cerrando los ojos un momento, como si le doliera ser llamada de esa forma. - No soporto que me llames como a mi querida madre.

- Señorita, disculpe, mi ama solicita su presencia en el salón rosa. Le ruega que acuda lo antes posible.

Alyssa sonrió levemente y le dirigió una mirada acusadora.

- Dipsy, me estás mintiendo.

La elfina negó enérgicamente, sus orejas golpeándole la cara mientras lo hacía.

- ¡Eso es lo que me pidió, señorita, se lo aseguro!

La chica miró a la elfina que prácticamente le era más familiar que sus propios padres, y sonrió cómplice.

- Dipsy, no mientas. Mi madre no tiene la capacidad de rogar. –La elfina se mordió los labios, al no poder reírse de su ama, y se mantuvo en silencio. – De todas formas, muchas gracias, puedes retirarte.

Acto seguido, ella misma abandonó su habitación y se dirigió al salón rosa, una habitación decorada (si a eso se le puede llamar así) al mejor estilo rococó y absolutamente recargada de adornos, muebles, y sobre todo, rosa. Tendrían que penalizar semejante falta de gusto. Y los matrimonios concertados. Y el pelo verde de Potter.

Dio dos suaves golpes a la puerta, y esperó a que su madre contestara. Se escuchó un fuerte "¡Entra!", y así lo hizo.

- Estás en tu propia casa, si esperas a que te dejan pasar te rebajas a la calidad de sirviente, no debes olvidarlo. Golpea y entra, no quiero una hija con modales de elfo doméstico. –fue el recibimiento de su madre, una mujer nada agraciada, pero sí elegante, y algo obsesionada con las normas del decoro.

"Madre, madre, si esperas que me acobarde y que baje la cabeza, que poco me conoces…" Alyssa prácticamente disfrutaba de este tipo de intercambios. Cerró la puerta mirando fijamente a su madre, pero sonriendo abiertamente. Muchos ingenuos podían llegar hasta considerarla una sonrisa genuina.

- No lo olvido madre, pero hasta hace poco hacía eso y me llamaste maleducada. Te atacó el inconformismo nuevamente, me temo. Pero estás excusada, debe ser la edad.

- ¡Silencio, jovencita insolente! –le recriminó la mujer bruscamente, pero sin lograr cambiar la expresión de Alyssa, que se sentó con la mayor elegancia posible en un pequeño sillón frente a su madre, que estaba en el sofá. – Te he citado para hablar de tu futuro matrimonio con el heredero de los Flint.

- Madre, eso no sería matrimonio, sería una desgracia, pero llamémosle matrimonio así nos entendemos. –la corrigió Alyssa.

Annelise Biorn de Ogden se mantuvo impertérrita frente al comentario de su hija, al punto de ignorarla.

- Toleré tu capricho de no asistir al Baile que se realizó este verano, pero de ninguna forma toleraré que deshagas el compromiso, como parece que le has insinuado a Kurt Flint.

Alyssa estaba tentada de llamarla "chusma", pero supuso que le daría una apoplejía a su madre…. "Bueno, en ese caso, parece buena idea, pero mejor la dejo para otro momento."

- No le he insinuado tal cosa, en realidad...

- No es el momento más adecuado para mentir, Alyssa.

- No estoy mintiendo. Yo creo que fui bastante clara. –comentó con ligereza.- De hecho, le sugerí que se tirara al lago. O que se buscara una quimera por mascota y me dejara de molestar. O que…

Annelise la interrumpió y habló resueltamente.

- Te comprometerás con Kurt Flint a fines de este año, para tener un tiempo respetable de cortejo antes del matrimonio, y punto final.

Alyssa se cubrió los ojos con una mano en un gesto dramático.

- Por favor madre, me dan náuseas.

- Si sigues con esa actitud tan infantil, ni siquiera pienso darte la opción de cambiar de prometido… aunque… -la mujer reflexionó unos momentos y recordó algo. – Me llegaron comentarios–

"Que forma tan original de decir que eres una metida".

–de que frecuentas la compañía del heredero de los Malfoy. Si así lo prefieres, él es perfectamente elegible.

"Y tú eres perfectamente internable en San Mungo".

- No lo creo, madre. Ni él ni nadie. Al menos hasta que yo lo decida. –dijo con firmeza.

Su madre empezó un nuevo monólogo sobre sus responsabilidades como única hija y heredera, pero Alyssa no le prestó atención. De hecho, ya se lo sabía de memoria. Su mente, en cambio, estaba ocupada por otros pensamientos. No sólo que no buscaría un reemplazante, como el año pasado había planeado con Scorpius, sino que se libraría del compromiso, costara lo que costara.

"Y no me comprometeré este año, y el mundo será justo".

Lástima que ninguna de las dos cosas se cumpliría.


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Sería es-pec-ta-cu-lar.