Ao no Exorcist, y todos sus personajes son propiedad de Kazue Katoh, y esta serie de drabbles participa en el Mes de apreciación Septiembre 2017: Rin Okumura, del foro Mar de joyas Escondidas.


Autora: Ren
Palabras: 282
Advertencias: Posibles faltas de ortografía y gramática, OoC no intencional. Spoilers de los últimos capítulos del manga.
Tema clave: Salir a correr


one o'clock

I.

Siente la fría brisa golpear su piel (fría, tan fría. Dura tan dura, como un sólido muro que le impide pasar a través de él), y las cálidas y saladas lágrimas bajan por sus mejillas, para morir contra el frío y oscuro concreto.

Hace frío, como todos los años —como todas esas veces en las que año nuevo llega, y la temperatura desciende a puntos casi intolerables—, y Rin corre como si su vida dependiera de ello. En parte es verdad, una parte de su vida depende de esa simple acción.

«Corre, corre. Si te detienes aquí, podrías perder a tu familia para siempre».

.

«E-es Yuki...él...»

Solo bastó ver las gruesas y feas lágrimas de Shiemi bajar por su delicado rostro de porcelana.

«Yo…yo no pude ayudarlo».

Sollozos. Dolorosos sollozos de dolor, de ese dolor que le desgarra el corazón de a poco —dolor que le dice que tenía razón, que Shiemi solo le quiere como amigo. Y que quiere a Yukio como algo más, aunque se niega en reconocer, porque Moriyama Shiemi es algo torpe para conocerse a ella misma—.

.

Y corre.

Sintiendo la brisa golpear su rostro, con las lágrimas de frustración bajando por sus mejillas, sosteniendo la Kurikara entre sus temblorosas y adoloridas manos.

«Corre. Porque de esto depende que todavía tengas familia; porque no quieres repetir los errores de antes».

Rin, con todo el esfuerzo del mundo (con la quijada apretada en señal de enojo y frustración, con el corazón a punto de detenerse, y con sus dedos adoroloridos y a medio congelar), se limpia los ojos con rudeza.

Y continúa corriendo.

«Si te detienes aquí, Yukio muere. Y todo acaba».