Era el final de un día más, solo esperaba volver a su pequeño departamento donde él la esperaba seguro con una deliciosa cena. Ya habían pasado algunas semanas desde que había regresado de Nueva York con el corazón destrozado pero sólo el pensar que Albert estaba ahí, solo para ella la reconfortaba. Caminaba por la obscura calle y la figura de aquel hombre esperándola en la misma farola con una sonrisa aliviaba su alma.

– Me empezabas a preocupar pequeña. – Su intranquilidad era una mezcla de la sombras de la calle y de un posible encuentro con Terry, en su mente esa escena lo turbaba más de lo que deseaba admitir.

– Había algo más de trabajo, lamento haberte preocupado. – hubiera continuado dando explicaciones si no fuera por el expresión protectora de Albert de pasar su brazo por sus hombros y encaminarla a casa. Se acerco mas a él y en un gesto inconsciente poso su mano derecha en su costado permitiendo que su corazón diera un vuelco.

A los pocos minutos abrieron la puerta y solo pudo percibir el olor de una sopa de verduras y un poco de pollo ya que sus sueldos no alcanzaban para mas. La cena paso sin complicaciones ambos compartieron el resumen de su día entre rizas y comentarios, se permitieron el lujo de hablar hasta muy tarde ya que al día siguiente era de descanso. Cada quien en su cama pensaba en el otro y se negaba a pensar sus sentimientos estuvieran cambiando.