El ascensor se abrió, dejando libres al par de chicos, que llevaban cada uno, una enorme caja en sus brazos.

― Eres muy amable en ayudarme a subir mis cosas, Gaara ―manifestó uno de ellos―. Ya de por sí, estoy en deuda de que me brindes compartir la renta de tu departamento. En serio, ya no tengo ahorros y si no encontraba donde quedarme, hubiese pasado la noche debajo de un puente ―termino diciendo con un tono un tanto apenado el rubio.

―Ah, lo sé, por eso vi que no tenía opción ―le respondió el pelirrojo― somos amigos desde aquel día que nos conocimos, siendo el primer día de universidad. Con lo torpe que eres, debí sospechar que terminarías necesitando mi ayuda, tarde o temprano…

― Oh… tu sinceridad suele ser hiriente al veces ―agregó Naruto, mientras unas gotas de pena le inundaban el rostro.

Siguieron caminando por un par de metros más, hasta llegar al departamento del pelirrojo. Unas bonitas letras doradas, que decía "12B" marcaban la puerta.

― Ya llegamos, es aquí ―enuncio, deteniéndose, mientras apoyaba la caja con una mano, hacia la pared, para con la otra libre, sacar la llave de su pantalón.

Solo basto unos segundos para que perdiese el equilibrio de la caja, destinando inevitablemente a que esta cayese.

Pero la mano de una tercera persona que apareció en escena, logro prevenir la caída del frágil objeto.

―Uff… eso estuvo cerca, Gaara ―expreso la persona, con una ligera sonrisa, mientras sujetaba la caja por completo, para que el mencionado pudiese abrir su puerta con libertad.

― Oh… gracias por la ayuda… Sakura… ―articuló bastante apenado el pelirrojo, algo poco común, tratándose de él.

Naruto, quien había estado en silencio observando, miró fijamente a la chica por unos segundos.

Tendría más o menos veintidós, al igual que ellos, su color de cabello era de un rosado hermoso, y de ojos verdes.

Su sonrisa parecía iluminar el lugar, al igual que el sol de las mañanas.

Su corazón no pudo evitar acelerarse, una extraña sensación que jamás había sentido, lo invadió.

―Gaara, ¿podrías presentarme? ―exigió el rubio, al ver que este, parecía un poco desorientado.

―Ah, disculpa mis modales Naruto ―reaccionó Gaara―. Te presento a Sakura Haruno, mi vecina, o mejor dicho ahora, la vecina que tendremos. Vive en frente, en el apartamento "14B". En parte, Sakura ―se dirigió a la susodicha―, te presento a Naruto Uzumaki, amigo de la universidad, que a partir de ahora, será mi compañero de apartamento…

―Hola, gusto en conocerte, estoy seguro que nos llevaremos muy bien, Sakura-chan ―expreso entusiasmado el rubio, interrumpiendo a su compañero.

―Hum… si, no soy de tomar confianzas muy rápido, pero presiento que sois alguien confiable y amigable, después de todo, eres amigo de Gaara, eso ya es punto a favor. Un placer, Naruto ―respondió la rosada, mientras extendía mas la sonrisa cálida que tenía en el rostro.

Gaara los observo con un gesto de aceptación, para luego abrir la puerta de su hogar.

―Por favor, pasen.

Sakura y Naruto, entraron primero, dejando las cajas a un lado de la sala del lugar.

― Bueno, la verdad, yo solo pasaba a saludar, ya que escuche el bullicio en el pasillo, y de paso pedirle un favor a Gaara, pero me alegra poder haber ayudado ―objeto la cereza mientras se acercaba más al anfitrión y le susurraba algo por lo bajo.

― Comprendo, estoy en deuda contigo, dame unos segundos para acomodar a mi amigo y te acompaño ―detallo el pelirrojo, para luego agarrar del brazo al rubio y arrastrarlo hacia los dormitorios.

―Oye, espera, no me he despido ―enuncio este último con un tono de desacuerdo, mas no se resistió―. Nos vemos, Sakura-chan…

Esta última asintió, mientras extendía su mano a forma de despedida.

Gaara volvió a los pocos segundos, para luego salir del lugar, con rumbo al apartamento de la rosada.

Entraron al dormitorio de esta, más concretamente a la ducha.

― Ya veo, es una pequeña fuga, provocada por el desgaste del seguro ―explico el pelirrojo, observando la manija de la ducha―, es algo muy común, supuse que sería eso, así que traje uno de los repuestos que tenía en casa ―empezó a desarmar el objeto, para arreglarlo.

― Gracias por la ayuda, dame unos minutos, ya vuelvo con dinero, para pagarte por el repuesto ―señalo la rosada, mientras empezaba a alejarse.

Pero la mano del pelirrojo, la detuvo, agarrándole una de sus muñecas.

― Por favor, no es necesario que me pagues ―puso una expresión un tanto penosa en su terso y fino rostro, mientras la miraba fijamente a los ojos―. Usted… ―titubeo―, Sakura, ha sido muy amable conmigo, desde que llegue a este edificio, hace un par de años atrás… lo mínimo que puedo hacer, es ayudarla en lo que pueda.

Sakura lo miro un tanto asombrada.

Algo en el ambiente, se volvió más apacible.

―Bueno, por lo menos no me rechazaras una taza de té ¿verdad? ―poso su mano libre en la mano que la apresaba de su muñeca.

Gaara entreabrió ligeramente sus labios y con una expresión de aceptación, soltó su muñeca.

No tardo en reparar aquella manija. El tiempo suficiente para que su anfitriona rosada lo esperase lista con la cálida bebida.

Él no era de hablar mucho, mas disfrutaba conversar con personas tan amigables como Sakura.

Bueno, tal vez ella era diferente, por lo menos para él. De una forma extraña, que aún no entendía.

Fue una visita corta pero agradable.

Se despidió y volvió a su hogar, cruzando el pasillo, para ver cómo se encontraba su rubio amigo.

Este ni siquiera había desempacado sus cosas y se encontraba tirado en el sofá de la sala, roncando plácidamente.

Sin duda, con invitarlo a vivir en su apartemente, se había ganado un dolor de cabeza, algo así como un hermano un poco problemático.

Fue a su habitación y volvió con una manta, para taparlo. Ya estaba bastante avanzada la tarde y de seguro despertaría solo para la cena.

Y no se equivocó.

El rubio despertó por el olor de la comida, ya que su estómago crujía de hambre.

―Me alegra que volvieras rápido, por un momento pensé que Sakura-chan y tu eran novios ―señalo con sinceridad y alivio el rubio mientras se sentaba en la mesa, a acompañar a su amigo.

Este último le miro con una ligera expresión de molestia y preocupación en su rostro.

― ¿Por qué estás tan seguro? Podría ser mi novia y ocultarlo al mismo tiempo ―objeto.

― Por supuesto que no ―aclaro el rubio, con gracia―, Gaara, te conozco, y en todos estos años que te he visto en la universidad, me han demostrado que eres tímido. Jamás te vi mostrar interés por una chica, y ahora entiendo la razón… ya que la chica que te gusta, no es nadie de la universidad. Esa es chica es Sakura, pero no has logrado decírselo ¿verdad?

―Bueno, yo… no es eso… ―titubeo el pelirrojo, ya que no tenía respuesta ante tal acusación.

― ¿Te gusta o no? Responde ―termino exigiendo Naruto, mientras desaparecía la somnolencia de su rostro y pasaba a una postura más seria.

― ¿Por qué te importaría saber la respuesta? ―inquirió Gaara a modo de respuesta―. No es asunto tuyo…

― Creo que me he enamorado a primera vista de Sakura-chan ―dijo de forma directa el rubio, interrumpiéndolo―. Sé que nuestra amistad es prioridad, por eso quiero saber con seguridad, que si me involucro con ella, no te lastimaría en lo absoluto ―acabo diciendo con angustia y a la vez seguridad.

Gaara bajo la mirada por unos segundos. Jamás había pensado que un problema de ese estilo se generaría trayendo a casa a su amigo.

Pasaron un par de minutos en silencio, sin su respuesta.

¿Qué debía hacer? Dar prioridad al lazo de amistad que tenía con Naruto o a aquel sentimiento que había guardado por Sakura, durante tantos años, y que jamás se atrevió a manifestar.

Se levantó de la mesa y observó con una fuerte convicción a su amigo rubio.

―Naruto… a mí no me gusta Sakura ―expresó―, el "gustar" me suena muy vacío y simple. A Sakura… he llegado a quererla, mas yo no soy quien decide en su corazón ―aclaró―, así que si decides intentar conquistarla, adelante, no te detendré.

Naruto lo miro un tanto asombrado, no esperaba esa respuesta. Iba a hablar, pero el pelirrojo continúo.

― Pero te advierto, que no serás el único que luche por su corazón ―refutó―, mas promete que respetaras la decisión de ella. Sea quien sea el ganador.

― Ah, no esperaba que propusieras esto, pero, me parece justo, prometo respetar la decisión de Sakura-chan ―extendió su mano hacia su "rival", para estrecharla a modo de promesa.

Por su parte, el pelirrojo la acepto, formando así un acuerdo.

Ambos tenían reflejada una mirada de convicción en su rostro.

Pero, más tarde se darían cuenta, que lo que habían prometido no sería tan fácil de cumplir, ya que el sentimiento que albergaban hacia la rosada, era genuino, por parte de ambos.

Solo una solución sería la conveniente, mas tardarían en darse cuenta de ello.

FIN.