Mi fan N°1.

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Disclaimer: sin animo de lucro.

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¿Qué podría hacer con tal de explicar la melancolía que la embargaba?, de seguro, se dijo a si misma, era producto de una noche especialmente bella o tal vez de la hermosa conjugación de estrechas que favorecía al parche azul oscuro que la cobijaba o, con toda seguridad, era la respiración clara y pacifica de quien le acompañaba sobre un lecho que reposaba en la arena. A tales observaciones poco podía añadir, su examen constante de quien decía amarla volvía a dejarla en un punto muerto, como de costumbre, aquel hombre lograba que las palabras de otro modo elocuentes súbitamente se hiciesen innecesarias.

Greg Universe era el único humano que se las arreglaba para dejarla perpleja.

"Te amo", confesó en voz baja, "Creo que jamas te lo he dicho"

Lo injusto de su situación no pasó desapercibido para la gema, ¿por cuantos años llevaban repitiendo el mismo acto?, él parecía haber dedicado gran parte de su vida a demostrarlo y lo único que ella ofrecía eran algunas migajas de afecto que gustosamente aceptaba.

Era la primera noche que pasaban juntos, la primera noche como amantes, algo apropiado, algo dulce y a pesar de lo bien que se sentía, de algún modo la culpa no la dejaba de perseguir, sentía haberle arrebatado su juventud, haber invadido sus sueños y acabar con cualquier otra vida que hubiese podido tener.

Él había mencionado lo de su retiro como algo casual, una noticia sin importancia y no fue sino hasta que se puso a investigar que descubrió en realidad de lo que se despedía Greg.

La música había sido su vida por años, parecía pertenecer a los grandes escenarios, ser parte de algo que Perla jamas comprendería y sin siquiera pensarlo, tan solo con leer una carta se decidió a dejar todo eso atrás.

Sin formar antes una familia como tantos otros humanos, sin enamorarse de una hembra de su propia especie como ella esperaba desde un principio. Siendo fiel de una forma que llenaba a Perla de satisfacción y amargura, satisfacción por haber errado en su juicio inicial sobre Greg, porque su regreso a Ciudad Playa confirmaba lo que ella de forma secreta esperaba y eso era que el amor del humano era en efecto imperecedero, firme y real.

Pero la amargura… ¿acaso tenía derecho a exigir de él viejas promesas hechas en el albor de su juventud?, aquella que era imperturbable frente al paso de las eras nada tenía que demandar de alguien que se quedaba sin tiempo, ¿Acaso presentía el peligro que corría su mundo?, si fallaban en su misión entonces la tierra estaría perdida.

"Te amo, ¿lo sabes verdad?, durante años te he amado del mismo modo en que me amas"

Recostando su cabeza sobre el pecho de su amante escuchó atenta a sus latidos y se relajó poco a poco, ya tendría tiempo de pensar en más planes para el futuro que compartirían, ya tendría tiempo de enfrentar cualquier otro desafío que surgiese para los dos.

Lo importante es que estaba a su lado y que por una noche, que esperaba fuese la primera de muchas, estarían juntos.

Lo tenía a su lado y ninguna otra cosa importaba...

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Allí estaba de nuevo reorganizando y catalogando el inventario de armas de Rose, era una labor tediosa propia de las gemas de su clase que Perla, a falta de otra gema mejor calificada, realizaba con pulcritud y eficacia, además, era una forma más que adecuada de ventilar su frustración al enterarse de que Rose nuevamente mostraba esa peculiar clase de interés en los humanos, y es que para Perla, el hecho de que la gema que tenía su devoción estuviese dispuesta a perder el tiempo con uno de los nativos le parecía desesperante. Sencillamente no lo entendía, ¿qué podían ofrecer ellos que Perla no pudiese dar?, era más veloz, fuerte e inteligente que cualquiera de ellos, era leal como ningún ser humano podía llegar a serlo y lo más importante.

La conocía desde el inicio, desde que dejó en el olvido a su verdadero hogar por seguirla con su revolución.

Puliendo una de las armaduras con más fuerza de la necesaria recordó todas las ocasiones en que Rose se embelesaba por un humano, como se mostraba encantada por un rostro bonito y palabras huecas que siempre terminaban en lo mismo, al volverse sus amantes demasiado lentos como para seguirle el paso, torpes, débiles, grises y cansados, todos ellos compartían el mismo destino.

Al final Rose se hartaría, siempre lo hacía, aun así, no podía evitar el sentirse molesta.

Se vio a si misma reflejada en la armadura, nariz puntiaguda, semblante pálido y elegante, no tenía las mismas curvas que sus compañeras pero ello no le molestaba, si las perlas necesitasen de tales atributos entonces así serían construidas, dado que ese no era el caso su forma era, a falta de un mejor calificativo, perfecta.

Era todo lo que una perla debía ser, ¿entonces por qué seguía fallando en retenerla a su lado?

¿Acaso no era lo suficientemente buena?

Se abrazó a si misma y aprovechando la soledad se permitió un momento de fragilidad, los amantes humanos de Rose provocaban ese efecto en ella, la hacían dudar de si misma y tal cosa no solía terminar bien.

Había escuchado de labios de Rose de un nuevo sujeto que comenzaba a cautivarla, alguien nuevo y excitante cuya sola mirada lograba derretirla, cosa que la desdichada perla no podía pasar por alto, pues en cuanto ese humano cruzase el umbral de sus vidas tendría que verse forzada a soportar a un nuevo intruso, alguien más que competiría por el afecto de Rose y que de seguro vencería ¿y no acaso eso extremadamente triste?, que alguien tan poco digno tuviese lo que ella anhelaba sin siquiera levantar un dedo...

Perla ya se preparaba para otra decepción, tan solo tendría que esperar como en las ocasiones anteriores, esperar y ver que le depararía el futuro.

Con el pasar de las horas y la continúa ausencia de Rose, se convenció a si misma de que el mejor modo de ventilar su frustración sería dar un paseo, al menos era mejor alternativa a hacer un berrinche y destruir todo su trabajo, fue así que halló un espectáculo de lo más curioso apenas se alejó de la cerca que mantenía a los humanos separados de las gemas.

Varías hileras de sillas plegables que enfrentaban un burdo escenario a orillas del mar, Perla conocía los grandes teatros humanos, las operas las había memorizado en secreto por su belleza y elegancia, no era indiferente al arte de la danza, en especial al ballet que parecía seguir el mismo estilo de pelea empleado por ella.

Lo que veía en cambio evocaba en ella algo muy distinto a la sobrecogedora emoción propia de lo mejor del arte humano, se veía… simple, ridículo, corriente.

En una palabra, vulgar.

"Tal vez debería haberme quedado en el templo"

Estuvo a punto de irse cuando alguien llamó su atención, una criatura vestida de negro con una impresionante melena que ondeaba al viento, blandiendo una guitarra eléctrica y sonriendo de tal modo que incluso opacaba a los reflectores que lo rodeaban, Perla no supo en que momento tomó asiento en la última hilera, escuchando atentamente el concierto de principio a fin, un concierto que por mera casualidad le fue dedicado a ella pues en todo momento sintió la atenta mirada del curioso humano fija en su persona.

Era un gesto inesperado que en algo la ayudó a dispersar su mal humor, "Al menos a alguien le importo", pensó dando una leve sonrisa.

En cuanto la última canción terminó, el humano saltó del escenario y corrió a su encuentro, Perla aguardó paciente a que se limpiase el sudor antes de saludarla, una gélida mirada impidió que el músico la tocase estando empapado es esa sustancia.

Para Greg Universe la extraña era un regalo caído del cielo, luego de no encontrarse de nuevo con la misteriosa dama rosa con la que se había topado al llegar se convenció de que el destino estaba en su contra, pasó todo el día tratando de componer sin éxito y al final solo montó el espectáculo porque creyó que sería un desperdicio no cumplir con su promesa de dar un gran concierto incluso si nadie aparecía.

Pero luego ella apareció, y el modo en que le puso atención lo empujó a dar lo mejor de si mismo, a impresionarla.

No era la dama rosa, aunque eso ya poco le importaba, tan solo esperaba poder conocer a esa nueva chica...

Llegar a Ciudad Playa con un día de antelación no había parecido un gran plan al principio pero ahora estaba seguro de haber tomado la decisión correcta.

"Fue… un buen concierto...", lo felicitó Perla, Greg sonrió ampliamente y esperó a que se presentará.

Pero nada de eso ocurrió y un incomodo silencio se instaló entre los dos, con Perla que no sabía bien que decir y Greg que no estaba mucho mejor.

Finalmente el humano apuntó un pulgar a si mismo y anunció orgulloso el nombre que lo catapultaría al estrellato.

"Universe, mi nombre es Greg Universe", susurró seductoramente guiñando un ojo, Perla rodó los ojos, los humanos podían ser tan simplones...

"¿Se apellida Universe", preguntó algo burlona, mas a Greg parecía no afectarle, estaba convencido de que lograría sacarle una sonrisa a esa mujer.

"Así es, Señor Universe para las damas"

Era un completo simplón, aunque adorable… perla se preguntó a si misma si acaso las hembras humanas encontrarían su comportamiento atractivo, de seguro que así era, concluyó, aunque la evidencia no estaba a su favor con un concierto desierto salvo por los dos.

"Ok… pues fue interesante y todo pero..."

"Hey aguarda, tengo mercancía que puedes llevar"

Lo vio correr a un mesón colmado de parafernalia con su nombre, camisetas, gorras, compactos y más, había de todo en ese lugar con la estampa de "Mr Universe", no tenía idea de por qué intentaba retenerla por más tiempo, el concierto había acabado y estaba segura de que el señor Universe necesitaba descansar como cualquier otro miembro de su especie, además, ella no necesitaba de esas cosas.

"No lo sé señor Universe, no veo que uso pueda darle a esas cosas, además, no traje dinero", trató de explicar, además, incluso siendo generosa ninguna de esas cosas valía los doblones de oro que guardaba en el templo.

"Greg, puedes decirme Greg", le dijo mientras armaba un revoltijo con una camisa y otros recuerdos que procedió a depositar entre sus brazos, Perla miró la pila de chucherías y se mordió el labio.

"No sé si los humanos que te acompañan aprueben que me des estas cosas", protestó Perla, "¿Qué acaso no las necesitas para comerciar?"

"Pues… podemos mantenerlo en secreto", susurró Greg, "Es lo menos que puedo hacer por mi primera fanática"

"Si insiste", respondió dubitativa, "Es usted muy amable, pero ya debo irme"

Era un bonito gesto y a pesar de no tener uso para la mayoría de esas cosas supuso que podría conservarlas en el templo.

"No me has dicho tu nombre"

"No me lo has preguntado", respondió ella divertida, ¿por qué el humano mostraba tanto interés?, generalmente los de su especie gravitaban hacia Rose, cosa que siempre la molestaba y en menor medida a Garnet que los manejaba con especial delicadeza.

¿Acaso estaba disfrutando de la presencia del humano?

"Lo siento, creo que con la emoción del concierto y todo..."

Decidió complacerlo, si quería un nombre bien podría dárselo.

"Perla, me llamo Perla, estoy encantada de conocerlo Greg"

El humano parecía estar transfijo por su mera presencia, sus ojos resplandecían con la inequívoca luz que antes había observado en un campo de batalla hacía ya tantos años, en que ella misma se encontró frente a frente a una gema que desafiando todo pronostico logró librarse de sus cadenas, una gema capaz de desafiar al destino impuesto por seres cuyo juicio era incuestionable y que para la entonces joven perla significaría el cambio definitivo en su vida.

Ella misma se reflejaba en esa admiración, fue tal su sorpresa que retrocedió temerosa de lo que pudiese pasar.

"Tienes un hermoso nombre"

La admiración en su voz y ese tenue ardor en las mejillas, Perla se mordió en labio inferior y cerró fuertemente los ojos, lo que percibía no podía ser cierto, menos de parte de un humano al que apenas había conocido, pero al abrir nuevamente los ojos y encontrarlo todavía de pie, con esa mirada atenta que nada ocultaba supo que se equivocaba.

¿Por qué?, ¿por qué recibía de un desconocido lo que añoraba de alguien más?, ¿por qué ese humano quería ofrecerle su ser cuando ella misma le pertenecía a otra?, ¿acaso no se daba cuenta de lo que hacía depositando su afecto en una completa desconocida?. Ese Greg… de seguro era un tonto idealista como tantos otros de su especie, justo de la clase soñadora que siempre terminaba vapuleada por la realidad.

No podía permitirle el seguir adelante y acabar en una decepción aún peor a la que tendría si alimentaba ese afecto, con cada aliento constreñido, con cada paso trémulo Greg Universe le rememoraba a si misma.

"No de nuevo… primero insistes en este bobo concierto para encontrar a esa tal "dama rosa" y ahora traes a otra chica y le das mercancía gratis, ¡gratis!, si sigues así nos arruinarás a los dos chico de las estrellas"

Perla suspiró aliviada al darse cuenta de que el hechizo se rompía y agradeció en silencio al otro humano que apareció para interrumpirlos dando un fuerte portazo a la camioneta y despotricando por la irresponsabilidad del músico, la gema aprovechó la discusión de Greg y su manager para ordenar sus pensamientos, se vio tentada a huir pero temía causar más problemas.

No pudo evitar sentir escalofríos, era todo tan súbito y extraño, ese humano apenas la conocía, ¡ni siquiera la había visto por más de unas horas!, de seguro se engañaba a si mismo.

"Pero lo que viste era real", susurró su traicionera consciencia, "Tal y como sucedió con Rose, que cosa más cruel es el destino por ponerte en este lugar"

Fue en ese momento que se dio cuenta de algo más, Greg había mencionado a una dama rosa con la que se había encontrado, del mismo modo que Rose manifestó tener interés en un humano con el que se había topado.

Siendo Ciudad Playa un lugar tan pequeño era poco probable que no se conocieran, al principio, se sintió enojada y traicionada, ¿acaso era la segunda opción?, ¿todo ese concierto era en realidad para Rose y a ella solo le hablaba por coincidencia?. Perla cerró los ojos y apretó los puños, indignada por completo con el humano y sus traicioneras intenciones. Sabía que confiar en esas endebles criaturas era una tontería y se sentía absolutamente humillada por llegar a creer que al menos uno de ellos era noble, que ese concierto era en realidad para ella…

"Que soy especial para alguien"

Al abrir los ojos se enfocó nuevamente en el humano, seguía discutiendo sobre una que otra tontería, Perla estaba más que lista para marcharse cuando se le ocurrió una idea brillante con la que mataría dos pájaros de un tiro.

Sacaría al tal Greg definitivamente de la vida de Rose usándose a si misma como carnada, y se vengaría del señor Universe llevándolo por una senda sin retorno, le daría una probada de su propia medicina por atreverse a jugar con sus sentimientos.

Borrando el resentimiento de su rostro interrumpió la discusión,"Lo siento, ¿Marty verdad?, Greg y yo daremos un paseo por la playa"

El manager se relamió los labios, sacó algo de su bolsillo y lo metió en uno de los bolsillos de Greg, "Ya sabes, por protección", susurró antes de desaparecer. Perla podía escucharlo riendo en la camioneta, era una risa desagradable y odiosa…

Greg rodeó sus hombros y la encaminó al muelle, "Lo siento por eso, sé que no es agradable pero me ayudará con mi carrera...", dijo sin sonar convencido.

Perla lo dejó pasar, era una lastima, Greg no parecía tan mal sujeto, pero para proteger a Rose… pues tendría que hacerle daño.

La gema no tenía idea del modo sutil en que su plan fracasaría.

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Vamos con esto, otro au porque nunca hay suficientes.