En el mundo de Azeroth toda clase de criaturas vivían en armonía, y todas ellas, una vez cada dos años, se juntaban en una especie de torneo que seleccionaba a los nuevos héroes del mundo. Era verdad que ahora el mundo se encontraba en paz aunque siempre ocurrían algunos crímenes menores, pero los héroes, ser un héroe y lo heroico del propio hecho de serlo se mantuvo como una tradición. El ser no solo fuerte, si no de los más fuertes y saber demostrarlo a la hora de necesitarlo. Ser un héroe era la mayor aspiración que podía tener alguien. Sin embargo, para algunos la simple idea de serlo se les quedaba muy, muy grande.
Esto es lo que le ocurría a Deku, un ambicioso muchacho humano que a pesar de su baja estatura y una complexión delgada, deseaba ser el mejor héroe de todos, el más fuerte y respetado. Su mayor ídolo era el aclamado All Might, un paladín que era considerado el mejor héroe del mundo actual. Era brillante, fuerte, grande y sabía cuándo, dónde y cómo actuar ante cualquier fechoría. Era un héroe.
Deku no era tampoco especialmente fuerte ni era capaz de utilizar magia, lo que le suponía una gran desventaja. Tampoco tenía dinero para pagarse una buena armadura por lo que apenas era capaz de resistir un golpe. Solo tenía ropa para nada fuera de lo normal, una hombrera de madera que él mismo se había hecho, una capa que le había cosido su madre un cinturón de cuero y hojalata con el diseño de la cabeza de un león al que le tenía mucho apego y cariño que le había regalado su vecino el herrero.
Dada su condición, los demás jóvenes se metían constantemente con él, pero Deku se intentaba mostrar firme dentro de su tímida naturaleza. En especial, había un muchacho que le intimidaba más que los demás, más de una vez había sido agredido por él por lo que procuraba no encontrarse con él. Ése era Bakugou, un joven orco también muy ambicioso que desde que tenía memoria se había estado preparando para presentarse al gran torneo de héroes. A diferencia de nuestro pequeño, Bakugou le superaba en altura y con una clara y fuerte musculatura y su manera de combatir era muy "explosiva". Tenía una gran razón para participar en el torneo, y es que deseaba que los orcos no fuesen vistos siempre como seres violentos, desleales, deshonrados,... No quería que siempre el héroe fuese un humano de brillante presencia, por lo que al enterarse de que Deku pretendía convertirse en paladín y el mejor héroe del mundo hacía que descargase toda su frustración con él. No iba a perder contra aquel pardillo, de hecho ni siquiera le tomaba ya en serio. A diferencia de Deku, Bakugou sí que tenía ya al menos una equipación básica con hombreras y rodilleras y una protección de cuero, aunque aún no se había decidido por qué arma tener, confiaba plenamente en sus puños hasta el día en que llegase a decidirlo.
Y ya solo quedaban apenas dos meses para la presentación del torneo.
