EL RENCOR DE UN CACHORRO
By:K.G.Á.É.
AU. Inaho había descubierto un nuevo aspecto del inquilino en su casa: Slaine Troyard podía ser muy rencoroso… InahoxSlaine más Harklight
Aldnoah Zero no me pertenece.
EL RENCOR DE UN CACHORRO
Inaho encontró un postre en el refrigerador. Se lo comió porque no tenía mucha hambre como para cocinar otra cosa.
Ahora gracias a eso, había descubierto un nuevo aspecto del inquilino en su casa:
Slaine Troyard podía ser muy rencoroso sobre las cosas que le gustan.
No hubiera sido tan grave si se hubiera disculpado al momento. Hubiera arreglado el malentendido y le hubiera dicho que le compensaría. Pero Inaho siendo quien era. Había respondido simplemente:
—No entiendo tu molestia sólo era un postre—
Cabe aclarar que para el chico rubio platinado no era un simple postre. Era su postre. El cual había estado deseando llegar a comer luego de un mal día. Además de que era bastante popular por lo que solía agotarse pronto.
Esa noche. Le aplicaron la ley del hielo.
No que le importara demasiado. Y verlo hacer morritos mientras le miraba enfurruñado, tampoco era del todo intimidante. Aunque Yuki-nee insistiera en que debía disculparse; hacerlo no significaba que Slaine tendría su postre de regreso. Igual y a la mañana siguiente ya se le había pasado...
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Cuando la mañana llegó. Inaho se mentalizó para preparar los últimos huevos, en su desayuno.
Al abrir el refrigerador, se preguntó si existía alguien capaz de declararle la guerra tan descaradamente.
—Yuki-nee. Aquí había dos huevos—por lo monótono de su voz, su hermana no entendió a qué quería llegar con esa afirmación. Siguió cepillándose los dientes mientras asentía, después de todo ya iba tarde.
Entonces algo pareció venir a su memoria.
— ¡Ah! Está mañana vi a Slaine levantarse temprano. A lo mejor y él los cocinó—
Inaho volvió su vista al espacio vacío asignado para los huevos. Tal vez si no hubieran sido los últimos no le habría dado importancia.
Por otro lado, la sonrisa que de pronto su hermana puso, no lo hacía muy feliz.
—Al menos ahora entiendes lo que el pobre chico sintió ayer—seguía sonriendo, finalizando su arreglo personal.
—Yuki-nee—
— ¿Um?—
—No alcanzarás el tren—señaló el reloj en la pared.
— ¡Waa! ¡Naho-kun! ¡Deberías decir eso antes!—se quejó mientras salía despidiéndose teniendo las manos ocupadas con sus cosas, el abrigo a medio poner y las llaves en la boca.
Cuando la puerta se cerró. Inaho hizo lo mismo con la del refrigerador.
Entonces tomó nota mental de comprar más huevos cuando regresara. Además, tendría que formarse para conseguir reemplazar cierto postre. Pues al parecer:
El rencor de un cachorro era algo bastante malo.
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