Claim: Charlie Weasley/Andrómeda Tonks.
Notas: Pre-series.
Rating: T.
Género: Romance.
Tabla de retos: Drabblethon.
Tema: No codiciarás madres ajenas.
Su madre no deja de arreglarle el cabello mientras esperan frente a la puerta de la casa de los Tonks, aunque Charlie no entiende por qué tanto alboroto. Es sólo una visita amistosa y no hacía ninguna falta que Molly lo acompañara, pero ya están ahí, con la excusa de que la madre de Nymphadora es una vieja amiga suya, aunque en realidad, puede verlo en los ojos de su madre, Molly sospecha un enamoramiento. Qué cosa tan ridícula, piensa Charlie, cuando pasos apurados se acercan a la puerta, el amor es lo último que le importa. Tiene demasiado qué hacer como para preocuparse de andar cogido de la mano de una chica, las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas, los TIMO, el equipo de Quidditch...
La puerta se abre mientras deja escapar un bufido de insatisfacción y una mujer de cabello castaño les recibe, con una sonrisa afable que no deja de estar teñida de suspicacia. Se ve mucho más joven que su madre y durante unos segundos piensa que Molly se ha inventado algo para acompañarlo, eso hasta que se saludan efusivamente y a él le toca ser presentado. Andrómeda, le dice ella, mientras los invita a sentarse en la sala de estar y les ofrece un poco de té y galletas. Andrómeda Tonks.
Se parece un poco a Dora, se da cuenta Charlie, cuando su silueta, enfundada en un sencillo vestido de color blanco, se pierde en la puerta que da a la cocina, sin embargo, tiene los ojos más grandes, brillantes y vivarachos, cosa que se contrarresta en su semblante altivo, las facciones angulosas y la manera en la cual, cuando cierra los párpados, casi parece hacer una mueca de desdén. Se ha dado cuenta en apenas unos minutos, cosa que lo sorprende. Pero claro, él es el buscador del equipo de Quidditch y se le dan bien los detalles. Aunque... ¿Tantos?
—Nymphadora se está dando un baño —comenta la mujer cuando se sienta frente a ellos, paladeando con suavidad su té—. Tendrás que esperarla —le guiña un ojo a Charlie y éste siente que se le hunde el estómago, como cuando va en la escoba y vira sin cuidado, pero no es por la implicación de que Dora esté en el baño.
—Oh, no te preocupes, Andrómeda, Charlie puede esperar —su madre le dirige una mirada mordaz, como si le hubiese leído el pensamiento, aunque en realidad ha considerado su silencio como un ataque a su anfitriona—. Y dime, ¿cómo has estado?
Durante al menos veinte minutos ambas se ponen a hablar de las cosas del hogar, de los últimos chismorreos salidos en Corazón de Bruja, de los insoportables que a veces se ponen los hijos —Molly le da un codazo a Charlie en ese momento— y poca cosa más, cosa que le da tiempo a Charlie de estudiar más a fondo a la mujer frente a él, una mezcla de elegancia, amabilidad y altivez que ha visto pocas veces en su vida. Y aparte, es tan guapa...
—¿Te va bien en el equipo de Quidditch? —su voz lo sobresalta cuando se dirige hacia él con una sonrisa, a la que rápidamente se apresura a responder.
—Sí, bastante. Tenemos muchas posibilidades de ganar la copa este año —sonríe, satisfecho de poder mostrar cuán bueno es en algo, sobretodo algo tan popular como el Quidditch. Andrómeda le dirige un asentimiento solemne con la cabeza, divertida, aunque él no podría decir si ha descubierto su secreto en sus ojos o en el titubeo de su voz o si sólo lo está imaginando—. La última vez atrapé la snitch en...
Nadie llega a escuchar los alardes del muchacho, Nymphadora hace su aparición en el lugar, secándose el cabello que va cambiando de color a cada paso. Su madre dirige toda su atención hacia ella mientras su amiga protesta que lo deje en paz, que eso no es lo que se supone hacen las madres y que no hay nada entre ellos.
Por supuesto que no, corrobora Charlie en voz alta y sofoca el segundo pensamiento. Pero me encantaría tener algo con tu madre. Luego, corrigiéndose muerto de vergüenza, piensa que debería de haber un mandamiento nuevo: No codiciarás madres ajenas.
